Mostrando entradas con la etiqueta Dinámicas de poder en la amistad. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Dinámicas de poder en la amistad. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de noviembre de 2024

Dinámicas de poder en la amistad

Las cosas que tiene Eloisa

Sigo con las dinámicas de poder,, leyendo como son en los diferentes contextos en los que las encontramos y esta entrada es para las dinámicas de poder en la amistad, que aunque se supone que es todo más libre y fluido, también existen.

Las dinámicas de poder en la amistad pueden parecer algo raro o rebuscado, pero, en realidad, están presentes en muchas de nuestras relaciones sin que nos demos cuenta. Básicamente, como ocurre con todas las dinámicas de poder, una dinámica de poder es cuando una persona  tiene más influencia o control sobre la otra, pero en este caso dentro de una amistad. 

Esto no significa necesariamente que alguien esté "mandando," pero sí que una persona puede tener más peso a la hora de decidir cosas cómo dónde ir o qué hacer, de llevar la conversación, o de cómo fluye la relación en general. 

He elegido algunos puntos para saber un poco más sobre este tipo de dinámicas; cómo se dan, por qué suceden, y algunas diferencias que se ven entre amistades de mujeres y hombres.

Por qué se dan estas dinámicas de poder en las amistades

Hay muchas razones por las que una persona puede tener más poder en una amistad, y no siempre es de manera consciente o intencional:

Personalidades distintas: Si alguien es muy extrovertida/o o segura/o, puede que tome más decisiones o hable más. Mientras tanto, la persona más tranquila o que no le gusta el conflicto puede preferir seguir la corriente.

Experiencia o conocimiento: Si una persona ha vivido más o tiene conocimientos que la otra no, es posible que tome el rol de consejera/o A veces, esto hace que la otra persona se sienta más dependiente y tienda a seguir los consejos de quien considera "experta."

Seguridad emocional: Algunas personas son más seguras o independientes emocionalmente, mientras que otras pueden necesitar más apoyo. La persona que da apoyo suele asumir una posición de “poder” simplemente porque es quien sostiene la relación en los momentos difíciles.

En todo esto que está descrito no hay absolutamente nada que no sea normal y beneficioso para todas las personas integrantes de los grupos de amistad, porque es la forma de nutrirse el grupo con la aportación individual de cada persona, es algo enriquecedor. 

El problema viene, como siempre, en el predominio no pactado de que sea sólo una persona la que ejerza el poder mayoritariamente. Es lo que llamaríamos las dinámicas de poder desequilibradas en la amistad y curiosamente, este desequilibrio suele darse de forma gradual y muchas veces sin que las personas lo noten al principio.

Cómo son estas dinámicas de poder

Las dinámicas de poder en una amistad pueden manifestarse de muchas maneras, y como he dicho, no siempre son negativas. A veces, ese “desequilibrio” puede ser natural y sano, siempre que las personas se sientan cómodas y respetadas, pero, en otras ocasiones, puede hacer que una de las personas se sienta incómoda o que sienta que no es escuchada.

Ejemplos de estas dinámicas pueden ser:

Decisiones y planes: Cuando siempre es una persona la que decide a dónde ir, qué hacer o cuándo verse. Si siempre una toma la iniciativa y la otra solo acepta, eso puede mostrar una dinámica de poder.

Apoyo emocional: Si siempre una escucha y da apoyo, pero no recibe el mismo apoyo de vuelta, puede sentirse como un "desequilibrio". Las amistades fuertes funcionan mejor cuando el apoyo es mutuo.

Validación y autoestima: A veces, en una amistad, una persona puede depender mucho de la otra para sentirse segura o aceptada. Esto crea una dependencia en la que una se siente en posición de dar (o negar) esa aprobación o validación.

Diferencias entre grupos de amistad entre mujeres, amistad entre hombres y grupos mixtos

Hay ciertas diferencias en cómo se ven estas dinámicas en amistades entre mujeres y entre hombres, aunque, claro, cada amistad es única y esto no aplica a todos los casos.

En amistad entre mujeres 

Suele haber más intensidad emocional y profundidad en las conversaciones, lo que significa que las dinámicas de poder pueden aparecer en cómo se ofrece y recibe el apoyo emocional. 
En estas amistades, es común que una persona pueda volverse la "protectora" o "consejera," mientras que la otra asume un rol de "aprendiz" o de quien recibe el consejo. 
También puede darse una situación en la que alguien siempre se “adapte” a las decisiones o preferencias de la otra, pero sin confrontarlo para no “romper la armonía.”

