Pensamientos, palabras, obras y omisiones

Pensamientos, palabras, obras y omisiones
Pensamientos, palabras, obras y omisiones, … tal cual es la vida.
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miércoles, 16 de diciembre de 2015

El agradecimiento


Es un valor que tenemos y podemos brindarnos en la vida. Darnos el poder del agradecimiento, que nos mueve a estar satisfechos, esta debería ser una enseñanza prioritaria para niños y adultos.

La gratitud es un noble valor del que deberíamos estar orgullosos, aparte de sentirlo y utilizarlo todos los días y sobre todo en los momentos difíciles que solemos calificar de "malos". Somos unos privilegiados y no lo sabemos.

Si buscamos agradecimiento en el diccionario nos dice que es el sentimiento o muestra de gratitud por algo recibido y si nos vamos a gratitud no dice que es agradecimiento, reconocimiento de un favor o beneficio que se nos ha hecho.

Pensar en la palabra "reconocimiento"; es muy significativa, si no vemos si no reconocemos un acto positivo hacia nosotros, un beneficio o un favor, difícilmente podremos ser agradecidos.

La palabra reconocimiento está compuesta por tres partes y proviene del latín: "re" que significa repetición, el verbo "cognoscere" conocer y "mento" sinónimo de instrumento.

Por lo que yo ahora quiero dar el matiz a la palabra que yo quiero y se me ocurre que signifique también que es un instrumento para conocer una y otra vez lo que tenemos. Instrumento que nos sirve para reconocer que somos una maravilla y vivimos con muchas cosas buenas alrededor. Instrumento para ser felices. 




Reconocer-Valorar-Agradecer



Hay que ponerle la acción de agradecer a la vida; sin la acción, sin el querer hacer, no puede venir el agradecimiento. Actuar, hacer algo para reconocer que tenemos muchos motivos para estar agradecidos por lo que vivimos y repito que incluso con lo que nosotros queremos considerar "malo" o negativo. Luego os planteo una acción para demostraros que tenéis motivos para el agradecimiento.

A la mente hay que inducirla a pensar en positivo y al reconocimiento de lo bueno que tenemos, de lo bueno que tiene cada momento de vida con lo que traiga. Si tú conduces a tus pensamientos, estos te conducirán a emociones positivas que te harán tener sentimientos agradables con los que disfrutar de la felicidad. Es un círculo incansable que hay que generar en los momentos complicados de vida, si no sientes agradecimiento, provoca tú sentirlo, introduce en tu mente pensamientos de gratitud.

Vives, es un motivo para estar agradecido. Seguro que tienes más de una persona que te aprecia, más de una persona que le gusta estar contigo, más de una persona que te quiere y también más de una persona que te ama. Seguro que disfrutas de algún privilegio social, como ir al cine, leer un libro, tomar un café leyendo el periódico... y si crees que no tienes motivos para estar agradecido, fabrícalos con tu imaginación y empieza practicando el agradecimiento de ello, de tener imaginación para crear momentos agradables.

La mente agradecida está constantemente fijada en lo mejor, por lo tanto, va a recibir lo mejor, porque las personas agradecidas practican la no resistencia a la realidad. No hablo de no hacer nada y resignarse, no. La palabra no es resignación, es aceptación de la realidad como es y pararse a pensar que tiene de bueno y dar las gracias por ello.

La no resistencia consiste en que, en vez de oponerte a la realidad, aplica la ley de la polaridad (todo tienes dos lados opuestos y con la misma fuerza). Cada situación que tiene mal, tiene exactamente lo mismo que bien, solo hay que verlo; lo que quieras elegir de las dos opciones, es de lo que construirás tu realidad.

Normalmente personas que han tenido momentos intensamente complicados saben reconocer que albergaban algunos de los mejores momentos de su vida, a veces les costó tiempo ver el regalo que traían, pero eso no significa que no estuviera ahí desde el principio.

La habilidad de mirar al presente y verlo como bueno nos debe de inducir al agradecimiento, mientras que pensar que lo bueno vendrá más adelante, no te invita a estar muy agradecido en tu presente y la verdad es que no se si este concepto lo entendemos bien. Se trata de tener ilusión en el futuro, pero saber vivir lo bueno en el presente; tu ilusión constante en tu presente, te hacer ver con ilusión tu futuro.

Todos los días nos ocurre algo por lo que dar las gracias, es imposible que no exista algo, por mínimo que sea que no nos haga vernos en la devoción de dar las gracias. Si no estás habituado a la gratitud de lo que te pasa, empieza por esto, por agradecer un par de cosas que te pasen al día (quien dice dos, dice tres o cuatro o...).

Poner energía positiva en lo que tenemos y no poner energía negativa (miedo y preocupación) en lo que no queremos.

Te propongo otro juego, pon 25, 30 cosas por las que puedas dar las gracias en tu vida en tu pasado y en tu presente, procura que sea de todas las áreas de vida (salud, entorno, familia, trabajo, crecimiento personal, ocio, economía, amor, amistad, sexo) , en todo lo que se te ocurra por pequeño que parezca.

