martes, 5 de noviembre de 2024

Dinámicas de poder en el trabajo

Las cosas que tiene Eloisa

Sigo con la temática de las dinámicas de poder, y tras saber qué son y hablar de las dinámicas de poder en la familia, voy a escribir sobre las dinámicas de poder en el trabajo, un lugar donde pasamos muchas horas al día y donde normalmente las jerarquías de mando están claras y se suelen aceptar mejor porque hay un salario por medio. 

Las dinámicas de poder en el trabajo se refieren a cómo se distribuye y usa la autoridad o influencia entre las compañeras/os de trabajo y las personas que tienen posición de mando. Estas dinámicas afectan a la manera en que nos sentimos, cómo trabajamos en equipo y cómo se toman las decisiones en el mismo o en la empresa.

Ni qué decir tiene que dependiendo del tipo de empresa, las normas internas, el tamaño, los salarios, la mentalidad de las personas empresarias, personalidades del distinto personal (en estas dos últimas influye la socialización jerárquica de la sociedad en que vivimos, la patriarcal), etc., las dinámicas de poder variaran y mucho, pero de forma generalizada comento un poco lo que puede haber con respecto a varios puntos: 

Relación de autoridad

Normalmente, en una empresa hay una estructura jerárquica que define quién toma decisiones y quién sigue instrucciones, con personas en distintos niveles, desde las que están en puestos superiores, hasta empleadas/os que no tienen cargos de liderazgo, es decir, algunas personas tienen más autoridad y otras tienen menos. 

El juego de dinámicas de poder en el trabajo es claro : las personas en los cargos de jefatura o supervisión se encargan de guiar y dar dirección al equipo, mientras que las empleadas/os siguen esas indicaciones para cumplir con sus tareas.

Esto puede crear un equilibrio en el equipo, pero también puede causar tensiones si se siente que quien manda abusa de su autoridad o no escucha al resto del personal. 
En una relación de autoridad saludable, jefatura lidera al equipo con respeto, valora la opinión de las empleadas/os y se asegura de que todas las personas se sientan parte importante en su trabajo y en su papel en la empresa. Sentir esa valoración como persona importa e implica.
En cambio, si la persona que ejerce la jefatura usa su autoridad para imponer su punto de vista sin escuchar al resto, puede generar desmotivación, porque ese resto siente que su voz no importa.

Es decir, en una relación de autoridad equilibrada, las empleadas/os respetan a la persona que manda por ser su trabajo y por hacerlo con empatía, honestidad y colaboración, y por sentir que se preocupa por el equipo y da apoyo. No la obedecen sólo porque tiene un cargo superior y deben obedecer. 

Influencia entre compañeras/os 

En el trabajo, además de la autoridad oficial de las personas que ejercen los cargo de mando, también existen dinámicas de poder que surgen entre las propias compañeras/os, quienes tienen influencia en el equipo y en el ambiente de trabajo, ya sea de forma positiva (haciendo equipo) o negativa (creando rivalidad).

Influencia de hacer equipo

La influencia positiva ocurre cuando algunas compañeras/os tienen la habilidad de unir al equipo, motivar al resto y fomentar un ambiente de apoyo y colaboración. Estas personas suelen ser las que siempre están dispuestas a ayudar, escuchan y promueven el buen ambiente en el trabajo. 
En un equipo, este tipo de influencia es fundamental porque hace que todas/os se sientan apoyadas/os y cómodas/os al compartir ideas o pedir ayuda. También puede ser que algunas empleadas/os tengan conocimientos especiales o experiencia que las/os convierte en "referentes" del equipo, y se confía en ellas/os porque saben que sus aportaciones son valiosas.

Cuando hay personas en el equipo que promueven la colaboración, las personas empleadas sienten que pueden dar lo mejor de sí mismos, y el ambiente se vuelve mucho más agradable. Es como tener un "pegamento" en el grupo que hace que se trabaje mejor de manera conjunta y que haya respeto.

En este tipo de ambiente laboral, las dinámicas de poder en el trabajo son equilibradas, equitativas y justas, por ello las empresas que consiguen esto, tienen una mayor eficacia y eficiencia, algo que ya se está teniendo en cuenta hoy en día.

Influencia de rivalidad

Por otro lado, hay influencias de rivalidad o competencia entre compañeras/os, que pueden generar conflictos o tensión en el ambiente de trabajo. Esto ocurre cuando algunas personas ven a sus colegas más como "rivales" que como personas miembros de un mismo equipo. 
Por ejemplo, puede haber alguien que siempre quiere destacar, acaparar los mejores proyectos o busca ser la única persona que impresiona a la jefa o al jefe, lo que puede crear resentimientos y desconfianza entre las/os demás. 
También puede suceder cuando alguien trata de hacerse "indispensable" o menosprecia las ideas de otras compañeras/os para hacerse ver como "lo mejor" del grupo.

Cuando estas influencias de competencia se intensifican, pueden hacer que el ambiente de trabajo se vuelva incómodo y que las empleadas/os sientan que tienen que competir en lugar de colaborar, algo que aparte de agotador, frena la creatividad y la comunicación, ya que las personas pueden llegar a sentir que tienen que "proteger" sus ideas o no compartirlas por miedo a que alguien se las arrebate y se lleve el crédito.

Funcionar con estas dinámicas es obsoleto y poco inteligente, ya que desciende la efectividad y la productividad en el trabajo, afectando a los resultados del mismo y creando tensión, malestar y desconfianza, lo cual puede provocar bajas por estrés, angustia, depresión, …

Decir que ambas influencias son naturales en los equipos, pero es importante que haya un equilibrio. Cuando las personas colaboran y el ambiente es positivo, se crea un espacio de trabajo donde todas/os se sienten valoradas/os.

Preferencias y favoritismos

A veces, en el trabajo, algunas empleadas/os pueden recibir un trato especial porque se llevan bien con las personas que están en cargos superiores o porque suelen tener buenos resultados. Esto puede crear una dinámica de poder donde algunas empleadas/os se sienten más valoradas/os que el resto, lo que puede generar malestar o desmotivación entre quienes sienten que no tienen el mismo trato.

¿Qué puede ocurrir para que las dinámicas de poder en el trabajo sean desequilibras o equilibradas?

Competencia por los recursos 

Los recursos limitados, como el tiempo, el presupuesto o el equipo, pueden crear tensiones entre compañeras/os. Por ejemplo, si dos necesitan la misma herramienta o presupuesto para sus proyectos, puede haber una lucha por obtener esos recursos, lo que genera una dinámica de poder y competencia.

Información privilegiada 

Las personas que tienen acceso a información importante, como los planes futuros de la empresa o los detalles de un proyecto, pueden tener más poder en el equipo. Saber cosas antes que el resto les permite adelantarse, tomar decisiones o prepararse mejor, lo cual les da una ventaja en el entorno laboral.

Recompensas y castigos 

En el trabajo, se pueden ofrecer recompensas o incentivos (como un aumento de sueldo, un ascenso o reconocimiento, días libres, etc.) o aplicar medidas disciplinarias (como una advertencia o reducción de responsabilidades, cambio de puesto de trabajo, etc.). 
Estas herramientas de compensaciones para bien o para mal, crean una dinámica de poder, ya que influyen en la conducta de las empleadas/os y en sus decisiones.

Consecuencias de las dinámicas de poder en el trabajo

Es evidente que pueden ser muchas y variadas, y algunas ya las he mencionado: 

Ambiente de trabajo 

Un ambiente donde la distribución del poder es justa suele ser más colaborativo y motivador. En cambio, si una persona abusa de su poder, puede generar resentimiento, falta de confianza y conflictos.

Desarrollo de las empleadas/os

Las trabajadoras/es que tienen menos poder pueden sentirse menos motivadas/os para proponer ideas o participar activamente, mientras que quienes tienen más poder pueden aprovechar más oportunidades de aprendizaje y crecimiento.

Eficiencia y resultados 

Las dinámicas de poder equilibradas permiten que las tareas se realicen de manera más eficiente, ya que todas/os sienten que su voz cuenta y colaboran mejor. Si el poder está desequilibrado, la falta de comunicación y de confianza afectan a los resultados.

Bienestar emocional

Cuando hay una buena relación de poder, las empleadas/os se sienten valoradas/os, respetadas/os y parte del equipo. En cambio, si sienten que se abusa de la autoridad o que no son escuchadas/os, pueden experimentar estrés, ansiedad o incluso buscar otro trabajo.

Todas las dinámicas de poder en el trabajo pueden estar equilibradas, pero para ello es necesario que quien ejerce el poder quiera que así sean y lo consiguen a través de:

Comunicación abierta- Fomentar una comunicación donde todas las personas trabajadoras puedan opinar y sentirse escuchadas, esto ayuda a crear un ambiente de respeto e igualdad. Una persona que tiene un cargo superior en la jerarquía de la empresa que escucha a su equipo y toma en cuenta sus ideas, crea una dinámica más equilibrada que alguien que solo da órdenes sin escuchar.

Distribución justa de recursos y oportunidades- Asegurarse de que todas tengan acceso a recursos, información y oportunidades de crecimiento, de esta forma se evita la la competencia innecesaria.

Reconocer el esfuerzo de todas las personas- Apreciar y reconocer el trabajo de todas las personas miembros del equipo, no solo de las/os "favoritos" o las/os que siempre destacan, de esta manera se crea un ambiente donde todas la personas se sienten valoradas, creando confianza y seguridad.

