Pensamientos, palabras, obras y omisiones

Pensamientos, palabras, obras y omisiones
Pensamientos, palabras, obras y omisiones, … tal cual es la vida.

sábado, 20 de agosto de 2022

Perseguidor, victima y salvador: el triángulo dramático de Karpman

Quedar para comer y que te hablen de que existen tres roles que adquirimos en la vida (perseguidor/a, victima, salvador/a) y que pasamos de uno a otro y que todo eso lo puedo leer en un artículo corto que se llama el triángulo dramático, fue el punto de partida para empezar a buscar y a leer sobre ello, y escribir lo que yo he entendido y lo que me ha hecho entender muchas situaciones vividas y  las diferentes actitudes de personas de mi entorno y mías.

He leído que también le llaman "el triángulo de la supervivencia" porque el juego viene desde que somos niñas/os hasta,... hasta que lo cortemos o hasta siempre.

De entrada, me aclaré que estos roles de perseguidor/a, víctima y salvador, son una actitud ante la vida puntual o repetitiva; son aprendidos o adquiridos de pequeños como una forma de defensa para poder soportar emocionalmente ciertas experiencias de vida hostiles o simplemente desagradables. 
De niña/o decir no o conseguir lo que se quiere es complicado, así que uno se siente víctima. Este sentimiento les puede hacer permanecer en él, o quizás transformarse en perseguidor/a en el cole o en salvador/a

Todo es posible con tal de obtener afecto porque esa es en realidad la finalidad del niño/a; sentirse amada/o y respetada/o de una manera auténtica. 

En la niñez, la seguridad emocional es clave para el desarrollo de la propia identidad y tenerla o estar escaso de ella condiciona a futuro el comportamiento en familia, en la sociedad o en el trabajo.

Esta necesidad básica de contacto físico y emocional hacia ellas/os por parte de los progenitores (o de quien actúe como tal), al ser  constante y urgente, muchas veces no es satisfecha como el niño/a demanda y es ahí cuando el sentimiento de culpabilidad, resentimiento o rabia hace posicionarse en uno de los roles de este triángulo dramático:
  • ser salvador/a por sentimiento de culpabilidad (será que soy mala/o y tengo que hacer algo bueno para que me quieran), 
  • ser víctima por sentir resentimiento (el mundo está en mi contra y todo me pasa a mí; pobre de mí, me tenéis que ayudar porque no es justo) 
  • o ser perseguidor/a por la ira (pues ahora me enfado y os vais a enterar).
Y si habéis visto la película de "El Mago de Oz" (1939), me viene a la cabeza una escena de ella donde Dorothy muerta de miedo dice: "Leones, tigres y panteras ¡Dios mío!

Yo digo "Salvadoras/es, víctimas y perseguidoras/es, ¡Dios mío!" ...y pienso esto porque la relaciones, en este triángulo dramático, son distantes, poco sinceras e impiden un diálogo honesto y cercano para solucionar los conflictos.

Ahora bien, no es lo mismo tener un problema que ser una víctima, como tampoco es lo mismo ayudar que salvar, al igual que no es lo mismo ser asertivo que perseguir. 

Hablando del tema, me han comentado que dejar todo lo que es una persona resumido en los tres vértices de este triángulo dramático se queda escaso. Estoy de acuerdo, no solo podemos encasillar en perseguidor/a, salvador/a o víctima a una persona; yo lo veo como un triángulo que tiene su círculo porque se puede pasar de un rol a otro con una gran facilidad, además luego se encuentran los matices de cada rol y por supuesto, no todas las relaciones que entablamos son de tipo disfuncional.

Podemos tener relaciones sanas y podemos entablar también otro tipo de relaciones no tan sanas porque nos dejamos introducir en este triángulo de una forma automática. Adquirir uno de estos roles de forma consciente y verdadera no es negativo porque no se recurrirá a las "malas artes" de cada rol, pero si se está en un rol de una forma inconsciente es cuando los resultados relacionales son caóticos y verdaderamente dramáticos.

Quien estudió sobre ello y quien le puso nombre a estos comportamientos (más bien insanos y cambiantes) en los conflictos de relación fue Karpman

Stephen Karpman denominó a esta interacción entre los tres roles el triángulo dramático, acertado nombre porque en todo conflicto relacional, si se adquiere alguno de estos roles, el drama está garantizado y la vida se antoja mucho más complicada.

Y me viene a la cabeza que este triángulo dramático es como el triángulo de las Bermudas: te empieza a engullir y ya no vuelves,... a no ser que seas consciente del rol que has adquirido o han adquirido  y pongas las manos en el timón rectificando rumbo.

Para ello, se hace necesario potenciar la inteligencia emocional y en concreto más la inteligencia interpersonal y la intrapersonal .

Ser consciente de una/o mismo es el primer paso, reconocer donde están los demás otro de los pasos. Además, tener la valentía de mirar a nuestra familia e identificar el rol en el cada una/o se ha colocado, nos ayudará a entender nuestro propio rol ante la vida (bonito y gran trabajo intrapersonal).

Puede ser que hayas nacido en un seno familiar en el que estos roles en su forma negativa no han sido necesarios, aunque no sé yo en nuestra cultura religiosa donde hay un Salvador (la iglesia con su perdón) de las/os pobres pecadores (Víctimas por nacimiento del pecado original), que persigue las malas acciones y las castiga o las perdona. 

Y si nos remontamos aún más atrás, tenemos grandes ejemplos como son Las Cruzadas, La Inquisición o las conquistas para convertir al infiel o al pecador y con ello salvarle del fuego eterno.

Nota* Hablo de esta religión porque es la que conozco; otras posiblemente jueguen a lo mismo.

Pero, ¿Cómo son las tripas emocionales de estos personajes protagonistas del triángulo dramático? Vamos a ello y a ver si te sirve para identificar en dónde te colocas (o no) o dónde se colocan las/os que te rodean durante las discusiones o en tu vida diaria, bien sea en el ámbito personal, laboral, social,... vamos en cualquiera de las áreas de vida.

Poniendo en el extremo más patológico y enfermizo la característica principal de cada rol, un Salvador/a puede enfermar en su afán por cuidar,  el Perseguidor/a puede ser una asesina/o, y una Victima es capaz de llegar al suicidio.

Los roles no existen aislados, se relacionan entre ellos y se potencian, pudiendo pasar de un comportamiento/rol a otro o afianzando el rol propio con cada conflicto. 
Es evidente que: son complementarios, no existe uno sin los otros y normalmente en la interacción se empieza por un rol y se acaba por otro distinto, creándose de esta forma las tensiones y los malos entendidos.

Lo más habitual es que se cree una relación tóxica entre 
perseguidor/a y salvador/a, ya que en el afán de satisfacer y de agradar evitando el conflicto que tiene el salvador/a, el perseguidor/a encuentra su caldo de cultivo para hacer crecer su necesidad de crítica y persecución destructiva, dejando al salvador/a con una sensación de no ser visto y reconocido, solamente calmada por el pensar que esta cumpliendo con su misión de estar cuidando y haciendo feliz al perseguidor/a.
Es decir, el/la salvador/a se transforma en víctima en el cumplimiento de su misión que es hacer feliz al perseguidor/a, porque las continuas críticas destructivas y ataques de la/el perseguidor/a consiguen que se sienta incapaz y no válida/o provocando poco a poco la falta de autoestima que le encierra en su papel de salvador/a-víctima.

