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martes, 4 de febrero de 2025

Providencia

Las cosas que tiene Eloisa-Providencia
Esta es una palabra también especial; providencia. Se le puede dar diferentes matices dependiendo de en qué ámbito se use, lo más común se refiere a que es un Dios el que sabe y dispone todo lo que ocurre en la creación; la divina providencia. 

La palabra providencia proviene del latín providentia, un término que he leído que se atribuye al orador y escritor romano Cicerón: pro- (antes), videre (ver), -nt-(el que hace la acción, el agente), -ia (cualidad).

A su vez, providentia deriva de providens, que es el participio presente del verbo prōvideō. Este verbo se compone de dos partes: pro- prefijo que significa "antes" o "hacia adelante", y videō, verbo "ver". El significado está relacionado con la acción de ver con anticipación o prever. Esta idea de previsión y cuidado se ha mantenido a lo largo del tiempo, y es por eso que la palabra providencia se utiliza para referirse a la disposición o cuidado que una deidad tiene sobre su creación, o a la capacidad de una persona para anticipar y prever situaciones futuras. 

El uso principal de la palabra providencia es para referirse que hay un Dios que tiene un plan para cada persona y para el mundo en general y provee las necesidades de sus creyentes protegiéndolos de todo mal. Esta idea la tienen diversas religiones monoteístas como el cristianismo, el judaísmo o el Islam, y otro tipo de religiones como el budismo o el hinduismo.

En derecho, la palabra providencia se refiere a una resolución judicial que decide sobre una cuestión incidental o accesoria dentro de un proceso; para entenderlo, una providencia resuelve cuestiones puntuales que surgen durante un proceso, no es la sentencia final del proceso.

La palabra providencia también se utiliza para referirse a la capacidad de una persona para prever y anticipar situaciones futuras. En este sentido, una persona providente es aquella que toma precauciones y se prepara para posibles eventualidades. Y dándole este sentido de la anticipación a posibles problemas, a una acción que se realiza antes para prevenirlos, se la denomina "medida providente".

La Providencia es un concepto que ha sido abordado por diversas filosofías a lo largo de la historia, siendo el estoicismo la primera de ellas en integrarlo a su sistema filosófico a principios del siglo III a. C, y convirtiéndolo en punto central de su ética y visión del mundo.
Los estoicos creían que la Providencia es sabia y justa, y que debemos aceptar con serenidad lo que nos sucede, ya que todo forma parte de un plan mayor. Para ellos, la clave de la felicidad reside en comprender y vivir de acuerdo con este orden cósmico.

Hay otro concepto al que me referiré con la palabra providencia, y es el del principio organizador que rige el universo y le da sentido. Una inteligencia cósmica, un principio creativo o simplemente la ley natural que rige el universo. Podría decirse que es el movimiento universal que ha creado las galaxias y la vida humana en la Tierra, y que todo tiene un porqué en conexión con la existencia.
Desde esta perspectiva, la Providencia no sería una intervención divina puntual, sino el proceso mismo de creación y evolución que ha dado lugar a todo lo que existe. Este concepto de providencia puede coincidir con la de la cosmología moderna que cree en la constante expansión y evolución del universo y explica cómo la vida pudo surgir de la materia inerte y cómo la conciencia pudo desarrollarse a partir de la vida, y aunque aún no se entiende cómo ha sido esto, lo que sí dicen que la providencia no es algo externo del universo, sino que está en su propia naturaleza.

Vemos que la forma en que se entiende la Providencia, varía entre las diferentes filosofías y religiones; para algunas es una fuerza impersonal que rige el universo, y otras la asocian a un Dios personal que interviene en el mundo. 

Está claro que una misma palabra adquiere un concepto diferente dependiendo del contexto en la que se utilice, algo que puede dar lugar a equívocos y conflictos si no se entiende el punto de vista de las partes implicadas. Es la magia de las palabras o más bien, el poder de las palabras como dice el libro de "Los cuatro acuerdos".

Pero al margen de lo que para religión, filosofía o persona signifique la palabra providencia, vamos a jugar con todo ello: si barajamos la idea de que la existencia del universo tiene un significado (y por ende las personas), con un propósito o "un plan" más allá de nuestra propia existencia, incluso en la adversidad, podemos dar un sentido o una razón que está detrás de lo que sucede; la llamamos providencia.
Si esto es así, hay una admisión de que hay una fuerza por encima, una fuerza superior que crea las circunstancias para que haya "coincidencias", oportunidades, personas que nos ayudan, obstáculos que superamos, etc. Este reconocimiento de las diferentes situaciones no es sólo intelectual, porque conlleva una experiencia emocional, y en muchas ocasiones asombro o perplejidad al vivirlas. Hay algo que no se explica mentalmente, pero que sí se siente.
Cuando percibimos que algo "bueno" nos sucede, ya sea un evento importante o un simple detalle cotidiano, y lo atribuimos a "una fuerza mayor" que lo mueve, la respuesta lógica es el agradecimiento por en momento, por la casualidad, por la oportunidad, por la vida misma. Este hábito de agradecimiento refuerza nuestra conexión con la Providencia; cuanto más agradecemos, más percibimos la presencia de esa fuerza, y cuanto más la percibimos, más razones encontramos para agradecer.