Lo más reseñable es que en grupos de amigas, las dinámicas de poder se enfocan en la conexión emocional y en cómo se cuidan unas a otras y el poder puede estar en manos de quien sea la más empática o la que se considera "la protectora." En algunos casos, hay una persona que asume el rol de líder emocional: aquella a la que todas van cuando necesitan consejo o apoyo.

Pero también pueden aparecer otros roles, como la “organizadora” (la que siempre propone los planes), la “pacificadora” (quien se encarga de suavizar las tensiones) o incluso la que “mantiene la amistad unida” (la que se asegura de que todas sigan en contacto). A veces, si una persona en el grupo siempre asume el liderazgo, puede empezar a surgir un poco de resentimiento de las demás si sienten que no tienen voz o que siempre se hace lo que esa persona quiere.

Además, en estos grupos puede haber dinámicas de “alianzas” o subgrupos, donde algunas personas se vuelven más cercanas entre ellas. Esto no siempre es negativo, pero en ciertos casos puede hacer que alguien se sienta un poco aislada del grupo o fuera de la conversaciones principales.

En amistad entre hombres

Es común que el poder aparezca en forma de liderazgo o en temas de competencia, por ejemplo, en quién organiza las actividades o en quién sobresale en ciertas habilidades. En lugar de apoyo emocional directo, es más probable que la dinámica de poder se base en estatus o en algún tipo de respeto mutuo por las habilidades o la personalidad. 

Algunos hombres pueden evitar hablar de sus emociones, y entonces el poder puede depender de quien se sienta más “seguro” y mantenga las cosas en términos más superficiales.

Estas dinámicas de poder, también suelen girar más en torno a la "jerarquía" o a quién es más influyente o “respetado” en el grupo. A veces, la persona que destaca en habilidades, como ser gracioso, bueno en deportes o tener cierta "sabiduría," termina ganando un lugar especial en el grupo, y las decisiones giran un poco en torno a él.

En estos grupos, los roles tienden a ser menos emocionales y más basados en la “practicidad.” Uno puede ser el “planificador” (el que organiza salidas o actividades), otro el “experto” (en quien se confía para arreglar problemas o dar consejos prácticos), y también suele estar el “pacificador” (quien mantiene la armonía o reduce tensiones). La dinámica aquí no suele centrarse en hablar de emociones o en buscar apoyo emocional, sino más en actividades o intereses compartidos, en dar soluciones.

Eso sí, cuando hay conflictos, pueden pasar desapercibidos o no ser discutidos abiertamente. Esto hace que algunas tensiones pasen por debajo de la superficie y terminen afectando la amistad sin que el grupo sea consciente de ello.

Grupos de amistad mixtos

En grupos mixtos, se da una mezcla de las dinámicas anteriores descritas. Muchas veces, la comunicación y el tipo de actividades se adaptan para que todas las personas se sientan incluidas. Aquí, las dinámicas de poder pueden variar mucho porque se mezcla el apoyo emocional, típico de los grupos de amigas, con la practicidad y “competencia” que puede aparecer más en los grupos de amigos.

Algunos roles pueden ser más claros: a veces, una mujer puede asumir el rol de apoyo emocional, mientras que un hombre se convierte en el que organiza las actividades. Pero, en estos grupos, también pueden surgir liderazgos rotativos o compartidos, ya que muchas veces el equilibrio depende de que no se le dé más importancia a un género que a otro, o a una persona que a otra.

Sin embargo, también pueden surgir algunas complicaciones si una persona acapara el liderazgo o si se forman alianzas entre personas del mismo género o no, creando subgrupos. Estos subgrupos pueden llevar a que algunas/os se sientan excluidas/os o menos escuchadas/os, especialmente cuando se juntan en grupos más pequeños dentro del grupo general.

Dinámicas de poder que producen situaciones de conflicto en grupos de amistad

Las dinámicas de poder desequilibradas surgen casi sin que nos demos cuenta y, cuando no se manejan bien, puede terminar afectando a la amistad y generando tensiones, malestar e incluso la ruptura o disgregación del grupo. 

