Pensamientos, palabras, obras y omisiones

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Pensamientos, palabras, obras y omisiones, … tal cual es la vida.
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lunes, 5 de febrero de 2024

Micromachismos

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Los micromachismos existen, están clasificados y son susceptibles de ser identificados, pese a ser una manera solapada, escondida o disimulada de mantener la jerarquización de género impuesta por el sistema patriarcal dominante desde hace siglos, … así de claro y resumido en un pequeño párrafo o incluso en una frase: los micromachismos existen escondidos y se manifiestan sutilmente.

Escribiendo sobre otras masculinidades, me surgió la necesidad de leer, estudiar y de escribir sobre los micromachismos, porque es mi manera de detectarlos, de poder sacarlos del escondite mental donde los tengo y lograr evidenciarlos en su sutil manifestación. Así de sencillo, escribo para aprender, con los riesgos que ello conlleva. 
¿Por qué digo riesgos? Porque cuando una aprende y cambia ya no la sirven las mismas cosas de cuando era ignorante y eso en el entorno habitual no resulta cómodo. Si una mueve ficha, las y los de al lado también tienen que mover ficha y en ocasiones y para algunas personas, resulta comprometido o perturbador, por lo que acaba siendo molesto o fastidioso.
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Micromachismo

Es interesante observar en mí misma y en mi entorno (personas entradas en años con criterios afianzados y experiencias de vida que nos han hecho apuntalar algunas creencias), como en ocasiones nos cuesta salir de nuestros criterios personales, y ponemos pensamientos y expresamos ideas en defensa de esos criterios. 
A mí me ha pasado con el feminismo, la igualdad, los micromachismos, el lenguaje inclusivo, la palabra patriarcado, masculinidades, lo que creía que era la "discriminación positiva", etc.

Hace muchos años, cuando oí a un hombre hablar en femenino, me resultó rarísimo y pensé que estaba extralimitándose y que no tenía sentido; para mí era una salida de tiesto y lo que en realidad era y no supe ver, es un hombre identificado (por lo menos lingüísticamente hablando) con la igualdad y hacía visibilización de la mujer en su leguaje.

En ocasiones, cuando he oído hablar a mujeres en defensa de causas feministas, también he pensado que son monotema y un poco pesadas con el asunto, al margen de que entendiera parte de sus criterios o ideas; para mí no hacía falta tener la igualdad en la boca para vivirla y ahora sé que la igualdad no es real al margen de que vivamos con más criterios de igualdad que nuestras madres y que, si no se ven y se manifiestan las desigualdades, no se pueden afrontar y subsanar.

También he dado por válidas situaciones relacionales con el hombre que me habían enseñado que eran normales y que eran lo que tenían que ser (como siempre y como Dios manda); hoy en día me doy cuenta que he sufrido violencia machista, que he tolerado discriminación, que he seguido los roles de género establecidos por el sistema patriarcal en el que he nacido o que he hecho míos argumentos escuchados y leídos considerando extralimitada o carente de sentido la forma de manifestación de criterios igualitarios (hoy en día sigo sin entender algunos), razonamientos o ciertos posicionamientos de vida de personas estereotipadas como feministas.

En mi "mayoría de edad" y siendo cincuentera, me he hecho consciente de los micromachismos en los que vivimos las mujeres y en el por qué hay situaciones que me han molestado y me molestan interiormente. Me he dado cuenta de que mi cabeza y mi corazón se han revelado y se revelan contra el patriarcado y sus dictámenes, contra mi invisibilización como persona, contra la jerarquía del poder del hombre sobre la mujer, contra la falta de inteligencia emocional, contra el poco interés por adquirir inteligencia intrapersonal e inteligencia interpersonal, contra la desigualdad, la injusticia y la discriminación, contra la falta de equidad social, educacional, familiar, … 
Me revelo contra la violencia de género en ocasiones palpable, pero que por ignorancia no he identificado, y algunas veces tan sutil, escondida y mordaz, que me ha hecho y me hace cuestionarme si soy culpable o no (no responsable, que lo soy: culpable, que es un asco), que me dice que estoy equivocada, que me confundo, que me imagino e invento, que exagero, que no he estado centrada, que no hay quien me entienda, que vivo en otro mundo, que he sido una vaga o una puta, una irresponsable, una inadaptada, …, algo que no he vivido solo yo, porque esto es algo que hemos vivido muchas mujeres en mayor o menor medida y que llevo años expresando en forma de poesía,  a veces sin entender que era la opresión de los roles y estereotipos de género aprendidos por ellos y nosotras, pero que repercute más sobre nosotras.
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Es micromachismo no es sólo contar un chiste verde o que menosprecie a la mujer o la juzgue o la catalogue, no es tampoco sólo compartir contenidos sexuales o sensuales con las exaltaciones físicas de la mujer, no sólo es decir un piropo, o no es sólo cualquiera de las cosas con las que se queda la sociedad para justificar que siga existiendo el micromachismo. Seamos conscientes que es una actitud ante la vida y ante las relaciones con nosotras, las mujeres. 