En resumen, las dinámicas de poder en el trabajo existen porque hay jerarquías y diferentes niveles de influencia, pero lo importante es que se manejen de forma justa para que todas las personas se sientan valoradas y respetadas en el equipo. 

lunes, 4 de noviembre de 2024

Dinámicas de poder en la familia

Las cosas que tiene Eloisa

Después de comentar que son las dinámicas de poder, ahora le toca a las dinámicas de poder en la familia, que se refiere a cómo se distribuye la autoridad, el control y la influencia entre las/os distintas/os miembros, incluidos abuela/o, madre, padre, hijas/os y hermanas/os. Estas relaciones y jerarquías afectan la forma en que las personas miembros de la familia se comunican, toman decisiones, se apoyan entre sí o entran el conflicto. 

Evidentemente, dependiendo de las diferentes culturas (por ejemplo el patriarcado)y sus respectivas evoluciones, estas dinámicas de poder también son diferentes, por lo que analizar todas bajo el mismo patrón resulta complicado, no obstante esta objeción, lo que escribo es de forma generalizada.

Abuela-abuelo-madre-padre-hija-hijo-nieta-nieto

En muchas familias, la abuela y el abuelo mantienen una gran influencia debido a su experiencia y a los valores que representan. Sus opiniones suelen ser respetadas y, en muchos casos, pueden tener el poder de influir en las decisiones familiares, especialmente en cuestiones de educación y valores. Es lo que se puede denominar influencia generacional, que en muchas familias es menor ya que suelen ser la madre y el padre los que ejercen la autoridad sobre sus hijas/os, equilibrando o estableciendo límites con sus progenitores.

En algunas familias pueden venir conflictos de poder, si la abuela y el abuelo tratan de ejercer demasiado control sobre hijas/os y nietas/os, lo cual crea tensiones; esto es común cuando  no están de acuerdo con las decisiones de la madre o el padre sobre cómo criar a las hijas/os o manejar la familia.

La abuela y el abuelo suelen ser figuras de apoyo y amor para las nietas/os, y en muchos casos, son percibidos como menos estrictos que los progenitores. Este rol de guía amable y de respeto les otorga un poder especial de influencia, especialmente si el vínculo emocional es fuerte.

La madre y el padres suelen tener el poder principal en la familia. Este poder incluye tomar decisiones clave sobre la crianza, la educación, la disciplina, valores, autoconfianza, capacidades personales,..., importante para guiar y proteger, especialmente en la infancia y la adolescencia.

En los momentos actuales, en algunas familias, la abuela y el abuelo asumen un rol de crianza cuando los progenitores no están presentes, lo que les da un poder sobre las nietas/os. Esto cambia por completo la dinámica y les coloca  en una posición de autoridad, lo cual tiene aspectos positivos y aspectos negativos que hay que saber equilibrar.

A medida que las hijas/os crecen, pueden influir cada vez más en sus progenitores, especialmente en asuntos de tecnología, cultura y valores modernos. Las/os  adolescentes pueden tener una influencia creciente en el hogar y, a menudo, desafían la autoridad de la madre y el padre, lo cual puede provocar conflictos y negociaciones de poder.

Cuando las hijas/os alcanzan la adultez, las dinámicas de poder cambian y  los progenitores suelen pasar de una relación de autoridad a una de apoyo y respeto mutuo. A su vez, las hijas/os adultos pueden influir en decisiones familiares importantes, como el cuidado de sus progenitores cuando son mayores.

Hermanas-hermanos

Las dinámicas de poder entre hermanas/os pueden ser muy complejas, dado que se basan en la edad, el carácter, las expectativas familiares, y el papel que cada uno ocupa en la estructura familiar.

Estas dinámicas de poder pueden variar a lo largo de la vida, desde la infancia hasta la adultez, y evolucionan conforme maduran las personas. Trabajar en estas relaciones y fomentar el respeto y el entendimiento mutuo es esencial para mantener un vínculo equilibrado, que puede convertirse en una fuente de apoyo y estabilidad en el futuro, de lo contrario, será un foco de conflictos personales.

¿Qué factores influyen en las dinámicas de poder entre hermanas/os?

1. Jerarquía de Edad

  • El rol de la hermana/o mayor- Tradicionalmente, la hermana/o mayor suele asumir un rol de liderazgo o protección sobre el resto. Esta posición de poder se refuerza cuando la madre y el padre delegan responsabilidades en ella/él, como cuidar de las más pequeñas/os o servir de ejemplo.
  • Expectativas familiares- Muchas veces, los progenitores también esperan que la hermana/o mayor sirva de modelo a seguir, lo cual le da un tipo de poder indirecto, ya que influye en cómo el resto de hermanas/os se ven a sí mismas/os y en lo que se espera de ellas/os.
  • Resentimiento o admiración- Las/os hermanas/os menores pueden sentir admiración o competencia hacia la/el mayor, quien ocupa una posición privilegiada. Este tipo de jerarquía puede generar un vínculo protector o, por el contrario, resentimiento si las/os hermanas/os menores perciben que la/el mayor tiene ventajas.

2. Competencia y Comparación

  • Competencia natural- Las/os hermanas/os suelen competir por la atención y la aprobación de sus progenitores, y esto establece una dinámica de poder en la que intentan destacar en distintas áreas (deportivas, académicas o de comportamiento) para ganar reconocimiento.
  • Comparaciones y favoritismo- Si la madre y el padre  hacen comparativas entre sí o muestran favoritismo hacia alguien, la competencia se intensifica, generando conflictos de poder. La hermana/o que recibe más elogios o atención puede asumir un papel dominante, mientras que el resto pueden sentirse relegadas/os.
  • Efecto en la autoestima- La comparación puede influir negativamente en la autoestima afectar su relación. Esto crea una dinámica en la que la hermana/o menos favorecida/o puede desafiar constantemente al quien cree que tiene el poder o, por el contrario, volverse más sumisa/o, dependiendo del carácter y la impronta personal de cada cual.

3. Roles Familiares y Etiquetas

Asignación de roles- A menudo, los progenitores asignan inconscientemente etiquetas a sus hijas/os, como “la responsable”, “la rebelde”, “la estudiosa/o” o “la graciosa/o” o "la torpe" o "la pesada". Estas etiquetas moldean las dinámicas de poder entre hermanas/os, ya que el rol asignado puede otorgarles cierta influencia en la familia o relegarles a "mero bulto familiar".

Limitaciones de los roles- Estas etiquetas pueden afectar la forma en que cada miembro percibe su lugar en la familia y en relación con el resto, lo que crea una relación en la que se intenta ocupar o proteger los roles. Esto limita las oportunidades de desarrollarse fuera de esa "etiqueta", perpetuando la dinámica de poder establecida.

Conflicto por roles- Si una de los hermanas/os intenta cambiar su rol o ser visto de una manera diferente, esto generalmente crea conflicto. 

Por ejemplo:

Si “la responsable” intenta delegar tareas o tomarse un respiro, puede encontrar resistencia tanto de sus progenitores como de las hermanas/os. 

Si la que era "la sumisa" decide dejar de serlo, encontrará también la oposición del resto. 

La considerada "desastre" cualquier error normal de vida, será juzgado bajo el prisma de la culpabilidad individual por ser desastre, sin posibilidad de que la responsabilidad no sea de la persona.

En el rol de "la rebelde", será juzgada de irrealista, temeraria, inconsciente y en caso de que en la vida no le vengan muy bien dadas, también se la hará pagar las consecuencias del rol asignado.

La hermana/o considerada/o "la vaga", puede que asuma ese rol de por vida al no cuestionarse salir de él porque le han educado a que hay que respetar los roles familiares.

"La llorona" puede ser desacreditada en sus valoraciones por emocional y poco realista, por lo que no la dan valor ni la capacidad del poder en las actuaciones importantes.

Los roles son prácticamente infinitos, porque además, se nos pueden asignar más de uno a cada persona.

4. Personalidad y Carácter

Extroversión vs. Introversión- La personalidad de cada hermana/o también influye en las dinámicas de poder. La extrovertida/o y segura de sí misma puede asumir una posición dominante en la relación, mientras que la introvertida/o o más reservada/o puede tomar un rol más pasivo.

Resistencia y conformidad- Algunas personalidades tienden a adaptarse o ceder para evitar conflictos, mientras que otras prefieren resistir o imponer su voluntad. Esto da lugar a relaciones donde alguien  busca tomar el liderazgo en la mayoría de las decisiones, y otra hermana/o se adapta.

Roles complementarios o de rivalidad- Dependiendo de sus personalidades, algunas hermanas/os desarrollan una relación complementaria en la que ambos ocupan roles opuestos y se apoyan en sus diferencias, mientras que otras caen en una relación de rivalidad constante.

5. Influencia Parental y Manipulación

Poder mediante la manipulación- En algunos casos, una/o de las hermanas/os puede aprender a manipular a los progenitores para conseguir lo que desea, lo que le da poder sobre el resto. Por ejemplo, puede buscar obtener favores adicionales o señalar los errores de otra hermana/o para parecer "la mejor hija/o".

Dinámica de alianzas o competencia entre padre y madre- Si uno de los progenitores favorece a una hija/o, esta puede usar esta preferencia como una ventaja, reforzando la dinámica de poder en la relación con sus hermanas/os. Esta dinámica puede incluir comportamientos de protección o de competencia, según el vínculo con la madre y el padre.