Este es solo un ejemplo de los tejemanejes que se pueden dar entre roles, pero, ¿Cómo son cada uno de forma individual?

Perseguidor/a
Salvador/a
Víctima


Al descubrir el triángulo dramático de Karpman, también he conocido la existencia del triángulo ganador de Acey Choy, que es el modelo teórico para poder salir de los roles propuestos por Karpman Mucho mejor este otro triángulo, por lo menos bastante más práctico si lo que quieres es tranquilidad de vida y tener unas relaciones más felices y constructivas.

Perseguidor/a- la agresividad

Suena hasta mal "perseguidor/a"; es como que hay que tenerle miedo como al hombre del saco (y no es para menos) porque, si buscamos su significado y sinónimos nos encontramos con: 
y buscando sinónimos de perseguir:

Perseguidor/a es el rol adverso por excelencia y su forma de reacción puede llegar a ser dura, agresiva y violenta (verbal o físicamente). Es ese carácter controlador y pendiente de buscar (y encontrar porque siempre hay algo) el fallo, para después adquirir esa actitud crítica dañina y de juicio, con el agravante de querer cambiar ("por su bien") a quien está persiguiendo. Sus métodos no son los más benévolos ya que puede recurrir a la coacción, la amenaza, el chantaje, el castigo o el ataque.

Vamos, que es esa joyita que llevamos dentro y, o la tenemos controlada o la lía gorda. Las emociones básicas todas/os las tenemos (por eso las denominan básicas) y la ira o la rabia que llevan a la agresividad, también. 

Dirás que tú no te ves en ese rol de perseguidor/a, pero piensa si en algún momento en una discusión la rabia te ha conquistado y has pegado un grito o un golpe, o te has marchado ofendida/o y enfadada/o. 

También mira si eres de esas/os que necesita tener siempre la razón y que no admite sus propios fallos ni quiere mirarse a si mismo. 
Indaga cuando has tenido algún conflicto y discusión si eres de las/os que buscas el apoyo de algo externo para tener la razón si ves que vas a perder, o si cuando te argumentan que estás equivocada/o y ves que vas a perder la discusión, atacas o te marchas.
¿Sabes quién provoca el ataque o la huida? Esa otra emoción primaria que es el miedo, y si te preguntas a qué se tiene miedo, tiene una fácil respuesta: a no ser queridas/os o a ser abandonadas/os, por eso es que se necesita ver el fallo en las/os demás y no en uno mismo, aunque para ello se tenga que estar todo el día en batallas (provocadas, muchas veces sin saberlo), ya que es una guerra interna en la que se está, una guerra que se tiene que ganar y como muchas veces hemos oído o leído, "en la guerra y en el amor todo vale". 

Quiero tu atención, por las buenas o por las malas.
Quiero que me quieras, por las buenas o por las malas.

Se puede poner perfectamente la imagen de una niña/o que tira de las coletas a la niña porque le gusta o el famoso "que hablen de mí, aunque sea mal" (consecuencia de la famosa frase de Oscar Wilde: "hay solamente una cosa en el mundo peor que hablen de ti, y es que no hablen de ti").

En este rol de perseguidor/a encontramos que hay tres tipos de comportamientos: pasivo, activo y vengativo.

  • Pasivo- no hacen lo que les corresponde hacer y al no cumplir con sus responsabilidades, obliga a las/os demás a pasar por momentos desagradables, complicados y muchas veces peligrosos.
Las/os pasivas/os en su pasividad hacen daño y con su irresponsabilidad hacen daño. El no hacer, el ignorar o la ausencia, hacen daño.

Y aquí es cuando recuerdo una característica de una persona pasivo-agresiva: lo que dice y lo que hace nada tiene que ver y... esto hace daño. En muchas ocasiones en lugar de hacer lo que había dicho, lo transforma en rabia frente a quien le dice que no ha cumplido.

Las personas con este comportamiento de perseguidor pasivo, para los que no les conocen, resultan agradables y poco conflictivas, por ende, pasan más desapercibidas y sus "persecuciones" son más complicadas de definir como tales o la tolerancia hacia ellas se hace mayor precisamente por no ponerlas el nombre de "agresividad pasiva".


¡Qué cuidado hay que tener con el perseguidor/a pasivo/a! ¡No le ves venir! 

  • Activo- Estos son el prototipo de personaje que pisa a quien tenga que pisar con tal de satisfacer sus necesidades.
Este sí que es fácilmente detectable, aunque no significa que sea fácil salir de su rueda de comportamiento. 

Su lema es "primero yo, luego yo y después yo y mis necesidades" y al ponerse siempre en ese primer lugar, no les importa el daño que puedan ocasionar o lo que las/os demás de su entorno puedan sufrir. 
Suelen ser exigentes y controladores/as, a la vez que dominantes, imponiéndose sobre los demás y si para ello tienen que utilizar el miedo y la agresividad (maltrato emocional o físico), lo hacen.

Pueden ser perfectamente ese "tonto/a que se cree listo/a" y que va tan sobrada/o de creerse que es el mejor, que piensa que, si alguien se tiene que llevar la mejor tajada, ese es ella/él y que las/os demás se aguanten. 
En el juego de la vida, siempre serán las/os verdugos. Se pueden llegar a convertir en determinadas ocasiones en despiadadas/os, crueles, dañinas/os y brutales.

¡Qué cuidado hay que tener con el perseguidor/ activo/a! ¡Te arrolla si no lo esquivas!

Vengativo- El castigo, venganza y represalia es su lema y se lo justifican con pensar que la otra parte se lo ha buscado. De esta manera se sienten triunfantes, que han ganado y que a ellas/os nadie les pisa sin que después no sean aniquiladas/os. 
Las/os demás son una amenaza, por lo que obvian empatizar y eso les permite ejercer cualquier tipo de acción vengativa. Si le añadimos que su pensamiento dual (no existen grises; o es negro o es blanco) no les permite ver todos los matices de las relaciones interpersonales, nos encontramos con personas rencorosas, que ven lo negativo de su pasado y castigan por ello.

Su orgullo mal entendido les hace ver que las/os demás les están atacando injustificadamente y se ponen a la defensiva con un buen ataque, algo que dificulta la comunicación y las buenas relaciones. Para ellos vengarse haciendo daño es la opción de vida, sin ver que a la larga esto perjudica tanto a quien recibe su venganza como a él/ella mismo/a, ya que, con cada venganza consumada, acrecientan la inseguridad personal que les hace ver enemigas/os (de los que vengarse) donde no los hay.

¡Qué cuidado hay que tener con el perseguidor vengativo! ¡Son una bomba con patas que estalla en cualquier momento!

Estas/os perseguidores están siempre en batallas, broncas, peleas, conflictos o luchas, llámalo como quieras, identifícalo como quieras, pero son así en sus relaciones familiares, laborales, sociales y de pareja.

Por ejemplo, cuando a una/o le dejan o está en la amenaza de que le dejen (por lo tanto en el miedo de no ser querida/o o ser abandonada/o), es muy fácil adquirir este rol de perseguidor porque en el fondo se siente una víctima (una de las conexiones entre roles de este triángulo dramático) y no quiere. 