La mía por ejemplo sería:

-Gracias por la salud que tengo, me permite hacer muchas actividades.
-Gracias por disfrutar de mis hijos, tienen salud y ya es tiempo de compartir, no sólo de educar.
-Gracias a mis hijos por estar, las comidas de los sábados las disfruto y me siento cerca de ellos.
-Gracias por vivir aún en mi casa, aunque ya no sea mía, sigo aquí después de unos cuantos años.  
-Gracias por comer todos los días, esto es un privilegio enorme.
-Gracias por el agua corriente, comodidad que no sabemos lo que es estar sin ella.
-Gracias por tener animales en casa, siempre me ha gustado y llevo años pudiendo.
-Gracias por haber encontrado un grupo con quien correr, me divierto y me siento apreciada.
-Gracias por mis estupendas amigas, las quiero y me quieren, nos arropamos.
-Gracias por mis amigos, me divierten, nos divertimos, disfrutamos y nos queremos.
-Gracias por conocer a tanta gente distinta,... se van quedando gentes en mi vida y me encanta.
-Gracias por poder pagar las facturas, sí, es un descanso poder pagar y vivir sin preocupación de deber.
-Gracias por tener un móvil y un ordenador, me permiten relacionarme, aprender, estudiar, escribir.
-Gracias por mi facultad para escribir, es un placer plasmar en palabras lo que surja de mi interior.
-Gracias por poder ir al monte, mi cuerpo me deja correr y andar por el monte.
-Gracias por mi monte, el Pagasarri, adoro subir a él.
-Gracias por poder correr, me siento libre, me siento vital y me encanta.
-Gracias por poder estudiar, adoro conocer, aprender cosas nuevas.
-Gracias por mis relaciones laborales, las que he tenido y las que tendré, la verdad buenas.
-Gracias por mis viajes, por fin lo estoy haciendo, es uno de mis sueños cumplidos.
-Gracias por vivir en Bilbao, me gusta mi ciudad, chiquitina y cómoda; es preciosa y me encanta.
-Gracias por tener tiempo para mí, ¡qué importante y que gozada!
-Gracias por un cuerpo que me deja disfrutar, sí, está sano, vital y me veo estupenda ¡qué coño! es verdad.
-Gracias por disponer de dinero para lo que quiero, tranquila, muy tranquila en este sentido y es un alivio.
-Gracias por poder ser generosa con quienes me rodean, generosa económicamente y emocionalmente, algo que es parte de mi ser, ¿Cómo no voy a estar agradecida de poder ser? 
-Gracias por aprender el valor de las cosas, sí, aunque me educaron para ello, con el tiempo he aprendido a quitar tonterías de mi vida, a ser menos consumista y apreciar la esencia.
-Gracias por mi crecimiento personal, sin él no sería la misma, mil gracias, la verdad.
-Gracias por disponer de medios para mi crecimiento personal, personas, conferencias, seminarios, libros, charlas, youtube... todo se me pone delante para ello y lo cojo.
-Gracias por mis libros, muchos y variados que me aportan algo en lo que me reconozco.
-Gracias por las conferencias que puedo escuchar, hoy en día hay muchas gratuitas,.... vivir en esta época me otorga este privilegio.
-Gracias por haber nacido en la época que he nacido.
-Gracias por la música, fuente de alegría y paz, de diversión, de entretenimiento ¡Me gusta!
-Gracias por estar dotada para ser feliz (mi cuerpo hace la química necesaria para que ocurra). 
-Sé que ser feliz es también una opción y doy gracias por elegirla
-Gracias por mi alegría y mi sonrisa, me contagio hasta yo de ella y me gusta que los demás también se contagien de mi energía alegre.
-Gracias por saber vivir en agradecimiento, sin duda me aporta ilusión por la vida. No me cabe duda de que es una virtud y un privilegio porque soy feliz.
-Gracias por vivir, esto está lo último, pero debería estar lo primero.

Podría irme incluso a agradecer cosas materiales que tengo o por situaciones de a diario que vivo (conversaciones agradables, gente estupenda, el sol,... ) pero creo que con esto por hoy es suficiente. 

Ya veis que una cosa me lleva a otra ¡Esto es infinito!... además de cambiante en cada etapa de tu vida. Lo que hoy tienes, igual mañana no, pero no importa porque seguro que tienes otras cosas ¡descúbrelas!

¿Cómo ves hacerte tu propia lista? Una vez que la tengas dime que piensas de tu vida,... ¿no crees que tengas más de un motivo para practicar el agradecimiento?  Cuanto más agradezcas, más situaciones o logros veras para agradecer, es lo que tiene la magia del agradecimiento, si le das, él te da más ¡Yupi!

miércoles, 8 de mayo de 2019

Reflexiones

Hay verdades de vida impuestas que, con el tiempo y muchas reflexiones, te acabas dando cuenta de que tienes que quitar como pilar fundamental de vida; son verdades educacionales, pero no las verdades de uno.

Nos han educado en la dureza de vida, en el esfuerzo, en la lucha y en el sacrificio ; de eso se trataba precisamente, de ganarse la vida futura con sudor y lágrimas (Génesis 3 "Ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!"). De aquí venimos muchos de los que ya pasamos de los 50 años, para nuestro provecho y nuestro lastre.

Yo así lo he hecho hasta hace unos años y desde entonces no quiero más dolores, más luchas ni más sacrificios. De mis diversas reflexiones, esta es una que quiero tener presente sin olvidarla.
Fácil, amable, tranquilo, armonioso, dulce, suave, agradable, grato, alegre,… todos los sinónimos se me quedarían cortos para calificar a la vida, porque así es también y no sólo como nos la han contado y educado.

Tenemos la suerte de vivir en un lugar que nos permite poder elegir (en cierto modo) y lo curioso es que elegimos lo que nos enseñan y no lo que nos corresponde.
Parece como si cuanto más te sacrificas, mejor persona eres, como si cuanto más sufres, más buena porque son los malos los que viven bien y sin penurias. Además le añado que como he nacido mujer, pues aún más sufrimiento y más dolor por ser la descendiente de aquella mujer malvada y perversa que incitó a su compañero al pecado ¡Puf, telita con el Génesis 3 y lo que relata!