Influencia sobre la percepción familiar- Una hermana/o que se presenta como “la buena” o “la inocente” ante los progenitores, puede obtener un tipo de poder al manipular la percepción que tienen de ella/él, poniendo a otra hermana/o en desventaja o en una posición de rivalidad.

6. Colaboración y Respaldo Mutuo

Trabajo en equipo- A pesar de las rivalidades, muchas veces se desarrolla una relación de apoyo mutuo, donde cada persona respeta y comprende el rol de la otra. Este tipo de dinámica fomenta la cooperación en lugar de la competencia, y puede dar lugar a una relación equilibrada.

División de tareas y liderazgo compartido- Las hermanas/os que colaboran suelen dividir responsabilidades y se turnan para liderar, lo cual equilibra el poder entre ellas/os y permite que cada uno contribuya según sus habilidades y fortalezas.

Desarrollo de una alianza frente a la familia- En algunas familias, las hermanas/os crean una alianza en la que se apoyan mutuamente y se respaldan frente a las dificultades, tanto familiares como externas. Esta alianza refuerza su vínculo y les permite actuar como un equipo.

7. Efecto a Largo Plazo en la Relación entre Hermanos

Relaciones equilibradas- Cuando las hermanas/os logran desarrollar un equilibrio en el poder y respeto mutuo, es más probable que tengan una relación cercana y estable en la adultez, con un vínculo sólido y basado en el apoyo mutuo.

Distanciamiento o resentimiento- En cambio, los conflictos de poder no resueltos pueden llevar a relaciones tensas o incluso a la separación en la adultez, especialmente si una de las hermanas/os ha sentido resentimiento por el favoritismo o por el rol impuesto o si se sale del mismo y el resto no lo acepta.

Respaldo emocional en la vida adulta- Las hermanas/os que han logrado superar sus diferencias de poder suelen convertirse en un recurso de apoyo emocional en la vida adulta, lo que fortalece su vínculo y crea una relación más equilibrada y saludable.

Los roles familiares asignados marcan de manera profunda en la personalidad individual y desaprenderlos o ejercer otros roles diferentes suele ser muy trabajoso e implican una concienciación personal y una buena inteligencia intrapersonal para elegir que rol se quiere asumir y cual no.

Por otro lado, lidiar los conflictos que ocasiona salirse de los roles de una manera inteligente, con respeto y empatía (Asertivo-vulnerable-empático. El triángulo ganador), es crucial para modificar las dinámicas de poder en la familia.

DINAMICAS DE PODER

DINAMICAS DE PODER EN EL TRABAJO

DINAMICAS DE PODER EN LA AMISTAD

DINAMICAS DE PODER EN LA PAREJA

Como pasa con los roles de género de el patriarcado, en los cuales se nos encasilla, igual de peligrosos pueden llegar a ser los roles familiares que marcan y limitan de por vida a través de las dinámicas de poder en la familia.

Dinámicas de poder

Las cosas que tiene Eloisa

Es curioso como nos relacionamos las personas entre nosotras, muchas veces sobrándonos unas cosas y faltándonos otras y todo ello, con mucho de lo que hemos visto y aprendido, con lo que se ha movido en nuestro entorno y reproduciéndolo de forma inconsciente, de tal manera que nos pasan desapercibidas conductas que deterioran o complican las relaciones personales. Esto ocurre con las dinámicas de poder que adquirimos en familia, entre amistades, en el trabajo o en la pareja.

Vamos primero a ver que son las dinámicas de poder para luego ir viéndolas en los diferentes campos y maneras en las que se desarrollan y qué influencia tienen.

Las dinámicas de poder se refieren a la forma en que el control, la influencia y la autoridad están repartidos entre las personas, bien en un grupo o bien en una relación de pareja

Quién toma las decisiones o quién tiene la última palabra y cómo se siente cada persona respecto al control o la influencia que ejerce; vamos, es quién manda, por qué manda, cómo manda, para qué manda, dónde manda, …. y quién obedece, acata, cede y se subordina.

Estas dinámicas de poder han existido, existen y existirán siempre, y no es malo que existan, solo que hay un pero: pueden ser equilibradas o desequilibradas, influyendo esto en cómo interactuamos en las relaciones y cómo no, en cómo nos sentimos y hacemos sentirse a las personas en nuestras relaciones.

Si el poder no es equitativo y está desequilibrado, la persona subordinada llega a sentir que no tiene voz, que no es valorada o que siempre debe adaptarse a lo que quiere la otra. Ojo, que aunque no lo sienta por el rol adquirido por aprendizaje, le ocurre lo mismo, sólo que no lo tendrá identificado y si lo tiene, lo tendrá normalizado, pero eso no significa que el desequilibrio de poder no existe y que no sea injusto. No se debe abusar de la persona que no puede o no sabe defender su derecho a ser igual en la toma de decisiones, no se deben ejercer dinámicas de poder desequilibradas aunque la otra parte las tenga asumidas.

Y es que es muy simple de entender, cuando el poder está equilibrado, todas las partes implicadas se sienten escuchadas y pueden participar en las decisiones, lo que crea relaciones más sanas y felices; esto es lo ideal y lo aconsejable para que todas las personas puedan opinar, decidir y ser escuchadas en la misma medida y lograr relaciones más justas y satisfactorias.

¿Por qué no ocurre así en muchísimas ocasiones? la verdad es que hay muchas variables que influyen en cómo nos relacionamos y en la manera en que se distribuye el poder en los distintos tipos de vínculos (social, familiar, laboral, amistad, pareja, …). 

Aunque sea reiterativa en lo que pienso, estar en una sociedad patriarcal nos ha marcado y nos marca profundamente en nuestras relaciones y en la manera en la que interactuamos, por lo que las dinámicas de poder que existen entre las personas, tienden a ser desequilibradas desde tiempos inmemorables y están asentadas de forma incorrecta desde que somos unas mini personitas.

El tema es muy largo y profundo, pero voy a dar unas pinceladas de por dónde van las cosas.

  • Desigualdad estructural y social

En esta sociedad, que sigue siendo patriarcal, existen desigualdades de base que afectan las dinámicas de poder, como las diferencias de género, por raza, estatus económico, educación, país, estética…; esto trae consecuencias, entre ellas las distintas lacras sociales como son las diferentes discriminaciones y barreras sociales (El patriarcado; imagen de Procusto y su lecho).  

Estas desigualdades estructurales hacen que algunas personas tengan más acceso a recursos y por lo tango al poder desde el inicio, lo que influye en su posición en las relaciones.

  • Normas culturales y sociales

Desde pequeñas/os, todas las personas nos impregnamos de ideas sobre quién "debería" tener poder en ciertas situaciones (la familia, el trabajo, en la amistad, …). Las normas culturales y sociales suelen fomentar roles desiguales, enseñándonos de manera implícita, explícita y sutil a actuar de ciertas maneras según nuestro género, edad, posición económica, carácter, etc.

Estas normas a menudo se refuerzan a lo largo de la infancia y en el pasar del tiempo, por lo que las personas asumimos la aceptación de dinámicas de poder sin cuestionarlas, ya que las consideramos "normales" o "adecuadas".

  • Naturaleza humana y competencia

Teniendo en cuenta los dos puntos anteriores, las personas tenemos necesidades, deseos y metas muy  diferentes. Digamos que eso de que somos todas las personas libres, no es cierto, ya que estamos atadas a las creencias adquiridas que nos hacen desear en nuestras vidas cosas muy diferentes. 
¿Qué ocurre? que si encima añadimos que a veces, para alcanzar los propios objetivos, podemos entrar en el competir, directa o indirectamente, para tener el control  en una situación o en una relación, es cuando acabamos en estas dinámicas de poder desequilibradas e injustas.

Ya sé, que pensamos que hay momentos en los que hay que tomar decisiones en la vida y que en muchos casos, esas decisiones las tiene que tomar la persona más preparada, más capaz, más resolutiva, más adecuada, más lista, con más recursos, más decidida, más ..., pero como ya hemos visto, desde el nacimiento, muchas personas ya partimos con el menos y no con el más, no por capacidades, si no tan sólo por nacimiento.

En las sociedades, sean del tipo que sean (en el matriarcado también "el pueblo Mouso") existe una tendencia natural a que algunas personas asuman papeles de liderazgo, mientras que otras prefieran roles de apoyo o de sumisión. 
Este desequilibrio hasta puede ocurrir sin una intención de dominación y de manera involuntaria si no se está en la conciencia de qué son las dinámicas de poder, pero esto no significa que no se funcione de manera desequilibrada en las relaciones y es seguro que afecta en la igualdad y equidad en el poder.

  • Inseguridades personales y autoestima

Las personas con inseguridades o baja autoestima pueden adoptar un rol más pasivo en sus relaciones, permitiendo que otras personas tomen las decisiones. 
Por otro lado, quienes sienten la necesidad de controlar pueden asumir el rol dominante para sentirse más seguros o en control de la situación.

Vuelvo a repetir que cómo se ve una persona a sí misma,  vuelve a estar influenciado por las desigualdades estructurales y las normas culturales y sociales. Las personas estamos influenciadas ya de inicio en cómo debe ser quien manda y quien obedece, quién vale y quién no vale, quién es la persona lista y quién la persona tonta ¿verdad?, ¡puf, qué daño hace todas estas normas, reglas, roles!

Estas dinámicas de poder las tenemos tan caladas en las entrañas que se perpetúan porque no somos conscientes de que están actuando en base a las necesidades sociales inculcadas que provocan inseguridades o necesidades emocionales muy distintas.