El salvador- la culpa

Ni qué decir tiene que el binomio salvadora-víctima es el ideal para crear una relación tóxica en la cual nadie sale ganando ni siendo feliz. Tanto el rol dramático de salvador/a como el de víctima son patológicos y deberían tratarse para su control.

Telita con los salvadores/as, porque a pesar de lo que significa y lo que aparentemente parece, encontramos en este rol un trasfondo a medio y largo plazo, propenso al drama y a enturbiar las relaciones y a hacerlas conflictivas.

El/la salvador/a necesita víctimas y si no las tiene, se las crea. Así de sencillo porque el/la salvador/a todo lo puede, todo lo hace, todo lo sabe,... ¡para eso es el/la salvador/a del trío!

Y como estamos hablando de un/a salvador/a inconscientemente metido/a en el papel (ellos/as hasta creen que lo que hacen es de buenas personas que cuidan y velan por las/os demás), se acaba cansando y acaba con ese pensamiento coletilla de "todas/os se aprovechan de mi bondad" 

En muchas ocasiones se llega tan lejos en esto de "salvar", que se anula o se ignora y se hace de menos al "salvado/a". Se piensa por "el salvado/a" porque se le anula como si no tuviera buen criterio propio para poder defenderse en la vida; se le infantiliza. 

Se le hace víctima para poder ser salvador/a, algo que da derecho a entrometerse en su vida e incluso en lo que piensa o siente, tomando además las decisiones de manera unilateral y sin preguntar, con el consiguiente riesgo de no acertar. 


El/la salvador/a 
necesita sentirse bien preocupándose por las/os demás y ayudándoles; antepone las necesidades ajenas a las propias, pero el matiz lo da que no lo hace por las/os otras/os, si no por sentirse bien consigo mismo/a, por su necesidad de que dependan de él/ella para sentirse querido/a, irremplazable y necesaria/o. 

No es nada grato ser el/la salvador/a, ya que, aunque parezca lo contrario, les mueve una necesidad interior a no sentirse rechazadas/os, con una sensación de culpabilidad que los lleva a ese servicio a las/os demás (las pobres víctimas del mundo que necesitan de su ayuda) de una forma enmascarada de generosidad que, en el fondo, supone un sacrificio o renuncia a las propias necesidades.

Esto los puede llevar a diferentes formas de vida, como son las causas benéficas para servir al prójimo o una espiral de trabajo continuo para realizar "misiones de vida" interminables en pos de un beneficio hacia el bienestar de las/os demás, e incluso a juzgar vidas ajenas para determinar que son de mala calidad y así él/ella poder enmendarlas sin que le hayan dado ningún tipo de permiso para ello. 

En el fondo buscan la aprobación o calmar algún sentimiento inconsciente de culpa que los lleva a ese estilo de vida de necesitar ser imprescindibles y salvadores/as de vidas ajenas en vez de mirar la propia.

Este/a salvador/a es susceptible de convertirse en perseguidor/a si empieza a sentir que ya no es necesario/a e imprescindible como él/ella necesita para sentirse bien; pasa a sentirse víctima de vida o de alguien, lo que es contrario a su ser y en ocasiones le lleva a la frustración y la ira. Siente la ingratitud y el desprecio que son el interruptor para convertirse en perseguidores/as.

Otras veces les hace vivir en un continuo sacrificio aguantando lo inaguantable con tal de ayudar, cuidar, satisfacer, etc., a ese alguien que consideran víctima (y que en realidad es un perseguidor/a o una víctima-perseguidor).

Ejemplo de esto pueden ser las situaciones de maltrato familiar/social/laboral, permanecer en pareja de alguien con una adicción, tolerancia a un/a hijo/a maltratador/a o en una adicción, etc.

La víctima- el resentimiento

Es en principio el punto vulnerable de este triángulo dramático, pero ojito, tan desestabilizador o más que los dos anteriores y muy capaz de llevarte a este juego de roles en las situaciones conflictivas.

Aunque aparentemente pueda no ser visible, existe un trasfondo de falta de seguridad y de miedo. 

Esto es algo muy fácil de detectar en una situación de enfermedad; la persona enferma siente que las/os demás la tienen que cuidar y ayudar, por lo que sus demandas de ello y de atención son continuas, apremiantes y exigentes.

Incluso personas que han llevado una vida independiente y valiéndose por sí mismas, en momentos de enfermedad pasan a sentirse víctimas de sus circunstancias y adquieren este rol nocivo, exigente (enmascaradamente o no) y muchas veces manipulador. Este tipo de persona que adquiere el rol de victima puede pasar a ser perseguidora de sus salvadores, y si todos adquieren su rol, el triángulo dramático de Karpman adquiere todo su sentido.

Y se entiende muy bien porque para la víctima todo pasa a ser poco; nada satisface su hambre de victimismo y en sus continuas demandas, se llega a la no satisfacción de alguna, lo cual les produce insatisfacción y frustración que los lleva a atosigar, controlar o manipular, y esto puede ser una historia interminable que alimenta a este rol de víctima/perseguidor/a.

¿Qué ocurre con esta actitud? Muy sencillo, el/la posible salvador (o simplemente los de alrededor) acaba cansándose de su continuo pesimismo, falta de aceptación de lo que tiene o de la ingratitud para con los cuidados y atenciones que se la ofrecen. 

Ese "todo es poco" y ese enmascarado sabotaje a la felicidad del salvador/a, acaba por hartar tanto, que se llega a la mentira y a la ocultación para evitar el control, el hostigamiento o la manipulación a la que se ve sometida/o. Si la persona víctima se llega a dar cuenta, acrecienta su papel como tal, provocando un círculo vicioso de cual es complicado escapar.

En este caso, es tremendamente fácil entrar en este triángulo dramático ya que quien adquiere el rol de salvador/a se siente fracasado en su misión de que la víctima se encuentre bien, algo que le lleva a intentar métodos diferentes para lograrlo, entre ellos puede que incluso poco íntegros.


Como ya he dicho, esto es muy visible en casos de enfermedad, pero en muchos de los casos no hace falta estar enfermo; simplemente son personas con falta de confianza en sí mismos por lo que se hacen dependientes de las/os que le rodean y adquieren ese papel de víctima perpetuamente y no solo durante una enfermedad.

Este estar continuo en el rol de víctima, es tremendo y muchas veces demoledor anímicamente, ya que estar en ese sentimiento de desvalimiento, falta de cuidados y muchas veces incluso en el sentimiento de abandono y traición, les lleva a episodios de depresiones, adquirir enfermedades psicosomáticas e incluso a entrar en adicciones/obsesiones de cualquier tipo para intentar evadirse de su malestar. 

La víctima llega a provocar que los que tiene alrededor le abandonen, quedándose en la sensación de "porque me pasa a mí esto", "no son lo que yo pensaba", "me abandonan sin motivo", "estoy sola en esta vida",... y un largo etc. de sentimientos negativos que la refuerzan su rol.

Como opinión personal, el rol de víctima es el mal doliente, tanto para uno mismo como para el entorno, añadiendo que casi van de la mano el rol de víctima con el de perseguidor/a, es decir, que se padecen y se hacen padecer las angustias de los dos roles.

Escapar de un triángulo dramático

Y ahora es cuando la pregunta de ¿Cómo salir de este triángulo dramático? se hace indispensable.