Siempre he ido un poco a contra corriente de lo que esta sociedad y sus costumbres marcaban que debería ser una mujer madre de familia, honrada y decente y he pagado un alto coste en varios sentidos (familia, amistad, trabajo,…). No estamos acostumbrados a no juzgar a respetar y a apoyar al que hace algo distinto a lo que nosotros consideramos “adecuado”.

Yo misma seguro que peco de esto en más de una ocasión sin quererlo, es más, igual hasta yo misma he elegido situaciones difíciles bajo las órdenes inconscientes de que no me merecía otra cosa por no ir en la línea establecida. Y lo sé porque incluso ahora me quedan resquicios de cierto grado de remordimiento por haber elegido un camino más amable hasta que me convierta en polvo.

Voy cambiando hábitos y eso me gusta, ya voy reconociendo donde están los demás y aceptando que es su rumbo y su forma de hacer camino (no el mío). Si es con tranquilidad, tomo ejemplo y si es con esfuerzo y dolor personal, pido para que se den cuenta de que quizás puedan encontrar una forma más bonita de vivir.

Por suerte no estamos en uno de esos países que están en guerra, o no tienen que comer o que tienen que recorrer kms. para encontrar agua potable o que las inundaciones les llevan lo poco que tienen o que tienen que cruzar en una patera un mar que les lleva incluso a la muerte. No tenemos que ver a nuestros hijos morir de inanición, o por deshidratación, ni la falta de higiene nos produce enfermedades, por contra tenemos exceso de muchas cosas materiales. Hagamos entonces honor y practiquemos el agradecimiento de haber nacido "por suerte" donde hemos nacido. Practiquemos el agradecimiento haciéndonos felices… dejémonos de memeces y seamos felices. 

Y hoy (julio del 2022), releyendo estas reflexiones, veo que sigo pensando lo mismo; no se trata de sufrir, se trata de vivir con lo que a cada uno le hace feliz y eso puede que implique dedicación, tiempo e incluso esfuerzo, pero no dolor o servidumbre. 

No vamos a engañarnos, yo estas reflexiones me las he dejado hacer cuando ya la crianza de los hijos la tenía solucionada (prácticamente en solitario y con excesivo esfuerzo) y cuando en la vida he perdido prácticamente todo lo material (mi hogar incluido "Andando en un desahucio") , relaciones familiares y de amistad, algo de salud y mucha creencia de vida que me ha condicionado. Pese a elegir vivir en un  esforzarme continuo y titánico, las cosas de la vida no me han ido saliendo bien. He ido saliendo de todas las circunstancias lo más dignamente que he sabido y podido, hasta que he entendido que hay otra manera de vivir.

Sé perfectamente por experiencia, que para meterte a estas reflexiones hace falta tener tiempo ; salir de la rueda en la que nos meten (o nos metemos) no es fácil. Bien por responsabilidades de familia, por responsabilidades económicas o por responsabilidades sociales, nos cuesta sacar tiempo e invertirlo en unas reflexiones tras las cuales, podemos cambiar nuestra vida ... a ser más felices! Reflexiones, elecciones (yo elijo) y acciones para una vida feliz. 

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Mi paso por Beer Runners Bilbao

Kaixo:

Os conocí en el año 2015; mi primera vez en verano, una sola vez y hasta septiembre no volví a una de las quedadas semanales y no porque no me gustara el entreno, si no por falta de hierro que me tuvo en reposo un par de meses.

Las primeras veces corría y me iba a casa; yo solo quería correr y entrenar con alguien, no me interesaba en aquellos momentos vida social, pero me ganó el corazón esta pandilla de runners medio majaretas que me han dado alegría a la vida y muy buenas vivencias.

Un grupo de personas variopintas, con una categoría personal que me ha llegado dentro; todos distintos y todos unidos por unos objetivos similares: entrenar, ir a carreras, divertirse, tomar una cervezas y hacernos la vida lo más fácil posible entre nosotros.

Si tuviera que poner un solo adjetivo a Beer Runners Bilbao me sería difícil, porque para mí significa mucho en estos momentos, pero quizás podría denominarlo como "disfrute", disfrute de vida con toda la amplitud que conlleva.

Ya no es solo entrenar, ya no es solo hacer carreras, ni siquiera es tan solo tomar unas cervezas después... es mucho más. El eslogan le va que ni al pelo "mucho más que correr"; así lo siento, así lo vivo, así lo quiero.

Sé que mi tiempo de runners es finito, cada cosa en la vida tiene su momento y como tal lo acepto, por eso mi tiempo con vosotros, mis compis de Beer Runners Bilbao, estoy viviéndolo plenamente, disfrutando cada encuentro, cada quedada, cada carrera, cada comida, cada celebración ..., no sé si logro transmitir que lo importante es vivir con normalidad e intensidad lo buena gente que sois en mi mundo.

No es Beer Runners Bilbao lo único en mi vida, aunque si es una parte complementaria a ella que en estos momentos me llena y me satisface en muchos sentidos.

Siento que aporto y que me aportáis, que fluye en dos direcciones la energía; os aprecio y me siento apreciada, me gustáis y siento que os gusto... encaja a la perfección en mi vida el sistema que llevamos entre todos. 

Libertad total para elegir dónde ir o no, entre acudir a una quedada a correr o solo a la cerveza, ir a una carrera a correrla o sacar fotos porque el cuerpo no te deja de otra forma. A veces tan solo ir a animar a otros compis en sus carreras es un placer y un momento de fiesta. No hay obligaciones, hay devociones y eso se nota en la forma de relacionarnos. 