  • Falta de habilidades de comunicación y negociación

No todas las personas tienen o han aprendido las habilidades de comunicación para negociar o establecer límites de manera abierta y efectiva, lo cual es clave para lograr un equilibrio de poder. Si alguien no expresa sus opiniones, deseos o límites, la otra persona puede tomar más control, aunque no lo haga con mala intención.

La comunicación y la negociación constante son necesarias para equilibrar el poder, y cuando estas habilidades faltan, es más fácil que se generen dinámicas de poder desequilibradas.

  • Preferencias personales y de rol

La verdad que no sé qué fue primero, si la gallina o el huevo, lo único que sé es que lo que somos es fruto de lo que hemos vivido en una gran parte y en otra parte, tenemos una impronta personal que es única desde que nacemos: esta mezcla hace que  algunas personas prefieran asumir roles de liderazgo, mientras que otras se sienten más cómodas en posiciones de aceptación de órdenes, lo que lleva a que las dinámicas de poder se inclinen naturalmente hacia un lado.

Pero ojo, que una persona prefiera inclinarse de un lado porque se siente más cómoda, no significa que siempre tenga que ser así y que no haya que contar con su criterio y opinión, porque cuando estas preferencias no se revisan o no se comunican bien, se crea un desequilibrio de poder que con el tiempo genera resentimiento o frustración en alguna de las partes o en ambas.

Si nos vamos ya a hablar de que ocurre en la humanidad con el tema de los roles impuestos por las normas culturales y por la desigualdad estructural, no significa que el tipo de dinámicas de poder sean correctas y haya que cambiarlas (me viene a la cabeza todo el tema del apartheid, la esclavitud, las guerras, etc.), por mucho que por imposición se hayan normalizado y asumido.

  • Hábitos y rutinas

Esto es así, todo es cuestión de hábitos de vida; anclamos maneras de comportarnos con el paso del tiempo, cómo se hace cuando entrenamos para cualquier cosa. El tiempo da unos resultados a unas determinadas actuaciones.

Si bebo un vino de vez en cuando, no pasa nada, pero si eso lo hago una rutina diaria por el motivo que sea, me provocaré con el tiempo una adicción que me va a crear una serie de problemas personales y relaciones. 

Si yo tomo una decisión porque alguien tiene que tomarla no pasa nada, pero si yo hago que la toma de decisiones sea mayoritariamente mía en muchas situaciones diferentes, con el tiempo se convierte en un hábito y costumbre que provoca unas determinadas dinámicas  de poder que se vuelven hábitos, aunque no sean justos o equitativos. 

Lo duro y lo complicado es que una vez que se han establecidos estos patrones, en muchos casos pueden mantenerse sin cuestionarse, porque aunque no lo es, resulta más cómodo seguir la rutina que plantearse cambiar las inercias. 
En otros casos se mantienen las dinámicas de poder porque convienen por muy diferentes motivos al de la comodidad (miedos, economía, dependencia, …

A nivel legal van existiendo avances que sirven para la concienciación de las diferentes problemáticas que producen los desequilibrios de poder y para la protección de las personas más vulnerables, pero aún no está todo hecho, ya que requiere que las estructuras sociales evolucionen para que el acceso al poder y a la toma de decisiones esté más distribuido y menos condicionado por factores externos como el género o el estatus económico.

A nivel de interactuación entre personas cercanas de los diferentes ámbitos, si es posible llegar a un equilibrio, pero implica consciencia, esfuerzo y mucha comunicación. 
Las personas que trabajan en sus relaciones y entienden sus propias necesidades y limitaciones son más capaces de construir dinámicas de poder equilibradas. 

¿Cómo se desarrollan las dinámicas de poder en los contextos que nos rodean? Voy a matizar un poco en cómo se dan en la familia, en la amistad, en el trabajo y en las relaciones de pareja. Para ello, os coloco los enlaces en los que voy a desarrollar cada contexto.

DINAMICAS DE PODER EN LA FAMILIA

DINAMICAS DE PODER EN EL TRABAJO

DINAMICAS DE PODER EN LA AMISTAD

DINAMICAS DE PODER EN PAREJA

Aunque resulta muy complejo descubrir las dinámicas de poder (por la socialización jerárquica del poder en la que hemos sido educadas y educados) y una vez descubiertas (La impresión significante), modificarlas, crear dinámicas de poder equilibradas en general es un desafío porque cada relación tiene su propio contexto, y los factores personales y culturales influyen. Sin embargo, con apertura y educación, es posible acercarse a un modelo más equitativo y justo de relacionarse.

martes, 29 de octubre de 2024

El patriarcado; imagen de Procusto y su lecho

Las cosas que tiene Eloisa

Procusto era un personaje mitológico un tanto tirano y macabro que se las hizo pasar mal a mucha gente que llegaba a su morada y dormían en su lecho, hasta que el bueno de Teseo se cruzó en su camino. Te cuento la historia resumida para que entiendas el por qué en mi opinión, el lecho de Procusto y el patriarcado están intrínsecamente unidos.

Procusto (conocido como Damastes o Polipemón) era un temido bandido en la mitología griega que vivía en las colinas cercanas a Eleusis, en el camino entre Atenas y Mégara. Su apodo, "Procusto", significa "el estirador", y está relacionado con su macabro método de tortura. Según la leyenda, Procusto ofrecía hospitalidad a los viajeros que pasaban por su territorio, invitándolos a descansar en su famosa cama.

Sin embargo, esta cama no era una simple cama para pasar la noche descansando, era una trampa de muerte. Procusto obligaba a sus huéspedes a tumbarse en ella, y una vez que lo hacían, si la persona era más alta que la cama, cortaba sus extremidades para ajustarla a su tamaño; si era más pequeña, la estiraba con cuerdas hasta que alcanzaran la longitud exacta del lecho. Vamos, que los mataba bien cortándolo, bien estirándolos.

El bueno de Procusto era muy majo; como los tiranos o los dictadores, ejercía la violencia y el poder,  hasta que llegó el héroe ateniense Teseo. Este se enfrentó a Procusto, y le dio de su propia medicina, haciéndolo encajar en su cama a la fuerza. Fin.

La frase "lecho de Procusto" se usa hoy en día para describir situaciones donde se ajustan las cosas a la fuerza a un estándar limitador e injusto.

¿Cómo te quedas? Será muy mitológico, pero de otras maneras, la historia de Procusto se ha calcado en diferentes culturas con la imposición violenta de normas arbitrarias, que obligan a "dar la talla" que imponen esas culturas. 

En psiquiatría no existe oficialmente un diagnóstico denominado "síndrome de Procusto", no es una categoría diagnóstica. El término se utiliza más en el ámbito coloquial o en análisis sociales y psicológicos para describir un conjunto de actitudes o comportamientos, pero no es un trastorno reconocido por los manuales diagnósticos de salud mental, como el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).

El síndrome de Procusto es más una metáfora tomada de la mitología griega para describir personas o sistemas que rechazan, minimizan o intentan frenar a aquellas personas que destacan, no encajan en los moldes establecidos o se salen de lo convencional. 

Estas conductas están relacionadas con características psicológicas como la envidia, la inseguridad, el narcisismo o la resistencia al cambio, pero no constituyen un trastorno clínico por sí mismas. Sin embargo, algunos de los comportamientos asociados al síndrome de Procusto, como la envidia patológica o el deseo de controlar a otros, pueden estar presentes en ciertos trastornos de la personalidad, como el trastorno narcisista o el trastorno paranoide.

Y ¿por qué mezclo a este síndrome de Procusto con el patriarcado? Porque, al margen de no saber si alguien más lo ha hecho, cuando he conocido esta historia de este mito y su síndrome, me ha venido inmediatamente a la cabeza la relación; el patriarcado quiere tener a todas las personas a la medida de su "lecho", ni más ni menos, sólo cómo él diga, con un sistema social en el que las estructuras de poder están dominadas por hombres que imponen un conjunto de expectativas rígidas, tanto sobre mujeres como sobre hombres. 
Rechaza, castiga o margina a quienes sobresalen o no se ajustan a su estándar preestablecido, buscando "recortar" a aquellas personas que destacan, ya sea en talento, ideas o éxito, para que se ajusten a las normas impuestas. 

En el patriarcado, las normas establecidas imponen una idea limitada y controlada de lo que es aceptable en términos de comportamiento, roles y habilidades, especialmente para las mujeres, pero de las cuales no están excluidos los hombres.

Por eso existen diversas formas de discriminación, que funcionan precisamente limitando, excluyendo o castigando a personas o grupos que no se ajustan a las normas impuestas por la sociedad patriarcal.

El síndrome de Procusto se da en las discriminaciones de todo tipo que ofrecen todas las culturas retrógradas y patriarcales ( raza, género, orientación sexual, religión, discapacidad, etc.) y quienes no encajan en sus patrones, por destacar o simplemente por ser diferentes, son objeto de represalias, exclusión o violencia, con el fin de "ajustar comportamientos y jerarquías" a lo que se considera aceptable.

Igual con algunos ejemplos lo ves tan claro como lo veo yo.

