Mostrando las entradas para la consulta inteligencia interpersonal ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas para la consulta inteligencia interpersonal ordenadas por fecha. Ordenar por relevancia Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de noviembre de 2024

Dinámicas de poder en la amistad

Las cosas que tiene Eloisa

Sigo con las dinámicas de poder,, leyendo como son en los diferentes contextos en los que las encontramos y esta entrada es para las dinámicas de poder en la amistad, que aunque se supone que es todo más libre y fluido, también existen.

Las dinámicas de poder en la amistad pueden parecer algo raro o rebuscado, pero, en realidad, están presentes en muchas de nuestras relaciones sin que nos demos cuenta. Básicamente, como ocurre con todas las dinámicas de poder, una dinámica de poder es cuando una persona  tiene más influencia o control sobre la otra, pero en este caso dentro de una amistad. 

Esto no significa necesariamente que alguien esté "mandando," pero sí que una persona puede tener más peso a la hora de decidir cosas cómo dónde ir o qué hacer, de llevar la conversación, o de cómo fluye la relación en general. 

He elegido algunos puntos para saber un poco más sobre este tipo de dinámicas; cómo se dan, por qué suceden, y algunas diferencias que se ven entre amistades de mujeres y hombres.

Por qué se dan estas dinámicas de poder en las amistades

Hay muchas razones por las que una persona puede tener más poder en una amistad, y no siempre es de manera consciente o intencional:

Personalidades distintas: Si alguien es muy extrovertida/o o segura/o, puede que tome más decisiones o hable más. Mientras tanto, la persona más tranquila o que no le gusta el conflicto puede preferir seguir la corriente.

Experiencia o conocimiento: Si una persona ha vivido más o tiene conocimientos que la otra no, es posible que tome el rol de consejera/o A veces, esto hace que la otra persona se sienta más dependiente y tienda a seguir los consejos de quien considera "experta."

Seguridad emocional: Algunas personas son más seguras o independientes emocionalmente, mientras que otras pueden necesitar más apoyo. La persona que da apoyo suele asumir una posición de “poder” simplemente porque es quien sostiene la relación en los momentos difíciles.

En todo esto que está descrito no hay absolutamente nada que no sea normal y beneficioso para todas las personas integrantes de los grupos de amistad, porque es la forma de nutrirse el grupo con la aportación individual de cada persona, es algo enriquecedor. 

El problema viene, como siempre, en el predominio no pactado de que sea sólo una persona la que ejerza el poder mayoritariamente. Es lo que llamaríamos las dinámicas de poder desequilibradas en la amistad y curiosamente, este desequilibrio suele darse de forma gradual y muchas veces sin que las personas lo noten al principio.

Cómo son estas dinámicas de poder

Las dinámicas de poder en una amistad pueden manifestarse de muchas maneras, y como he dicho, no siempre son negativas. A veces, ese “desequilibrio” puede ser natural y sano, siempre que las personas se sientan cómodas y respetadas, pero, en otras ocasiones, puede hacer que una de las personas se sienta incómoda o que sienta que no es escuchada.

Ejemplos de estas dinámicas pueden ser:

Decisiones y planes: Cuando siempre es una persona la que decide a dónde ir, qué hacer o cuándo verse. Si siempre una toma la iniciativa y la otra solo acepta, eso puede mostrar una dinámica de poder.

Apoyo emocional: Si siempre una escucha y da apoyo, pero no recibe el mismo apoyo de vuelta, puede sentirse como un "desequilibrio". Las amistades fuertes funcionan mejor cuando el apoyo es mutuo.

Validación y autoestima: A veces, en una amistad, una persona puede depender mucho de la otra para sentirse segura o aceptada. Esto crea una dependencia en la que una se siente en posición de dar (o negar) esa aprobación o validación.

Diferencias entre grupos de amistad entre mujeres, amistad entre hombres y grupos mixtos

Hay ciertas diferencias en cómo se ven estas dinámicas en amistades entre mujeres y entre hombres, aunque, claro, cada amistad es única y esto no aplica a todos los casos.

En amistad entre mujeres 

Suele haber más intensidad emocional y profundidad en las conversaciones, lo que significa que las dinámicas de poder pueden aparecer en cómo se ofrece y recibe el apoyo emocional. 
En estas amistades, es común que una persona pueda volverse la "protectora" o "consejera," mientras que la otra asume un rol de "aprendiz" o de quien recibe el consejo. 
También puede darse una situación en la que alguien siempre se “adapte” a las decisiones o preferencias de la otra, pero sin confrontarlo para no “romper la armonía.”

Lo más reseñable es que en grupos de amigas, las dinámicas de poder se enfocan en la conexión emocional y en cómo se cuidan unas a otras y el poder puede estar en manos de quien sea la más empática o la que se considera "la protectora." En algunos casos, hay una persona que asume el rol de líder emocional: aquella a la que todas van cuando necesitan consejo o apoyo.

Pero también pueden aparecer otros roles, como la “organizadora” (la que siempre propone los planes), la “pacificadora” (quien se encarga de suavizar las tensiones) o incluso la que “mantiene la amistad unida” (la que se asegura de que todas sigan en contacto). A veces, si una persona en el grupo siempre asume el liderazgo, puede empezar a surgir un poco de resentimiento de las demás si sienten que no tienen voz o que siempre se hace lo que esa persona quiere.

Además, en estos grupos puede haber dinámicas de “alianzas” o subgrupos, donde algunas personas se vuelven más cercanas entre ellas. Esto no siempre es negativo, pero en ciertos casos puede hacer que alguien se sienta un poco aislada del grupo o fuera de la conversaciones principales.

En amistad entre hombres

Es común que el poder aparezca en forma de liderazgo o en temas de competencia, por ejemplo, en quién organiza las actividades o en quién sobresale en ciertas habilidades. En lugar de apoyo emocional directo, es más probable que la dinámica de poder se base en estatus o en algún tipo de respeto mutuo por las habilidades o la personalidad. 

Algunos hombres pueden evitar hablar de sus emociones, y entonces el poder puede depender de quien se sienta más “seguro” y mantenga las cosas en términos más superficiales.

Estas dinámicas de poder, también suelen girar más en torno a la "jerarquía" o a quién es más influyente o “respetado” en el grupo. A veces, la persona que destaca en habilidades, como ser gracioso, bueno en deportes o tener cierta "sabiduría," termina ganando un lugar especial en el grupo, y las decisiones giran un poco en torno a él.

En estos grupos, los roles tienden a ser menos emocionales y más basados en la “practicidad.” Uno puede ser el “planificador” (el que organiza salidas o actividades), otro el “experto” (en quien se confía para arreglar problemas o dar consejos prácticos), y también suele estar el “pacificador” (quien mantiene la armonía o reduce tensiones). La dinámica aquí no suele centrarse en hablar de emociones o en buscar apoyo emocional, sino más en actividades o intereses compartidos, en dar soluciones.

Eso sí, cuando hay conflictos, pueden pasar desapercibidos o no ser discutidos abiertamente. Esto hace que algunas tensiones pasen por debajo de la superficie y terminen afectando la amistad sin que el grupo sea consciente de ello.

Grupos de amistad mixtos

En grupos mixtos, se da una mezcla de las dinámicas anteriores descritas. Muchas veces, la comunicación y el tipo de actividades se adaptan para que todas las personas se sientan incluidas. Aquí, las dinámicas de poder pueden variar mucho porque se mezcla el apoyo emocional, típico de los grupos de amigas, con la practicidad y “competencia” que puede aparecer más en los grupos de amigos.

Algunos roles pueden ser más claros: a veces, una mujer puede asumir el rol de apoyo emocional, mientras que un hombre se convierte en el que organiza las actividades. Pero, en estos grupos, también pueden surgir liderazgos rotativos o compartidos, ya que muchas veces el equilibrio depende de que no se le dé más importancia a un género que a otro, o a una persona que a otra.

Sin embargo, también pueden surgir algunas complicaciones si una persona acapara el liderazgo o si se forman alianzas entre personas del mismo género o no, creando subgrupos. Estos subgrupos pueden llevar a que algunas/os se sientan excluidas/os o menos escuchadas/os, especialmente cuando se juntan en grupos más pequeños dentro del grupo general.

Dinámicas de poder que producen situaciones de conflicto en grupos de amistad

Las dinámicas de poder desequilibradas surgen casi sin que nos demos cuenta y, cuando no se manejan bien, puede terminar afectando a la amistad y generando tensiones, malestar e incluso la ruptura o disgregación del grupo. 

Algunas de las causas por las que puede haber tensiones dentro de los grupos debido a las dinámicas de poder:

Liderazgo “invisible” 

A menudo hay alguien que parece tener la última palabra sobre qué se hace, qué se decide, o incluso qué temas se tocan. Esto no siempre es algo malo, especialmente si el grupo prefiere tener a alguien que organice o tome decisiones. Pero, si siempre se impone la preferencia de una sola persona, otras pueden empezar a sentir que no tienen voz ni voto, que su opinión no cuenta o, peor aún, que sus intereses no son bienvenidos en el grupo.