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No es una palabra mal sonante, es lo que lleva de trasfondo que un hombre diga una palabra mal sonante a una mujer; es que se sienta con el derecho de ofenderla, menospreciarla, intimidarla, violentarla, desequilibrarla, infravalorarla, etc., etc., etc., y encima crea que no está equivocado en actuar así, que crea que su criterio vale más que el de la mujer ofendida, … que el de la mujer en general.

Y esta actitud se traslada a muchos momentos cotidianos invisibles e invisibilizados por las costumbres y hábitos machistas y patriarcales, cincelados en el cerebro de tal manera que los hemos hecho nuestros peores enemigos.

Es como la/el alcohólica/o que no se ve como tal, es la/el ludópata que no cree que tenga adicción, la/el drogodependiente que cree que domina lo que consume, la/el anoréxica/o que se ve gorda/o frente al espejo, …. está tan intrínseco en nuestras mentes que no detectamos los micromachismos y los consentimos. Incluso cuando algo "nos da a la nariz", nos lo auto boicoteamos y lo quitamos de la cabeza con las ideas que tenemos ya en ella o con las que nos recuerda nuestro entorno cercano (familia, trabajo, vida social, …). Por eso es tan esencial ver y detectar el micromachismo.

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Yo te pregunto ¿ves mal y usas gafas? Supongo, porque si no no verías muchas cosas ¿Usaste microscopio en el cole o te lo regalaron los Reyes Magos para jugar a ver cosas pequeñas? ¿Has cantado en un karaoke con un micrófono para que se te oiga más? ¿Has leído alguna vez un microrelato? Hay más palabras a las que se les puede poner el micro delante y nos indican algo en particular: pequeño

Micromachismo; micro+machismo, machismo pequeño; vamos de los que hay que ponerse unas gafas para verlo o usar un microscopio para saber como se mueve. El bicho grande es el patriarcado que no hace falta usar microscopio para verle y este está lleno de bichitos pequeños, los micromachismos

Como el cuerpo humano cuando tiene un bulto en algún sitio y para saber qué es hacen una biopsia y le ponen nombre y apellidos, si es bueno o malo o que hay que hacer con ello, si dejar o extirpar ¿Qué haces si te detectan que esas células diminutas son cancerígenas? Pues resulta que esto mismo que estás pensando, que es quitar lo que haya de malo e intentar erradicar el problema para que no surja de nuevo, en el campo de las relaciones entre hombres y mujeres no se entiende ¿Por qué?

La última consecuencia de un cáncer maligno es que mata; la del machismo también es que mata, algunas veces lentamente y otras de forma rápida. 
Micromachismo, tan pequeño que no se ve, pero que es microcomponente del machismo y curiosamente, otro que mata. Mata la autoestima, la seguridad en una misma, la independencia, la autonomía, la igualdad, el bienestar emocional, la capacidad de decisión, de poder de la mujer, … 
Va debilitando poco a poco, de forma sutil, invisibilizadamente creciendo sin que ni la propia mujer sepa que le está pasando y el diagnóstico sea de compleja determinación. 

Los micromachismos se pueden diagnosticar como depresión, angustia, fobia, autoexigencia, trastorno mental o cualquier otro tipo de enfermedad comórbida al micromachismo (comorbilidad: presencia de uno o más trastornos o enfermedades, además de la enfermedad o trastorno primario); con este diagnóstico nos quedamos en arreglar las consecuencias producidas por el origen, pero no el origen en sí, por lo que las consecuencias volverán a producirse.