Algunas de las causas por las que puede haber tensiones dentro de los grupos debido a las dinámicas de poder:

Liderazgo “invisible” 

A menudo hay alguien que parece tener la última palabra sobre qué se hace, qué se decide, o incluso qué temas se tocan. Esto no siempre es algo malo, especialmente si el grupo prefiere tener a alguien que organice o tome decisiones. Pero, si siempre se impone la preferencia de una sola persona, otras pueden empezar a sentir que no tienen voz ni voto, que su opinión no cuenta o, peor aún, que sus intereses no son bienvenidos en el grupo.

El liderazgo invisible es un fenómeno donde una persona acaba teniendo una influencia significativa sobre las decisiones o el ambiente general, pero de una manera no declarada ni necesariamente buscada. Este tipo de liderazgo no es oficial, ni formal, y muchas veces se da de forma involuntaria, pero su impacto es real.

La causas del liderazgo invisible pueden ser muchas y variadas, pero si que hay unas cuantas que son habituales, como por ejemplo:

La `personalidad y el carisma de algunas personas extrovertidas o con facilidad para comunicarse suelen asumir, sin proponérselo, un rol de liderazgo en el grupo. A menudo, su capacidad para expresar opiniones con seguridad hace que otras personas las sigan o adopten sus ideas.

La experiencia o conocimiento de una persona sobre ciertos temas, lo que hace que el grupo le consulte o confíe en su opinión. Esta confianza crea una dependencia sutil, y esa persona se convierte en una referencia de consulta que, sin proponérselo, toma cierto liderazgo.

La historia del grupo también influye, ya que si alguien lleva más tiempo en el grupo o fue una de las personas que lo formó, suele tener más influencia debido a la conexión emocional e historia compartida. Otras personas del grupo que se han ido uniendo, pueden sentir que deben seguir sus ideas para “respetar” ese vínculo más antiguo.

Puede existir la necesidad de guía, alguien que “organice” o decida, especialmente cuando hay inseguridad o falta de confianza en las decisiones propias. Esto puede ocurrir más en grupos donde no todas las personas se sienten cómodas proponiendo ideas, y entonces siguen a quien parece tener un plan.

Igual que sucede en otros campos, las personas cuando estamos en grupo adquirimos roles diferentes; la organizadora, la sabia, la mediadora, la sumisa, la dependiente, la emocional, la graciosa, …Cuando alguien del grupo decide dejar de hacer su papel habitual y la líder o el líder no está de acuerdo, suelen aparecer tensiones porque ella o él sienten que el equilibrio se rompe o que pierde el control. 
Esto pasa porque el grupo ya tiene una dinámica establecida propia y cualquier cambio o alteración que no sea bien vista por la persona líder, no es bien recibida, ocasionando muchas veces el aislamiento de la persona que ha decidido cambiar su rol en el grupo e incluso la expulsión o la provocación (manifiesta o sutil) para que se aparte del grupo.

Es muy curioso que entre personas adultas con una amistad de muchos años, estas dinámicas de poder y estos roles grupales tengan tanto peso y sean tan poco reconocidas e incluso negadas, hasta el punto de dejar perder una amistad de muchos años con una de las personas integrantes del grupo, dejando al margen las aportaciones grupales que haya hecho.

Estas situaciones se pueden entender mejor si analizamos que son una consecuencia de este liderazgo invisible que ha provocado en el grupo una falta de autonomía en las personas que lo integran, además de una dependencia emocional o grupal que hace menos tolerante y flexible al grupo. También provoca tensiones que no se hablan o que se manifiestan de forma jocosa para no alterar a la persona líder si es que no le parece bien lo que se dice.

Grupos dentro del grupo

Es común que algunas personas se sientan más cercanas entre sí y generen “mini-grupos” o alianzas. Puede ser que las chicas se unan más en ciertos temas o que los chicos lo hagan en otros. 
Esto no tiene nada de malo mientras no sea excluyente, pero si esas alianzas se convierten en el foco de las conversaciones y de los planes del grupo, las personas que no forman parte de ellos pueden sentirse fuera de lugar o, en el peor de los casos, ignoradas.

Roles de género tradicionales 

En algunos grupos mixtos, sin que la gente se dé cuenta, se pueden asumir roles de género tradicionales. Por ejemplo, las chicas asumen más la escucha y el apoyo emocional, mientras los chicos lideran los planes o deciden las actividades. Estos roles se pueden dar de forma natural, pero cuando una persona no se siente cómoda con su rol o se espera que siempre haga algo determinado por razón de género, se convierte en una dinámica desequilibrada. Esto puede hacer que alguien sienta que su participación no es auténtica o que no puede ser totalmente libre dentro del grupo.