A mí el juego me gusta, porque nos conecta con lo que significa la palabra agradecimiento y con lo que significa la palabra apreciación, y toda esta amalgama de conceptos nos provoca sentirnos bien y sentirnos felices ¿no se trata de eso la vida? Esta es una visión "eloística" del sentido de la vida; todo en el universo está conectado ¿de dónde viene o por qué sucede? pues muchas veces se nos escapa del entendimiento intelectual o mental, pero existe una percepción emocional cada vez más sensible a captar las señales y las oportunidades para sentirnos agradecidos.

La creencia en la Providencia nos predispone a observar el mundo con una mirada más atenta y receptiva. Al reconocer que existe una fuerza que guía los acontecimientos, nos volvemos más receptivos a las pequeñas cosas que nos rodean: la belleza de la naturaleza, la amabilidad de un extraño, la oportunidad inesperada. Esta visión más amplia de la existencia nos permite apreciar la riqueza y abundancia de la vida, incluso en los momentos complicados.
La mente humana necesita encontrar respuestas a las situaciones que vivimos y cada cual tiene sus propias creencias que le pueden hacer feliz o le pueden hundir; creer que existe una razón (= fuerza superior = Providencia), aunque la desconozcamos y que deriva a bien mayor, ayuda a vivir en otra tranquilidad, con agradecimiento y con esperanza. 

Existen diversas formas de referirse a esta idea de que las cosas no suceden por casualidad, sino por una razón o propósito mayor, sin necesidad de invocar una deidad, y es que en todos los tiempos se ha buscado intentar dar una explicación a lo que sucede, desde los estoicos hasta nuestros tiempos. 

Partiendo de Demótcrito y Leupicio (atomistas de aquella Grecia de antes) seguida posteriormente por otros, apelaban a que se siguen unas leyes naturales que hacen que lo que sucede esté precedido por algo anterior que lo provoca, que todo es una causalidad (como la ley de causa efecto). Esta manera de pensar es de la corriente filosófica del determinismo (que por cierto existe la contraria que es el indeterminismo y cree en las coincidencias y las casualidades), cuestionada por la mecánica cuántica que dice que también hay elementos inesperados o fruto del azar. El fatalismo piensa parecido porque cree que todo está predeterminado y es inevitable, solo que se atribuye al destino o fuerza desconocida y no a la causalidad.

Hay otra idea, la de la "necesidad" que se refiere a la cualidad de aquello que no puede ser de otra manera, es decir, los eventos no ocurren por casualidad, sino porque son necesarios dadas las circunstancias y las leyes que rigen el universo. Así mismo, el psicólogo Carl Jung utilizó la palabra sincronicidad para referirse a la coincidencia significativa de dos o más eventos que no están causalmente relacionados. Por otro lado, en la Teoría del caos tenemos que nos dice que pequeñas variaciones en el presente pueden generar grandes diferencias en el futuro, lo que puede dar la impresión de que los eventos son aleatorios o impredecibles, pero en realidad están determinados por leyes naturales.

La ley de causa y efecto es un principio que se encuentra en el corazón de varias religiones y filosofías, particularmente en las de origen indio, y dice que nuestras acciones tienen consecuencias y que somos responsables de lo que sembramos. Es esa idea de la ley del karma.

Os cuento todo esto porque la humanidad ha buscado diversas maneras, a lo largo de la historia, para explicar por qué las cosas pasan como pasan. Me viene a la cabeza la expresión de que algo ocurre de "forma providencial"; no sé hoy en día si está en desuso, pero el concepto es de que en una situación en la que las probabilidades de que salga bien algo son bajas o se tiene todo en contra, ese algo sale bien de manera sorpresiva, inesperada o afortunada. Es una manera de expresar la suerte que se ha tenido o la coincidencia a favor tan inesperada que ha ocurrido. 

Hoy en día, seguimos sin saber si es la Providencia la que provoca lo que las personas llamamos coincidencia, sincronicidad, causalidad, casualidad, suerte, etc., o si las coincidencias realmente existen; todavía todo un misterio aunque la ciencia y la filosofía nos ofrezcan diferentes perspectivas, ya que ninguna de ellas puede dar una respuesta definitiva ¿providencia? ¿casualidad? 

domingo, 2 de febrero de 2025

Ataraxia


¿Qué os dice la palabra ataraxia? ¿La conocéis? Yo he de reconocer que no la conocía, que es una de esas palabras que no está en el lenguaje que ha utilizado mi entorno, ni en lo libros o conferencias que han caído por mi vida, por lo que ha sido todo un descubrimiento. Extraña palabra, sonora palabra y con un significado que me ha gustado; la desconocida ataraxia.

Es una palabra que procede del griego antiguo ἀταραξία, y tiene tres elementos que la componen; a (prefijo negación), tarakh (raíz que significa molestia, turbación o agitación) y sia (sufijo que indica estado o acción). Esta única palabra, fruto de estos tres componentes, nos dice literalmente que es ausencia de turbación o estado sin perturbaciones o molestias; ¡me pido ser "ataráxica". 

Para información, en farmacología, denominan medicamentos ataráxicos a aquellos que tranquilizan, provocan calma o ansiolisis, pero deciros que unas pastillas no van a conseguir que te vuelvas ataráxica en un mes, requiere de esfuerzo personal. Aunque es evidente que en determinadas ocasiones de vida, hay personas que tenga que utilizar medicamentos para arrancar con la vida.

