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martes, 29 de octubre de 2024

El patriarcado; imagen de Procusto y su lecho

Las cosas que tiene Eloisa

Procusto era un personaje mitológico un tanto tirano y macabro que se las hizo pasar mal a mucha gente que llegaba a su morada y dormían en su lecho, hasta que el bueno de Teseo se cruzó en su camino. Te cuento la historia resumida para que entiendas el por qué en mi opinión, el lecho de Procusto y el patriarcado están intrínsecamente unidos.

Procusto (conocido como Damastes o Polipemón) era un temido bandido en la mitología griega que vivía en las colinas cercanas a Eleusis, en el camino entre Atenas y Mégara. Su apodo, "Procusto", significa "el estirador", y está relacionado con su macabro método de tortura. Según la leyenda, Procusto ofrecía hospitalidad a los viajeros que pasaban por su territorio, invitándolos a descansar en su famosa cama.

Sin embargo, esta cama no era una simple cama para pasar la noche descansando, era una trampa de muerte. Procusto obligaba a sus huéspedes a tumbarse en ella, y una vez que lo hacían, si la persona era más alta que la cama, cortaba sus extremidades para ajustarla a su tamaño; si era más pequeña, la estiraba con cuerdas hasta que alcanzaran la longitud exacta del lecho. Vamos, que los mataba bien cortándolo, bien estirándolos.

El bueno de Procusto era muy majo; como los tiranos o los dictadores, ejercía la violencia y el poder,  hasta que llegó el héroe ateniense Teseo. Este se enfrentó a Procusto, y le dio de su propia medicina, haciéndolo encajar en su cama a la fuerza. Fin.

La frase "lecho de Procusto" se usa hoy en día para describir situaciones donde se ajustan las cosas a la fuerza a un estándar limitador e injusto.

¿Cómo te quedas? Será muy mitológico, pero de otras maneras, la historia de Procusto se ha calcado en diferentes culturas con la imposición violenta de normas arbitrarias, que obligan a "dar la talla" que imponen esas culturas. 

En psiquiatría no existe oficialmente un diagnóstico denominado "síndrome de Procusto", no es una categoría diagnóstica. El término se utiliza más en el ámbito coloquial o en análisis sociales y psicológicos para describir un conjunto de actitudes o comportamientos, pero no es un trastorno reconocido por los manuales diagnósticos de salud mental, como el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales).

El síndrome de Procusto es más una metáfora tomada de la mitología griega para describir personas o sistemas que rechazan, minimizan o intentan frenar a aquellas personas que destacan, no encajan en los moldes establecidos o se salen de lo convencional. 

Estas conductas están relacionadas con características psicológicas como la envidia, la inseguridad, el narcisismo o la resistencia al cambio, pero no constituyen un trastorno clínico por sí mismas. Sin embargo, algunos de los comportamientos asociados al síndrome de Procusto, como la envidia patológica o el deseo de controlar a otros, pueden estar presentes en ciertos trastornos de la personalidad, como el trastorno narcisista o el trastorno paranoide.

Y ¿por qué mezclo a este síndrome de Procusto con el patriarcado? Porque, al margen de no saber si alguien más lo ha hecho, cuando he conocido esta historia de este mito y su síndrome, me ha venido inmediatamente a la cabeza la relación; el patriarcado quiere tener a todas las personas a la medida de su "lecho", ni más ni menos, sólo cómo él diga, con un sistema social en el que las estructuras de poder están dominadas por hombres que imponen un conjunto de expectativas rígidas, tanto sobre mujeres como sobre hombres. 
Rechaza, castiga o margina a quienes sobresalen o no se ajustan a su estándar preestablecido, buscando "recortar" a aquellas personas que destacan, ya sea en talento, ideas o éxito, para que se ajusten a las normas impuestas. 

En el patriarcado, las normas establecidas imponen una idea limitada y controlada de lo que es aceptable en términos de comportamiento, roles y habilidades, especialmente para las mujeres, pero de las cuales no están excluidos los hombres.

Por eso existen diversas formas de discriminación, que funcionan precisamente limitando, excluyendo o castigando a personas o grupos que no se ajustan a las normas impuestas por la sociedad patriarcal.

El síndrome de Procusto se da en las discriminaciones de todo tipo que ofrecen todas las culturas retrógradas y patriarcales ( raza, género, orientación sexual, religión, discapacidad, etc.) y quienes no encajan en sus patrones, por destacar o simplemente por ser diferentes, son objeto de represalias, exclusión o violencia, con el fin de "ajustar comportamientos y jerarquías" a lo que se considera aceptable.