Se puede dar el caso de que un hombre del grupo adquiera la posición del líder proveedor, del cual se espera que haga generosamente para el grupo, pero que ha su vez le otorga el papel de líder que en ocasiones puede resultar un peso y motivo de conflicto tanto para el grupo como para dicho líder que tiene que mantener su papel.

El rol de "el proveedor" en un grupo es la figura que se responsabiliza de solucionar problemas, dar ayuda y cubrir necesidades prácticas o emocionales (es un rol común en muchos círculos de amigos o familiares). 
A veces esta persona es la que organiza, aporta recursos o actúa como el "soporte" al que el resto recurre, y aunque este rol se ha asociado históricamente con el estereotipo masculino de “hombre proveedor,” hoy en día puede recaer en cualquier persona del grupo. 
Pero, ¿por qué se da este rol? hoy en día, principalmente porque quien adquiere el rol lo necesita y quienes permiten este rol, lo necesitan también. Si todas las personas integrantes del grupo están de acuerdo, todo va bien, pero en el momento en que alguien discrepe, puede haber conflicto, y si la persona o personas que discrepan son mujeres, el líder proveedor se siente más no entendido u ofendido o atacado.

Vamos a ver por qué existe este rol en concreto porque tiene mucha miga:

Expectativas sociales y culturales- En muchas sociedades, especialmente en generaciones pasadas, el rol de proveedor recaía sobre los hombres, quienes eran vistos como responsables del bienestar material y emocional de los demás. Estas expectativas culturales pueden influir en cómo se estructura un grupo, haciendo que ciertas personas (a veces, sin ser hombres) asuman ese rol.

Características personales- La persona en este rol suele ser alguien que se siente cómodo tomando el control y se preocupa genuinamente por los demás, porque es su forma de sentir que es visible y que importa a través de lo que aporta al grupo. Puede tratarse de alguien que busca ser valorado y reconocido a través de su ayuda, lo que lo lleva a asumir este papel de forma natural.

Necesidad del grupo- En un grupo, siempre es útil tener a alguien que ayude a resolver conflictos o cubra ciertas necesidades, como es la de entretener al grupo con sus ocurrencias, ser la persona chistosa, la confiable, la emocional, la detallista, la proveedora, la trabajadora,... Si hay esta figura que siempre se encarga de ciertos aspectos, las demás personas no sienten la necesidad de asumir esos roles, … o sí.

Normalmente se crea una especie de “equilibrio” donde cada persona asume lo que se le da mejor y lo hace, algo que en sí mismo enriquece al grupo y lo dota de recursos. Pero también se corren riesgo al no rotar o compartir los papeles, dando lugar a estancamientos, algo que si todas las personas están de acuerdo no genera conflictos, pero que sí puede haber lugar a ellos si hay discrepancias.

Dentro de estos roles necesarios en un grupo, la figura del proveedor es muy curiosa por favorable y por castrante en su versión menos favorable. La persona proveedora ofrece seguridad y estabilidad, y las otras personas del grupo pueden comenzar a confiar o incluso depender de esa persona para solucionar problemas, mantener la unión, asumir responsabilidades o por ser el proveedor altruista del grupo, y a su vez, el proveedor acaba absorbiendo más responsabilidades que otras, lo que puede dar lugar a ciertas incomodidades para ambas partes. 
Estas van desde el cansancio de la persona proveedora por no permitirse descansar o fallar, la falta de reciprocidad entre adultos que puede provocar frustración en alguna de las personas que integran el grupo (incluido el líder que puede pensar que no es correspondido por igual), la dependencia hacia el líder proveedor, la competencia o rivalidad por el excesivo protagonismo del proveedor, o el malestar en el propio líder si se le cuestiona que no comparte las responsabilidades de proveer al grupo. 

Aceptar la existencia del rol de proveedor puede ser cómodo, pero también se puede llegar a ser una aceptación de sumisión con el desequilibrio relacional que conlleva. 
Esto es muy habitual si se trata de mentalidades arraigadas en los roles del patriarcado que marcaban una masculinidad determinada y la posibilidad de vivir en otro tipo de masculinidades no se contempla porque, en su foro interno, se siente menos hombre y menos persona, aunque exteriormente y de pensamiento, se sienta liberada, no machista e incluso feminista. No nos olvidemos que este rol de "hombre proveedor" es muy del patriarcado, con un arraigo tan profundo en la sociedad, que aún marca y delimita a muchos hombres y a muchas mujeres, por lo tanto a todas las relaciones sociales incluyendo los vínculos de amistad en grupo.