Solo tengo palabras de agradecimiento a este encuentro de vida que ha sido los Beer Runners Bilbao, porque también gracias a vosotros estoy realizando una de las ilusiones que siempre he tenido y por diferentes circunstancias no he podido hacer hasta ahora; turismo deportivo.

Gracias por todas estas escapadas donde la excusa de una carrera me ha dejado conoceros y apreciaros: Behobia, Barcelona, Lisboa, Madrid, Briones, Santoña, BKTs, Artzeniaga, Gernika, La Jabalí,  ... se que hay más de las que ahora no me acuerdo, todas ellas para mí han sido disfrute entre personas, buenas personas. 
Da igual una escapada de un día que un finde entero, para mí, plenas y totalmente satisfactorias cada una de ellas que he hecho con vosotros. 

No importan los tiempos ni las marcas, todos somos valorados por el esfuerzo que hemos realizado (a veces teniendo en cuenta que un viernes estamos de parranda hasta las tantas, es sábado hacemos turisteo y el domingo corremos... gran esfuerzo!!)

Mi cuadrilla me dice que menudo año que llevo más estupendo, conociendo sitios y divirtiéndome, que les encanta verme feliz y realmente es así.
Sé que llevo la felicidad en mí y también sé que parte de ella la desarrollo con todos vosotros a través de los grupos de whatsap, del face, de las quedadas, de las carreras, de los clinics..., hay una frase que me encanta: "Te quiero no solo por como eres, sino por quien soy cuando estoy contigo."

Sin menospreciar a nadie y a nada, hay dos escapadas de finde que las tengo en el casillero de medalla de oro: Lisboa y Briones. Una de asfalto y otra de viñedos. 
Mi corazón se comparte entre asfalto y barro (mis piernas se quejan de las dos!!!). 

Luego momentazos como las cervezas tras una carrera que se convierten en un llegar a las ocho de la tarde a casa, o se convierten en comida, en paella, ... en fin, que se sabe como se empieza y muchas veces no se sabe como se acaba y eso solo sucede cuando se está de puñetera madre. 
Hay sitio para nosotros y para las parejas e hijos que quieren compartirnos, algo que da para pensar que somos un grupo abierto y acogedor, ¡me encanta! o podría decir la célebre frase de un compi "es todo maravilloso".

No me voy a alargar mucho más, que podría, el grupo da para muchas grandes historias.

Deciros que para siempre vais a estar en mi recuerdo como una preciosa etapa de vida, dure lo que dure (tengo unas rodillas muy usadas ya, es lo que tiene ser veterana 2).

Gracias por permitir un espacio en el que ser yo y sacar lo mejor de mí se hace fácil.
Gracias por vuestro apoyo y vuestro cariño.
Gracias por vuestra buena energía.
Gracias por ser compañeros y por compartiros en lo mejor que tenéis.
Gracias por ser inspiración en algunos momentos.
Gracias por vuestra amabilidad y por vuestra generosidad.
Gracias por como sois individualmente y por lo que creamos en conjunto: Beer Runners Bilbao. 

Sin ninguna duda, mi paso por Beer Runners Bilbao es una de las grandes vivencias que estoy teniendo, porque de verdad es ........ "mucho más que correr". ¡Se os quiere!

martes, 27 de octubre de 2015

Cumplir los años


Un gran día para cumplir los años de oro y uno más.

No se si será posible volver la vista atrás y ver que aquella que fui, sigue estando en mí tras estos años llenos de avatares, zancadillas y logros.

¿La misma? Ya, quizás la misma no sea, pero yo me siento la misma chiquilla risueña, que en EGB la echaban de clase porque la hacían reír y cuando iba a entrar de nuevo porque en principio se le había pasado la risa, según abría la puerta ya estaba riéndose de nuevo.

Hoy he empezado el día diciéndome que contestaría a todos los mensajes de felicitación personalmente, sin dejarme ninguno. Contestar no por automatismo, sino, leyendo de quien venían y escribiendo lo que me inspiraba su felicitación.

Pasados los 50 primeros he dicho ¡puf, no puedo seguir el ritmo! Contestaba a uno y me aparecían tres, como cuando en los cuentos de dragones le cortas una cabeza al dragón de siete cabezas y le vuelve a crecer.
Parecía que nunca iba a dejar de recibir mensajes por facebook, whatssap, mensajes privados, teléfono......

Lo he dejado por imposible, pero al volver al ordenador me he dicho a mi misma ¡cumple tu autopromesa, si no, no haberla hecho!

Y ahí me veis retomando la misión del día, agradecer y contestar todas y cada una de las felicitaciones y las respuestas a mi respuesta de agradecimiento.

Poco a poco he ido disminuyendo mi bandeja de correo electrónico y me sentía aliviada. ¡Conseguido! Al mediodía ya tenía vacío mi correo y yo con la satisfacción de haber resuelto el tema.

No ha sido así, al volver ahora a la noche, tenía de nuevo un montón de correos que contestar y mucho me temo que aún quedará algún rezagado de última hora que me felicitará y yo,...... yo seguiré cumpliendo mi promesa de contestar uno a uno con la misma dedicación que el primero de la mañana.

¿Misión imposible? ¡No! Me lo he propuesto y está hecho, aunque sea una promesa que no vaya a ningún lado más que a saber yo que la he cumplido.
Es lo que tiene comprometerse con uno mismo, que no te puedes fallar, ni aunque sepas que es la mayor bobada que podías hacer.