Sin profundizar en la palabra ataraxia, podría asimilarse a un "me pongo el chubasquero y me resbala todo"; sí pero no, sí pero no del todo, sí pero no es sólo ponerse un chubasquero emocional. Aunque tienen en común el hecho de restar importancia a las cosas que nos alteran o nos afectan negativamente, la ataraxia no se trata simplemente de ignorar los problemas o mostrar indiferencia, todo lo contrario, se trata de agarrar los problemas para comprenderlos y gestionarlos de una manera efectiva y sin perturbaciones emocionales que impidan encontrar las soluciones. 

Ataraxia no implica pasividad o falta de compromiso en las situaciones complicadas y mucho menos es pasotismo frente a los problemas o un ignorarlos. La persona ataráxica siente emociones y se ocupa de los problemas, conflictos o situaciones complicadas, no las elude, pero no se deja llevar por ellas, no deja que esas emociones que siente le arrastren, de tal manera que es capaz de mantener la calma y la objetividad, y ya sabemos que cuando estamos tranquilas tomamos decisiones bastante más acertadas y óptimas para la situación en la que estamos inmersas.

Ser una persona ataráxica implica un trabajo personal muy, muy, muy profundo; requiere conocerse bien para gestionar las emociones y poder encontrar esa paz interior en la que poder estar pese a las circunstancias.

El concepto que implica la palabra ataraxia fue uno de los ejes en la filosofía helenística y especialmente en las escuelas del epicureísmo , estoicismo y escepticismo; para ellas significaba estar en un estado mental deseable y el objetivo personal a alcanzar. Como concepto de estas filosofías, es estar en un estado de ánimo tranquilo y sereno, sin alteraciones mentales o emocionales que impidan estar en calma y equilibrio en la normalidad de la vida y ante las adversidades que puedan surgir. La ataraxia, como concepto filosófico, fue propuesta por primera vez por el filósofo griego Demócrito alrededor del siglo V a.c. (filósofo presocrático conocido por desarrollar la teoría atómica del universo, junto con su mentor, Leucipo). El siglo V a,c,, ¡casi nada! No sé cómo pudieron hacerlo, pero la teoría atómica en la que andaban ya decía que toda la materia está compuesta por partículas indivisibles e indestructibles llamadas átomos, que se mueven en el vacío.

Pero este hombre, Demócrito, también se interesaba por otros "menesteres atómicos" aparte de los átomos; la búsqueda del conocimiento y la comprensión del mundo natural, además de por la ética y la moral. Las inquietudes de Demócrito eran muchas y variadas (era un máquina este hombre), y por eso fue a él al que se le ocurrió proponer por primera vez el concepto de ataraxia, seguido y desarrollado posteriormente por las corrientes filosóficas que os he mencionado.

Las cosas que tiene Eloisa-AtaraxiaDe manera simple, resumiré que para el epicureísmo, la ataraxia se podía alcanzar a través de la búsqueda del placer y la evitación del dolor de forma equilibrada, para el estoicismo a través de la virtud y la aceptación del destino y para los escépticos era a través de no juzgar las situaciones para no crearse tensión emocional por tener una creencias determinadas.

Si te preguntas como detectar a una persona ataráxica, te diré que son muy fáciles de detectar porque tienen esa maravillosa habilidad de permanecer imperturbables antes situaciones negativas y no se dejan llevar por el miedo, la ira o la tristeza. Son esas personas tranquilas y serenas, capaces de controlar sus deseos y sus temores con ese enorme equilibrio emocional y estabilidad mental que les caracteriza ¡Casi nada lo que acabo de describir! Llegar a ello no es tarea fácil, no.

Yo sigo pensando que hay conceptos que deberían enseñarse en la escuela, y este que implica la ataraxia lo encuadro entre ellos. Dar herramientas personales para alcanzar un grado de ataraxia, debería ser de obligado cumplimiento para evitar futuros conflictos, personales, relacionales, sociales, políticos, económicos, … No es ninguna exageración.

Si se enseñara lo que significa el concepto, aprendería a identificar y regular las emociones ante situaciones de estrés, reforzándose su autoestima y aprendiendo hablar de forma asertiva, algo que permite una comunicación más efectiva ante un conflicto. Las personas hemos pasado por la educación obligatoria aprendiendo geografía pero no aprendiendo cómo lidiar en los conflictos, y los centros educativos han sido nuestro contacto con los conflictos en la sociedad y con el cómo nos comportarnos en grupo.

El ritmo de vida que llevamos en la actualidad, nos induce a todo lo contrario a lo que es poder estar en un estado mental de tranquilidad y tener una profunda serenidad, pero calma, porque si una quiere, puede trabajar en ello y conseguir ser ataráxica. Eso sí, nada viene gratis, y la ataraxia tampoco. Requiere de tiempo e indagación de quién eres y reconocer las emociones que experimentas a lo largo de tu día, en los momentos buenos y en los complicados, para identificar qué situaciones, personas y pensamiento te llevan a las diferentes emociones, y sobre todo a las negativas para poder controlarlas. Requiere el trabajo de examinarte para saber que creencias y pensamientos tienes y cuestionártelos, por si te inducen a error o te generan malestar contigo y con las personas con las que tienes relación. 