Muchos hombres resuelven esta enfermedad social del micromachismo con esas frases como:  "cosas de mujeres", "ellas son más sensibles y débiles", "las hormonas que las condicionan", "la mujer siempre se está quejando", "con sus chorradas de las emociones la cagan", "le dan importancia a lo que no la tiene", "si tuvieran otra cosa en la que preocuparse no andaría con bobadas", "a las mujeres no hay quién las entienda", " ya está otra vez con las mismas", "parece que no sabe estar sola sin mí", "no, si el que curro soy yo y la que encima se queja es ella que se queda en casa", ... 

Y otra vez me pregunto ¿por qué no queremos ver este "pequeño" cáncer social? ¿Por qué se desvía hacia que los micromachismos son una exageración? ¿Por qué no queremos revisarnos a nosotras/os mismos y ver qué tipo de micromachismo ejercemos o permitimos? 
Mi respuesta es que nos han domesticado para ello, estamos totalmente socializados para ello.
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 Los micromachismos y sus efectos; claves para su detección- PDF 

Es curioso vernos como personas feministas, como mujeres y hombres liberadas/os, abiertas/os, capaces de discernir entre el bien y el mal, entre qué es respeto y qué es asertividad, discernir que es ser buena gente y que no es, entre.... y luego no damos permiso a ni tan siquiera plantearnos que hay que cambiar actitudes personales para evitar que sigamos haciéndolo igual de mal. 

Dar cambios, como cuesta dar cambios mentales y sobre todo si ya están instaurados dentro de las conexiones neuronales, sobre todo si ya se han convertido en creencias, y los micromachismos existen porque las creencias personales de que no lo son las tenemos bien aprendidas..

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Creencias limitantes; como influyen en tu vida y cómo desmontarlas- La Vanguardia

Creencias y salud mental- Dianova

Creencias limitantes y potenciadoras; conoce tu cerebro- Topdoctors

Los 10 tipos de creencias, y cómo hablan acerca de quiénes somos- Psicología y mente

Habría tanto que leer sobre creencias y principios personales, que da para otra entrada aparte, pero como decía un periódico de Nueva Zelanda allá por el 1873 (y la frase se atribuye a Groucho Marx) "Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros". Ya, ya sé, hay que utilizar bien el significado de todo lo que decimos, pero mi intención es reparar en que quizás muchas de nuestras creencias y principios, los tengamos que cambiar para que no sean limitadores de una sana convivencia entre personas. 

Pero vamos con los tipos de micromachismos que existen, a ver si conseguimos ver alguno que permitimos en nuestras vidas sin saberlo.

Tipos de micromachismo

Utilitario-

Este viene muy bien para escaquearse de hacer algo y que lo haga otra por aquello de que "no se me da bien" o aquello de "tú sabes hacerlo mejor que yo". No consiste en lo que se hace, consiste en lo que se deja de hacer y se carga para otra, … con lo que ello conlleva. Es muy útil para disponer de más tiempo para ocupar más espacios, para poder estar y ejercer más presencia y que se sepa quién es el que más existe. Así hacemos bonito eso de que "tras de un hombre, hay una gran mujer" y hacemos creer a la mujer que es importante estar por detrás haciendo otros menesteres de menor importancia para que brillen los de más importancia, que por supuesto son los que hace el hombre. 

Volvemos aquí a perpetuar los roles de género en los cuales la mujer se tiene que dedicar al ámbito privado (el de los cuidados, el escondido, el reservado, el discreto, el invisible,...) porque se le da muy bien y ha nacido para ello, y el hombre al público (visible, reconocido, social, influyente, notorio, importante, incuestionable, …) porque es su función y su deber como hombre.

Coercitivo o directo-

Este es de los que se hace sin miramientos, directamente restricción y represión, para qué andarse con chorradas y pérdidas de tiempo ¿Cómo? Pues con un simbólico "si no se hace un algo, pasará otro algo", con un "este es mi sitio en la vida y aquel el tuyo" (sin fisuras), un "yo tengo la razón y tú te equivocas", un "la pelota es mía y el penalti lo chuto yo", un "mi reino inexpugnable es mío y no entra más que quién yo quiera", un "yo soy He-man, yo tengo el poder", ... estas cositas que no dejan lugar a ninguna duda de que es el hombre es que está por encima y que si alguien tiene que perder, es la mujer y no él. 
De aquí viene, por ejemplo, que si alguien hace reducción de jornada por cuidar a las/os hijas/os, normalmente y de mutuo acuerdo o no, es la madre porque el padre gana más (subyace la idea de que su trabajo vale más, es más eficiente, listo y tiene el poder del dinero,...).