Un compromiso se adquiere y se cumple.

Agradecida de todas y cada uno de estas felicitaciones, las de corazón y las de cortesía, eso si, para el año que viene igual no tengo el tiempo que tenía hoy y a decir verdad, he saboreado cada felicitación y me ha servido para agradecer más su contenido y recordar a quienes las han mandado.

Gracias de corazón a todos y cada uno de vosotros y ahora os dejo que voy a contestar a las nuevas felicitaciones, porque ¡La misión del día es la misión! ¿de locos? seguramente, pero hoy me quería permitir estar un poco loca, al fin y al cabo cumplir los años que he cumplido no se va a dar nunca más.


viernes, 30 de octubre de 2020

Ingratitud filial


Ingratitud filial
, un concepto complicado de entenderse y mucho más de asimilarse, ya que a un progenitor le cuesta mucho aceptar que tiene unos "filios" ingratos/as; la disculpa suele estar presente por aquello de que son hijos/as y hay que disculpar, entender, aceptar y tolerar lo que venga de ellos/as tanto de pequeños/as como de mayores. 
No hay que obviar tampoco ese puntito vergüenza social adquirida, porque parece que si se tiene un/a descendiente que no responde a las expectativas, los responsables primeros son los progenitores. Ya sabemos esto de que los/as padres/madres tienen la culpa de todo lo concerniente a las/os hijos.

Es curioso que cuando he ido a leer sobre este concepto, no encuentro casi información, tan solo historias judiciales y  luego en historias antiguas, como la alusión a la ingratitud filial en un libro de Shakespeare sobre el rey Lear  "La verdadera historia del rey Lear y de sus tres hijas", un drama de cinco actos en verso y prosa basado en obras de otros autores anteriores.
En esta tragedia figuran paralelamente dos historias en las cuales la ingratitud filial, la falta de bondad, la traición y la ruindad humana quedan reflejadas. Ya sabéis como era este escritor y dramaturgo; un fenómeno en pasiones y dramas.

En otro cuanto de los Hermanos Grimm (tiene varios títulos: El viejo y su nieto, El abuelo y el nieto, El plato de madera, El tazón de madera), un hijo (en versiones una hija) no trata como se merece a su padre y es el nieto pequeño el que da la lección de vida para que el ingrato descendiente se de cuenta de su error y cambie de actitud (no cuento más para no hacer spoiler).

En mi opinión, una cosa es hablar de que cuando unos hijos/as llegan a la adolescencia se olvidan o reniegan de sus progenitores por esa necesidad de crear su propio mundo y experimentar por sí mismos; les sienten como un obstáculo, como esos pesados que les impiden vivir. Nada les parece bien, son críticos, ausentes, distantes, hablan con falta de amabilidad, se enfrentan como no lo habían hecho antes, malhumorados, cambiantes, impertinentes, etc.
No ocurre siempre, pero muchas veces esas actitudes iniciadas en la adolescencia se prolongan a la madurez y entonces ya es complicado de entender. Una cosa es hablar de adolescencia y otra cosa es hablar de la ingratitud filial o del menosprecio o de la ignorancia permanente y dolorosa para los progenitores, incluso en muchos casos es hablar de violencia filial.

En los casos de violencia es muy complicado tomar la decisión que hay que tomar ; denunciar y alejarse del foco de violencia. En el resto de las relaciones paterno/materno filiales, hay que intentar ver la situación con perspectiva, no dramatizar y ser realistas de lo que está ocurriendo para poder tomar soluciones de una manera empática y asertiva; entender a las hijas/hijos sin dejar de desatender a la persona que somos.

Se nos ha dicho que la familia es lo primero y que sus integrantes siempre van a ofrecer apoyo, compañía, ayuda, amor,... esto no siempre es así en todas las familias.

Tanto por control como por permisibilidad, podemos ver relaciones complicadas entre hijas/os y progenitores, y en muchos casos cuando los hijos van creciendo, tóxicas. Tenemos casos extremos que evidencian esta actitud tóxica y de ingratitud filial, como por ejemplo uno que he encontrado de un hijo que habiendo heredado en vida la casa que el padre compró, con un compromiso verbal de que este podría vivir en ella hasta su muerte, decide echar de la casa a su padre una vez la tiene a su nombre (donación paterna e ingratitud filial) …tremenda historia y tremenda vivencia para un padre.

Seguro que hay más casos de extrema ingratitud filial que nos encogerían el corazón (todas esas historias de malos tratos físicos o psíquicos a los padres), pero seguro que sin llegar a ellos, hay situaciones duras y complicadas (emocionalmente y económicamente hablando) de gestionar por parte de los padres/madres, porque cuando se produce una ausencia de las hijas/os, nadie ha enseñado a lidiar con esa ausencia injustificada, la desidia hacia la persona o el desprecio hacia el compartir las vidas una vez que se ha producido la independencia del hogar familiar (el síndrome del nido vacío es otro tema que en este artículo no voy a tocar).