Igual con algunos ejemplos lo ves tan claro como lo veo yo.

Discriminación racial: En sociedades racistas, las personas pertenecientes a grupos étnicos o raciales minoritarios son frecuentemente "recortadas" en términos de derechos y oportunidades. Cuando alguien de estos grupos sobresale, es objeto de ataques, la muerte, acoso o exclusión, ya que su éxito desafía el estereotipo racial preestablecido. Ejemplos de discriminación racista están hoy en día y sin ir más lejos hemos vistos lamentables discursos con su apología en esta campaña a favor de Trump (Oradores en evento de Trump en el Madison Square Garden profieren insultos racistasy en el último partido entre el Real Madrid y el Barça (La Liga denuncia siete cánticos violentos en el Clásico).

Discriminación por orientación sexual: En sociedades que privilegian la heterosexualidad como norma, las personas que pertenecen a la comunidad LGTBI+ son forzadas a "encajar" en un molde heterosexual. Desgraciadamente incluso aquí se les llega a matar por la calle (Homofobia, la agravante por determinar en el juicio por el crimen de Samuel Luiz) y en otros países está prohibido tener otra orientación sexual diferente a la heterosexualidad y es delito, bien de cadena perpetua e incluso, con la pena capital (Mauritania, Nigeria, Somalia, Brunéi, Irán, Pakistán, Qatar, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Yemen).

Discriminación por discapacidad: Las personas con discapacidades también son víctimas de un síndrome de Procusto social, donde se espera que encajen en un entorno que no está diseñado para sus necesidades. En lugar de adaptar el entorno para incluir la diversidad, la sociedad a menudo busca "ajustarlas" a un estándar de normalidad, a menudo limitando sus oportunidades y derechos.

Pese a todos los avances que ha habido en este sentido, por poner un ejemplo, la tasa de paro en este grupo es mucho mayor que entre la población con las capacidades normativas, fuera aparte de la discriminación en el lenguaje que usamos muy habitualmente (estamos en una sociedad patriarcal con sus normas aprendidas desde pequeñas/os) con expresiones cotidianas que, sin darnos cuenta, refuerzan estereotipos negativos, invisibilizan o menosprecian a las personas con discapacidad. 
Aunque pueden no parecer ofensivas a primera vista, estas palabras o frases reflejan una actitud subyacente de desigualdad o falta de respeto hacia este colectivo. Como pasa con los micromachismos, al estar normalizadas, muchas veces estas expresiones perpetúan un trato discriminatorio o condescendiente.

Expresiones del tipo "esa/e se hace el sordo/a o ciega/o", "eres un retrasado/a", "anda, déjame a mí, que pareces minusválido", "deja de hacer el subnormal", … 

Discriminación religiosa o cultural: En sociedades donde hay una religión o cultura dominante, quienes pertenecen a minorías religiosas o culturales son "recortados" en términos de derechos, representación o visibilidad social. 
Siguen existiendo países en los que las personas que desafían los moldes religiosos establecidos, o que practican una religión minoritaria, pueden ser perseguidas o marginadas.

No es cosa del pasado y de circo romano con leones que se comían a los católicos, es algo que hoy en día sigue sucediendo en muchos países y muchos de ellos coincide que también practican la discriminación por la orientación sexual y de género. No os voy a enumerar todos los países en los que ocurre, ni todas religiones que son perseguidas, ni todas las personas asesinadas por no "encajar" en los respectivos lechos de Procusto

Discriminación de género: las normas patriarcales imponen unos roles de género a seguir, y cuando una mujer sobresale en un campo tradicionalmente masculino o desafía esos roles de género establecidos, puede enfrentarse a una reacción negativa que busca "ajustarla" a expectativas más tradicionales. Puede ir desde la invisibilización hasta la muerte.

Ejemplos puede haber muchos, desde la invisibilización y usurpación de méritos de investigadoras que fueron cruciales para llegar a algunos avances por los que recibieron premios Nobel algunos hombres, hasta la muerte de la última mujer por violencia de género.

Pero no os equivoquéis, de igual manera, los hombres que no cumplen con los estereotipos de masculinidad hegemónica también pueden sufrir represalias por querer vivir en otras masculinidades muy diferentes a la establecida. Estas sociedades intransigentes, violentas, tiranas y con síndrome de Procusto, no se andan con bobadas.