El liderazgo invisible es un fenómeno donde una persona acaba teniendo una influencia significativa sobre las decisiones o el ambiente general, pero de una manera no declarada ni necesariamente buscada. Este tipo de liderazgo no es oficial, ni formal, y muchas veces se da de forma involuntaria, pero su impacto es real.

La causas del liderazgo invisible pueden ser muchas y variadas, pero si que hay unas cuantas que son habituales, como por ejemplo:

La `personalidad y el carisma de algunas personas extrovertidas o con facilidad para comunicarse suelen asumir, sin proponérselo, un rol de liderazgo en el grupo. A menudo, su capacidad para expresar opiniones con seguridad hace que otras personas las sigan o adopten sus ideas.

La experiencia o conocimiento de una persona sobre ciertos temas, lo que hace que el grupo le consulte o confíe en su opinión. Esta confianza crea una dependencia sutil, y esa persona se convierte en una referencia de consulta que, sin proponérselo, toma cierto liderazgo.

La historia del grupo también influye, ya que si alguien lleva más tiempo en el grupo o fue una de las personas que lo formó, suele tener más influencia debido a la conexión emocional e historia compartida. Otras personas del grupo que se han ido uniendo, pueden sentir que deben seguir sus ideas para “respetar” ese vínculo más antiguo.

Puede existir la necesidad de guía, alguien que “organice” o decida, especialmente cuando hay inseguridad o falta de confianza en las decisiones propias. Esto puede ocurrir más en grupos donde no todas las personas se sienten cómodas proponiendo ideas, y entonces siguen a quien parece tener un plan.

Igual que sucede en otros campos, las personas cuando estamos en grupo adquirimos roles diferentes; la organizadora, la sabia, la mediadora, la sumisa, la dependiente, la emocional, la graciosa, …Cuando alguien del grupo decide dejar de hacer su papel habitual y la líder o el líder no está de acuerdo, suelen aparecer tensiones porque ella o él sienten que el equilibrio se rompe o que pierde el control. 
Esto pasa porque el grupo ya tiene una dinámica establecida propia y cualquier cambio o alteración que no sea bien vista por la persona líder, no es bien recibida, ocasionando muchas veces el aislamiento de la persona que ha decidido cambiar su rol en el grupo e incluso la expulsión o la provocación (manifiesta o sutil) para que se aparte del grupo.

Es muy curioso que entre personas adultas con una amistad de muchos años, estas dinámicas de poder y estos roles grupales tengan tanto peso y sean tan poco reconocidas e incluso negadas, hasta el punto de dejar perder una amistad de muchos años con una de las personas integrantes del grupo, dejando al margen las aportaciones grupales que haya hecho.

Estas situaciones se pueden entender mejor si analizamos que son una consecuencia de este liderazgo invisible que ha provocado en el grupo una falta de autonomía en las personas que lo integran, además de una dependencia emocional o grupal que hace menos tolerante y flexible al grupo. También provoca tensiones que no se hablan o que se manifiestan de forma jocosa para no alterar a la persona líder si es que no le parece bien lo que se dice.

Grupos dentro del grupo

Es común que algunas personas se sientan más cercanas entre sí y generen “mini-grupos” o alianzas. Puede ser que las chicas se unan más en ciertos temas o que los chicos lo hagan en otros. 
Esto no tiene nada de malo mientras no sea excluyente, pero si esas alianzas se convierten en el foco de las conversaciones y de los planes del grupo, las personas que no forman parte de ellos pueden sentirse fuera de lugar o, en el peor de los casos, ignoradas.

Roles de género tradicionales 

En algunos grupos mixtos, sin que la gente se dé cuenta, se pueden asumir roles de género tradicionales. Por ejemplo, las chicas asumen más la escucha y el apoyo emocional, mientras los chicos lideran los planes o deciden las actividades. Estos roles se pueden dar de forma natural, pero cuando una persona no se siente cómoda con su rol o se espera que siempre haga algo determinado por razón de género, se convierte en una dinámica desequilibrada. Esto puede hacer que alguien sienta que su participación no es auténtica o que no puede ser totalmente libre dentro del grupo.

Se puede dar el caso de que un hombre del grupo adquiera la posición del líder proveedor, del cual se espera que haga generosamente para el grupo, pero que ha su vez le otorga el papel de líder que en ocasiones puede resultar un peso y motivo de conflicto tanto para el grupo como para dicho líder que tiene que mantener su papel.

El rol de "el proveedor" en un grupo es la figura que se responsabiliza de solucionar problemas, dar ayuda y cubrir necesidades prácticas o emocionales (es un rol común en muchos círculos de amigos o familiares). 
A veces esta persona es la que organiza, aporta recursos o actúa como el "soporte" al que el resto recurre, y aunque este rol se ha asociado históricamente con el estereotipo masculino de “hombre proveedor,” hoy en día puede recaer en cualquier persona del grupo. 
Pero, ¿por qué se da este rol? hoy en día, principalmente porque quien adquiere el rol lo necesita y quienes permiten este rol, lo necesitan también. Si todas las personas integrantes del grupo están de acuerdo, todo va bien, pero en el momento en que alguien discrepe, puede haber conflicto, y si la persona o personas que discrepan son mujeres, el líder proveedor se siente más no entendido u ofendido o atacado.

Vamos a ver por qué existe este rol en concreto porque tiene mucha miga:

Expectativas sociales y culturales- En muchas sociedades, especialmente en generaciones pasadas, el rol de proveedor recaía sobre los hombres, quienes eran vistos como responsables del bienestar material y emocional de los demás. Estas expectativas culturales pueden influir en cómo se estructura un grupo, haciendo que ciertas personas (a veces, sin ser hombres) asuman ese rol.

Características personales- La persona en este rol suele ser alguien que se siente cómodo tomando el control y se preocupa genuinamente por los demás, porque es su forma de sentir que es visible y que importa a través de lo que aporta al grupo. Puede tratarse de alguien que busca ser valorado y reconocido a través de su ayuda, lo que lo lleva a asumir este papel de forma natural.

Necesidad del grupo- En un grupo, siempre es útil tener a alguien que ayude a resolver conflictos o cubra ciertas necesidades, como es la de entretener al grupo con sus ocurrencias, ser la persona chistosa, la confiable, la emocional, la detallista, la proveedora, la trabajadora,... Si hay esta figura que siempre se encarga de ciertos aspectos, las demás personas no sienten la necesidad de asumir esos roles, … o sí.

Normalmente se crea una especie de “equilibrio” donde cada persona asume lo que se le da mejor y lo hace, algo que en sí mismo enriquece al grupo y lo dota de recursos. Pero también se corren riesgo al no rotar o compartir los papeles, dando lugar a estancamientos, algo que si todas las personas están de acuerdo no genera conflictos, pero que sí puede haber lugar a ellos si hay discrepancias.

Dentro de estos roles necesarios en un grupo, la figura del proveedor es muy curiosa por favorable y por castrante en su versión menos favorable. La persona proveedora ofrece seguridad y estabilidad, y las otras personas del grupo pueden comenzar a confiar o incluso depender de esa persona para solucionar problemas, mantener la unión, asumir responsabilidades o por ser el proveedor altruista del grupo, y a su vez, el proveedor acaba absorbiendo más responsabilidades que otras, lo que puede dar lugar a ciertas incomodidades para ambas partes. 
Estas van desde el cansancio de la persona proveedora por no permitirse descansar o fallar, la falta de reciprocidad entre adultos que puede provocar frustración en alguna de las personas que integran el grupo (incluido el líder que puede pensar que no es correspondido por igual), la dependencia hacia el líder proveedor, la competencia o rivalidad por el excesivo protagonismo del proveedor, o el malestar en el propio líder si se le cuestiona que no comparte las responsabilidades de proveer al grupo. 

Aceptar la existencia del rol de proveedor puede ser cómodo, pero también se puede llegar a ser una aceptación de sumisión con el desequilibrio relacional que conlleva. 
Esto es muy habitual si se trata de mentalidades arraigadas en los roles del patriarcado que marcaban una masculinidad determinada y la posibilidad de vivir en otro tipo de masculinidades no se contempla porque, en su foro interno, se siente menos hombre y menos persona, aunque exteriormente y de pensamiento, se sienta liberada, no machista e incluso feminista. No nos olvidemos que este rol de "hombre proveedor" es muy del patriarcado, con un arraigo tan profundo en la sociedad, que aún marca y delimita a muchos hombres y a muchas mujeres, por lo tanto a todas las relaciones sociales incluyendo los vínculos de amistad en grupo.