Competencia o comparación

Hay veces surge una competencia sutil que no siempre se habla, especialmente si alguien percibe que otra persona tiene más poder en el grupo o recibe más atención. Esto puede llevar a que alguien sienta que tiene que “probar” su valía o “ganarse” su lugar, generando tensiones no solo con la persona en cuestión, sino con el resto del grupo. 
Esto es más común cuando entre las amistades se admite un poco de rivalidad o cuando hay algún tipo de favoritismo en el grupo que ensalce a alguna persona o que menosprecie a otra. 

Como pasa en otros campos vitales, las comparativas y las competencias insanas no favorecen para nada las buenas relaciones, y en la amistad no está la excepción.

La validación y aprobación grupal 

Este desequilibrio surge cuando, dentro del grupo, ciertas personas parecen tener una especie de “autoridad” en temas de opinión o de aprobación sobre decisiones de otras. Puede que un amigo o amiga en particular sea visto como el “modelo a seguir” o que su opinión parezca más válida o influyente. Entonces, el resto de personas que integran el grupo empiezan a buscar su aprobación (sumisión al criterio del líder), a veces de forma inconsciente, antes de tomar decisiones personales o de grupo.

Conflictos no resueltos 

En los grupos, algunas veces los conflictos no se tratan abiertamente por temor a incomodar a otras personas o a romper la armonía del grupo. Esto puede crear una especie de “tensión invisible,” donde se evita abordar ciertos temas o donde, aunque alguien esté molesto, no lo expresa. Con el tiempo, esto crea una dinámica de poder donde algunas personas pueden tener control indirecto sobre cómo se comportan los demás (algo en ocasiones tan sutil que es difícil de ver).

¿Qué se puede hacer para equilibrar estas dinámicas?

Lo más importante es la comunicación. Hablar sobre cómo se sienten y ser sinceras/os cuando algo no parece justo, es clave para mantener una amistad saludable. 
Otra clave es que haya reciprocidad; si una persona siempre está dando apoyo, también debe recibirlo, si alguien siempre organiza los planes, es positivo que otras personas también participen.
Al igual que ocurre en grupos sociales, contribuir de forma equitativa dentro del grupo es prioritario.
Para ello es necesario:

Escuchar a todos

Asegurarse de que todas las personas en el grupo sientan que su voz cuenta, que pueden proponer planes, expresar sus opiniones y que no serán juzgadas. Una escucha activa y empática en la que todas las voces cuenten es la base primordial de unas buenas relaciones dentro del grupo.

La inteligencia interpersonal es de suma importancia para que la comunicación sea de calidad y por lo tanto las dinámicas de poder en la amistad del grupo también.

Cambiar de roles

Si alguien siempre organiza, propone o lidera, es útil que otras personas del grupo tomen el relevo de vez en cuando. Cambiar de roles ayuda a que todas las personas que integran el grupo se sientan involucradas y reduce la presión sobre una sola persona.

Hablar de los conflictos

Abordar los temas incómodos de manera directa y respetuosa ayuda a que las tensiones no se acumulen y sentir que el grupo es un espacio seguro existe la posibilidad de hablar sin ser juzgado y la posibilidad de ser escuchado sin ser menospreciado.

Celebrar la diversidad

Valorar las diferencias de opinión y fomentar un ambiente donde todas las personas puedan ser auténticas y únicas, permite que el grupo esté más unido y en igualdad. 
Esto ayuda a que el grupo vea la amistad como un espacio de apoyo mutuo y no como un lugar donde una persona tiene más poder sobre otra o hay rivalidades, sumisiones, etc.

Los grupos de amistad son muy enriquecedores, pero para evitar los desequilibrios de poder es importante que todas las personas integrantes del mismo, sientan que pueden ser ellas mismas y que sus opiniones y necesidades cuentan. Una amistad en grupo sana se construye con respeto, comunicación abierta y el compromiso de mantener el equilibrio y la inclusión.

DINAMICAS DE PODER

DINAMICAS DE PODER EN LA FAMILIA

DINAMICAS DE PODER EN EL TRABAJO

DINAMICAS DE PODER EN LA PAREJA

En resumen, las dinámicas de poder en la amistad existen, pero lo importante es que las personas se sientan valoradas, escuchadas y cómodas para que no haya desequilibrios que causen resentimientos o malestar.