Discriminación racial: En sociedades racistas, las personas pertenecientes a grupos étnicos o raciales minoritarios son frecuentemente "recortadas" en términos de derechos y oportunidades. Cuando alguien de estos grupos sobresale, es objeto de ataques, la muerte, acoso o exclusión, ya que su éxito desafía el estereotipo racial preestablecido. Ejemplos de discriminación racista están hoy en día y sin ir más lejos hemos vistos lamentables discursos con su apología en esta campaña a favor de Trump (Oradores en evento de Trump en el Madison Square Garden profieren insultos racistasy en el último partido entre el Real Madrid y el Barça (La Liga denuncia siete cánticos violentos en el Clásico).

Discriminación por orientación sexual: En sociedades que privilegian la heterosexualidad como norma, las personas que pertenecen a la comunidad LGTBI+ son forzadas a "encajar" en un molde heterosexual. Desgraciadamente incluso aquí se les llega a matar por la calle (Homofobia, la agravante por determinar en el juicio por el crimen de Samuel Luiz) y en otros países está prohibido tener otra orientación sexual diferente a la heterosexualidad y es delito, bien de cadena perpetua e incluso, con la pena capital (Mauritania, Nigeria, Somalia, Brunéi, Irán, Pakistán, Qatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Yemen).

Discriminación por discapacidad: Las personas con discapacidades también son víctimas de un síndrome de Procusto social, donde se espera que encajen en un entorno que no está diseñado para sus necesidades. En lugar de adaptar el entorno para incluir la diversidad, la sociedad a menudo busca "ajustarlas" a un estándar de normalidad, a menudo limitando sus oportunidades y derechos.

Pese a todos los avances que ha habido en este sentido, por poner un ejemplo, la tasa de paro en este grupo es mucho mayor que entre la población con las capacidades normativas, fuera aparte de la discriminación en el lenguaje que usamos muy habitualmente (estamos en una sociedad patriarcal con sus normas aprendidas desde pequeñas/os) con expresiones cotidianas que, sin darnos cuenta, refuerzan estereotipos negativos, invisibilizan o menosprecian a las personas con discapacidad. 
Aunque pueden no parecer ofensivas a primera vista, estas palabras o frases reflejan una actitud subyacente de desigualdad o falta de respeto hacia este colectivo. Como pasa con los micromachismos, al estar normalizadas, muchas veces estas expresiones perpetúan un trato discriminatorio o condescendiente.

Expresiones del tipo "esa/e se hace el sordo/a o ciega/o", "eres un retrasado/a", "anda, déjame a mí, que pareces minusválido", "deja de hacer el subnormal", … 

Discriminación religiosa o cultural: En sociedades donde hay una religión o cultura dominante, quienes pertenecen a minorías religiosas o culturales son "recortados" en términos de derechos, representación o visibilidad social. 
Siguen existiendo países en los que las personas que desafían los moldes religiosos establecidos, o que practican una religión minoritaria, pueden ser perseguidas o marginadas.

No es cosa del pasado y de circo romano con leones que se comían a los católicos, es algo que hoy en día sigue sucediendo en muchos países y muchos de ellos coincide que también practican la discriminación por la orientación sexual y de género. No os voy a enumerar todos los países en los que ocurre, ni todas religiones que son perseguidas, ni todas las personas asesinadas por no "encajar" en los respectivos lechos de Procusto

Discriminación de género: las normas patriarcales imponen unos roles de género a seguir, y cuando una mujer sobresale en un campo tradicionalmente masculino o desafía esos roles de género establecidos, puede enfrentarse a una reacción negativa que busca "ajustarla" a expectativas más tradicionales. Puede ir desde la invisibilización hasta la muerte.

Ejemplos puede haber muchos, desde la invisibilización y usurpación de méritos de investigadoras que fueron cruciales para llegar a algunos avances por los que recibieron premios Nobel algunos hombres, hasta la muerte de la última mujer por violencia de género.

Pero no os equivoquéis, de igual manera, los hombres que no cumplen con los estereotipos de masculinidad hegemónica también pueden sufrir represalias por querer vivir en otras masculinidades muy diferentes a la establecida. Estas sociedades intransigentes, violentas, tiranas y con síndrome de Procusto, no se andan con bobadas.

Me voy a quedar un ratito con la discriminación por el hecho de ser mujer (que para eso yo soy mujer y quiero hacerlo), porque me apetece que se visibilice que seguimos con comportamientos inaceptables hacia las mujeres (Micromachismos II).

Antiguamente era mucho más claro y evidente que cuando una mujer sobresalía, desafiaba las normas de género tradicionales o reclamaba su independencia y reconocimiento de capacidades, se enfrentaba a un síndrome de Procusto a nivel social o institucional (rechazo social, recorte de derechos legales). Sé que hay muchas personas (más hombres que mujeres), que piensan que en nuestra sociedad esto ya no es así, pero me temo mucho que están equivocadas y para muestras:

Limitaciones en el crecimiento profesional: hay mujeres que muestran talento o igual ambición laboral y profesional que los hombres y son vistas como una amenaza para el status quo, algo que les impide avanzar, ya sea negándoles oportunidades o imponiendo barreras sutiles y muchas veces no visibles, como el techo de cristal.

Control sobre el comportamiento y la libertad femenina: Las mujeres que no se ajustan a las normas tradicionales de feminidad, como ser sumisas, maternales o dedicadas exclusivamente a la familia, pueden ser vistas con sospecha o juzgadas socialmente e incluso familiarmente, buscando "forzarlas" a volver a un rol más convencional. Esto lo he vivido yo personalmente, así que me lo creo a pies juntillas.

La crítica a las mujeres exitosas: Hay ocasiones que cuando una mujer alcanza una posición destacada, la sociedad patriarcal reacciona con descalificaciones, acoso o cuestionamiento constante de su competencia. Esto busca minimizar el éxito o ridiculizarlo porque no se ajusta al ideal patriarcal de lo que debe ser una mujer.

En mi opinión, con el patriarcado y en las sociedades dónde impera, como sistema que impone reglas estrictas de comportamiento y roles, se actúa teniendo un "lecho de Procusto" y encajando a las personas en él, incluso de manera forzada y violenta si no se da de manera voluntaria,  especialmente en lo que respecta a las mujeres y a colectivos minoritarios o vulnerables.

El síndrome de Procusto (aunque ya sabemos que no existe como tal) se podría decir que tiene mezcla de envidia e inseguridad, resentimiento y rabia, falta de autoestima e intransigencia, ignorancia y prepotencia, insatisfacción y venganza, …, creo que hay, en quién lo padece (personas o sociedades),  un cóctel molotov capaz de estallar y de hacer mucho daño. 

Hay unas características particulares en las personas "procustas"(no existe el palabro): son personas controladoras que quieren que todo esté bajo su visión y que la gente se ajuste a sus expectativas. Son envidiosas y por eso les molesta que otras personas sobresalgan. Desprecian su talento buscando minimizar sus logros, además de recurrir a la crítica destructiva y al descrédito para frenarlo. 

Muchas veces, con la ironía y el sarcasmo enmascaran su malestar contra la persona más válida que ellos y amparándose en la broma, se burlan y menosprecian.

Hay otra característica por la cual se les puede reconocer; resistencia al cambio e intolerancia a nuevas ideas ajenas para no tener que adaptarse porque no saben si van a poder o no.

Si tienen que recurrir a boicotear a la persona de enfrente por ser más válida, lo harán con tal de que no avance más y sobresalga más (me ha venido a la cabeza las hermanastras de Cenicienta), aunque ello lleve a un perjuicio y pérdida. Esta actitud a nivel laboral crea una competitividad tóxica que puede disminuir los resultados (también lo he vivido). 

Hay muchos ejemplos de comportamiento "procustuista" (palabro de nuevo); colegas de profesión que atribuyen a la suerte unos resultados, o una manipulación, o un "braguetazo", … Familiares que hablan de "ese no es el/la más listo/a de la familia y lo que ha tenido es suerte". Un escuchar "si me hubiera tocado a mí lo huera hecho mejor", "no sé cómo le ha salido tan bien, si no sabe hacer la o con un canuto", … en fin, aquí seguro que podéis poner algún ejemplo más. 

No sé que fue primero, si la gallina o el huevo; ¿existen personas procustas porque existió el mito de Procusto con su famoso lecho, o fue a la inversa y existió el mito porque ya había personas que lo encarnaban? En cualquier caso, solo espero que haya muchos héroes como Teseo que pongan punto y final a tanto Procusto que anda suelto.

martes, 22 de octubre de 2024

Parejas y parejas

Las cosas que tiene Eloisa

En la vida una cosa te lleva a otra y así me ha pasado que del estoicismo me ha llevado al amor fati y de él a las relaciones en pareja, y aquí estoy leyendo y escribiendo sobre ello, porque al margen de las experiencias personales, está bien saber de los que saben más. 

La convivencia en pareja es toda una experiencia, que al margen de si se convive o no (hoy en día está más en auge cada uno es su casa y "Dios en la de todos"), atraviesa diversas etapas en su pasar del tiempo que implican cambios emocionales, personales y por lo tanto, también en la relación. 

Cada fase un mundo y en cada pareja otro mundo diferente, en los que se van viviendo retos y aprendizajes mutuos e individuales que, si se saben gestionar bien, pueden fortalecer la relación. 

Según he leído hay unas etapas más/menos comunes  con unas características concretas:

1. Enamoramiento y luna de miel

Esos maravillosos primeros meses, que suele ser hasta el primer año algo más, en los que la pareja vive con ilusión, admiración y pasión la relación que ha empezado. Predomina el deseo de pasar tiempo juntos y se priorizan los encuentros en común frente a las amistades o familiares, nada alarmante y natural por lo novedoso y gratificante que es. Aquí es cuando a la otra parte se la ve idealizada y cuando potenciamos todo lo bueno y amable que llevamos; en algunas personas existen esa denominadas mariposas en el estómago. Todo parece perfecto.