Lo primero es tomar consciencia de si estamos en alguno de estos roles en nuestra vida cotidiana, o si detectamos una habitualidad de rol cuando entramos en conflicto con los que nos rodean; para ello hay que ser muy honesta/o con uno mismo descartando los miedo a ser auto juzgados. Nuestro mayor enemigo somos nosotras/os mismos con nuestros prejuicios sociales adquiridos y nuestros temores.

Una vez que eres consciente de que te colocas en uno de estos roles, el siguiente cuadro te da alguna pauta de qué hacer en cada caso: 

PERSEGUIDOR

Necesidad de culpabilizar a alguien

SALVADOR

Necesidad de sentirse útil

VICTIMA

Necesidad de sentirse impotente

Tener vacíos específicos o lagunas en algún momento o en algún aspecto de vida, no significa que no valgas o que las/os demás no te vayan a querer por ellas.

Reconocerte que eres vulnerable y no un super héroe de vida.

Piensa que no tener la razón en algún momento es algo natural y no implica que no seas válida/o o querible.

Asomar el lado más afectivo y empático, pensando en si lo que vas a decir es la solución o acrecienta el problema (ese famoso contar hasta diez antes de hablar o responder en caso de conflicto).

Reconoce tus propios accesos de la emoción primaria de ira o rabia y pon el remedio a ello.

Reconocer a las/os que te rodean tu rol de perseguidor/a y que estás trabajando en solucionarlo, pidiendo ayuda si es necesario (por ejemplo que te pongan en aviso con un “no te enfades conmigo que te quiero mucho”.

Si no puedes sola/o, busca ayuda profesional.

Reubicarte en la vida como tu propio centro de ella en vez de dejar ese sitio para los demás.

Tomar conciencia de tu valor personal (concepto tan de moda que es el de empoderamiento personal) para no necesitar la aprobación externa.

Cuando detectes un chantaje emocional no ceder ante él, por muy insignificante que te parezca.

Practica la asertividad y di un no estableciendo los límites en los que quieres tus relaciones (progenitores, hijas/os, parejas, jefes/as, compañeros/as, amigas/os, …).

No finjas que todo está bien ni te ocultes tu realidad cuando tú no estás bien.

Tienes derecho a enfadarte y a expresar como te encuentras.

No te adelantes a las necesidades ajenas conjeturando cuales son; pregunta primero antes de dar por hecho que las/os demás tienes una necesidad que tú tienes que cubrir. Antes de hacer pregúntate:

¿Me han pedido claramente y directamente hacer algo?

¿Me corresponde a mí hacer ese algo?

¿Puedo hacerlo?

¿Quiero?

¿Voy a hacerlo todo o como mucho un 50%?

Si no puedes salir sola/o, busca ayuda profesional.

Tomar conciencia de tu valor personal; tus cualidades, habilidades, capacidades, recursos, competencias, ingenio, etc.

No te niegues a ver quien eres realmente. Indaga en tu área emocional; conocerte es primordial para saber tus puntos fuertes, débiles y las posibles acciones a emprender.

Mira la situación de tu vida desde fuera; eres tú el/la que eliges tu actitud con la que afrontar las circunstancias. Tienes capacidad de decidir cómo hacerlo.

Satisface tus propias necesidades (si te gusta ir al cine, no esperes a que te inviten, ve al cine). Cuídate tú al margen de necesitar a las/os demás; empieza por pequeños cuidados diarios (sonríete en el espejo, tu tiempo de lectura o música que te gusta, una comida de tu agrado, un paseo diario si te gusta, etc., cada uno sabe el qué).

La próxima vez que vayas a pedir que te apoyen, ayuden o “te salven” de una situación, piensa si lo puedes hacer tú y si es así, hazlo sin esperar que sea otra/o.

Si no puedes sola/o, busca ayuda profesional en vez de recurrir continuamente a tu entorno.


Si has dado estos pasos y sola/o no puedes salir (o no entrar) de un triángulo dramático de Karpman, acude a un/a especialista que valore desde fuera la situación y pueda darte una serie de herramientas emocionales específicas en tu caso para poder salir de tu rol.

Como puntualización te diré que el primer artículo que he leído sobre el triángulo dramático de Karpman, estaba dirigido a profesionales dedicadas/os al cuidado de las personas (psicólogas/os, médicas/os, educadores, etc.), así que fíjate si es relativamente fácil dejarte llevar por uno de sus roles.

Ahora que conoces este triángulo "oscuro", pasa a leer el de "la luz": el triángulo ganador de Acey Choy, luego, elige tu juego de vida y que rol quieres adquirir. 

Artículos leídos y escuchados sobre el tema:

Triángulo dramático de Karpman 

El triángulo dramático de Karpman- vídeo

El triángulo dramático de Karpman- vídeo

El triángulo dramático de Karpman

El triángulo dramático de Karpman

El triangulo dramático de Karpman

El triángulo dramático de Karpman 

El triángulo dramático de Karpman

martes, 14 de junio de 2022

El Colgado


eloisaostahermosilla
¡Mira que suena mal en nombre de este Arcano Mayor! El Colgado... y sin embargo, a mí como que me resulta agradable al verlo. En mi cabeza la palabra "colgado" tiene una connotación negativa, pero si dejo eso aparte, me resulta agradable la carta porque el hombre no da la sensación de estar pasándolas mal.

Me quedo mirando la carta y veo a alguien haciendo una de esas posturas imposibles de yoga, pero que el que la hace está relajado y súper tranquilo ; su cara no tiene gesto de dolor, al igual que no la tienen sus brazos en la espalda ni sus piernas (una flexionada detrás de la otra). Eso en el primer momento es lo que me ha parecido, porque además en una de las versiones tiene hasta un halo de luz alrededor de la cabeza, como que está iluminado en ese momento. Vamos, que si le observo un poco, no me parece que esté tan incómodo. Es más, con la carta de El Colgado del Tarot de Marsella, he pensado que si le doy la vuelta me puede parecer que está hasta en una postura de bailar; ¿os imagináis a los que bailan en Irlanda? El baile se llama "La danza céilí" y la bailan rígidos y sin movimientos de cuerpo ni de brazos, tan solo mueven las piernas y los pies ¡Parecen estáticos y sin embargo no paran quietos!


Pues esa sensación me produce a mí la carta del Tarot de El Colgado; activo en su inactividad, productivo en su inmovilidad, constructivo en su pasividad. No veo lo que se ve a simple vista, veo lo que produce esa postura en principio imposible de entender.

Luego ya cuando he empezado a leer sobre este Arcano Mayor, me doy cuenta de la dualidad que puede representar dependiendo del punto de mira del que la ve. De todo lo que he leído, me quedo con la sensación general de que es un momento de estar atado, con tan sólo la posibilidad de estar quieto y de pensar y ver la situación desde otro punto de mira (por eso está boca abajo).

Y ahora paso a seguir con lo que a mí me transmite El Colgado, que como con todos los demás Arcanos Mayores, me permito hacer mi interpretación personal sin querer ofender ni molestar a los entendidos y estudiosos de la cartomancia.