Competencia o comparación

Hay veces surge una competencia sutil que no siempre se habla, especialmente si alguien percibe que otra persona tiene más poder en el grupo o recibe más atención. Esto puede llevar a que alguien sienta que tiene que “probar” su valía o “ganarse” su lugar, generando tensiones no solo con la persona en cuestión, sino con el resto del grupo. 
Esto es más común cuando entre las amistades se admite un poco de rivalidad o cuando hay algún tipo de favoritismo en el grupo que ensalce a alguna persona o que menosprecie a otra. 

Como pasa en otros campos vitales, las comparativas y las competencias insanas no favorecen para nada las buenas relaciones, y en la amistad no está la excepción.

La validación y aprobación grupal 

Este desequilibrio surge cuando, dentro del grupo, ciertas personas parecen tener una especie de “autoridad” en temas de opinión o de aprobación sobre decisiones de otras. Puede que un amigo o amiga en particular sea visto como el “modelo a seguir” o que su opinión parezca más válida o influyente. Entonces, el resto de personas que integran el grupo empiezan a buscar su aprobación (sumisión al criterio del líder), a veces de forma inconsciente, antes de tomar decisiones personales o de grupo.

Conflictos no resueltos 

En los grupos, algunas veces los conflictos no se tratan abiertamente por temor a incomodar a otras personas o a romper la armonía del grupo. Esto puede crear una especie de “tensión invisible,” donde se evita abordar ciertos temas o donde, aunque alguien esté molesto, no lo expresa. Con el tiempo, esto crea una dinámica de poder donde algunas personas pueden tener control indirecto sobre cómo se comportan los demás (algo en ocasiones tan sutil que es difícil de ver).

¿Qué se puede hacer para equilibrar estas dinámicas?

Lo más importante es la comunicación. Hablar sobre cómo se sienten y ser sinceras/os cuando algo no parece justo, es clave para mantener una amistad saludable. 
Otra clave es que haya reciprocidad; si una persona siempre está dando apoyo, también debe recibirlo, si alguien siempre organiza los planes, es positivo que otras personas también participen.
Al igual que ocurre en grupos sociales, contribuir de forma equitativa dentro del grupo es prioritario.
Para ello es necesario:

Escuchar a todos

Asegurarse de que todas las personas en el grupo sientan que su voz cuenta, que pueden proponer planes, expresar sus opiniones y que no serán juzgadas. Una escucha activa y empática en la que todas las voces cuenten es la base primordial de unas buenas relaciones dentro del grupo.

La inteligencia interpersonal es de suma importancia para que la comunicación sea de calidad y por lo tanto las dinámicas de poder en la amistad del grupo también.

Cambiar de roles

Si alguien siempre organiza, propone o lidera, es útil que otras personas del grupo tomen el relevo de vez en cuando. Cambiar de roles ayuda a que todas las personas que integran el grupo se sientan involucradas y reduce la presión sobre una sola persona.

Hablar de los conflictos

Abordar los temas incómodos de manera directa y respetuosa ayuda a que las tensiones no se acumulen y sentir que el grupo es un espacio seguro existe la posibilidad de hablar sin ser juzgado y la posibilidad de ser escuchado sin ser menospreciado.

Celebrar la diversidad

Valorar las diferencias de opinión y fomentar un ambiente donde todas las personas puedan ser auténticas y únicas, permite que el grupo esté más unido y en igualdad. 
Esto ayuda a que el grupo vea la amistad como un espacio de apoyo mutuo y no como un lugar donde una persona tiene más poder sobre otra o hay rivalidades, sumisiones, etc.

Los grupos de amistad son muy enriquecedores, pero para evitar los desequilibrios de poder es importante que todas las personas integrantes del mismo, sientan que pueden ser ellas mismas y que sus opiniones y necesidades cuentan. Una amistad en grupo sana se construye con respeto, comunicación abierta y el compromiso de mantener el equilibrio y la inclusión.

DINAMICAS DE PODER

DINAMICAS DE PODER EN LA FAMILIA

DINAMICAS DE PODER EN EL TRABAJO

DINAMICAS DE PODER EN LA PAREJA

En resumen, las dinámicas de poder en la amistad existen, pero lo importante es que las personas se sientan valoradas, escuchadas y cómodas para que no haya desequilibrios que causen resentimientos o malestar.

lunes, 5 de febrero de 2024

Micromachismos-I

eloisaostahermosilla-micromachismo

Los micromachismos existen, están clasificados y son susceptibles de ser identificados, pese a ser una manera solapada, escondida o disimulada de mantener la jerarquización de género impuesta por el sistema patriarcal dominante desde hace siglos, … así de claro y resumido en un pequeño párrafo o incluso en una frase: los micromachismos existen escondidos y se manifiestan sutilmente.

Escribiendo sobre otras masculinidades, me surgió la necesidad de leer, estudiar y de escribir sobre los micromachismos, porque es mi manera de detectarlos, de poder sacarlos del escondite mental donde los tengo y lograr evidenciarlos en su sutil manifestación. Así de sencillo, escribo para aprender, con los riesgos que ello conlleva. 
¿Por qué digo riesgos? Porque cuando una aprende y cambia ya no la sirven las mismas cosas de cuando era ignorante y eso en el entorno habitual no resulta cómodo. Si una mueve ficha, las y los de al lado también tienen que mover ficha y en ocasiones y para algunas personas, resulta comprometido o perturbador, por lo que acaba siendo molesto o fastidioso.
eloisaostahermosilla
Micromachismo

Es interesante observar en mí misma y en mi entorno (personas entradas en años con criterios afianzados y experiencias de vida que nos han hecho apuntalar algunas creencias), como en ocasiones nos cuesta salir de nuestros criterios personales, y ponemos pensamientos y expresamos ideas en defensa de esos criterios. 
A mí me ha pasado con el feminismo, la igualdad, los micromachismos, el lenguaje inclusivo, la palabra patriarcado, masculinidades, lo que creía que era la "discriminación positiva", etc.

Hace muchos años, cuando oí a un hombre hablar en femenino, me resultó rarísimo y pensé que estaba extralimitándose y que no tenía sentido; para mí era una salida de tiesto y lo que en realidad era y no supe ver, es un hombre identificado (por lo menos lingüísticamente hablando) con la igualdad y hacía visibilización de la mujer en su leguaje.

En ocasiones, cuando he oído hablar a mujeres en defensa de causas feministas, también he pensado que son monotema y un poco pesadas con el asunto, al margen de que entendiera parte de sus criterios o ideas; para mí no hacía falta tener la igualdad en la boca para vivirla y ahora sé que la igualdad no es real al margen de que vivamos con más criterios de igualdad que nuestras madres y que, si no se ven y se manifiestan las desigualdades, no se pueden afrontar y subsanar.

También he dado por válidas situaciones relacionales con el hombre que me habían enseñado que eran normales y que eran lo que tenían que ser (como siempre y como Dios manda); hoy en día me doy cuenta que he sufrido violencia machista, que he tolerado discriminación, que he seguido los roles de género establecidos por el sistema patriarcal en el que he nacido o que he hecho míos argumentos escuchados y leídos considerando extralimitada o carente de sentido la forma de manifestación de criterios igualitarios (hoy en día sigo sin entender algunos), razonamientos o ciertos posicionamientos de vida de personas estereotipadas como feministas.

En mi "mayoría de edad" y siendo cincuentera, me he hecho consciente de los micromachismos en los que vivimos las mujeres y en el por qué hay situaciones que me han molestado y me molestan interiormente. Me he dado cuenta de que mi cabeza y mi corazón se han revelado y se revelan contra el patriarcado y sus dictámenes, contra mi invisibilización como persona, contra la jerarquía del poder del hombre sobre la mujer, contra la falta de inteligencia emocional, contra el poco interés por adquirir inteligencia intrapersonal e inteligencia interpersonal, contra la desigualdad, la injusticia y la discriminación, contra la falta de equidad social, educacional, familiar, … 
Me revelo contra la violencia de género en ocasiones palpable, pero que por ignorancia no he identificado, y algunas veces tan sutil, escondida y mordaz, que me ha hecho y me hace cuestionarme si soy culpable o no (no responsable, que lo soy: culpable, que es un asco), que me dice que estoy equivocada, que me confundo, que me imagino e invento, que exagero, que no he estado centrada, que no hay quien me entienda, que vivo en otro mundo, que he sido una vaga o una puta, una irresponsable, una inadaptada, …, algo que no he vivido solo yo, porque esto es algo que hemos vivido muchas mujeres en mayor o menor medida y que llevo años expresando en forma de poesía,  a veces sin entender que era la opresión de los roles y estereotipos de género aprendidos por ellos y nosotras, pero que repercute más sobre nosotras.
eloisaostahermosilla

Es micromachismo no es sólo contar un chiste verde o que menosprecie a la mujer o la juzgue o la catalogue, no es tampoco sólo compartir contenidos sexuales o sensuales con las exaltaciones físicas de la mujer, no sólo es decir un piropo, o no es sólo cualquiera de las cosas con las que se queda la sociedad para justificar que siga existiendo el micromachismo. Seamos conscientes que es una actitud ante la vida y ante las relaciones con nosotras, las mujeres. 

eloisaostahermosilla
No es una palabra mal sonante, es lo que lleva de trasfondo que un hombre diga una palabra mal sonante a una mujer; es que se sienta con el derecho de ofenderla, menospreciarla, intimidarla, violentarla, desequilibrarla, infravalorarla, etc., etc., etc., y encima crea que no está equivocado en actuar así, que crea que su criterio vale más que el de la mujer ofendida, … que el de la mujer en general.