Examinar, palabra que la tenemos un poco de manía porque la asociamos a "pasar un examen", con la connotación negativa que nos han enseñado, pero examinar es otra palabra que conlleva mucho más, sobre todo si hablamos de examinarse a una misma, porque el resultado es de lo más positivo para la vida, sin tener que pasar por el filtro de una nota. Al examinarnos, hagamos lo que hagamos, ya es un avance, ya es un aprobado.

Examinarse una misma es identificar que principios de vida seguimos para la toma de decisiones y nuestra forma de actuar o reaccionar, las creencias que nos influyen, las fortalezas y debilidades, nuestras emociones y cuándo y como nos salen, las experiencias de vida que nos han marcado, qué queremos y qué nos motiva, el tipo de relaciones que entablamos, … Como podéis ver, este es un "chequeo personal" que nos va a decir cómo nos encontramos para poder poner medidas para ser feliz y hacer feliz a las personas con las que nos mezclamos.

Si conseguimos hacerlo sin juzgarnos y sí aceptando con naturalidad nuestros posibles "errores de vida", todo serán ventajas, ya que el crecimiento personal que experimentaremos nos llevará a corregir y controlar creencias, emociones, reacciones, pensamientos o tendencias con las que no nos dejamos ser felices. No es más que perder el miedo a cuestionarnos, para ver y valorar lo que hacemos, de esta manera podremos potenciar lo que nos hace bien y desechar lo que no nos favorece.
Examínate con mucho amor y amabilidad y no te castigues por errores; se clemente contigo misma y no te juzgues con severidad, porque de lo contrario, no conseguirás vivir con el concepto que nos dice la ataraxia; paz y tranquilidad, ausencia de turbación o estado sin perturbaciones o molestia.

Examinarse a una misma nunca acaba, es un viaje continuo de autodescubrimiento y además, no tienes vuelta atrás una vez que lo inicias; ya nunca más vuelves a ser la persona anterior. No es una transformación instantánea, lleva su tiempo, pero sí es una evolución y una inversión valiosa en tu bienestar y felicidad. Conocerte mejor a ti misma, te lleva a vivir una vida más auténtica, plena y satisfactoria.

El autoconocimiento es básico, pero es curioso leer que una manera de trabajar la ataraxia es practicar la gratitud; el agradecimiento y la apreciación de quién eres y qué tienes. Y digo que es curioso para mí que el concepto de unas palabras se enlacen al concepto de las otras, para ir creando una manera de afrontar la vida que nos haga felices el mayor tiempo posible.

Aparte del autoconocimiento, también he leído otra serie de herramientas para desarrollar la ataraxia, como son el ejercicio para encontrarte bien, una buena alimentación que te ayude a estar sano, meditación y mindfulness para la tranquilidad y vivir el momento presente, además de rodearnos de personas positivas que nos apoyen, nos aprecien y con las que podamos hablar con sinceridad de quienes somos y lo que nos mueve.

Ya veis que aunque la palabra ataraxia no esté en el leguaje cotidiano y es un concepto antiguo, sigue siendo excelente para tenerlo en cuenta en la actualidad. Se aborda principalmente en el ámbito de la filosofía, la psicología y el desarrollo personal, y si no eres una profesional de los dos primeros, quédate con el crecimiento personal, que a ese sí tenemos accesibilidad sin tener que estudiar una carrera universitaria.

En definitiva, el significado de ataraxia, es una invitación a reflexionar sobre nuestras emociones, nuestros deseos y nuestras creencias, para que en lo que nos ocurra, no nos perturbemos en exceso y así poder vivir lo más tranquilamente posible, lo más satisfechamente posible y lo más feliz posible, contando que ser ataráxica cien por cien las 24 horas del día y durante toda la vida, no es tarea fácil, pero cuanto más tiempo consigamos mantenernos en paz interior y exterior, mejor.

Las cosas que tiene Eloisa

viernes, 30 de octubre de 2020

Ingratitud filial


Ingratitud filial
, un concepto complicado de entenderse y mucho más de asimilarse, ya que a un progenitor le cuesta mucho aceptar que tiene unos "filios" ingratos/as; la disculpa suele estar presente por aquello de que son hijos/as y hay que disculpar, entender, aceptar y tolerar lo que venga de ellos/as tanto de pequeños/as como de mayores. 
No hay que obviar tampoco ese puntito vergüenza social adquirida, porque parece que si se tiene un/a descendiente que no responde a las expectativas, los responsables primeros son los progenitores. Ya sabemos esto de que los/as padres/madres tienen la culpa de todo lo concerniente a las/os hijos.

Es curioso que cuando he ido a leer sobre este concepto, no encuentro casi información, tan solo historias judiciales y  luego en historias antiguas, como la alusión a la ingratitud filial en un libro de Shakespeare sobre el rey Lear  "La verdadera historia del rey Lear y de sus tres hijas", un drama de cinco actos en verso y prosa basado en obras de otros autores anteriores.
En esta tragedia figuran paralelamente dos historias en las cuales la ingratitud filial, la falta de bondad, la traición y la ruindad humana quedan reflejadas. Ya sabéis como era este escritor y dramaturgo; un fenómeno en pasiones y dramas.

En otro cuanto de los Hermanos Grimm (tiene varios títulos: El viejo y su nieto, El abuelo y el nieto, El plato de madera, El tazón de madera), un hijo (en versiones una hija) no trata como se merece a su padre y es el nieto pequeño el que da la lección de vida para que el ingrato descendiente se de cuenta de su error y cambie de actitud (no cuento más para no hacer spoiler).