No hay que confundir; no hablo de ser el hombre el asertivo pidiendo el respeto a su persona, hablo de esas situaciones en la que la que se ve obligada a ser asertiva es la mujer para reivindicar su espacio, su tiempo, su opinión, su persona,...

Encubierto-

Estos son muy majos porque van disfrazados de otra cosa; se colocan detrás de algo distinto y así no se les ve venir. Un "por tu bien" hago una cosa, un "te estoy ayudando, protegiendo, cuidando" porque soy muy cuidador y paternalista contigo, un "hago para ti" en vez de un hacer contigo, juntos. 
Esos bonitos "si no fuera por mí que te cuido, que harías tú en la vida".
También aquí encajan esos "va, no es para tanto lo que dices, con lo bien que me porto contigo", o esos "pequeñas cositas de uno, como tenemos todos", que minimizan acciones o errores (pequeños o grandes).
Estos son los que hacen dudar a la mujer en su criterio personal, creándolas confusión y hasta pudiera ser que sentimiento de culpabilidad.  
Mansplaining, manspreading o mansterrupting, que es algo como que el hombre sabe mucho y por eso intereviene e interrumpe, además de ocupar mucho espacio vital,... porque él lo vale.

De crisis- 

Estos entran en acción cuando el hombre nota que pierde el poder en relación con la mujer y manipula para intentar recuperarlo, a veces hasta con victimismo. Estas cositas de pensar "con lo que yo te quiero, que me hagas esto", "eres tú la que me interpretas mal", "no era esa mi intención y me está cayendo encima una que para qué", "me siento examinado cada vez que hago algo", "tengo que andar de puntillas contigo", "te doy lo mejor que tengo, no sé que más quieres". 
No nos olvidemos que también pueden recurrir a eso de "pues ahora no te hablo", "te chinchas, te ignoro y te doy con el látigo de mi indiferencia".
A parte de estas cositas de recurrir al victimismo, otro recurso en caso de notar que se pierde terreno es recurrir al control de lo que hace la mujer, porque no se fía de lo que "esta arpía me puede seguir quitando de mi poder de hombre".

Micromachismos varios-

En este lote se pueden meter los que resulta que socialmente han tenido más impacto y en muchos casos, se consideran exageraciones para infravalorar el poder negativo del micromachismo escondido en las relaciones hombre/mujer, a nivel de pareja, laboral o social.

Ejemplos: que la mujer pague menos en la discoteca como reclamo para que vayan hombres, chistes que menosprecian a la mujer (justificado con que solo es un chiste), aseos público en el que el cambiador para bebés está en el de mujeres, opinar en alto sobre el aspecto físico de la mujer como objeto de deseo (familiarmente llamado piropo, que es como que queda fino), ropa con relleno en pecho para niñas y mujeres, si se pide una café y una cerveza dar la cerveza al hombre, en una comida de restaurante dar a probar el vino al hombre, ese comentario tan extendido cuando no tienes hijos de "se te está pasando el arroz", "el apellido de toda la vida primero el del padre", …
Y el ahora viene el "más mejor"; esos actos de caballerosidad que hacen que a un hombre se le considere elegante, educado, galán y caballeroso, esos que tanto nos gustan también a las mujeres y por lo tanto están súper bien vistos y deben seguir existiendo por amables.

25 micromachismos- Feminista ilustrada



No es fácil descubrir todos los micromachismos latentes en la sociedad, que pululan por el aire y por las mentes, que te enganchan y se quedan contigo absorbiendo la coherencia en favor de las creencias; no es fácil, pero habrá que ir de una vez al lío y descubrirlos ¿no? Yo estoy en ello, porque aún me queda mucho que desaprender, casi tanto como lo que he aprendido en esto de las relaciones  hombre/mujer.

Otras fuentes: 

Micromachismos- Ayuntamiento de Villar del Arzobispo
El machismo silencioso: micromachismos- trabajo final de grado de la Universidad Pontifica de Comillas.

lunes, 8 de noviembre de 2021

La violencia económica de género y maltrato económico de género

Hablemos de un tipo de violencia de género que no se contemplaba como tal, pero que cada vez se oye más sobre ella y sus consecuencias; me refiero a la violencia económica de género o violencia patrimonial y al maltrato económico.