Y esta actitud se traslada a muchos momentos cotidianos invisibles e invisibilizados por las costumbres y hábitos machistas y patriarcales, cincelados en el cerebro de tal manera que los hemos hecho nuestros peores enemigos.

Es como la/el alcohólica/o que no se ve como tal, es la/el ludópata que no cree que tenga adicción, la/el drogodependiente que cree que domina lo que consume, la/el anoréxica/o que se ve gorda/o frente al espejo, …. está tan intrínseco en nuestras mentes que no detectamos los micromachismos y los consentimos. Incluso cuando algo "nos da a la nariz", nos lo auto boicoteamos y lo quitamos de la cabeza con las ideas que tenemos ya en ella o con las que nos recuerda nuestro entorno cercano (familia, trabajo, vida social, …). Por eso es tan esencial ver y detectar el micromachismo.

eloisaostahermosilla

Yo te pregunto ¿ves mal y usas gafas? Supongo, porque si no no verías muchas cosas ¿Usaste microscopio en el cole o te lo regalaron los Reyes Magos para jugar a ver cosas pequeñas? ¿Has cantado en un karaoke con un micrófono para que se te oiga más? ¿Has leído alguna vez un microrelato? Hay más palabras a las que se les puede poner el micro delante y nos indican algo en particular: pequeño

Micromachismo; micro+machismo, machismo pequeño; vamos de los que hay que ponerse unas gafas para verlo o usar un microscopio para saber como se mueve. El bicho grande es el patriarcado que no hace falta usar microscopio para verle y este está lleno de bichitos pequeños, los micromachismos

Como el cuerpo humano cuando tiene un bulto en algún sitio y para saber qué es hacen una biopsia y le ponen nombre y apellidos, si es bueno o malo o que hay que hacer con ello, si dejar o extirpar ¿Qué haces si te detectan que esas células diminutas son cancerígenas? Pues resulta que esto mismo que estás pensando, que es quitar lo que haya de malo e intentar erradicar el problema para que no surja de nuevo, en el campo de las relaciones entre hombres y mujeres no se entiende ¿Por qué?

La última consecuencia de un cáncer maligno es que mata; la del machismo también es que mata, algunas veces lentamente y otras de forma rápida. 
Micromachismo, tan pequeño que no se ve, pero que es microcomponente del machismo y curiosamente, otro que mata. Mata la autoestima, la seguridad en una misma, la independencia, la autonomía, la igualdad, el bienestar emocional, la capacidad de decisión, de poder de la mujer, … 
Va debilitando poco a poco, de forma sutil, invisibilizadamente creciendo sin que ni la propia mujer sepa que le está pasando y el diagnóstico sea de compleja determinación. 

Los micromachismos se pueden diagnosticar como depresión, angustia, fobia, autoexigencia, trastorno mental o cualquier otro tipo de enfermedad comórbida al micromachismo (comorbilidad: presencia de uno o más trastornos o enfermedades, además de la enfermedad o trastorno primario); con este diagnóstico nos quedamos en arreglar las consecuencias producidas por el origen, pero no el origen en sí, por lo que las consecuencias volverán a producirse.

Muchos hombres resuelven esta enfermedad social del micromachismo con esas frases como:  "cosas de mujeres", "ellas son más sensibles y débiles", "las hormonas que las condicionan", "la mujer siempre se está quejando", "con sus chorradas de las emociones la cagan", "le dan importancia a lo que no la tiene", "si tuvieran otra cosa en la que preocuparse no andaría con bobadas", "a las mujeres no hay quién las entienda", " ya está otra vez con las mismas", "parece que no sabe estar sola sin mí", "no, si el que curro soy yo y la que encima se queja es ella que se queda en casa", ... 

Y otra vez me pregunto ¿por qué no queremos ver este "pequeño" cáncer social? ¿Por qué se desvía hacia que los micromachismos son una exageración? ¿Por qué no queremos revisarnos a nosotras/os mismos y ver qué tipo de micromachismo ejercemos o permitimos? 
Mi respuesta es que nos han domesticado para ello, estamos totalmente socializados para ello.
eloisaostahermosilla
 Los micromachismos y sus efectos; claves para su detección- PDF 

Es curioso vernos como personas feministas, como mujeres y hombres liberadas/os, abiertas/os, capaces de discernir entre el bien y el mal, entre qué es respeto y qué es asertividad, discernir que es ser buena gente y que no es, entre.... y luego no damos permiso a ni tan siquiera plantearnos que hay que cambiar actitudes personales para evitar que sigamos haciéndolo igual de mal. 

Dar cambios, como cuesta dar cambios mentales y sobre todo si ya están instaurados dentro de las conexiones neuronales, sobre todo si ya se han convertido en creencias, y los micromachismos existen porque las creencias personales de que no lo son las tenemos bien aprendidas..

eloisaostahermosilla

Creencias limitantes; como influyen en tu vida y cómo desmontarlas- La Vanguardia

Creencias y salud mental- Dianova

Creencias limitantes y potenciadoras; conoce tu cerebro- Topdoctors

Los 10 tipos de creencias, y cómo hablan acerca de quiénes somos- Psicología y mente

Habría tanto que leer sobre creencias y principios personales, que da para otra entrada aparte, pero como decía un periódico de Nueva Zelanda allá por el 1873 (y la frase se atribuye a Groucho Marx) "Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros". Ya, ya sé, hay que utilizar bien el significado de todo lo que decimos, pero mi intención es reparar en que quizás muchas de nuestras creencias y principios, los tengamos que cambiar para que no sean limitadores de una sana convivencia entre personas. 

Pero vamos con los tipos de micromachismos que existen, a ver si conseguimos ver alguno que permitimos en nuestras vidas sin saberlo.

Tipos de micromachismo

Utilitario-

Este viene muy bien para escaquearse de hacer algo y que lo haga otra por aquello de que "no se me da bien" o aquello de "tú sabes hacerlo mejor que yo". No consiste en lo que se hace, consiste en lo que se deja de hacer y se carga para otra, … con lo que ello conlleva. Es muy útil para disponer de más tiempo para ocupar más espacios, para poder estar y ejercer más presencia y que se sepa quién es el que más existe. Así hacemos bonito eso de que "tras de un hombre, hay una gran mujer" y hacemos creer a la mujer que es importante estar por detrás haciendo otros menesteres de menor importancia para que brillen los de más importancia, que por supuesto son los que hace el hombre. 

Volvemos aquí a perpetuar los roles de género en los cuales la mujer se tiene que dedicar al ámbito privado (el de los cuidados, el escondido, el reservado, el discreto, el invisible,...) porque se le da muy bien y ha nacido para ello, y el hombre al público (visible, reconocido, social, influyente, notorio, importante, incuestionable, …) porque es su función y su deber como hombre.

Coercitivo o directo-

Este es de los que se hace sin miramientos, directamente restricción y represión, para qué andarse con chorradas y pérdidas de tiempo ¿Cómo? Pues con un simbólico "si no se hace un algo, pasará otro algo", con un "este es mi sitio en la vida y aquel el tuyo" (sin fisuras), un "yo tengo la razón y tú te equivocas", un "la pelota es mía y el penalti lo chuto yo", un "mi reino inexpugnable es mío y no entra más que quién yo quiera", un "yo soy He-man, yo tengo el poder", ... estas cositas que no dejan lugar a ninguna duda de que es el hombre es que está por encima y que si alguien tiene que perder, es la mujer y no él. 
De aquí viene, por ejemplo, que si alguien hace reducción de jornada por cuidar a las/os hijas/os, normalmente y de mutuo acuerdo o no, es la madre porque el padre gana más (subyace la idea de que su trabajo vale más, es más eficiente, listo y tiene el poder del dinero,...).

No hay que confundir; no hablo de ser el hombre el asertivo pidiendo el respeto a su persona, hablo de esas situaciones en la que la que se ve obligada a ser asertiva es la mujer para reivindicar su espacio, su tiempo, su opinión, su persona,...