En mi opinión, una cosa es hablar de que cuando unos hijos/as llegan a la adolescencia se olvidan o reniegan de sus progenitores por esa necesidad de crear su propio mundo y experimentar por sí mismos; les sienten como un obstáculo, como esos pesados que les impiden vivir. Nada les parece bien, son críticos, ausentes, distantes, hablan con falta de amabilidad, se enfrentan como no lo habían hecho antes, malhumorados, cambiantes, impertinentes, etc.
No ocurre siempre, pero muchas veces esas actitudes iniciadas en la adolescencia se prolongan a la madurez y entonces ya es complicado de entender. Una cosa es hablar de adolescencia y otra cosa es hablar de la ingratitud filial o del menosprecio o de la ignorancia permanente y dolorosa para los progenitores, incluso en muchos casos es hablar de violencia filial.

En los casos de violencia es muy complicado tomar la decisión que hay que tomar ; denunciar y alejarse del foco de violencia. En el resto de las relaciones paterno/materno filiales, hay que intentar ver la situación con perspectiva, no dramatizar y ser realistas de lo que está ocurriendo para poder tomar soluciones de una manera empática y asertiva; entender a las hijas/hijos sin dejar de desatender a la persona que somos.

Se nos ha dicho que la familia es lo primero y que sus integrantes siempre van a ofrecer apoyo, compañía, ayuda, amor,... esto no siempre es así en todas las familias.

Tanto por control como por permisibilidad, podemos ver relaciones complicadas entre hijas/os y progenitores, y en muchos casos cuando los hijos van creciendo, tóxicas. Tenemos casos extremos que evidencian esta actitud tóxica y de ingratitud filial, como por ejemplo uno que he encontrado de un hijo que habiendo heredado en vida la casa que el padre compró, con un compromiso verbal de que este podría vivir en ella hasta su muerte, decide echar de la casa a su padre una vez la tiene a su nombre (donación paterna e ingratitud filial) …tremenda historia y tremenda vivencia para un padre.

Seguro que hay más casos de extrema ingratitud filial que nos encogerían el corazón (todas esas historias de malos tratos físicos o psíquicos a los padres), pero seguro que sin llegar a ellos, hay situaciones duras y complicadas (emocionalmente y económicamente hablando) de gestionar por parte de los padres/madres, porque cuando se produce una ausencia de las hijas/os, nadie ha enseñado a lidiar con esa ausencia injustificada, la desidia hacia la persona o el desprecio hacia el compartir las vidas una vez que se ha producido la independencia del hogar familiar (el síndrome del nido vacío es otro tema que en este artículo no voy a tocar).

Las relaciones paterno filiales son muchas y diversas, tantas que, son distintas incluso dentro del mismo seno familiar donde hay más de un hijo/a y no te digo nada donde hay familias numerosas y los primeras hermanas/os difieren en unos cuantos años con las últimas/os... Yo procedo de una familia numerosa y por experiencia personal en ello, sé que cada una/o vivimos a nuestros progenitores de una manera muy diferente por varias razones, entre algunas: época personal del padre o de la madre,  nuestro carácter y sensibilidad antes las mismas situaciones, generación a la que pertenecemos unas/os y otras/os, situaciones económicas de cada momento, …

Si que es cierto que hasta que una/o no tiene hijas/os, no se valora realmente que unas/os madres/padres han estado haciendo un gran esfuerzo vital, además de que creo que tampoco valoramos ni respetamos, ni queremos entender actitudes de nuestros/as padres/madres que no nos han gustado y mucho menos empatizamos con su momento personal vital del momento. Para los adolescentes, jóvenes o adultas/os, a los progenitores nunca les pasa nada que excuse actitudes de vida; entender, aceptar y perdonar que los progenitores se pueden equivocar (y muchas veces), parece que no es fácil.

Es evidente que este artículo sobre la ingratitud filial no va a reflejar todos los casos que existen y que muchos lectores no se van a ver reflejados en las emociones que puedo expresar en él, porque hay casos de vivencias tan distintas y algunas tan extremas de vivir por parte de los/as hijos/as, que la ausencia se hace necesaria, que la ignorancia hacia los progenitores se hace imprescindible y que lo que de fuera nos puede parecer ingratitud filial en realidad es supervivencia personal.
Me refiero a casos extremos de maltrato físico y psíquico, agresiones sexuales, ausencia de afecto, dejación de responsabilidad paterno/materna cuando aún los/as hijos/as no se pueden valer por sí mismos, manipulación, chantajes emocionales, … 

Pero también existe una ingratitud filial de "andar por casa", esa que llegados a cierta edad se identifica en mayor o menor grado y que muchas veces se disculpa porque nos han educado en que eso es lo que tienen que hacer unos buenos progenitores... disculpar, tolerar y estar aunque cueste la tranquilidad personal y emocional o el bienestar físico o económico. 
Estar para cuando una hija/o quiera;  aún cuando los hijos sean ya mayores. Ya sabemos todos que "eres madre/padre para siempre" y que no se deja de ser madre/padre nunca.