Las relaciones paterno filiales son muchas y diversas, tantas que, son distintas incluso dentro del mismo seno familiar donde hay más de un hijo/a y no te digo nada donde hay familias numerosas y los primeras hermanas/os difieren en unos cuantos años con las últimas/os... Yo procedo de una familia numerosa y por experiencia personal en ello, sé que cada una/o vivimos a nuestros progenitores de una manera muy diferente por varias razones, entre algunas: época personal del padre o de la madre,  nuestro carácter y sensibilidad antes las mismas situaciones, generación a la que pertenecemos unas/os y otras/os, situaciones económicas de cada momento, …

Si que es cierto que hasta que una/o no tiene hijas/os, no se valora realmente que unas/os madres/padres han estado haciendo un gran esfuerzo vital, además de que creo que tampoco valoramos ni respetamos, ni queremos entender actitudes de nuestros/as padres/madres que no nos han gustado y mucho menos empatizamos con su momento personal vital del momento. Para los adolescentes, jóvenes o adultas/os, a los progenitores nunca les pasa nada que excuse actitudes de vida; entender, aceptar y perdonar que los progenitores se pueden equivocar (y muchas veces), parece que no es fácil.

Es evidente que este artículo sobre la ingratitud filial no va a reflejar todos los casos que existen y que muchos lectores no se van a ver reflejados en las emociones que puedo expresar en él, porque hay casos de vivencias tan distintas y algunas tan extremas de vivir por parte de los/as hijos/as, que la ausencia se hace necesaria, que la ignorancia hacia los progenitores se hace imprescindible y que lo que de fuera nos puede parecer ingratitud filial en realidad es supervivencia personal.
Me refiero a casos extremos de maltrato físico y psíquico, agresiones sexuales, ausencia de afecto, dejación de responsabilidad paterno/materna cuando aún los/as hijos/as no se pueden valer por sí mismos, manipulación, chantajes emocionales, … 

Pero también existe una ingratitud filial de "andar por casa", esa que llegados a cierta edad se identifica en mayor o menor grado y que muchas veces se disculpa porque nos han educado en que eso es lo que tienen que hacer unos buenos progenitores... disculpar, tolerar y estar aunque cueste la tranquilidad personal y emocional o el bienestar físico o económico. 
Estar para cuando una hija/o quiera;  aún cuando los hijos sean ya mayores. Ya sabemos todos que "eres madre/padre para siempre" y que no se deja de ser madre/padre nunca.

lascosasquetieneeloisa

También pienso que superar la ingratitud filial entra dentro del desarrollo personal de cada uno; aprender a agradecer lo bueno recibido y no poner el énfasis en sólo lo que hemos vivido como malo, es un grado de madurez personal que no todo el mundo adquiere. 
Yo personalmente he de decir que tuve mis años de ingratitud filial en mi adolescencia por no entender actitudes paterno/maternas; actitudes que con los años aprendí a entender (no digo compartir, pero si entender y aceptar) para liberar carga y a aceptar en tranquilidad (que no en resignación). 
Aceptar que mis progenitores no supieron hacerlo de otra manera y que contribuyeron en mi vida todo lo bien que pudieron y supieron hacerlo. Incluso he llegado a valorar que aquellas situaciones complicadas que en un momento dado me parecieron difíciles vivencias, me han formado en la persona que soy en estos momentos. 

Es más fácil culpabilizar a alguien que responsabilizarse de lo que uno es: hayas vivido lo que hayas vivido, ser feliz es una responsabilidad personal y no sólo una consecuencia de situaciones vividas.
 
Los padres/madres nunca lo hacemos todo lo bien que esperan las/os hijas/os, pero estas/os no tienen siempre la razón; equivocarse en la paternidad/maternidad entra dentro de lo previsible y es lo que ocurre: sí, nos equivocamos reiteradamente a lo largo de nuestra vida, tengamos descendientes o no. 
Si no ejerces de padre/madre, está claro que no corres riesgo de hacerlo mal, pero si ejerces, corres el riesgo y en algunos casos dentro del riesgo de aventurarse a ser madre/padre, entra la ingratitud filial.

Esto ha ocurrido desde siempre y también ocurre que en estos tiempos de rupturas de parejas, en situaciones en las que los progenitores que se quedan con la guardia y custodia de los hijos/as y les educan durante la infancia y adolescencia prácticamente en solitario y muchas veces en circunstancias complicadas. La otra parte sale ganando de todas todas porque la educación no ha recaído sobre ella; educar y poner límites es algo que no suele gustar mucho recibir cuando se es niña/o y mucho menos cuando se es adolescente, que es la etapa de romper con los límites y normas.
Alguien ejerce de poli malo si hay un poli bueno que permite y consiente, alguien pasa por malos momentos personales si la economía es insuficiente porque la otra parte no colabora en su deber económico, alguien se tiene que hacer cargo de que los/as hijos/as estén cuidados y con las necesidades vitales cubiertas, alguien tiene que educarles si la otra parte está ausente, ... Todo eso pasa una factura emocional que no siempre permite a un progenitor hacer las cosas todo lo bien que se podría con sus hijas/os. A mi me parece injusto justificar la ingratitud filial con el posicionamiento de que los/las padres/madres son los primeros y únicos responsables.

lascosasquetieneeloisa
Mi generación y alguna más, proviene de unos padres/madres salidos/as de una guerra y posguerra, a su vez con una infancia complicada llena de restricciones, con una dictadura a sus espaldas que encerraba y apagaba muchas formas diferentes de vivir en libertad. 

Procedemos de almas más o menos adiestradas y entorpecidas por creencias, costumbres y miedos, donde ser uno/a mismo/a era bastante más difícil que hoy en día,... y esto no es una excusa para justificar actitudes deleznables, es una realidad para aceptar vivencias que quizás se quedaron escasas en cuanto a expresión del amor, aceptación de libertades personales y en lo que hoy en día sería ser escasas en protecciones paterno/maternas. Por ejemplo, se empezaba a trabajar siendo un/a niño/a y se dejaban los estudios; hoy en día son obligatorios por derecho. 
Época de familias numerosas casi interminables, donde los/as mayores cuidaban de los/as pequeños/as y cuando estos se hacían mayores cuidaban de los siguientes y los/as primeros/as se ponían a trabajar para ayudar en la economía familiar; y todo esto en un intervalo de edad de entre los 5 años y los 12 o 14 años. Se iba a clase solo con muy corta edad, si daba un tortazo un profe, en casa caía otro porque "algo habrás hecho", se comía lo que se podía, se tenían carencias, ... era otra época.