Pero como nada es eterno, a medida que pasa el tiempo, la convivencia empieza a mostrar "los defectos" y las diferencias de cada uno, por lo que ya no se ve a la otra parte tan guapa, alta o divertida, además de que esas cositas en el estómago van desapareciendo.

Yo la llamo la fase de la tontería, porque se permanece como en un mundo aparte en el que los defectos pasan desapercibidos o incluso son virtudes, además de que la objetividad brilla por su ausencia y se tiene en la cabeza a la otra persona todo el rato, por lo que no hay mucho margen para pensar bien.

Es como vivir en un estado alterado gracias a las hormonas que se producen o se dejan de producir, ya que transforman la percepción de la realidad y nos mantienen emocionalmente en euforia y conexión. Esas hormonas maravillosas las producimos de otras maneras también, pero en esta etapa de enamoramiento son muy responsable de todo lo que sentimos. 

Esto de las hormonas es muy curioso y está muy estudiado, así que os hago un copia/pega de lo que producen: 

Dopamina:

Es la hormona del placer y la recompensa. Se activa cada vez que tienes contacto con la persona amada o piensas en ella, generando subidones de felicidad.

Serotonina:

En el enamoramiento disminuyen sus niveles, lo que explica por qué algunas personas se sienten obsesionadas con el ser amado, sin poder dejar de pensar en esa persona.

Oxitocina:

Conocida como la hormona del amor o del apego, se libera en los momentos de intimidad física y emocional, como los abrazos, caricias o el sexo, fomentando la sensación de unión.

Adrenalina y Noradrenalina:

Son las hormonas que generan esos nervios y la aceleración del corazón al ver o recibir un mensaje de esa persona especial. También contribuyen al “subidón” de energía típico de esta etapa.

Endorfinas:

Funcionan como un analgésico natural que genera bienestar y alegría, haciendo que todo se perciba más positivo.

Feniletilamina (PEA):

Esta sustancia está detrás del "enamoramiento loco", ya que incrementa la atención hacia la persona amada y genera sensaciones de euforia.

Vamos, que lo que nos ocurre no es magia, son una serie de reacciones físicas y emocionales provocadas por estas "cositas" llamadas hormonas.

Aunque el enamoramiento puede ser el punto de partida para muchas parejas, no es indispensable y no quiere decir que los integrantes de una pareja no se quieran. Existen parejas que no experimentan ese enamoramiento intenso, y aun así construyen vínculos sólidos basados en otros factores. 

Muchas personas lo definen como un amor maduro (¿lo podríamos denominar amor fati?) en el cual se priorizan la amistad, el respeto, la admiración mutua, la compatibilidad emocional y práctica, además de la estabilidad y la tranquilidad.

2. Adaptación y negociación

Esta etapa llega más/menos hasta los tres años y es necesaria para ver como nos conciliamos y llegamos a acuerdos durante los desacuerdos que van surgiendo, porque como ya las hormonas no tienen tanto protagonismo, vemos la realidad a nuestra manera y no coincide en muchas ocasiones con la que tiene la otra parte de la pareja.

Pasamos del "que guapa eres que bonita estás" sin importar nada, al "tienes que ir a la peluquería que se te ven canas", cuando aún no te las has visto ni tú ¡Topamos con la realidad! Las mariposas, como las de verdad, tienen su periodo de vida, es lo que hay.

Aparecen los primeros roces serios, los conflictos y las diferencias sobre hábitos, rutinas o expectativas de vida. Si se convive, hay que aprender a compartir espacios, tareas y adaptarse mutuamente al estilo de vida de la otra persona. Vamos, que se topa con lo que realmente implican las relaciones humanas, sean de pareja, de familia o de amistad.

Hay que llegar a acuerdos y respetarlos; hablar de manera asertiva y clara para que no haya malos entendidos, además de escuchar asertivamente y sin juzgarse es parte importante de este proceso natural por el que pasa la pareja.

3. Estabilidad y compromiso

Venga, que si sigue la relación, nos ponemos sobre los 5 años mientras estabilizamos las rutinas y fortalecemos la confianza entre los componentes de la pareja, que pasa a ser más madura y realista. 

La pasión inicial desbordada suele disminuir y se profundiza la intimidad emocional, siendo clave la complicidad para evitar caer en la monotonía y el aburrimiento. Es como llegar a un punto donde sabes que puedes confiar en la otra persona, incluso con los defectos y esos momentos complicados.

En esta fase, ya no necesitas impresionar al otro cada dos por tres, y la relación se vuelve más auténtica y relajada, algo que ofrece una tranquilidad que favorece y potencia a la pareja. Es lo bonito del momento porque eliges seguir estando ahí, no porque todo sea perfecto, sino porque ambos habéis construido una base sólida. Los problemas se hablan con más calma, y cada parte entiende que la relación es un equipo y no una lucha de poderes.

A veces puede dar la sensación de que "falta chispa", pero no es que se haya perdido algo, sino que ahora la cosa va más de complicidad, proyectos a futuro y apoyo mutuo. Es donde el verdadero amor toma forma en los pequeños gestos diarios y en seguir apostando por la relación, incluso cuando las cosas no son fáciles.

Es una etapa muy gratificante porque, aunque se haya perdido esa emoción desordenada del primer año viene después de esa otra etapa de adaptación un poco convulsa y desestabilizadora.

4. Etapa de crisis o reconfiguración

Y cuando ya creíamos que estaba la historia en pareja controlada,... nos viene esta fase cuando ha pasado los años y surge algún cambio personal (trabajo, mudanza, problema físico,...). 

Sí o sí va a llegar en algún momento esta etapa y es clave en la evolución de una relación, ya que las crisis son inevitables en cualquier convivencia a largo plazo. Eso de que todo siempre son risas y buenos momentos, va a ser que no es real, no porque la relación no funcione, sino porque es lo natural en cualquier relación que se prolonga en el tiempo.

La manera en que las personas gestionen estos momentos difíciles, marcará la diferencia entre una pareja que se fortalece y una que se desgasta. Para detectar si estamos en un momento crítico es importante detectar alguno de los signos relacionales que lo indican como:

Distanciamiento emocional: Menos comunicación, menos muestras de afecto y pérdida de intimidad.

Se empieza a evitar las conversaciones profundas o ya no comparte los sentimientos como antes; si antes se contaban anécdotas sobre su día, sus preocupaciones o sueños, y de repente esas charlas se vuelven superficiales o casi inexistentes. 

Otra señal es que en lugar de buscar soluciones en pareja a los problemas, se ignoran o se evita hablar de los conflictos, dejando que se acumulen. 

Menor expresión física del afecto (como abrazos, besos, o incluso simplemente tocarse). Además, si ya no se buscan las dos partes para pasar tiempo de calidad juntos, prefiriendo estar solos o con otras personas, es un signo de que la conexión emocional está debilitándose.

Conflictos recurrentes: Discusiones frecuentes por temas aparentemente triviales.

Son problemas o desacuerdos o encontronazos o diferencias o, … llamarlo como queráis, eso sí, que se repiten una y otra vez sin llegar a resolverse completamente y surgen debido a patrones de comportamiento o dinámicas de pareja poco resolutivas. Estos conflictos interemitentes que se repiten cada cierto tiempo pueden ser de varios tipos:

Problemas de comunicación: Malentendidos constantes, no escuchar a la otra parte o interpretar las palabras de manera negativa, lo que genera discusiones sin fin.

Diferencias en expectativas: Cuando una de las partes espera algo diferente de la relación (más afecto, compromiso, tiempo, etc.), y la otra no lo cumple, esto genera frustración repetitiva que se acumula.

Distribución de responsabilidades: Discusiones sobre quién debe hacer qué en el hogar o en la vida diaria, como las tareas domésticas o la crianza de las hijas/hijos, …

Celos o desconfianza: Si hay falta de confianza o celos (pueden estar producidos por problemas comunicativos o de distanciamiento emocional, etc.), estos suelen convertirse en conflictos frecuentes.

Dinero o finanzas: Las diferencias en la forma de manejar el dinero, los gastos o las prioridades económicas pueden convertirse en una fuente de conflicto.

Intimidad o vida sexual: Si las necesidades de una parte no están siendo satisfechas o si hay una falta de conexión física, esto puede generar tensiones repetitivas.

Desinterés o aburrimiento: Falta de entusiasmo por compartir momentos en común.

Sentimiento de insatisfacción: Una o ambas partes pueden sentir que la relación ya no les aporta lo que necesitan.

Sean cuales sean los motivos de estas discusiones recurrentes, la convivencia puede volverse más tensa y es común preguntarse si vale la pena seguir, porque además añadimos que al no tener puntos en común, cada persona evoluciona de forma distinta, lo que puede generar desconexión.

La pareja debe replantearse las expectativas individuales y ponerlas en común, añadiendo un impulso por mejorar la comunicación para superar las desavenencias y los desacuerdos, de lo contrario, muchas parejas se distancian irremediablemente en esta etapa.

¿Cómo sacar algo bueno de una crisis? De entrada, desdramatizando que haya crisis en la pareja y afrontándolas con una actitud de resolver y no dejar pasar. Pensar en un "venga a por ella, que ya está aquí" porque es lo normal, es mucho más sano que pensar "no funcionamos como pareja porque de lo contrario no tendríamos crisis", ya que este pensamiento no es real.