Por un lado me parece que salirse de una visión normal de la situación nos puede dar una perspectiva muy interesante, sobre todo si estamos equivocados en como entendemos en ese momento algo. Yo soy de las que creo que cuando hay un momento confuso, difícil o de discusión con alguien, ponerse a pensar si realmente las cosas están siendo como las veo es una muy buena opción y .... eso necesita un poquito de tiempo de análisis y de reflexión. Yo no siempre lo consigo en el momento, pero si que cuando no lo consigo, lo hago a posteriori y en muchas ocasiones me relaja la situación; bien porque veo que no estaba equivocada y me ayuda a comprender que la otra parte no ha sabido hacerlo mejor o que la parte que no me gusta la tengo que aceptar o gestionar, o bien porque llego a la conclusión de que no he estado acertada en mi punto de vista y puedo aceptarlo y gestionar la situación para solucionarlo.

En cualquier caso, pararte a pensar o reflexionar ante cualquier situación, es un acto pasivo-productivo. Si es sobre una situación buena te ayuda a estar agradecido por vivirla (¡que importante es el agradecimiento para ser feliz!) y si es sobre una situación mala te ayuda a comprenderla y poderla gestionar o a aceptarla y hacer o no hacer algo.

eloisaostahermosilla

Parar, ¡que importante resulta en muchas ocasiones pararse y pensar! La paciencia, es esa gran virtud para saber esperar. Cada vez estamos en un mundo donde todo lo queremos en un 3,2,1 y la paciencia no es algo que se practique ya que no se ha aprendido que más allá de tener todo en el momento, existe la recompensa del esperar. Las nuevas generaciones deben de aprender a sacrificar la inmediatez por la tranquila y sosegada paciencia con sus frutos. 

La palabra paciencia, podemos inventar que  está constituida por paz+ciencia: paz en el momento de enfrentar una situación para verla de una manera objetiva y no visceral y ciencia que nos lleva al sentido común, al saber hacer, al análisis. Por eso afrontar la vida con paz+ciencia es una gran cualidad a fomentar, bien en nosotros, bien en nuestras nuevas generaciones.

Me viene a la cabeza un proverbio chino que simboliza muy bien este pensamiento anterior "siéntate a la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo". Nuestro enemigo puede simbolizar una persona o una situación ante la que tenemos que esperar, no hacer nada ya que cualquier acción precipitada y sin analizar las consecuencias, puede agravar el problema.

Y aquí  puedo soltar otra frase (se le atribuye a Fernando VII cuando su ayudante nervioso por las prisas no atinaba a vestirle bien) "vísteme despacio que tengo prisa". O la ingeniosas dos palabras (según he leído las dijo el emperador romano Augusto) "apresúrate lentamente".

eloisaostahermosilla
Para mí El Colgado me dice que hay que tener paciencia y hacer con tranquilidad, aceptación y reflexión, para poder acertar con la solución o el camino para lograrlo. Me dice que en muchísimas ocasiones no hacer es solucionar y por lo tanto, con el no hacer ya estás haciendo. Me sugiere que si tú no paras,... se te va a parar y atar boca abajo para que pares y mires de manera distinta, para que tengas paciencia, para que sepas esperar, para....cada uno tiene que reflexionar para qué le para la vida.

No me sugiere castigo o penitencia o ejecución, me sugiere un me paro, me doy la vuelta mentalmente al asunto y luego me suelto para seguir (en algunas versiones tiene las manos libres y una pierna la puede mover para balancearse y poderse soltar). 

En mis palabras diría que es que el momento te dice que "quieta parada, haber si es que no vas bien y tienes que mirar distinto bonita". 

A mí me resulta agradable este Arcano Mayor; como una llamada de atención para que me pare a recapacitar, a saber que me dice mi intuición, a mirar diferente, a observarme en mis creencias, a observar a los demás en las suyas, a empatizar con el momento y entenderlo aunque no esté de acuerdo, la tener paciencia, a esperar.

eloisaostahermosilla
Para mí, hay tantas situaciones de vida que se nos escapan de nuestro campo de acción, que no queda más que estar quieto/parado y observarlas dejando a otros que actúen, para que cuando puedas actuar ya sepas como hacerlo porque te ha dando tiempo a analizar y pensar desde otros puntos de vista diferentes. Hay tantas situaciones de vida que lo mejor es no hacer nada y darse una perspectiva distinta que por eso El Colgado me resulta agradable.

Se le atribuye un significado de sacrificio, aunque en mi interpretación personal, prefiero pensar que es una elección de hacer algo (o no hacer) por un bien superior, ya sea para uno mismo o para otros o para una situación determinada. En cantidad de ocasiones tenemos que hacer una renuncia a algo menor por conseguir un algo mayor y este es el sentido que me gusta darle. No es sacrificio en vano, si no el esfuerzo, la renuncia o la aceptación de que en un momento dado tenemos que dejar a un lado un interés personal por un bien común o un bien mayor a más largo plazo. 

Las/os madres/padres renuncian a una vida tranquila por crear una familia, se sacrifican por el bien común de la familia. Si estás en pareja renuncias a unas cosas por otras que requiere la pareja con sus beneficios y sus inconvenientes. Si trabajas renuncias a tu tiempo por ganar otras (autonomía, dinero, prestigio, ...). 

La vida esta llena de elecciones que implican renuncias,  "sacrificios". Pero esto del sacrificio es muy subjetivo; lo que para mí implica esfuerzo y sacrificio, para otro es pasión y alegría. Para alguien que no hace deporte correr 10km le resultaría un esfuerzo y sacrificio y para quien corre maratones le supone empezar a calentar sin esfuerzo. Cada uno sabe sus límites, sus logros, sus esfuerzos, sus renuncias, sus sacrificios, ...

La cuestión es parar, pensar, mirar de otra manera. Comprenderte a ti en la situación y actuar en función del bien para todos, no de una forma egoísta individualista; hay que analizar la situación de una forma paciente y tranquila.

Esto puede implicar que te empieces a cuidar para hacerte feliz a ti y así poder hacer felices a los que están contigo. Puede implicar que te cuides primero a ti para poder estar disponible para cuidar a los demás. Puede implicar que tengas que empezar a hacer algo con tu alimentación por el bien de tu salud física. Puede implicar tomarte unos días en soledad para volver renovado y con fuerza. Puede implicar no tomar una decisión de ruptura (pareja, trabajo, familia,...) y esperar hasta analizar la situación pacientemente sin la emoción del momento.

eloisaostahermosilla
En su connotación negativa, El Colgado puede decirte que estás "colgado" de una situación y no encuentras la manera de salir ya que estás pasivo frente a ella. En este caso te indica que pienses, que aproveches esa quietud para reflexionar y encontrar otra forma de afrontar la situación. Un cambio de perspectiva te hará ver las cosas desde otro punto y con más claridad; la solución está en ti, así que paciencia y tranquilo que la encontrarás. Date tiempo, date la oportunidad de pensar, de encontrarte contigo en esa situación de estar suspendido en una quietud que te invita a ello. 
El Colgado no te quita, no te impide; todo lo contrario, te invita a ver distinto, a la reflexión de la situación, a pensar en tus capacidades y encontrar la manera de utilizarlas. Te invita a practicar la paciencia.