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También pienso que superar la ingratitud filial entra dentro del desarrollo personal de cada uno; aprender a agradecer lo bueno recibido y no poner el énfasis en sólo lo que hemos vivido como malo, es un grado de madurez personal que no todo el mundo adquiere. 
Yo personalmente he de decir que tuve mis años de ingratitud filial en mi adolescencia por no entender actitudes paterno/maternas; actitudes que con los años aprendí a entender (no digo compartir, pero si entender y aceptar) para liberar carga y a aceptar en tranquilidad (que no en resignación). 
Aceptar que mis progenitores no supieron hacerlo de otra manera y que contribuyeron en mi vida todo lo bien que pudieron y supieron hacerlo. Incluso he llegado a valorar que aquellas situaciones complicadas que en un momento dado me parecieron difíciles vivencias, me han formado en la persona que soy en estos momentos. 

Es más fácil culpabilizar a alguien que responsabilizarse de lo que uno es: hayas vivido lo que hayas vivido, ser feliz es una responsabilidad personal y no sólo una consecuencia de situaciones vividas.
 
Los padres/madres nunca lo hacemos todo lo bien que esperan las/os hijas/os, pero estas/os no tienen siempre la razón; equivocarse en la paternidad/maternidad entra dentro de lo previsible y es lo que ocurre: sí, nos equivocamos reiteradamente a lo largo de nuestra vida, tengamos descendientes o no. 
Si no ejerces de padre/madre, está claro que no corres riesgo de hacerlo mal, pero si ejerces, corres el riesgo y en algunos casos dentro del riesgo de aventurarse a ser madre/padre, entra la ingratitud filial.

Esto ha ocurrido desde siempre y también ocurre que en estos tiempos de rupturas de parejas, en situaciones en las que los progenitores que se quedan con la guardia y custodia de los hijos/as y les educan durante la infancia y adolescencia prácticamente en solitario y muchas veces en circunstancias complicadas. La otra parte sale ganando de todas todas porque la educación no ha recaído sobre ella; educar y poner límites es algo que no suele gustar mucho recibir cuando se es niña/o y mucho menos cuando se es adolescente, que es la etapa de romper con los límites y normas.
Alguien ejerce de poli malo si hay un poli bueno que permite y consiente, alguien pasa por malos momentos personales si la economía es insuficiente porque la otra parte no colabora en su deber económico, alguien se tiene que hacer cargo de que los/as hijos/as estén cuidados y con las necesidades vitales cubiertas, alguien tiene que educarles si la otra parte está ausente, ... Todo eso pasa una factura emocional que no siempre permite a un progenitor hacer las cosas todo lo bien que se podría con sus hijas/os. A mi me parece injusto justificar la ingratitud filial con el posicionamiento de que los/las padres/madres son los primeros y únicos responsables.

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Mi generación y alguna más, proviene de unos padres/madres salidos/as de una guerra y posguerra, a su vez con una infancia complicada llena de restricciones, con una dictadura a sus espaldas que encerraba y apagaba muchas formas diferentes de vivir en libertad. 

Procedemos de almas más o menos adiestradas y entorpecidas por creencias, costumbres y miedos, donde ser uno/a mismo/a era bastante más difícil que hoy en día,... y esto no es una excusa para justificar actitudes deleznables, es una realidad para aceptar vivencias que quizás se quedaron escasas en cuanto a expresión del amor, aceptación de libertades personales y en lo que hoy en día sería ser escasas en protecciones paterno/maternas. Por ejemplo, se empezaba a trabajar siendo un/a niño/a y se dejaban los estudios; hoy en día son obligatorios por derecho. 
Época de familias numerosas casi interminables, donde los/as mayores cuidaban de los/as pequeños/as y cuando estos se hacían mayores cuidaban de los siguientes y los/as primeros/as se ponían a trabajar para ayudar en la economía familiar; y todo esto en un intervalo de edad de entre los 5 años y los 12 o 14 años. Se iba a clase solo con muy corta edad, si daba un tortazo un profe, en casa caía otro porque "algo habrás hecho", se comía lo que se podía, se tenían carencias, ... era otra época.

Intensas vidas de esfuerzo, de compartir casas masificadas y muchas veces de hambre o más suave dicho, de ganas de comer, donde heredar los zapatos, libros y la ropa de los hermanos mayores era lo normal. Esas cosas las han vivido nuestros antecesores y algunos/as de nosotros también en algún momento de nuestra crianza.

En mi caso, yo en mis años de ingratitud filial no entendí de dónde procedían mis progenitores, no entendí que hicieron lo que pudieron con respecto a lo que eran, pensaban y les habían enseñado. 
No entendí y en mi no entender la mayor perjudicada era yo, aparte de mi padre y madre. 

Cuando entendí más cosas de la vida, más cosas de mi vida, más cosas de la vida de ellos, la ingratitud filial desapareció y la tranquilidad personal empezó a crecer. 

Tengo que dar las gracias de haber sabido entender hace tiempo, tanto que he tenido margen  para vivir muchos años de vida de mis padres en la gratitud filial y este hecho me permitió vivir hacia ellos con amor y más sus últimos años. Es curioso como cambian los conceptos; de sentir que ellos se habían quedado escasos conmigo a sentir que yo me he quedado escasa con ellos.

Este entendimiento y gratitud filial me han hecho entenderme en mi faceta materna, me han hecho perdonarme mis escaseces de cualquier tipo que haya podido haber para con mis hijos y me han hecho reconciliarme con la madre que soy, que siempre ha estado en la creencia de que podía haberlo hecho mejor. Procedo de esta educación de hacer siempre lo mejor que se puedas y si no puedes también; una educación en la continua culpabilidad de haber errado y de que eso es "pecado" o malo.