Me voy a quedar un ratito con la discriminación por el hecho de ser mujer (que para eso yo soy mujer y quiero hacerlo), porque me apetece que se visibilice que seguimos con comportamientos inaceptables hacia las mujeres (Micromachismos II).

Antiguamente era mucho más claro y evidente que cuando una mujer sobresalía, desafiaba las normas de género tradicionales o reclamaba su independencia y reconocimiento de capacidades, se enfrentaba a un síndrome de Procusto a nivel social o institucional (rechazo social, recorte de derechos legales). Sé que hay muchas personas (más hombres que mujeres), que piensan que en nuestra sociedad esto ya no es así, pero me temo mucho que están equivocadas y para muestras:

Limitaciones en el crecimiento profesional: hay mujeres que muestran talento o igual ambición laboral y profesional que los hombres y son vistas como una amenaza para el status quo, algo que les impide avanzar, ya sea negándoles oportunidades o imponiendo barreras sutiles y muchas veces no visibles, como el techo de cristal.

Control sobre el comportamiento y la libertad femenina: Las mujeres que no se ajustan a las normas tradicionales de feminidad, como ser sumisas, maternales o dedicadas exclusivamente a la familia, pueden ser vistas con sospecha o juzgadas socialmente e incluso familiarmente, buscando "forzarlas" a volver a un rol más convencional. Esto lo he vivido yo personalmente, así que me lo creo a pies juntillas.

La crítica a las mujeres exitosas: Hay ocasiones que cuando una mujer alcanza una posición destacada, la sociedad patriarcal reacciona con descalificaciones, acoso o cuestionamiento constante de su competencia. Esto busca minimizar el éxito o ridiculizarlo porque no se ajusta al ideal patriarcal de lo que debe ser una mujer.

En mi opinión, con el patriarcado y en las sociedades dónde impera, como sistema que impone reglas estrictas de comportamiento y roles, se actúa teniendo un "lecho de Procusto" y encajando a las personas en él, incluso de manera forzada y violenta si no se da de manera voluntaria,  especialmente en lo que respecta a las mujeres y a colectivos minoritarios o vulnerables.

El síndrome de Procusto (aunque ya sabemos que no existe como tal) se podría decir que tiene mezcla de envidia e inseguridad, resentimiento y rabia, falta de autoestima e intransigencia, ignorancia y prepotencia, insatisfacción y venganza, …, creo que hay, en quién lo padece (personas o sociedades),  un cóctel molotov capaz de estallar y de hacer mucho daño. 

Hay unas características particulares en las personas "procustas"(no existe el palabro): son personas controladoras que quieren que todo esté bajo su visión y que la gente se ajuste a sus expectativas. Son envidiosas y por eso les molesta que otras personas sobresalgan. Desprecian su talento buscando minimizar sus logros, además de recurrir a la crítica destructiva y al descrédito para frenarlo. 

Muchas veces, con la ironía y el sarcasmo enmascaran su malestar contra la persona más válida que ellos y amparándose en la broma, se burlan y menosprecian.

Hay otra característica por la cual se les puede reconocer; resistencia al cambio e intolerancia a nuevas ideas ajenas para no tener que adaptarse porque no saben si van a poder o no.

Si tienen que recurrir a boicotear a la persona de enfrente por ser más válida, lo harán con tal de que no avance más y sobresalga más (me ha venido a la cabeza las hermanastras de Cenicienta), aunque ello lleve a un perjuicio y pérdida. Esta actitud a nivel laboral crea una competitividad tóxica que puede disminuir los resultados (también lo he vivido). 

Hay muchos ejemplos de comportamiento "procustuista" (palabro de nuevo); colegas de profesión que atribuyen a la suerte unos resultados, o una manipulación, o un "braguetazo", … Familiares que hablan de "ese no es el/la más listo/a de la familia y lo que ha tenido es suerte". Un escuchar "si me hubiera tocado a mí lo huera hecho mejor", "no sé cómo le ha salido tan bien, si no sabe hacer la o con un canuto", … en fin, aquí seguro que podéis poner algún ejemplo más. 

No sé que fue primero, si la gallina o el huevo; ¿existen personas procustas porque existió el mito de Procusto con su famoso lecho, o fue a la inversa y existió el mito porque ya había personas que lo encarnaban? En cualquier caso, solo espero que haya muchos héroes como Teseo que pongan punto y final a tanto Procusto que anda suelto.