Intensas vidas de esfuerzo, de compartir casas masificadas y muchas veces de hambre o más suave dicho, de ganas de comer, donde heredar los zapatos, libros y la ropa de los hermanos mayores era lo normal. Esas cosas las han vivido nuestros antecesores y algunos/as de nosotros también en algún momento de nuestra crianza.

En mi caso, yo en mis años de ingratitud filial no entendí de dónde procedían mis progenitores, no entendí que hicieron lo que pudieron con respecto a lo que eran, pensaban y les habían enseñado. 
No entendí y en mi no entender la mayor perjudicada era yo, aparte de mi padre y madre. 

Cuando entendí más cosas de la vida, más cosas de mi vida, más cosas de la vida de ellos, la ingratitud filial desapareció y la tranquilidad personal empezó a crecer. 

Tengo que dar las gracias de haber sabido entender hace tiempo, tanto que he tenido margen  para vivir muchos años de vida de mis padres en la gratitud filial y este hecho me permitió vivir hacia ellos con amor y más sus últimos años. Es curioso como cambian los conceptos; de sentir que ellos se habían quedado escasos conmigo a sentir que yo me he quedado escasa con ellos.

Este entendimiento y gratitud filial me han hecho entenderme en mi faceta materna, me han hecho perdonarme mis escaseces de cualquier tipo que haya podido haber para con mis hijos y me han hecho reconciliarme con la madre que soy, que siempre ha estado en la creencia de que podía haberlo hecho mejor. Procedo de esta educación de hacer siempre lo mejor que se puedas y si no puedes también; una educación en la continua culpabilidad de haber errado y de que eso es "pecado" o malo.

Cuantas veces me descubro en momentos en los que me acuerdo de algo de mi padre o de mi madre e interiormente sonrío y les doy las gracias porque esa vivencia me enriqueció, porque hay muchas vivencias maravillosas que las vivimos como normalizadas y que dejamos de apreciar por creerlas que están dentro de los mínimos que se deben vivir y son tesoros que no vuelven más que en el recuerdo. Momentos tesoro escondidos por otras vivencias a las que damos mayor importancia, generalmente las que consideramos malas. 
"Vivencias tesoro" hay muchas en una relación  paterno/materno filial; a mí buscar el tesoro y encontrarlo me trajo tranquilidad personal y felicidad.

Y ahora voy a empezar como las abuelas de antaño, diciendo que todo ha cambiado, que los márgenes en los que se mueve la juventud son diferentes. 
Las barreras del respeto, del agradecimiento, del reconocimiento por el esfuerzo de los padres/madres están en otros límites diferentes. Lo que antes sería extraordinario y moriríamos por poder vivir, hoy en día creen que es lo que tiene que ser. 
Las/os niñas/os,  preadolescentes, adolescentes y postadolescente están en la creencia que su vida les pertenece (que es cierto) y que pueden hacer lo que quieran al margen de a quien repercuta y qué consecuencias tenga para ellos y para los demás (cosa que no es ni cierta ni aceptable). 

En muchos el agradecimiento filial y no filial brilla por su ausencia y el respeto también. Menos mal que hay otros muchos que, salvando las diferencias generacionales, se comportan como bellísimas personas con sus padres/madres.

La falta de respeto es más acentuada quizás porque se ha perdido el miedo a la figura del progenitor como autoridad de la casa. Está claro que entre en miedo y la falta de respeto hay un término medio y creo que se nos está escapando de las manos en unas generaciones con un espléndido potencial para hacer de este mundo algo más acogedor y amable.

La ingratitud filial llega a unos términos que a muchos pilla en pañales y les saca de su confort personal para hacerles pensar cómo gestionar un montón de emociones contradictorias que se mezclan; lidiando con las creencias aprendidas y con las nuevas formas de ver la vida.

lascosasquetieneeloisa

Hoy en día ya no se sabe qué pensar; si es una pre, una adolescencia y una post de los nuevos tiempos o es algún tipo de patología (Trastorno Oposicionista Desafiante, TDAH, Síndrome del Emperador, trastornos de ansiedad, ludopatías, drogodependencias, …)  o que uno/a es un torpe o ha sido un torpe con sus "filios" y no sabe nada de la vida. 

El caso es que de una forma bastante habitual oigo a padres/madres hablar de problemas conductuales de las/os hijas/os con respecto a la relación con ellas/os; circulan unos momentos en los que amparados incluso por las leyes, los hijos/as "comen la tostada a los progenitores" y posteriormente practican la ingratitud filial y todo amparado en que tienen unos derechos como menores de edad.

La ingratitud filial produciendo ignorancia, ausencia, pasotismo, dejadez emocional, etc., no es un derecho asertivo (salvando casos), es un rechazo a la paternidad/maternidad que produce daño en los/as padres/madres.

Quizás parte de las nuevas generaciones entienden que no pasa nada y que como en el reino animal, una vez que los cachorros se hacen adultos, se marchan a hacer su vida y nunca más vuelven con los progenitores, y que no es ni siquiera cuestión de gratitud o ingratitud filial
Quizás nos falte entendimiento hacia las nuevas generaciones de hijas/os, fruto de una nueva sociedad más independiente.