Encubierto-

Estos son muy majos porque van disfrazados de otra cosa; se colocan detrás de algo distinto y así no se les ve venir. Un "por tu bien" hago una cosa, un "te estoy ayudando, protegiendo, cuidando" porque soy muy cuidador y paternalista contigo, un "hago para ti" en vez de un hacer contigo, juntos. 
Esos bonitos "si no fuera por mí que te cuido, que harías tú en la vida".
También aquí encajan esos "va, no es para tanto lo que dices, con lo bien que me porto contigo", o esos "pequeñas cositas de uno, como tenemos todos", que minimizan acciones o errores (pequeños o grandes).
Estos son los que hacen dudar a la mujer en su criterio personal, creándolas confusión y hasta pudiera ser que sentimiento de culpabilidad.  
Mansplaining, manspreading o mansterrupting, que es algo como que el hombre sabe mucho y por eso intereviene e interrumpe, además de ocupar mucho espacio vital,... porque él lo vale.

De crisis- 

Estos entran en acción cuando el hombre nota que pierde el poder en relación con la mujer y manipula para intentar recuperarlo, a veces hasta con victimismo. Estas cositas de pensar "con lo que yo te quiero, que me hagas esto", "eres tú la que me interpretas mal", "no era esa mi intención y me está cayendo encima una que para qué", "me siento examinado cada vez que hago algo", "tengo que andar de puntillas contigo", "te doy lo mejor que tengo, no sé que más quieres". 
No nos olvidemos que también pueden recurrir a eso de "pues ahora no te hablo", "te chinchas, te ignoro y te doy con el látigo de mi indiferencia".
A parte de estas cositas de recurrir al victimismo, otro recurso en caso de notar que se pierde terreno es recurrir al control de lo que hace la mujer, porque no se fía de lo que "esta arpía me puede seguir quitando de mi poder de hombre".

Micromachismos varios-

En este lote se pueden meter los que resulta que socialmente han tenido más impacto y en muchos casos, se consideran exageraciones para infravalorar el poder negativo del micromachismo escondido en las relaciones hombre/mujer, a nivel de pareja, laboral o social.

Ejemplos: que la mujer pague menos en la discoteca como reclamo para que vayan hombres, chistes que menosprecian a la mujer (justificado con que solo es un chiste), aseos público en el que el cambiador para bebés está en el de mujeres, opinar en alto sobre el aspecto físico de la mujer como objeto de deseo (familiarmente llamado piropo, que es como que queda fino), ropa con relleno en pecho para niñas y mujeres, si se pide una café y una cerveza dar la cerveza al hombre, en una comida de restaurante dar a probar el vino al hombre, ese comentario tan extendido cuando no tienes hijos de "se te está pasando el arroz", "el apellido de toda la vida primero el del padre", …
Y el ahora viene el "más mejor"; esos actos de caballerosidad que hacen que a un hombre se le considere elegante, educado, galán y caballeroso, esos que tanto nos gustan también a las mujeres y por lo tanto están súper bien vistos y deben seguir existiendo por amables.

25 micromachismos- Feminista ilustrada



No es fácil descubrir todos los micromachismos latentes en la sociedad, que pululan por el aire y por las mentes, que te enganchan y se quedan contigo absorbiendo la coherencia en favor de las creencias acumuladas; no es fácil, pero habrá que ir de una vez al lío y descubrirlos ¿no? Yo estoy en ello, porque aún me queda mucho que desaprender, casi tanto como lo que he aprendido en esto de las relaciones  androcentristas y machistas.

9 octubre 2024- Como esto de investigar te lleva a seguir de forma continua con el estudio, la vida me ha llevado a hacer unas prácticas sobre igualdad a una empresa que hace talleres de otros tipos en centros escolares y he  confeccionado un material didáctico por si tienen que dar sobre prevención de la violencia machista.

Os comparto una parte de ese material sobre micromachismo en la entrada Micromachismos-II  

Otras fuentes: 

Micromachismos- Ayuntamiento de Villar del Arzobispo
El machismo silencioso: micromachismos- trabajo final de grado de la Universidad Pontifica de Comillas.

viernes, 18 de agosto de 2023

XVII La Estrella


Voy a seguir jugando con los Arcanos Mayores y hoy es con La Estrella, una carta de Tarot que es de las que se consideran favorables y bonita si te topas con ella. A mí me resulta bonito hasta el nombre,.. Estrella

Hay una canción que me encanta que lleva a las estrellas en su letra; Nessun Dorma, que es maravillosa y cuya primera estrofa dice "nadie duerma, nadie duerma, tú tampoco, oh princesa, en tu fría habitación mira las estrellas, que tiemblan de amor y de esperanza". Cuando ya estás impregnada de la emoción de la música, viene el momento álgido de la canción que también hace alusión a las estrellas " dilegua, o notte, tramontate stelle, tramontate stelle, all'alba vincerò". Quizás no sea casualidad que en esta canción vayan las estrellas asociadas a la esperanza, la victoria y el amor. Voy a leer sobre este Arcano Mayor, a ver que me cuenta.


Una de las tantas versiones de Nessum Dorma, canción que a mí me transmite, fuerza, esperanza, confianza en uno mismo, fe ante la certeza de que se conseguirá el anhelo más íntimo y ferviente. Es el sentir de una espera confiada y optimista en la que se tiene la certeza que traerá los frutos merecidos.

Al fin y al cabo, en mi interpretación de la carta del Tarot La Estrella, con estos conceptos es con los que me quedo al leer sobre su significado; va más allá del triunfo del ego, de la obtención de logros materiales e incluso más allá de conseguir a la persona amada (como en la canción).


Consiste en ser y estar en un nivel de conciencia y autoconciencia renovado, el cual te permite ver la vida desde la naturalidad, la pureza y la libertad, por ello la desnudez de la mujer, libre de disfraces que impidan ver quién es realmente.
La mujer vive y disfruta del momento y de sí misma, pudiendo de esa manera derramar generosamente lo que consigo lleva (las jarras con las que vierte el agua al río y a la tierra); comparte porque sabe que es lo que quiere hacer, no sólo lo que debe, lo hace porque está en un maravillo equilibrio emocional lleno de recursos personales y de intuición, pero con el aporte de la razón, análisis y sensatez que impiden que los sentimientos que provocan las emociones entorpezcan la realidad y la verdad. 

Las cualidades que yo interpreto que tiene La Estrella, están dentro de lo que hoy en día se denomina inteligencia emocional e inteligencia intrapersonal e inteligencia interpersonal, lo que nos hace tener un comportamiento más compasivo, bondadoso y empático, sin pretender conseguir nada a cambio de ello.
Se es generoso porque se tienen recursos para ser generoso ya que se está en un momento en que se están recogiendo los frutos de un gran trabajo interior, lo cual a su vez nos permite transmitir lo que sentimos, aceptándonos en lo que sentimos y transmitiendo verdad en ello (estemos equivocados o acertados transmitimos nuestra verdad de ser).


La Estrella
indica que se está en una nueva perspectiva de vida y por ello a veces no es entendida, pero no importa; está en armonía consigo misma y a su vez con lo que le rodea, aceptando que hay otros puntos de mira de la vida, que aunque no vayan con ella, sabe que quien los tiene es porque debe pasar por ellos para su crecimiento personal.

Es una carta que indica que ya se ha puesto orden en la vida, que ya está todo colocado en su sitio, que el entendimiento de las situaciones (tanto favorables como adversas) ni se magnifican ni se minimizan, se contemplan con humildad, pacientemente y con generosidad. Para mí esta carta transmite la belleza real de un dicho que me encanta; "compartir es amar". Da a los demás sin dejar de darse a ella misma, por eso ama en la totalidad del significado de amar.

La Estrella desprende luz y esa luz la transmite a miles de millones de kms. de distancia, más allá de que el propio astro haya desaparecido físicamente. Es la infinitud de la materia en el espacio y en el tiempo (esta frase no es mía, la he encontrado no sé ahora dónde, y me ha encantado).

Voy a escribir la lista de los atributos  que se otorgan a este Arcano Mayor que es La Estrella; en mí este acto, supone empaparme de su significado favorable y llenarme de buen rollito para recordar que llevo una parte de ellos (igual que la llevamos todos):


Esperanza, iluminación, sapiencia, claridad, creatividad, fertilidad, paz, fe, serenidad, generosidad, esplendidez, brillo,  bondad, empatía, sensibilidad, naturalidad, sencillez, belleza,  aceptación, calma, comprensión, serenidad, belleza, autoestima, intuición, conocimiento, buena suerte, pacífica, ayuda, desinterés, sensatez, ilusión, vida interior, armonía, recompensa, consecución, paciencia, lo infinito, alegría, fluir con el alrededor, vivir el momento, prosperidad, expansión, fortuna, felicidad, alegría, sabiduría, equilibrio entre mente y sentimiento, nobleza, compartir, altruismo, hospitalidad, comunicación, resplandecer, alumbrar, equilibrio, sinceridad, verdad, franqueza, confianza, esplendor, renovación, …

En definitiva, es una carta tan benefactora que, solo queda dejarse llevar por ella y entender que ya se ha llegado y a partir de este momento, sólo queda disfrutar de lo conseguido comenzando a ser feliz e ir ofreciendo esa felicidad por continuar en la vida de una manera mucho más altruista y agradecida, apreciando lo que eres y qué tienes. Ni más, ni menos; realmente La Estrella es uno de los Arcanos Mayores con más carga positiva y que más deberíamos entender, atender, sentir y practicar su significado.