Cuantas veces me descubro en momentos en los que me acuerdo de algo de mi padre o de mi madre e interiormente sonrío y les doy las gracias porque esa vivencia me enriqueció, porque hay muchas vivencias maravillosas que las vivimos como normalizadas y que dejamos de apreciar por creerlas que están dentro de los mínimos que se deben vivir y son tesoros que no vuelven más que en el recuerdo. Momentos tesoro escondidos por otras vivencias a las que damos mayor importancia, generalmente las que consideramos malas. 
"Vivencias tesoro" hay muchas en una relación  paterno/materno filial; a mí buscar el tesoro y encontrarlo me trajo tranquilidad personal y felicidad.

Y ahora voy a empezar como las abuelas de antaño, diciendo que todo ha cambiado, que los márgenes en los que se mueve la juventud son diferentes. 
Las barreras del respeto, del agradecimiento, del reconocimiento por el esfuerzo de los padres/madres están en otros límites diferentes. Lo que antes sería extraordinario y moriríamos por poder vivir, hoy en día creen que es lo que tiene que ser. 
Las/os niñas/os,  preadolescentes, adolescentes y postadolescente están en la creencia que su vida les pertenece (que es cierto) y que pueden hacer lo que quieran al margen de a quien repercuta y qué consecuencias tenga para ellos y para los demás (cosa que no es ni cierta ni aceptable). 

En muchos el agradecimiento filial y no filial brilla por su ausencia y el respeto también. Menos mal que hay otros muchos que, salvando las diferencias generacionales, se comportan como bellísimas personas con sus padres/madres.

La falta de respeto es más acentuada quizás porque se ha perdido el miedo a la figura del progenitor como autoridad de la casa. Está claro que entre en miedo y la falta de respeto hay un término medio y creo que se nos está escapando de las manos en unas generaciones con un espléndido potencial para hacer de este mundo algo más acogedor y amable.

La ingratitud filial llega a unos términos que a muchos pilla en pañales y les saca de su confort personal para hacerles pensar cómo gestionar un montón de emociones contradictorias que se mezclan; lidiando con las creencias aprendidas y con las nuevas formas de ver la vida.

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Hoy en día ya no se sabe qué pensar; si es una pre, una adolescencia y una post de los nuevos tiempos o es algún tipo de patología (Trastorno Oposicionista Desafiante, TDAH, Síndrome del Emperador, trastornos de ansiedad, ludopatías, drogodependencias, …)  o que uno/a es un torpe o ha sido un torpe con sus "filios" y no sabe nada de la vida. 

El caso es que de una forma bastante habitual oigo a padres/madres hablar de problemas conductuales de las/os hijas/os con respecto a la relación con ellas/os; circulan unos momentos en los que amparados incluso por las leyes, los hijos/as "comen la tostada a los progenitores" y posteriormente practican la ingratitud filial y todo amparado en que tienen unos derechos como menores de edad.

La ingratitud filial produciendo ignorancia, ausencia, pasotismo, dejadez emocional, etc., no es un derecho asertivo (salvando casos), es un rechazo a la paternidad/maternidad que produce daño en los/as padres/madres.

Quizás parte de las nuevas generaciones entienden que no pasa nada y que como en el reino animal, una vez que los cachorros se hacen adultos, se marchan a hacer su vida y nunca más vuelven con los progenitores, y que no es ni siquiera cuestión de gratitud o ingratitud filial
Quizás nos falte entendimiento hacia las nuevas generaciones de hijas/os, fruto de una nueva sociedad más independiente.

En otros países el desapego entre padres/madres e hijos/as se produce pronto y pueden estar sin verse tiempo y lo consideran normal.
Tal vez ver la ausencia y el desapego como ingratitud filial sea por cultura y nos hagamos daño innecesariamente; esperamos una respuesta determinada y muchos no están por la labor de responder de esa forma y no es que exista ingratitud filial ni esas "pajas mentales que nos hacemos en la cabeza los padres/madres"... ¿o sí? 

¿Qué opinas? …. ¿debemos aceptar que las/os hijas/os hagan su vida realmente como quieren sin juzgarles y sentirnos dañados/as o por contra, debemos pedir unos mínimos relacionales, cada uno los mínimos que considere?

Siempre se ha dicho en mi generación que de las/os hijas/os no hay que esperar nada y que hay que darlo todo, ….que luego ellas/os lo darán todo sin esperar nada. 
Yo me temo que no es verdad, que por mucho que demos las/os hijas/os, jamás llegaremos a lo que nos han dado nuestros padres/madres. 
Yo así lo entiendo respecto a los míos, nunca estaré suficientemente agradecida a lo bueno y lo malo vivido, a todo lo aprendido y experimentado y partiendo del principio, ... por la vida que me han dado.