En rasgos generales abarca desde el nivel laboral con su famosa brecha salarial y otros recovecos, hasta el ámbito familiar, en la convivencia. A este tipo de violencia económica es a la que yo voy a dedicar mi entrada, porque aún no siendo una experta académica, soy una experta de vida en esto del maltrato económico de género y lejos de realizar una tesis académica, lo que sí voy a hacer es hablar desde la experiencia.

Ningún ordenamiento jurídico recoge este tipo de violencia de género a pesar de estar recogida en el Convenio de Estambul (Instrumento jurídico internacional continental nacido el 11 de mayo del 2011 y en vigor desde el 1 de agosto del 2014), firmado por 46 países y ratificado por 34, siendo por tanto vinculante en estos países.

En este convenio se recogen una serie de objetivos a cumplir para erradicar la violencia de género contra las mujeres y la reconoce como una violación de los derechos humanos, por lo que ya varios países han modificado su legislación en estos últimos años (Dinamarca, Suecia, Grecia, Portugal y Croacia en el 2020). 

España también es uno de los países firmantes del convenio de Estambul, que han ratificado este convenio a fecha 6 de junio del 2014, figurando en el BOE dicha ratificación sobre la prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica.

Este hecho implica una serie de políticas determinadas enfocadas a adoptar medidas legislativas o del tipo necesario, para poner en práctica dichas políticas de forma efectiva, global y coordinada y como dice literalmente el BOE "para prevenir y combatir todas las formas de violencia incluidas en el ámbito de aplicación del presente Convenio y ofrecer una respuesta global a la violencia contra la mujer,"

Hay mucho que andar aún, porque al margen de las políticas necesarias para poder legislar este problema de violencia de género en general de forma jurídica y social, queda la parte personal (tanto en el hombre como en la mujer), de saber reconocer qué es la violencia de género y que la provoca el patriarcado con sus hábitos y costumbres tan arraigados que enmascaran cualquier tipo de violencia de género y concretando, la violencia económica de género.

Existe hasta un proyecto de la Universidad de Extremadura enfocado a visibilizar la existencia de la violencia económica de genero. En él también interviene la Sociedad Española de Asistencia Sociosaniraria, el Instituto Polibienestar de la Universitat de València y el Gruppo R. (italiano). 

Gran labor la de este proyecto ECOVIO (financiado por el programa Rigts, Equality and Citizenship de la Unión Europea), del cual nos beneficiaremos toda la sociedad, no solo las mujeres.

Lo que le pase a una mujer, nos pasa a todas.

Lo que le pase a una mujer, le pasa a sus hijas/os, si los tiene, y en el muchos casos, llegando al asesinato a través de ejercer la violencia vicaria. La violencia de género que sufra una mujer, será sufrida (y en muchos casos, absorbida) por sus hijas/os. Es la consecuencia de vivir en una sociedad que arrastra aún (en en un grado elevado) la ideología de la cultura patriarcal

Estas dos afirmaciones las escribo totalmente convencida de ellas y es una realidad que no hace falta ser muy astuta/o para afirmarlas; vamos que el tonto/a más tonta/o puede entenderlo. Lo que entonces no tengo tan claro es ¿por qué muchos hombres no lo ven y ejercen la violencia económica (o de cualquier tipo) sobre las mujeres/parejas/madres de sus hijas/os?... ¿por normalización? ¿por hábitos? ¿por costumbre social? ¿por ignorancia? y si es por la fuerza de la costumbre ¿por qué unos no la ejercen y otros sí? ¿por maldad? 

Y también tengo otros interrogantes ¿Qué hay en nosotras las mujeres que no nos deja identificar la violencia económica de genero? ¿por qué no la detectamos a tiempo? ¿por qué no la evitamos? ¿por qué no la denunciamos? ¿por qué nos la justificamos/tapamos/aguantamos/sufrimos?

¿No sabemos?... pues quizás no,  no he sabido. Quizás nos falta el empoderamiento de la mujer a tiempo, por lo menos a mí me ha faltado empoderarme a tiempo.

Tenemos que aprender a identificar la violencia de género en toda su extensión para poder frenarla, no dejando creer a las nuevas generaciones (tanto a lo ellos como a las ellas), que el maltrato y la violencia de género se enmarcan en el ámbito exclusivo de lo físico, por ser lo más evidente.