Este Arcano Mayor junto con La sacerdotisa y El Ermitaño, te invita a la introspección. Te indica que en un plano consciente quizás te encuentres "colgado" y atado, por lo que tendrás que dejar que sea esa parte tuya interior la que se ponga a trabajar. El plano inconsciente pasa a tomar el protagonismo para hacerte entender que importas tú, en detrimento de tu pensamiento consciente que está adulterado por tus vivencias y tus creencias aprendidas y ajenas a quien eres realmente.


Ten en cuenta que en las distintas representaciones de El Colgado, en ninguna cuelga por el cuello (que sería algo preocupante), si no que cuelga de un pie o de la cintura, por lo que es evidente que la situación no es peligrosa ni definitiva. Tan solo es una situación que quizás requerirá una renuncia menor por un bien mayor, un empoderamiento de tu persona para actuar (con un tiempo de reflexión para hacerlo). En definitiva, que no te tiene que asustar saber que hay una solución que tú puedes encontrar mirando con otra perspectiva a la situación y a ti. Definitivamente, me gusta este Arcano Mayor por las posibilidades que nos brinda para el autoconocimiento y el crecimiento personal.

viernes, 10 de junio de 2022

La Sacerdotisa

Carta bonita y enigmática esta de La Sacerdotisa,... de entrada me gusta porque no me da miedo lo misterioso, lo oculto, lo que es de dentro, lo espiritual, profundizar más allá de lo que se ve. Entre otras cosas, esto es lo que para mí en estos momentos significa este Arcano Mayor.

He leído que se corresponde con el signo del zodiaco Escorpio (aunque también he leído que a Cáncer), que de siempre he leído que esta relacionado con lo profundo, pasional, intenso, fuerte, oculto, ... Esta carta La Sacerdotisa, tiene ese encanto misterioso de lo inaccesible que atrae irremediablemente hacia ella.

También he leído que representa a la luna y curiosamente, mi perra llamada Luna puede que haya sido una perfecta representación de este Arcano Mayor que es La Sacerdotisa

Mi perra era esa madre protectora y guardiana, esa alma silenciosa, amorosa y atractiva que enamoraba a aquellos que se acercaban a conocerla y no solo a verla. Amable, cariñosa, empática y fina, tenía en su ladrido la fuerza que su aspecto escondía. Su tranquilidad y su paz te envolvían para dejarte pasar a tus adentros y disfrutar de los frutos de tu propio árbol de la vida. Su profundidad te acercaba a tu profundidad, su paz a tu paz; sin decir nada ni expresar todo lo que sabía te hacía tocar con las sensaciones, intuiciones, emociones y con esa parte reconciliadora, pacificadora, empática y creadora. 

Era la voz de una experiencia de vida, sensata y sabia, que permanecía vigilante y atenta desde esa conciencia innata de sabiduría e inspiración femenina. Era grande, llego a mí siendo un ser potencialmente grande que desplegó su grandeza a medida que la normalidad en su vida le dejó expresarla. Y para mí eso significa La Sacerdotisa; las capacidades interiores desarrolladas, la intuición despertada, las potencialidades reconocidas y recogidas, el conocimiento de quien eres que hace que brilles y ser atractivo para ti mismo y los que te conocen, la sabiduría que atrae, la profundidad espiritual que aunque no se entienda seduce. La parte íntimamente creadora y colaboradora. 

Mi perra Luna fue adoptada cuando tenía ya un año y llegó a nuestra casa con un montón de miedos porque había sido una perra maltratada por los humanos. Una vez superó esos miedos, desplegó toda su esencia, dejó fluir quien era y resultó ser esa alma femenina, protectora, fiable e íntima que representa La Sacerdotisa.

Lo que me inspira esta carta a escribir es que nos dice que perdamos los miedos, sobre todo a conocernos. Que lo íntimo y lo oculto es lo que nos va dar la perspectiva de qué somos, qué podemos, qué queremos y qué lograremos. Nos dice que detrás de esas columnas (o pilares uno blanco y otro negro) está la vida, los frutos y la prosperidad. Que dominando la intuición (está con un pie sobre una luna), estando en ese conocimiento superior de la vida (tiene el Torá sobre ella) y vestida con su manto azul de sabiduría, nos dice que es posible pasar el umbral y acceder a la plenitud de vida, además de recoger sus frutos.

Lo que inspira es a dejar un poco de lado los conocimientos adquiridos mentalmente y dejar que la intuición de tu inconsciente, sensata y sabia haga su labor. Adelante con un cambio de creencia, de hábitos, de ritmo de vida,... Dejar de ser lo que te han dicho y crees que eres, para pasar a ser de verdad quien eres. Dejar de ser tus miedos, dejar de ser tus condicionantes, dejar de ser lo que califica tu sociedad, dejar que tu mente se amplíe experimentando otra forma de  enfocar tu vida guiada por esa voz interior que has estado callando. Creer en ti; en lo grande, lo noble, lo auténtico, lo sincero o lo leal que eres. No es más que eso, dejarte a ti mismo conocerte para poder quererte, la partir de ahí todo lo externo pasa a formar parte de tu disfrute y no de tu necesidad.

eloisaostahermosilla
Uno de los puntos a tener en cuenta para conseguirlo es dejar a un lado esa dualidad de lo masculino y lo femenino y abrazar a los dos porque forman parte de tu esencia ; somos algo más que sólo femenino o sólo masculino y lo que representa. 

Por eso, independientemente del género, La Sacerdotisa te ofrece que pienses en vivir esa parte tuya sensible que te hace ser más colaboradora/or que competidora/or. Vivir con empatía y compasión, compartiendo y complementándote que las personas que tienes alrededor, dejando la pelea por conseguir, porque en toda pelea hay una parte que se destruye, unos daños colaterales innecesarios. Te brinda a crear y no a destruir, a colaborar y no a competir, en definitiva a compartir.

Es muy bonito y muy grande entender que la carta de La Sacerdotisa nos indica que la sabiduría de vida, la esencia de vida está colocada en otro sitio distinto al que nos han hecho creer. Este Arcano Mayor te indica que tu intuición cuenta, que descubras esa esencia interior que permanece oculta y que la vivas. Busca dentro de ti quién eres, quiérete, disfrútate y en definitiva...vívete intensamente y si es necesario, alejándote de todo aquello que bloquee e impide que te desarrolles en tu plenitud. Busca ese lado amable y no competitivo, en esta sociedad que potencia la rivalidad para conseguir, en vez de potenciar el compartir.

lunes, 8 de noviembre de 2021

La violencia económica de género y maltrato económico de género

Hablemos de un tipo de violencia de género que no se contemplaba como tal, pero que cada vez se oye más sobre ella y sus consecuencias; me refiero a la violencia económica de género o violencia patrimonial y al maltrato económico.

En rasgos generales abarca desde el nivel laboral con su famosa brecha salarial y otros recovecos, hasta el ámbito familiar, en la convivencia. A este tipo de violencia económica es a la que yo voy a dedicar mi entrada, porque aún no siendo una experta académica, soy una experta de vida en esto del maltrato económico de género y lejos de realizar una tesis académica, lo que sí voy a hacer es hablar desde la experiencia.

Ningún ordenamiento jurídico recoge este tipo de violencia de género a pesar de estar recogida en el Convenio de Estambul (Instrumento jurídico internacional continental nacido el 11 de mayo del 2011 y en vigor desde el 1 de agosto del 2014), firmado por 46 países y ratificado por 34, siendo por tanto vinculante en estos países.