Poesía inspirada en el Arcano Mayor La Estrella

sábado, 20 de agosto de 2022

Perseguidor, victima y salvador: el triángulo dramático de Karpman

Quedar para comer y que te hablen de que existen tres roles que adquirimos en la vida (perseguidor/a, victima, salvador/a) y que pasamos de uno a otro y que todo eso lo puedo leer en un artículo corto que se llama el triángulo dramático, fue el punto de partida para empezar a buscar y a leer sobre ello, y escribir lo que yo he entendido y lo que me ha hecho entender muchas situaciones vividas y  las diferentes actitudes de personas de mi entorno y mías.

He leído que también le llaman "el triángulo de la supervivencia" porque el juego viene desde que somos niñas/os hasta,... hasta que lo cortemos o hasta siempre.

De entrada, me aclaré que estos roles de perseguidor/a, víctima y salvador, son una actitud ante la vida puntual o repetitiva; son aprendidos o adquiridos de pequeños como una forma de defensa para poder soportar emocionalmente ciertas experiencias de vida hostiles o simplemente desagradables. 
De niña/o decir no o conseguir lo que se quiere es complicado, así que uno se siente víctima. Este sentimiento les puede hacer permanecer en él, o quizás transformarse en perseguidor/a en el cole o en salvador/a

Todo es posible con tal de obtener afecto porque esa es en realidad la finalidad del niño/a; sentirse amada/o y respetada/o de una manera auténtica. 

En la niñez, la seguridad emocional es clave para el desarrollo de la propia identidad y tenerla o estar escaso de ella condiciona a futuro el comportamiento en familia, en la sociedad o en el trabajo.

Esta necesidad básica de contacto físico y emocional hacia ellas/os por parte de los progenitores (o de quien actúe como tal), al ser  constante y urgente, muchas veces no es satisfecha como el niño/a demanda y es ahí cuando el sentimiento de culpabilidad, resentimiento o rabia hace posicionarse en uno de los roles de este triángulo dramático:
  • ser salvador/a por sentimiento de culpabilidad (será que soy mala/o y tengo que hacer algo bueno para que me quieran), 
  • ser víctima por sentir resentimiento (el mundo está en mi contra y todo me pasa a mí; pobre de mí, me tenéis que ayudar porque no es justo) 
  • o ser perseguidor/a por la ira (pues ahora me enfado y os vais a enterar).
Y si habéis visto la película de "El Mago de Oz" (1939), me viene a la cabeza una escena de ella donde Dorothy muerta de miedo dice: "Leones, tigres y panteras ¡Dios mío!

Yo digo "Salvadoras/es, víctimas y perseguidoras/es, ¡Dios mío!" ...y pienso esto porque la relaciones, en este triángulo dramático, son distantes, poco sinceras e impiden un diálogo honesto y cercano para solucionar los conflictos.

Ahora bien, no es lo mismo tener un problema que ser una víctima, como tampoco es lo mismo ayudar que salvar, al igual que no es lo mismo ser asertivo que perseguir. 

Hablando del tema, me han comentado que dejar todo lo que es una persona resumido en los tres vértices de este triángulo dramático se queda escaso. Estoy de acuerdo, no solo podemos encasillar en perseguidor/a, salvador/a o víctima a una persona; yo lo veo como un triángulo que tiene su círculo porque se puede pasar de un rol a otro con una gran facilidad, además luego se encuentran los matices de cada rol y por supuesto, no todas las relaciones que entablamos son de tipo disfuncional.

Podemos tener relaciones sanas y podemos entablar también otro tipo de relaciones no tan sanas porque nos dejamos introducir en este triángulo de una forma automática. Adquirir uno de estos roles de forma consciente y verdadera no es negativo porque no se recurrirá a las "malas artes" de cada rol, pero si se está en un rol de una forma inconsciente es cuando los resultados relacionales son caóticos y verdaderamente dramáticos.

Quien estudió sobre ello y quien le puso nombre a estos comportamientos (más bien insanos y cambiantes) en los conflictos de relación fue Karpman

Stephen Karpman denominó a esta interacción entre los tres roles el triángulo dramático, acertado nombre porque en todo conflicto relacional, si se adquiere alguno de estos roles, el drama está garantizado y la vida se antoja mucho más complicada.

Y me viene a la cabeza que este triángulo dramático es como el triángulo de las Bermudas: te empieza a engullir y ya no vuelves,... a no ser que seas consciente del rol que has adquirido o han adquirido  y pongas las manos en el timón rectificando rumbo.

Para ello, se hace necesario potenciar la inteligencia emocional y en concreto más la inteligencia interpersonal y la intrapersonal .

Ser consciente de una/o mismo es el primer paso, reconocer donde están los demás otro de los pasos. Además, tener la valentía de mirar a nuestra familia e identificar el rol en el cada una/o se ha colocado, nos ayudará a entender nuestro propio rol ante la vida (bonito y gran trabajo intrapersonal).

Puede ser que hayas nacido en un seno familiar en el que estos roles en su forma negativa no han sido necesarios, aunque no sé yo en nuestra cultura religiosa donde hay un Salvador (la iglesia con su perdón) de las/os pobres pecadores (Víctimas por nacimiento del pecado original), que persigue las malas acciones y las castiga o las perdona. 

Y si nos remontamos aún más atrás, tenemos grandes ejemplos como son Las Cruzadas, La Inquisición o las conquistas para convertir al infiel o al pecador y con ello salvarle del fuego eterno.

Nota* Hablo de esta religión porque es la que conozco; otras posiblemente jueguen a lo mismo.

Pero, ¿Cómo son las tripas emocionales de estos personajes protagonistas del triángulo dramático? Vamos a ello y a ver si te sirve para identificar en dónde te colocas (o no) o dónde se colocan las/os que te rodean durante las discusiones o en tu vida diaria, bien sea en el ámbito personal, laboral, social,... vamos en cualquiera de las áreas de vida.

Poniendo en el extremo más patológico y enfermizo la característica principal de cada rol, un Salvador/a puede enfermar en su afán por cuidar,  el Perseguidor/a puede ser una asesina/o, y una Victima es capaz de llegar al suicidio.

Los roles no existen aislados, se relacionan entre ellos y se potencian, pudiendo pasar de un comportamiento/rol a otro o afianzando el rol propio con cada conflicto. 
Es evidente que: son complementarios, no existe uno sin los otros y normalmente en la interacción se empieza por un rol y se acaba por otro distinto, creándose de esta forma las tensiones y los malos entendidos.

Lo más habitual es que se cree una relación tóxica entre 
perseguidor/a y salvador/a, ya que en el afán de satisfacer y de agradar evitando el conflicto que tiene el salvador/a, el perseguidor/a encuentra su caldo de cultivo para hacer crecer su necesidad de crítica y persecución destructiva, dejando al salvador/a con una sensación de no ser visto y reconocido, solamente calmada por el pensar que esta cumpliendo con su misión de estar cuidando y haciendo feliz al perseguidor/a.
Es decir, el/la salvador/a se transforma en víctima en el cumplimiento de su misión que es hacer feliz al perseguidor/a, porque las continuas críticas destructivas y ataques de la/el perseguidor/a consiguen que se sienta incapaz y no válida/o provocando poco a poco la falta de autoestima que le encierra en su papel de salvador/a-víctima.

Este es solo un ejemplo de los tejemanejes que se pueden dar entre roles, pero, ¿Cómo son cada uno de forma individual?

Perseguidor/a
Salvador/a
Víctima


Al descubrir el triángulo dramático de Karpman, también he conocido la existencia del triángulo ganador de Acey Choy, que es el modelo teórico para poder salir de los roles propuestos por Karpman Mucho mejor este otro triángulo, por lo menos bastante más práctico si lo que quieres es tranquilidad de vida y tener unas relaciones más felices y constructivas.

Perseguidor/a- la agresividad

Suena hasta mal "perseguidor/a"; es como que hay que tenerle miedo como al hombre del saco (y no es para menos) porque, si buscamos su significado y sinónimos nos encontramos con: 
y buscando sinónimos de perseguir:

Perseguidor/a es el rol adverso por excelencia y su forma de reacción puede llegar a ser dura, agresiva y violenta (verbal o físicamente). Es ese carácter controlador y pendiente de buscar (y encontrar porque siempre hay algo) el fallo, para después adquirir esa actitud crítica dañina y de juicio, con el agravante de querer cambiar ("por su bien") a quien está persiguiendo. Sus métodos no son los más benévolos ya que puede recurrir a la coacción, la amenaza, el chantaje, el castigo o el ataque.

Vamos, que es esa joyita que llevamos dentro y, o la tenemos controlada o la lía gorda. Las emociones básicas todas/os las tenemos (por eso las denominan básicas) y la ira o la rabia que llevan a la agresividad, también. 