Si partimos de ese querer reforzar la relación en una crisis, hay mucho ganado, eso sí hay que hacer algo más para resolver un conflicto como:

Comunicación sincera y abierta: Es fundamental hablar de lo que cada uno siente sin reproches. Expresar necesidades de forma asertiva y escuchar empáticamente las de la otra parte.

Aceptar el cambio como parte de la evolución: Las relaciones no pueden mantenerse igual siempre, no es posible y esa es la realidad. Lo que importa es adaptarse a las nuevas circunstancias y posiciones que se pueden variar entre la pareja.

Renegociar expectativas y roles: Con el tiempo, las responsabilidades y necesidades cambian. A veces es necesario replantear cómo se distribuyen las funciones de cada parte y qué espera cada una de la otra.

Recuperar tiempo en pareja: La rutina, la desidia, las responsabilidades o el trabajo, pueden dejar poco espacio para momentos íntimos, por lo que es importante priorizar tiempo de calidad para reconectar.

Buscar ayuda profesional si es necesario: Las terapias de pareja pueden ser la solución para resolver conflictos que parecen insalvables desde dentro de la relación. Tendemos a pensar que si se llega a eso, es que no hay amor, cuando la realidad es todo lo contrario; si una pareja decide ir a un profesional a arreglar desavenencias, es porque se importan y quieren dar todas las oportunidades. 

Vemos normal que si nos rompemos un pie vayamos al traumatólogo, si tenemos un problema de corazón al cardiólogo o si tenemos una gripe al médico de primaria, sin embargo si tenemos problemas en pareja, ¿parece que ya no tiene solución con ningún profesional? Es por lo menos para pensarlo.

Las dos etapas que siguen es en el caso de que la pareja decida tener descendencia, algo que desestabiliza mucho las relaciones y más que un punto de unión, acaba siendo de desunión si no se gestionan bien esos cambios que van a llegar.

5. Expansión familiar 

Van desde el embarazo con el posterior nacimiento de las hijas/hijos hasta su independencia.

Las nuevas personitas que llegan al núcleo relacional implican una redistribución del tiempo y de las prioridades. Las responsabilidades familiares generan desgaste emocional y menor tiempo en pareja.

Es habitual que incluso durante el embarazo empiecen los cambios ya que las madres pasan por un periodo de ajuste propio tanto físico como emocional en el mejor de los casos, porque en otros, la posibilidad de un reposo parcial o total puede provocar cambios mayores. 

La única manera de afrontar estos cambios es reorganizarse de manera equitativa para mantener el equilibrio entre la vida familiar y la relación de pareja.

6. Etapa de redescubrimiento (nido vacío)

Cuando las hijas/hijos se independizan o van a realizar estudios fuera, la pareja entra en una fase más libre de responsabilidades cotidianas y todas las rutinas y acuerdos establecidos y que ya se han hecho hábitos, al no existir dejan huecos que se deben llenar de nuevo en pareja, lo que requiere de nuevo adaptación, comunicación y conexión.

Si se mira en positivo, es una oportunidad para redescubrir intereses comunes, viajar o dedicar más tiempo a disfrutar en pareja, aunque para llegar a ello, la evolución de la misma debe haber sido en común porque si se ha mantenido por las hijas/hijos y  ambas personas han evolucionado por caminos distintos, es más complicado.

7. Madurez y acompañamiento

Y si hemos llegado hasta aquí, ya nos venimos a la etapa madura e incluso de vejez, en la cual hay un acompañamiento mutuo y una comprensión real de qué necesita cada parte y quién es cada parte. La complicidad es mayor que en otras etapas y el afecto es sólido y real con el interés de hacerse la vida más tranquila y amable. Cuidarse mutuamente es la prioridad y aunque puede ocurrir que la pasión física quede en un segundo plano, no deja de haber atracción por ambas partes, pero expresada de maneras diferentes al margen de la necesidad sexual primaria. 

Generalmente, es la etapa de consolidación duradera porque se valora más la estabilidad emocional que las emociones intensas, esto no quiere decir que no existan circunstancias que hagan estar a la pareja en la fase de restructuración o cambios y que pueda romperse de la misma forma que se rompen otras a otras edades.

¡Qué recorrido más bonito! ¿no? Bueno para quien quiera estar en pareja, porque la alternativa es no tenerla y se puede vivir también perfectamente.

Pero para quien haya decidido vivir en una relación de pareja, decir que las crisis no son el fin, sino una oportunidad de crecimiento. Si ambos miembros de la pareja están dispuestos a ocuparse de los problemas y cultivar la relación, es posible reconfigurarla y salir más fuertes. 

Superar una crisis implica aceptar que cada etapa tiene sus retos y que el amor maduro requiere aceptación, paciencia, compromiso y flexibilidad para adaptarse a los cambios. Evidentemente cuanta más inteligencia intrapersonal tengamos, más posibilidades hay de no sentirnos dañados en los desencuentros. 

Con una comunicación asertiva y empática para la resolución de los conflictos, se pueden ir superando las etapas si se quiere estar en pareja, ya que muchas personas dejan una relación por creer que falta el amor y van a otra en la que les sucede lo mismo y no superan etapas de crisis.

La convivencia en pareja implica un proceso continuo de adaptación y evolución. Cada etapa trae consigo cambios naturales en las dinámicas relacionales, y superar los desafíos requiere comunicación, tranquilidad, honestidad personal y paciencia. No hay una fórmula perfecta, pero el éxito en la convivencia depende de aceptar el cambio como parte del camino, aprender de las crisis y hacer por mantener la conexión emocional a lo largo del tiempo.

domingo, 20 de octubre de 2024

Corrientes filosóficas

Las cosas que tiene Eloisa

Me ha entrado la curiosidad con las corrientes filosóficas pasadas y presentes; he preguntado a la IA, qué corrientes filosóficas han existido y existen. A raíz de toparme con el estoicismo, se ha abierto una puerta de curiosidad (Las cosas que tiene Eloisa) y voy a ver con cuales más en línea de vida.

No voy a ir de listilla porque de filosofía sé bien poco, aunque todas las personas vivamos bajo criterios filosóficos, pero de cultura filosófica como tal, tengo bien poco, así que este listado de corrientes filosóficas es un copia/pega de la IA:

  • Presocráticos: Se centraron en la naturaleza del universo y los elementos fundamentales que lo componen.
  • Sofistas: Se interesaron en la retórica, la política y la naturaleza del conocimiento.
  • Socráticos: Enfatizaron la importancia de la virtud, la búsqueda de la verdad a través del diálogo y la auto-examen.
  • Platónicos: Defendieron la existencia de un mundo de las ideas perfectas y la importancia de la razón para alcanzar el conocimiento verdadero.
  • Aristotélicos: Desarrollaron una filosofía enciclopédica que abarcaba la lógica, la metafísica, la ética, la política y las ciencias naturales.
  • Estoicismo: Enseña a mantener la calma y aceptar lo que no podemos controlar, centrándonos en nuestra actitud.
  • Escepticismo: Cuestiona todo conocimiento y sostiene que no podemos conocer la verdad con certeza.
  • Epicureísmo: La felicidad se alcanza mediante la búsqueda de placer moderado y la ausencia de dolor.
  • Cínicos: Promueven vivir de manera sencilla, rechazando normas sociales y posesiones materiales.
  • Racionalismo: Afirma que la razón es la principal fuente de conocimiento, por encima de los sentidos.
  • Empirismo: Sostiene que todo conocimiento proviene de la experiencia sensorial.
  • Humanismo: Pone al ser humano y sus capacidades en el centro, resaltando su valor y dignidad.
  • Materialismo: Sostiene que todo lo que existe es materia, negando la existencia de entidades inmateriales
  • Empirismo: Afirma que el conocimiento se deriva de la experiencia sensorial. (Locke, Hume, Berkeley)
  • Idealismo: Sostiene que la realidad es mental o espiritual, y que el mundo material es una construcción de la mente. (Kant, Hegel, Fichte)
  • Existencialismo: Se centra en la experiencia individual de la existencia, la libertad y la responsabilidad. (Kierkegaard, Sartre, Camus)
  • Fenomenología: Estudia la estructura de la experiencia consciente y los fenómenos que aparecen en ella. (Husserl, Heidegger)
  • Positivismo: Cree que el conocimiento verdadero solo puede venir de la ciencia y los hechos observables.
  • Nihilismo: Sostiene que la vida carece de sentido objetivo y que los valores tradicionales no tienen fundamento.
  • Pragmatismo: Afirma que el valor de una idea está en su utilidad práctica y en sus resultados.
  • Utilitarismo: Sostiene que la mejor acción es la que maximiza el bienestar del mayor número de personas.
  • Personalismo: Considera a la persona como el valor supremo, destacando su dignidad y libertad.
  • Positivismo lógico: Busca reducir el conocimiento a afirmaciones verificables empíricamente.
  • Postestructuralismo: Cuestiona las nociones de verdad, significado y autoría.
  • Feminismo: Analiza las relaciones de poder entre los géneros y las desigualdades sociales.
  • Filosofía de la mente: Explora la naturaleza de la conciencia, la mente y la relación entre mente y cuerpo.
  • Ética aplicada: Aplica los principios filosóficos a problemas concretos como la bioética, la ética ambiental y la ética empresarial.
  • ¡Madre mía no me da la vida para enterarme de lo que es cada una! y seguro que entre ellas tendrán líneas que conectan o incluso unas beberán de conceptos de otras que las precedieron. Bueno, habrá que ir poco a poco, porque lo que no he sabido en 60 años no voy a poder saberlo en dos días. Tendré que ir eligiendo algunas corrientes filosóficas para ver cómo piensan otras gentes.