En este convenio se recogen una serie de objetivos a cumplir para erradicar la violencia de género contra las mujeres y la reconoce como una violación de los derechos humanos, por lo que ya varios países han modificado su legislación en estos últimos años (Dinamarca, Suecia, Grecia, Portugal y Croacia en el 2020). 

España también es uno de los países firmantes del convenio de Estambul, que han ratificado este convenio a fecha 6 de junio del 2014, figurando en el BOE dicha ratificación sobre la prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica.

Este hecho implica una serie de políticas determinadas enfocadas a adoptar medidas legislativas o del tipo necesario, para poner en práctica dichas políticas de forma efectiva, global y coordinada y como dice literalmente el BOE "para prevenir y combatir todas las formas de violencia incluidas en el ámbito de aplicación del presente Convenio y ofrecer una respuesta global a la violencia contra la mujer,"

Hay mucho que andar aún, porque al margen de las políticas necesarias para poder legislar este problema de violencia de género en general de forma jurídica y social, queda la parte personal (tanto en el hombre como en la mujer), de saber reconocer qué es la violencia de género y que la provoca el patriarcado con sus hábitos y costumbres tan arraigados que enmascaran cualquier tipo de violencia de género y concretando, la violencia económica de género.

Existe hasta un proyecto de la Universidad de Extremadura enfocado a visibilizar la existencia de la violencia económica de genero. En él también interviene la Sociedad Española de Asistencia Sociosaniraria, el Instituto Polibienestar de la Universitat de València y el Gruppo R. (italiano). 

Gran labor la de este proyecto ECOVIO (financiado por el programa Rigts, Equality and Citizenship de la Unión Europea), del cual nos beneficiaremos toda la sociedad, no solo las mujeres.

Lo que le pase a una mujer, nos pasa a todas.

Lo que le pase a una mujer, le pasa a sus hijas/os, si los tiene, y en el muchos casos, llegando al asesinato a través de ejercer la violencia vicaria. La violencia de género que sufra una mujer, será sufrida (y en muchos casos, absorbida) por sus hijas/os. Es la consecuencia de vivir en una sociedad que arrastra aún (en en un grado elevado) la ideología de la cultura patriarcal

Estas dos afirmaciones las escribo totalmente convencida de ellas y es una realidad que no hace falta ser muy astuta/o para afirmarlas; vamos que el tonto/a más tonta/o puede entenderlo. Lo que entonces no tengo tan claro es ¿por qué muchos hombres no lo ven y ejercen la violencia económica (o de cualquier tipo) sobre las mujeres/parejas/madres de sus hijas/os?... ¿por normalización? ¿por hábitos? ¿por costumbre social? ¿por ignorancia? y si es por la fuerza de la costumbre ¿por qué unos no la ejercen y otros sí? ¿por maldad? 

Y también tengo otros interrogantes ¿Qué hay en nosotras las mujeres que no nos deja identificar la violencia económica de genero? ¿por qué no la detectamos a tiempo? ¿por qué no la evitamos? ¿por qué no la denunciamos? ¿por qué nos la justificamos/tapamos/aguantamos/sufrimos?

¿No sabemos?... pues quizás no,  no he sabido. Quizás nos falta el empoderamiento de la mujer a tiempo, por lo menos a mí me ha faltado empoderarme a tiempo.

Tenemos que aprender a identificar la violencia de género en toda su extensión para poder frenarla, no dejando creer a las nuevas generaciones (tanto a lo ellos como a las ellas), que el maltrato y la violencia de género se enmarcan en el ámbito exclusivo de lo físico, por ser lo más evidente.

¿Y si nos enseñaran desde pequeños/as que el maltrato económico es  violencia de género? ¿Y qué es una violación de los derechos humanos reconocida y ratificada por varios países a través del Convenio de Estambul ? Yo en mi ignorancia, me he enterado ayer (literalmente, ayer día 7 de octubre de 2011) de la existencia de este convenio y de la firma y ratificación del mismo por parte del gobierno del país donde vivo (en el BOE).

Lo mismo que he de decir que a través del buzoneo de un panfleto del Ayuntamiento de Leioa, me ha dado por mirar cositas sobre la violencia en contra de las mujeres y he dando con la información del Convenio de Estambul. De ahí me salió crear una poesía  "Si sospechas" y pensar en escribir esta entrada de blog. Me he encontrado con el sentimiento de rabia de ser una ignorante en temas del maltrato de género, de como asumimos como disculpable actitudes y hechos que no tienen disculpa y que son denunciables.

Me da rabia como enmascaramos socialmente el maltrato con argumentos como: "es inmaduro", "dale tiempo" "es gastador", "está acostumbrado a tener todo lo que quiere", "es que así le han educado al pobre", "eso son cosas que pasan", "tienes que enseñarle que es buen chico", "haber elegido mejor", "la culpa no es de él, es tuya por no estar atenta", "¿ya le controlas?", "a ver si espabilas maja, que te las dan todas",  "si es que la tonta eres tú que no te enteras" ... al final (como tantas veces que nos han inculcado la cultura de la  culpabilidad), la mujer acaba siendo la culpable del maltrato económico de género o de cualquier tipo de maltrato que esté sufriendo.

No lo vemos, no; el maltrato económico de género  parece que no es nada, que es la mala suerte de la vida por haber dado con un hombre "inmaduro" o "enfermo", que también puede ser, pero que no se nos olvide que está ejerciendo el maltrato económico con una repercusiones a nivel familiar y personal para la mujer y los hijos/as, si los hubiera.

Tener que hacer frente a la manutención familiar (casa, comida, luz, agua, gas, colegio, libros, material escolar, ocio, ropa, calzado, etc) en solitario porque el padre no ejerce su responsabilidad económica (porque no quiere o porque quiere creer que con lo que aporta la madre se pega una vidorra padre con otro tío que no es él), pasa factura emocional y factura relacional en el núcleo familiar, que incluso a la larga en muchos casos es insalvable si no se entienden las consecuencias del maltrato económico de género, que normalmente viene acompañado de un maltrato psicológico.

Tengo muchísima rabia de no haber sabido identificar y por lo tanto en muchos casos obviar, lo que es el maltrato económico y psicológico.
La ignorancia no es buena y en este caso menos aún. Nos falta "desnormalizar" situaciones propias de un maltrato psicológico y de un maltrato económico de género, ambas violencia de género.

También podéis leer en el diario El Mundo, las cifras sobre la violencia económica de género.

Seguiré añadiendo contenido en esta entrada a la medida que investigue más, pero si deciros que tenéis la oportunidad de rellenar un cuestionario en la web del proyecto ECOVIO; con ella podéis colaborar a ampliar el estudio y divulgación de dicho proyecto, a ver si cada vez somos más conscientes de este tema tan malvado y preocupante que es el maltrato económico de género.

Más cositas aún aparte de la violencia económica o patrimonial; leer por qué el patriarcado tiene mucho que ver con ella, leer otra forma de vivir para vuestra curiosidad (te dejo un enlace para conocer como se vive en una sociedad matriarcal; El matriarcado- El pueblo Mosuo) y leer lo que otro tipo de violencia de género, la vicaria, hace con muchas mujeres, porque además está muy relacionada con esta violencia patrimonial o económica.