En otros países el desapego entre padres/madres e hijos/as se produce pronto y pueden estar sin verse tiempo y lo consideran normal.
Tal vez ver la ausencia y el desapego como ingratitud filial sea por cultura y nos hagamos daño innecesariamente; esperamos una respuesta determinada y muchos no están por la labor de responder de esa forma y no es que exista ingratitud filial ni esas "pajas mentales que nos hacemos en la cabeza los padres/madres"... ¿o sí? 

¿Qué opinas? …. ¿debemos aceptar que las/os hijas/os hagan su vida realmente como quieren sin juzgarles y sentirnos dañados/as o por contra, debemos pedir unos mínimos relacionales, cada uno los mínimos que considere?

Siempre se ha dicho en mi generación que de las/os hijas/os no hay que esperar nada y que hay que darlo todo, ….que luego ellas/os lo darán todo sin esperar nada. 
Yo me temo que no es verdad, que por mucho que demos las/os hijas/os, jamás llegaremos a lo que nos han dado nuestros padres/madres. 
Yo así lo entiendo respecto a los míos, nunca estaré suficientemente agradecida a lo bueno y lo malo vivido, a todo lo aprendido y experimentado y partiendo del principio, ... por la vida que me han dado.

Sí, lo sé, hablo de que en la mayoría de los casos no tenemos los motivos suficientes para ejercer la ingratitud filial, hay otros en los que, como decía una conocida "más valdría haber nacido de un huevo", pero para mí la gratitud es una virtud que enriquece a la persona, da paz y satisfacciones, por lo que está reñida con la ingratitud en la vida y por lo tanto con la ingratitud filial.
Quizás al final todo consista en el grado de apreciación que damos a las personas y a las vivencias, en el grado de satisfacción personal de lo que somos, en el grado de empatía que seamos capaces de ejercer con nuestros progenitores, en el grado de crecimiento personal que podamos tener a lo largo de lo años y de esta manera evitar ejercer la ingratitud filial con nuestros progenitores... o como dice una canción de Golpes Bajos, son "malos tiempos para la lírica".

lunes, 30 de enero de 2017

Apreciación

A mí me resulta una palabra preciosa:  apreciación. Buscaré su significado exacto pero me resulta muy gratificante sentir aprecio y seguramente su etimología me diga lo que me hace sentir, nada que ver con precio, porque para mí hay cosas que no lo tienen cómo es sentir apreciación por lo que se es, lo que se disfruta y lo que se tiene (material e inmaterial).

Según el diccionario apreciación es:

1. f. Acción y efecto de apreciar (‖ poner precio a las cosas).
2. f. Acción y efecto de apreciar (‖ aumentar el valor de una moneda).
3. f. Acción y efecto de apreciar (‖ percibir a través de los sentidos).
4. f. Econ. Aumento del precio relativo de un bien.

Pues vaya, de los cuatro significados me quedo con el tercero, me voy al verbo apreciar, a ver si me gusta más lo que nos dice:

1. tr. Reconocer y estimar el mérito de alguien o de algo.
2. tr. Sentir afecto o estima hacia alguien.
3. tr. Percibir algo a través de los sentidos o de la mente.
4. tr. Aumentar el valor o cotización de una moneda en el mercado de divisas.
5. tr. Poner precio o tasa a las cosas vendibles.
6. prnl. desus. preciarse.
Esto ya tiene más sentido a lo que yo entiendo como apreciación, menos mal, empezaba a pensar que no entiendo el significado cómo es.

Por otro lado he encontrado que apreciación es el resultado de la acción de apreciar. Procede del latin "appretiàre" y cuyo significado es valorar, colocar un precio comercial o emocional a determinados hechos o circunstancias, cosas o personas.

Me confirma lo que yo entiendo por apreciación; valorar.

Dentro del cuaderno de trabajo del libro Pide y se te dará , uno de los trabajo es el de "Un torrente de apreciación", que es de muy parecida realización al del agradecimiento realizado en el 2015.

En su día realicé el de "Sería estupendo ..."  

El trabajo consiste en buscar algo de nuestro entorno y apreciar lo que nos proporciona de beneficio, placer, tranquilidad, bienestar o lo que nos genere de positivo en nuestra vida.
Cómo bien dice el libro, es un juego más que un trabajo y lo puedes jugar dónde te encuentres,en casa, calle, autobús, cine... ya que tan solo consiste en elegir algo que te agrade y reconocer que te aporta de grato a la vida.

También nos indica que empecemos por poco tiempo y que a medida que sentimos realmente un mayor bienestar con lo que experimentamos, nos apetecerá hacerlo más a menudo. Ahora bien, si no sentimos una sensación más grata y de mayor plenitud personal, nos dicen en el libro que quizás no estemos preparados para jugar al Un torrente de apreciación y que pasemos a otro.

Palabras textuales: Cuando estés predispuesto a apreciar lo que te rodea, tu vibración no contendrá resistencia alguna. Ten presente que el nivel de resistencia que alcanzas te impide conseguir tus deseos.

Yo sí siento plenitud cuando ejerzo la apreciación de lo que vivo en mi vida, de quien tengo a mi alrededor, de qué tengo, de qué puedo hacer, de qué puedo sentir... me agradan tantas cosas y aprecio a tantas personas, que no me es difícil practicar la apreciación en estos momentos. ¿y tú? ¿podrías hacer el juego y practicar la apreciación? Te mereces intentarlo, total, daño no te va hacer ¿no crees?