    Amor FATI

    Las cosas que tiene Eloisa

    Ahora me ha entrado curiosidad sobre el estoicismo y he dado con un audio que hablaba del concepto del amor Fati, así que ahí vamos a ver qué puedo aprender y qué puedo escribir sobre él

    El amor fati significa "amor al destino"; se trata de aceptar con amor todo lo que la vida trae, tanto lo bueno como lo malo. No se trata de resignarse a lo inevitable, sino de abrazar las circunstancias tal y como son, incluso las difíciles, como parte esencial de nuestra experiencia.

    Es como decir: “Esto es lo que hay, y lo voy a querer tal cual”, no lo puedo cambiar, por lo tanto, lo voy a vivir tal cual es y voy a mirar que oportunidades diferentes tengo en esta nueva situación de vida, aunque haya sido una situación inesperada. Es no quedarse en la queja y en la frustración y decepción, es amar el momento y elegir seguir adelante con lo bueno que pueda venir.  

    En mi caso en concreto, hasta que no hice aceptación de perder mi casa (Andando en un desahucio), no hice más que pelearme contra la realidad de manera frustrante, al de años he aprendido a seguir intentando que no me quiten la casa pero de una manera mucho más estoica; aceptando que no es mía, que no la voy a recuperar y que finalmente me la quitarán, pero veo el mientras tanto y me digo "pues mira, estás viviendo en una casa que no es tuya, pero la disfrutas como si fuera tuya y sin pago de hipoteca o de alquiler". Ya no me peleo emocionalmente con el hecho de la pérdida; ya la he aceptado con amor, hasta con amor fati. Evidentemente, tengo momentos de frustración, malestar, tristeza, sentimiento de desamparo,... pero no dejo que me calen como para que me condicionen muchos días, porque si hubiera sido así, igual me tiro por una ventana y acabo con el rollo.

    El amor fati es como decir: "Ama lo que te toca vivir, incluso lo que no te hace ni gota de gracia". No significa que todo sea perfecto y que estés saltando de alegría ante un mal momento, significa que aceptar lo que te pasa sin dramas, es la mejor forma de estar en paz.

    Porque la verdad sea dicha, momentos de resistirnos a lo que nos está pasando, seguro que todas las personas tenemos y yo he comprobado por muchas cosas que he vivido, que esa resistencia en una inutilidad y desgasta el ánimo, a algunas personas hasta las lleva a enfermedades físicas y psíquicas de difícil solución. El amor fati nos inclina a vivir en paz con la realidad y de esta manera evitar males mayores.

    El estoicismo  con un pensamiento central que es el amor fati, no sólo te dice que aceptes el momento que te toque vivir, sino que además lo ames porque es una parte necesaria de experiencia de vida, una oportunidad diferente que no contemplabas y que se te brinda; para aprovechar el momento, es pensar en de qué te está quitando y qué puedes conseguir a cambio de lo que tenías.

    Por ejemplo, te echan del trabajo y quizás en el primer momento dice que "qué putada mi brigada", pero cuando pasa el tiempo y ves en retrospectiva (Cuando mire en retrospectiva), ves que fue en un momento ideal y para bien (me ha pasado).

    Otro ejemplo puede ser una lesión que te impide seguir con el deporte que hacías, pues seguro que puedes hacer alguna otra actividad que ni te hubieras planteado hacer a no ser que te hubieras lesionado.

    Siguiendo con los ejemplos, tenemos los de nivel relacional, como que una amistad te traicione, una pareja te deje, … en el momento puedes no entender los por qué de esas situaciones, pero no tengo ninguna duda que es para mejor, porque en mi caso que lo he vivido, con el tiempo he entendido que era lo mejor que me podía haber pasado. 

    Y como no todo va a ser amor fati ante situaciones que no tienen vuelta atrás, voy a poner el ejemplo en una relación en pareja que queremos que se mantenga estable y agradable 

    Aplicar amor fati en una relación de pareja implica aceptar a tu compañero/a tal como es y abrazar los desafíos de la convivencia con una actitud positiva, en lugar de resistir o querer cambiar todo lo que no te gusta. Se trata de enfocar tu energía en lo que puedes mejorar sin frustrarte por lo que escapa de tu control.

    ¿Cómo? … que este es el quiz

    Aceptar "los defectos" y diferencias

    Cada persona tiene imperfecciones y comportamientos que pueden resultarte incómodos. En lugar de desgastarte intentando cambiar a la otra parte, acéptalo como es y trabaja en cómo reaccionas tú; lo que para alguien es un defecto, para otra persona es una virtud, así que plantearnos por qué lo vemos como un defecto, qué es lo que no aguantamos y cómo reaccionamos, es la manera de ver si el defecto lo tiene la otra parte o lo tenemos nosotras.

    Ejemplo: Si tu pareja prefiere quedarse en casa mientras tú eres más social, en vez de quejarte, aprende a valorar esos momentos en los que te puedes ir con tu gente a tomar algo, mientras tu pareja se queda en casa, buscar acuerdos para hacer cosas en común, ...

    Aprende de los conflictos

    En lugar de ver las discusiones como algo negativo, asume que los conflictos van a existir sí o sí y que son una oportunidad para conoceros mejor y fortalecer el vínculo. Amor fati te invita a abrazar los malos momentos con paciencia, sabiendo que forman parte de la vida compartida. El pensamiento a tener en el conflicto no es que "esto ya no funciona, va mal la relación", tendría que ser "venga que este desacuerdo nos va a enseñar a comunicarnos y a conocernos mejor".

     Valora lo cotidiano, lo normal, lo de andar por casa

    Es fácil frustrarse si la rutina se vuelve monótona, pero amor fati implica encontrar belleza y significado incluso en lo más simple. En lugar de anhelar momentos extraordinarios, aprecia la rutina como parte fundamental del vínculo.

    No todo va a ser una feria con fuegos artificiales y subidón de adrenalina; valora un desayuno compartido o una charla al final del día, agradeciendo esos momentos ordinarios como parte del viaje de vida compartido.

    No luches contra el cambio de una evolución normal en pareja

    Las relaciones cambian con el tiempo, y es natural que ambas partes pasen por etapas personales y emocionales diferentes. Aplicar amor fati significa aceptar esos cambios con serenidad, sabiendo que cada etapa tiene su propósito. 

    Si tu pareja pasa por un momento difícil o necesita más espacio o te da menor comunicación o está más ausente, o ... en lugar de frustrarte, acompaña el proceso sin forzar y confía en que esa fase es necesaria para su evolución y vuestra evolución como pareja.

    Enfócate en lo que puedes controlar

    No puedes cambiar las emociones o acciones de tu pareja, pero sí puedes decidir cómo reaccionar tú. En lugar de sentirte víctima de la situación, trabaja en mejorar tu actitud y tus propias acciones.

    Si tu pareja está estresada y tiene mal humor, en vez de reaccionar con frustración, responde con empatía y paciencia no tomándote su actitud de manera personal (Los 4 acuerdos). Esa actitud puede ayudar más que intentar corregir a la otra persona.

    Aprecia el camino, no solo los resultados

    Amor fati también implica valorar el proceso de construcción de la relación y no solo los momentos "perfectos". Entiende que la convivencia implica momentos también tensos, pero que esto es parte del proceso de conocerse y de la convivencia. Nos venden pelis de amor perfecto, con risas, con buen sexo, con dinero, con buenos trabajos,.... y eso lo hay a ratos y en otros ratos no. Si las cosas no salen como esperabas (un viaje, una celebración especial), disfruta lo que haya salido bien y aprende a reírte de los imprevistos sin darle la importancia transcendental que vaya matando la relación.

    Aplicar amor fati en la pareja ayuda a construir una relación más fuerte y serena, en vez de frustrante. Hay que saber disfrutar el proceso con sus altibajos, aceptar a la pareja tal como es y aprender de cada experiencia. Con esta actitud, nos enfocamos en crear un vínculo basado en la comprensión, la aceptación y el amor real, no en la perfección idealizada.

    NOTA* Es importante saber que estoy hablando de relaciones sanas, entre personas emocionalmente saludables, no hablo de relaciones tóxicas que en muchos casos implican hasta situaciones de violencia, desigualdades, humillaciones,  (el patriarcado). Hay situaciones en la que no hay lugar para más recorrido.

    Seguro que puedo investigar más sobre el el amor fati, pero de momento lo dejo aquí y lo resumo en que es una proposición a amar la vida tal y como es, con lo bueno y con lo malo, con sus luces y sombras, pero con un matiz muy importante;  no es solo aceptar lo inevitable o lo que es, es también verlo como algo valioso, como si todo lo que ocurre fuera parte de un plan perfecto para tu desarrollo. Esta manera de ver la realidad no elimina las dificultades, pero sí te permite enfrentarlas sin resentimiento y con serenidad, sacando lo mejor de cada experiencia, porque no cabe duda que a través de una visión negativa, tan sólo te quedas viviendo en lo malo de la situación. Mucho mejor a través del amor fati que te abre la mente a ver oportunidades de vida diferentes y tan gratificantes o más que las que estás viviendo ¡Viva el amor! … el amor fati.