¿Y si nos enseñaran desde pequeños/as que el maltrato económico es  violencia de género? ¿Y qué es una violación de los derechos humanos reconocida y ratificada por varios países a través del Convenio de Estambul ? Yo en mi ignorancia, me he enterado ayer (literalmente, ayer día 7 de octubre de 2011) de la existencia de este convenio y de la firma y ratificación del mismo por parte del gobierno del país donde vivo (en el BOE).

Lo mismo que he de decir que a través del buzoneo de un panfleto del Ayuntamiento de Leioa, me ha dado por mirar cositas sobre la violencia en contra de las mujeres y he dando con la información del Convenio de Estambul. De ahí me salió crear una poesía  "Si sospechas" y pensar en escribir esta entrada de blog. Me he encontrado con el sentimiento de rabia de ser una ignorante en temas del maltrato de género, de como asumimos como disculpable actitudes y hechos que no tienen disculpa y que son denunciables.

Me da rabia como enmascaramos socialmente el maltrato con argumentos como: "es inmaduro", "dale tiempo" "es gastador", "está acostumbrado a tener todo lo que quiere", "es que así le han educado al pobre", "eso son cosas que pasan", "tienes que enseñarle que es buen chico", "haber elegido mejor", "la culpa no es de él, es tuya por no estar atenta", "¿ya le controlas?", "a ver si espabilas maja, que te las dan todas",  "si es que la tonta eres tú que no te enteras" ... al final (como tantas veces que nos han inculcado la cultura de la  culpabilidad), la mujer acaba siendo la culpable del maltrato económico de género o de cualquier tipo de maltrato que esté sufriendo.

No lo vemos, no; el maltrato económico de género  parece que no es nada, que es la mala suerte de la vida por haber dado con un hombre "inmaduro" o "enfermo", que también puede ser, pero que no se nos olvide que está ejerciendo el maltrato económico con una repercusiones a nivel familiar y personal para la mujer y los hijos/as, si los hubiera.

Tener que hacer frente a la manutención familiar (casa, comida, luz, agua, gas, colegio, libros, material escolar, ocio, ropa, calzado, etc) en solitario porque el padre no ejerce su responsabilidad económica (porque no quiere o porque quiere creer que con lo que aporta la madre se pega una vidorra padre con otro tío que no es él), pasa factura emocional y factura relacional en el núcleo familiar, que incluso a la larga en muchos casos es insalvable si no se entienden las consecuencias del maltrato económico de género, que normalmente viene acompañado de un maltrato psicológico.

Tengo muchísima rabia de no haber sabido identificar y por lo tanto en muchos casos obviar, lo que es el maltrato económico y psicológico.
La ignorancia no es buena y en este caso menos aún. Nos falta "desnormalizar" situaciones propias de un maltrato psicológico y de un maltrato económico de género, ambas violencia de género.

También podéis leer en el diario El Mundo, las cifras sobre la violencia económica de género.

Seguiré añadiendo contenido en esta entrada a la medida que investigue más, pero si deciros que tenéis la oportunidad de rellenar un cuestionario en la web del proyecto ECOVIO; con ella podéis colaborar a ampliar el estudio y divulgación de dicho proyecto, a ver si cada vez somos más conscientes de este tema tan malvado y preocupante que es el maltrato económico de género.

Más cositas aún aparte de la violencia económica o patrimonial; leer por qué el patriarcado tiene mucho que ver con ella, leer otra forma de vivir para vuestra curiosidad (te dejo un enlace para conocer como se vive en una sociedad matriarcal; El matriarcado- El pueblo Mosuo) y leer lo que otro tipo de violencia de género, la vicaria, hace con muchas mujeres, porque además está muy relacionada con esta violencia patrimonial o económica.

Nota* Releyendo esta entrada en diciembre del 2023, no me queda más que añadir he sido consciente ahora de la existencia de la violencia vicaria …, lo que me indica que ciertamente, el empoderamiento de la mujer es muy necesario porque yo tengo ya 59 años y aunque nunca es tarde, si yo me llego a enterar de muchas cosas antes, si llego a tener la formación y la información antes, mi vida hubiera sido muy distinta.

Lo mismo que en su día abrí el blog Andando en un desahucio para dar la información sobre lo que me pasaba por si podía servir a alguien, este blog tiene el mismo objetivo, servir a alguien que necesite saber para evitar seguir en un maltrato económico de género y en una violencia de género, sea cual sea.