Dirás que tú no te ves en ese rol de perseguidor/a, pero piensa si en algún momento en una discusión la rabia te ha conquistado y has pegado un grito o un golpe, o te has marchado ofendida/o y enfadada/o. 

También mira si eres de esas/os que necesita tener siempre la razón y que no admite sus propios fallos ni quiere mirarse a si mismo. 
Indaga cuando has tenido algún conflicto y discusión si eres de las/os que buscas el apoyo de algo externo para tener la razón si ves que vas a perder, o si cuando te argumentan que estás equivocada/o y ves que vas a perder la discusión, atacas o te marchas.
¿Sabes quién provoca el ataque o la huida? Esa otra emoción primaria que es el miedo, y si te preguntas a qué se tiene miedo, tiene una fácil respuesta: a no ser queridas/os o a ser abandonadas/os, por eso es que se necesita ver el fallo en las/os demás y no en uno mismo, aunque para ello se tenga que estar todo el día en batallas (provocadas, muchas veces sin saberlo), ya que es una guerra interna en la que se está, una guerra que se tiene que ganar y como muchas veces hemos oído o leído, "en la guerra y en el amor todo vale". 

Quiero tu atención, por las buenas o por las malas.
Quiero que me quieras, por las buenas o por las malas.

Se puede poner perfectamente la imagen de una niña/o que tira de las coletas a la niña porque le gusta o el famoso "que hablen de mí, aunque sea mal" (consecuencia de la famosa frase de Oscar Wilde: "hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti").

En este rol de perseguidor/a encontramos que hay tres tipos de comportamientos: pasivo, activo y vengativo.

  • Pasivo- no hacen lo que les corresponde hacer y al no cumplir con sus responsabilidades, obliga a las/os demás a pasar por momentos desagradables, complicados y muchas veces peligrosos.
Las/os pasivas/os en su pasividad hacen daño y con su irresponsabilidad hacen daño. El no hacer, el ignorar o la ausencia, hacen daño.

Y aquí es cuando recuerdo una característica de una persona pasivo-agresiva: lo que dice y lo que hace nada tiene que ver y... esto hace daño. En muchas ocasiones en lugar de hacer lo que había dicho, lo transforma en rabia frente a quien le dice que no ha cumplido.

Las personas con este comportamiento de perseguidor pasivo, para los que no les conocen, resultan agradables y poco conflictivas, por ende, pasan más desapercibidas y sus "persecuciones" son más complicadas de definir como tales o la tolerancia hacia ellas se hace mayor precisamente por no ponerlas el nombre de "agresividad pasiva".


¡Qué cuidado hay que tener con el perseguidor/a pasivo/a! ¡No le ves venir! 

  • Activo- Estos son el prototipo de personaje que pisa a quien tenga que pisar con tal de satisfacer sus necesidades.
Este sí que es fácilmente detectable, aunque no significa que sea fácil salir de su rueda de comportamiento. 

Su lema es "primero yo, luego yo y después yo y mis necesidades" y al ponerse siempre en ese primer lugar, no les importa el daño que puedan ocasionar o lo que las/os demás de su entorno puedan sufrir. 
Suelen ser exigentes y controladores/as, a la vez que dominantes, imponiéndose sobre los demás y si para ello tienen que utilizar el miedo y la agresividad (maltrato emocional o físico), lo hacen.

Pueden ser perfectamente ese "tonto/a que se cree listo/a" y que va tan sobrada/o de creerse que es el mejor, que piensa que, si alguien se tiene que llevar la mejor tajada, ese es ella/él y que las/os demás se aguanten. 
En el juego de la vida, siempre serán las/os verdugos. Se pueden llegar a convertir en determinadas ocasiones en despiadadas/os, crueles, dañinas/os y brutales.

¡Qué cuidado hay que tener con el perseguidor/ activo/a! ¡Te arrolla si no lo esquivas!

Vengativo- El castigo, venganza y represalia es su lema y se lo justifican con pensar que la otra parte se lo ha buscado. De esta manera se sienten triunfantes, que han ganado y que a ellas/os nadie les pisa sin que después no sean aniquiladas/os. 
Las/os demás son una amenaza, por lo que obvian empatizar y eso les permite ejercer cualquier tipo de acción vengativa. Si le añadimos que su pensamiento dual (no existen grises; o es negro o es blanco) no les permite ver todos los matices de las relaciones interpersonales, nos encontramos con personas rencorosas, que ven lo negativo de su pasado y castigan por ello.

Su orgullo mal entendido les hace ver que las/os demás les están atacando injustificadamente y se ponen a la defensiva con un buen ataque, algo que dificulta la comunicación y las buenas relaciones. Para ellos vengarse haciendo daño es la opción de vida, sin ver que a la larga esto perjudica tanto a quien recibe su venganza como a él/ella mismo/a, ya que, con cada venganza consumada, acrecientan la inseguridad personal que les hace ver enemigas/os (de los que vengarse) donde no los hay.

¡Qué cuidado hay que tener con el perseguidor vengativo! ¡Son una bomba con patas que estalla en cualquier momento!

Estas/os perseguidores están siempre en batallas, broncas, peleas, conflictos o luchas, llámalo como quieras, identifícalo como quieras, pero son así en sus relaciones familiares, laborales, sociales y de pareja.

Por ejemplo, cuando a una/o le dejan o está en la amenaza de que le dejen (por lo tanto en el miedo de no ser querida/o o ser abandonada/o), es muy fácil adquirir este rol de perseguidor porque en el fondo se siente una víctima (una de las conexiones entre roles de este triángulo dramático) y no quiere. 

El salvador- la culpa

Ni qué decir tiene que el binomio salvadora-víctima es el ideal para crear una relación tóxica en la cual nadie sale ganando ni siendo feliz. Tanto el rol dramático de salvador/a como el de víctima son patológicos y deberían tratarse para su control.

Telita con los salvadores/as, porque a pesar de lo que significa y lo que aparentemente parece, encontramos en este rol un trasfondo a medio y largo plazo, propenso al drama y a enturbiar las relaciones y a hacerlas conflictivas.

El/la salvador/a necesita víctimas y si no las tiene, se las crea. Así de sencillo porque el/la salvador/a todo lo puede, todo lo hace, todo lo sabe,... ¡para eso es el/la salvador/a del trío!

Y como estamos hablando de un/a salvador/a inconscientemente metido/a en el papel (ellos/as hasta creen que lo que hacen es de buenas personas que cuidan y velan por las/os demás), se acaba cansando y acaba con ese pensamiento coletilla de "todas/os se aprovechan de mi bondad" 

En muchas ocasiones se llega tan lejos en esto de "salvar", que se anula o se ignora y se hace de menos al "salvado/a". Se piensa por "el salvado/a" porque se le anula como si no tuviera buen criterio propio para poder defenderse en la vida; se le infantiliza. 

Se le hace víctima para poder ser salvador/a, algo que da derecho a entrometerse en su vida e incluso en lo que piensa o siente, tomando además las decisiones de manera unilateral y sin preguntar, con el consiguiente riesgo de no acertar. 


El/la salvador/a 
necesita sentirse bien preocupándose por las/os demás y ayudándoles; antepone las necesidades ajenas a las propias, pero el matiz lo da que no lo hace por las/os otras/os, si no por sentirse bien consigo mismo/a, por su necesidad de que dependan de él/ella para sentirse querido/a, irremplazable y necesaria/o. 

No es nada grato ser el/la salvador/a, ya que, aunque parezca lo contrario, les mueve una necesidad interior a no sentirse rechazadas/os, con una sensación de culpabilidad que los lleva a ese servicio a las/os demás (las pobres víctimas del mundo que necesitan de su ayuda) de una forma enmascarada de generosidad que, en el fondo, supone un sacrificio o renuncia a las propias necesidades.

Esto los puede llevar a diferentes formas de vida, como son las causas benéficas para servir al prójimo o una espiral de trabajo continuo para realizar "misiones de vida" interminables en pos de un beneficio hacia el bienestar de las/os demás, e incluso a juzgar vidas ajenas para determinar que son de mala calidad y así él/ella poder enmendarlas sin que le hayan dado ningún tipo de permiso para ello. 

En el fondo buscan la aprobación o calmar algún sentimiento inconsciente de culpa que los lleva a ese estilo de vida de necesitar ser imprescindibles y salvadores/as de vidas ajenas en vez de mirar la propia.

Este/a salvador/a es susceptible de convertirse en perseguidor/a si empieza a sentir que ya no es necesario/a e imprescindible como él/ella necesita para sentirse bien; pasa a sentirse víctima de vida o de alguien, lo que es contrario a su ser y en ocasiones le lleva a la frustración y la ira. Siente la ingratitud y el desprecio que son el interruptor para convertirse en perseguidores/as.