Nota* Releyendo esta entrada en diciembre del 2023, no me queda más que añadir he sido consciente ahora de la existencia de la violencia vicaria …, lo que me indica que ciertamente, el empoderamiento de la mujer es muy necesario porque yo tengo ya 59 años y aunque nunca es tarde, si yo me llego a enterar de muchas cosas antes, si llego a tener la formación y la información antes, mi vida hubiera sido muy distinta.

Lo mismo que en su día abrí el blog Andando en un desahucio para dar la información sobre lo que me pasaba por si podía servir a alguien, este blog tiene el mismo objetivo, servir a alguien que necesite saber para evitar seguir en un maltrato económico de género y en una violencia de género, sea cual sea.


viernes, 15 de enero de 2021

En la madurez

En la madurez. Las cosas que tiene Eloisa
No tenemos lo mismo por hacer y hecho cuando se está en la juventud a cuando se ha llegado a la madurez, como es mi caso. Los puntos de partida y dónde queremos llegar son diferentes y en sí mismo no es bueno ni malo, ni mejor o peor una cosa que la otra; simplemente es distinto.

En la madurez dejas de querer pelear para amar complementar; si algo o alguien no te gusta, simplemente lo alejas de tu vida sin molestia interior o rencor. Entiendes muchas más situaciones o aprecias la lealtad y la seguridad en las personas. Ya no vale cualquier cosa o persona, pero valoras todas las cosas o personas.

Buscando otro término, el azar me ha llevado hasta un post de la carta del tarot "El Juicio" y lo que he leído me ha servido para saber que estoy en ese punto de madurez en mi vida donde lo que significa es un reflejo de lo que pienso. Se acerca mucho al significado de madurez, o yo lo interpreto así. 

 nos pone en la observación y el entendimiento de muchas experiencias vividas, de tal manera que al hacer una aceptación (que no conformarse) de que lo vivido ya está pasado, y quedarnos con lo bueno que cada momento nos aportó, logramos continuar nuestro camino con mayor plenitud, armonía y felicidad.

Sus palabras clave dicen mucho de la línea que sigue:

Palabras clave: despertar, reforma, transformación, superación, cambio, resurrección, reconciliación, retomar, revolución, giro, modificación, reajuste, evolución positiva, adelanto, progreso, avance, mudanza, entendimiento, asimilación, acuerdos, olvido de lo malo, apaciguamiento, arreglo, calma, éxito, consolidar, finalizar, transmutar, resurgir, entendimiento, equidad de juicio, renovación, aclaración, renacimiento, resurgir, restauración...

Madurez, ... a mí me gusta hasta la palabra y quizás sea porque me siento así, en la madurez de vida en todos los sentidos; físicos y emocionales y eso da mucha tranquilidad.

Físicamente es un momento de aceptación, en el cual sabes que tu cuerpo no va a ir a toda marcha con en otros momentos pasados y ni lo pretendes; en mi caso sigo haciendo ejercicio, deporte o soy activa sin mayores pretensiones de demostrar que puedo o quiero llegar a unos niveles altos. No tengo que estar a ninguna altura de nada más que de la que yo quiera.

Hablando de madurez emocional y leyendo el post de 7 señales de madurez emocional, me ha encantando esta parte:

...la madurez emocional no surge de la nada, sino que requiere de trabajo, de esfuerzo, de voluntad y de ganas de mirar en nuestro interior. Porque no solo es tener la cabeza amueblada, sino también el corazón.

Qué bonito, ¿verdad? Tener el corazón bien amueblado. 

Aunque no sea cierto que la edad da la madurez, en mi caso se va reforzando en la medida que van pasando los años y metidos ya en "la ciencuentena", lo noto en cada vivencia de una manera más intensa. Lo que no aporta lo que necesitas, alejar sin pesar y sin dolor;  hay un refrán que dice "Al enemigo que huye puente de plata" y aunque no creo hace tiempo en los enemigos (conlleva para mí pelea y no la quiero en mi madurez), estoy de acuerdo con tender puentes de plata y tranquilidad a todo aquel, aquello o aquella que no aporte bienestar en la vida.

Todo lo vivido aportó en su momento, toda situación conllevó un aprendizaje y si no lo vimos en su momento, quizás es tiempo de observar por qué algunas situaciones se nos repiten para que aprendamos a hace de otra manera distinta. Aprender del pasado, aceptarlo y seguir viviendo con la experiencia aportada con ello, sin la queja por lo ocurrido, sin pensar en que la mala suerte te ha perseguido y que lo que ha ocurrido es injusto.

Esta tranquilidad que da la madurez, deberíamos ir aprendiéndola desde la infancia; sería una manera de vivir mucho más apacible y tranquila en muchos sentidos. Pero en mi caso no ha sido así y he pasado muchos años en esa creencia del sacrificio, del sudor y de las lágrimas. Tal y como yo lo estoy viviendo, a mí la madurez me va dando cada libertad, una gran libertad interior para mandar sobre mí misma lo primero, así que puedo decir que en la madurez está la virtud de ser más feliz, si cabe. 

martes, 12 de enero de 2021

Cambia, todo cambia

cambia,todocambia-lascosasquetieneeloisa
Cambia, todo cambia y seguirá cambiando; donde antes eras una niña desenfadada, ahora apareces en tu forma de adulta.

Miras por la ventana otras vistas, otras; de la ventana para fuera y de la misma para dentro, ... ya estás en otro hogar diferente al de cuando eras niña y no huele a casa llena de hijos y tortilla de patata para todos ellos.

Mientras miro por mi ventana para dentro, veo a esa niña que pisaba charcos, que no quería llevar paraguas, que guardaba los libros dentro del impermeable para que no se le mojaran y bajaba corriendo del cole a su casa, mientras un niño vecino lloraba al verla mojarse: ¡Mamá, mamá, Eloisa está mojándose y se va a poner malita!

Niña que jugaba a saltar los charcos con las katiuskas, a mojarse el pelo; niña a la que su madre aguardaba con la toalla, para reñirla y secarla al mismo tiempo, mientras por dentro sonreía ante la felicidad de un ser perfecto en su contento.

Ahora seco yo a mi madre cuando la llevo a Umbe a humedecer sus pies, sus manos y su cara; la sonrío ante su mirada de agradecimiento y bondad de anciana. Ahora me sigue diciendo que lleve paraguas para no mojarme el pelo y me recuerda aquel niño que yo nunca supe que lloraba por mí.

Lo que son las cosas, guardo mi móvil en el bolso para que no se moje en vez de mis libros de niña y aunque sigo sin llevar paraguas en muchas ocasiones, ya no piso charcos cuando vuelvo del trabajo sin importar mojarme.

Ahora el otoño llega tarde; ya casi no hay tiempo para mirar por la ventana caer las hojas, soplar el viento y ver llegar el otoño para luego dar paso al invierno. Siendo sinceros, ¡me encantan los otoños de mis recuerdos! Por eso en ocasiones, cojo las botas de mi hijo y cuando paseo a mi perra me meto en los charcos y entonces es cuando cambia, todo cambia y sonrío en silencio con la niña que me queda dentro.

Nota* este escrito lo he rescatado del año 2011 y que al leerlo me ha llevado a recordar a mi amatxu, mi niñez y sus momentos.