Otras veces les hace vivir en un continuo sacrificio aguantando lo inaguantable con tal de ayudar, cuidar, satisfacer, etc., a ese alguien que consideran víctima (y que en realidad es un perseguidor/a o una víctima-perseguidor).

Ejemplo de esto pueden ser las situaciones de maltrato familiar/social/laboral, permanecer en pareja de alguien con una adicción, tolerancia a un/a hijo/a maltratador/a o en una adicción, etc.

La víctima- el resentimiento

Es en principio el punto vulnerable de este triángulo dramático, pero ojito, tan desestabilizador o más que los dos anteriores y muy capaz de llevarte a este juego de roles en las situaciones conflictivas.

Aunque aparentemente pueda no ser visible, existe un trasfondo de falta de seguridad y de miedo. 

Esto es algo muy fácil de detectar en una situación de enfermedad; la persona enferma siente que las/os demás la tienen que cuidar y ayudar, por lo que sus demandas de ello y de atención son continuas, apremiantes y exigentes.

Incluso personas que han llevado una vida independiente y valiéndose por sí mismas, en momentos de enfermedad pasan a sentirse víctimas de sus circunstancias y adquieren este rol nocivo, exigente (enmascaradamente o no) y muchas veces manipulador. Este tipo de persona que adquiere el rol de victima puede pasar a ser perseguidora de sus salvadores, y si todos adquieren su rol, el triángulo dramático de Karpman adquiere todo su sentido.

Y se entiende muy bien porque para la víctima todo pasa a ser poco; nada satisface su hambre de victimismo y en sus continuas demandas, se llega a la no satisfacción de alguna, lo cual les produce insatisfacción y frustración que los lleva a atosigar, controlar o manipular, y esto puede ser una historia interminable que alimenta a este rol de víctima/perseguidor/a.

¿Qué ocurre con esta actitud? Muy sencillo, el/la posible salvador (o simplemente los de alrededor) acaba cansándose de su continuo pesimismo, falta de aceptación de lo que tiene o de la ingratitud para con los cuidados y atenciones que se la ofrecen. 

Ese "todo es poco" y ese enmascarado sabotaje a la felicidad del salvador/a, acaba por hartar tanto, que se llega a la mentira y a la ocultación para evitar el control, el hostigamiento o la manipulación a la que se ve sometida/o. Si la persona víctima se llega a dar cuenta, acrecienta su papel como tal, provocando un círculo vicioso de cual es complicado escapar.

En este caso, es tremendamente fácil entrar en este triángulo dramático ya que quien adquiere el rol de salvador/a se siente fracasado en su misión de que la víctima se encuentre bien, algo que le lleva a intentar métodos diferentes para lograrlo, entre ellos puede que incluso poco íntegros.


Como ya he dicho, esto es muy visible en casos de enfermedad, pero en muchos de los casos no hace falta estar enfermo; simplemente son personas con falta de confianza en sí mismos por lo que se hacen dependientes de las/os que le rodean y adquieren ese papel de víctima perpetuamente y no solo durante una enfermedad.

Este estar continuo en el rol de víctima, es tremendo y muchas veces demoledor anímicamente, ya que estar en ese sentimiento de desvalimiento, falta de cuidados y muchas veces incluso en el sentimiento de abandono y traición, les lleva a episodios de depresiones, adquirir enfermedades psicosomáticas e incluso a entrar en adicciones/obsesiones de cualquier tipo para intentar evadirse de su malestar. 

La víctima llega a provocar que los que tiene alrededor le abandonen, quedándose en la sensación de "porque me pasa a mí esto", "no son lo que yo pensaba", "me abandonan sin motivo", "estoy sola en esta vida",... y un largo etc. de sentimientos negativos que la refuerzan su rol.

Como opinión personal, el rol de víctima es el mal doliente, tanto para uno mismo como para el entorno, añadiendo que casi van de la mano el rol de víctima con el de perseguidor/a, es decir, que se padecen y se hacen padecer las angustias de los dos roles.

Escapar de un triángulo dramático

Y ahora es cuando la pregunta de ¿Cómo salir de este triángulo dramático? se hace indispensable.

Lo primero es tomar consciencia de si estamos en alguno de estos roles en nuestra vida cotidiana, o si detectamos una habitualidad de rol cuando entramos en conflicto con los que nos rodean; para ello hay que ser muy honesta/o con uno mismo descartando los miedo a ser auto juzgados. Nuestro mayor enemigo somos nosotras/os mismos con nuestros prejuicios sociales adquiridos y nuestros temores.

Una vez que eres consciente de que te colocas en uno de estos roles, el siguiente cuadro te da alguna pauta de qué hacer en cada caso: 

PERSEGUIDOR

Necesidad de culpabilizar a alguien

SALVADOR

Necesidad de sentirse útil

VICTIMA

Necesidad de sentirse impotente

Tener vacíos específicos o lagunas en algún momento o en algún aspecto de vida, no significa que no valgas o que las/os demás no te vayan a querer por ellas.

Reconocerte que eres vulnerable y no un super héroe de vida.

Piensa que no tener la razón en algún momento es algo natural y no implica que no seas válida/o o querible.

Asomar el lado más afectivo y empático, pensando en si lo que vas a decir es la solución o acrecienta el problema (ese famoso contar hasta diez antes de hablar o responder en caso de conflicto).

Reconoce tus propios accesos de la emoción primaria de ira o rabia y pon el remedio a ello.

Reconocer a las/os que te rodean tu rol de perseguidor/a y que estás trabajando en solucionarlo, pidiendo ayuda si es necesario (por ejemplo que te pongan en aviso con un “no te enfades conmigo que te quiero mucho”.

Si no puedes sola/o, busca ayuda profesional.

Reubicarte en la vida como tu propio centro de ella en vez de dejar ese sitio para los demás.

Tomar conciencia de tu valor personal (concepto tan de moda que es el de empoderamiento personal) para no necesitar la aprobación externa.

Cuando detectes un chantaje emocional no ceder ante él, por muy insignificante que te parezca.

Practica la asertividad y di un no estableciendo los límites en los que quieres tus relaciones (progenitores, hijas/os, parejas, jefes/as, compañeros/as, amigas/os, …).

No finjas que todo está bien ni te ocultes tu realidad cuando tú no estás bien.

Tienes derecho a enfadarte y a expresar como te encuentras.

No te adelantes a las necesidades ajenas conjeturando cuales son; pregunta primero antes de dar por hecho que las/os demás tienes una necesidad que tú tienes que cubrir. Antes de hacer pregúntate:

¿Me han pedido claramente y directamente hacer algo?

¿Me corresponde a mí hacer ese algo?

¿Puedo hacerlo?

¿Quiero?

¿Voy a hacerlo todo o como mucho un 50%?

Si no puedes salir sola/o, busca ayuda profesional.

Tomar conciencia de tu valor personal; tus cualidades, habilidades, capacidades, recursos, competencias, ingenio, etc.

No te niegues a ver quien eres realmente. Indaga en tu área emocional; conocerte es primordial para saber tus puntos fuertes, débiles y las posibles acciones a emprender.

Mira la situación de tu vida desde fuera; eres tú el/la que eliges tu actitud con la que afrontar las circunstancias. Tienes capacidad de decidir cómo hacerlo.

Satisface tus propias necesidades (si te gusta ir al cine, no esperes a que te inviten, ve al cine). Cuídate tú al margen de necesitar a las/os demás; empieza por pequeños cuidados diarios (sonríete en el espejo, tu tiempo de lectura o música que te gusta, una comida de tu agrado, un paseo diario si te gusta, etc., cada uno sabe el qué).

La próxima vez que vayas a pedir que te apoyen, ayuden o “te salven” de una situación, piensa si lo puedes hacer tú y si es así, hazlo sin esperar que sea otra/o.

Si no puedes sola/o, busca ayuda profesional en vez de recurrir continuamente a tu entorno.


Si has dado estos pasos y sola/o no puedes salir (o no entrar) de un triángulo dramático de Karpman, acude a un/a especialista que valore desde fuera la situación y pueda darte una serie de herramientas emocionales específicas en tu caso para poder salir de tu rol.

Como puntualización te diré que el primer artículo que he leído sobre el triángulo dramático de Karpman, estaba dirigido a profesionales dedicadas/os al cuidado de las personas (psicólogas/os, médicas/os, educadores, etc.), así que fíjate si es relativamente fácil dejarte llevar por uno de sus roles.

Ahora que conoces este triángulo "oscuro", pasa a leer el de "la luz": el triángulo ganador de Acey Choy, luego, elige tu juego de vida y que rol quieres adquirir. 

Artículos leídos y escuchados sobre el tema:

Triángulo dramático de Karpman 

El triángulo dramático de Karpman- vídeo

El triángulo dramático de Karpman- vídeo

El triángulo dramático de Karpman

El triángulo dramático de Karpman

El triangulo dramático de Karpman

El triángulo dramático de Karpman 

El triángulo dramático de Karpman