Sí, lo sé, hablo de que en la mayoría de los casos no tenemos los motivos suficientes para ejercer la ingratitud filial, hay otros en los que, como decía una conocida "más valdría haber nacido de un huevo", pero para mí la gratitud es una virtud que enriquece a la persona, da paz y satisfacciones, por lo que está reñida con la ingratitud en la vida y por lo tanto con la ingratitud filial.
Quizás al final todo consista en el grado de apreciación que damos a las personas y a las vivencias, en el grado de satisfacción personal de lo que somos, en el grado de empatía que seamos capaces de ejercer con nuestros progenitores, en el grado de crecimiento personal que podamos tener a lo largo de lo años y de esta manera evitar ejercer la ingratitud filial con nuestros progenitores... o como dice una canción de Golpes Bajos, son "malos tiempos para la lírica".

jueves, 12 de septiembre de 2019

Inteligencia emocional

La inteligencia emocional hace ya unas décadas que se puso en el punto de mira de muchos especialistas y en concreto si de alguien hay que hacer referencia es del autor del libro con el mismo nombre (escrito en 1995) , Daniel Goleman. Fue toda una innovación  y a partir de entonces la evolución del concepto que se tenía sobre ser inteligente ha ido desatascando las creencias limitadoras de expertos y no expertos, ya que este libro fue un best seller en su momento.

Por su lado Howard Gardner ya nos habló en su libro "Teoría de las inteligencias múltiples" (1983) de que existen otras inteligencias que interactúan entre sí con tres puntos que condicionan este conjunto: factor biológico, factor de vida personal y factores histórico-culturales.  
Así como el coeficiente intelectual tiene la capacidad de ser medible por medio de tests de inteligencia y la psicometría, la teoría de las inteligencias múltiples ha sido criticada por la psicología científica por todo lo contrario ; no existe manera de medir, tan solo se puede dar una apreciación subjetiva de habilidades diferentes.   

Pero en concreto ¿cuáles son esas capacidades o habilidades que hay que tener para decir que alguien posee inteligencia emocional? Muy resumido es : saber que son las emociones y descubrirlas en uno mismo y en los demás, reconocerlas y utilizarlas de forma adecuada, crearse motivaciones propias y saber gestionar las relaciones personales 
Si tener inteligencia es tener la capacidad de entender y elaborar una información para usarla de manera adecuada, la inteligencia emocional es esa capacidad de adaptación psico- fisiológica (emoción) a los estímulos externos.

Para tener esta capacidad de adaptación se necesita un autoconocimiento (quién soy realmente), autorregulación (control de las emociones e impulsos), empatía (escuchar y entender al prójimo) y saber expresarse (comunicación) dando la posibilidad de crear una buenas habilidades sociales (relaciones sanas) y automotivación (no necesitar que digan qué bien lo haces o qué guapo eres para seguir adelante). Una buena comunicación y saber expresarse también facilita mucho

.-Reconocer las emociones, las positivas y las negativas (autoconocimiento y autorregulación). Esta capacidad nos permite ser mucho más felices.
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Si hay momentos de enfado y su falta de control provoca desórdenes interpersonales, habrá que sujetar la emoción y transformarla. 
Si existe un miedo que condiciona la vida, habrá que gestionarlo y si es necesario con ayuda profesional. 
Si hay una aversión desmedida hacia algo o alguien (xenofobia), para poder modificar la actitud y que no haga daño, lo primero es saber que existe .
Si la forma de ver la vida alegre y positiva, transmitir esa alegría tan necesaria
Si se es capaz de reconocer y aceptar la tristeza en determinados momentos de vida ante algún acontecimiento sin quedarte anclada en ella, es que hay una gestión correcta de la emoción de la tristeza 
Si existe un bloqueo ante una sorpresa o si por el contrario encanta sentir la emoción de la novedad con lo que conlleva de adaptación... observalo 
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.- Relacionarse bien con los demás sin emitir juicios de valor (empatía y habilidades sociales).
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Capacidad de una relación fluida con los demás pudiendo entender en donde se encuentran individualmente y aceptando que no van a actuar de la manera que nosotros lo haríamos y no juzgando por ello, así como saber admitir las posibles críticas como algo a tener en cuenta y de lo cual aprender.
Se denominan habilidades sociales a tener una escucha activa (no solo oír), a expresarse de una manera asertiva  con lo que necesitamos o queremos, a aceptar la experiencia emocional de la otra persona, a ponerse en lugar del otro, a saber negociar en situaciones dispares, a tener y practicar el respeto, a la aceptación y al perdón hacia lo de fuera y hacia nosotros 
Saber expresar correctamente cuando damos nuestra opinión, estamos en una discusión (intercambio de opiniones mejor que bronca) o hacemos una petición, es fundamental para comunicarnos. Para ello no es ninguna tontería tener vocabulario fluido (leer para ampliar) y utilizarlo de manera fluida (ayuda leer y escribir).
.-  Hacer frente a los contratiempos sin venirse abajo (automotivación), colocando el momento en lo lo que es : algo temporal (al margen del tiempo que dure) teniendo presente que como dice un refrán "no hay mal que cien años dure".
Saber que los momentos de crisis, por muy duros que parezcan (tendemos a hacérnoslos más duros de lo que son), son estupendos para aprender y seguir creciendo. Nos impulsan a buscar otras alternativas para vivir con mejor y mayor plenitud.

Si se podría resumir en una frase lo que es tener inteligencia emocional podría decirse que es aquella persona con habilidad para manejar las emociones y no dejar que las emociones le manejen a ella.
Ahora bien, todo hay que decir, ... algunos nacen con un grado mayor y tienen la suerte de haber podido potenciar aquello con lo que han nacido. Como quien nace con una habilidad especial para la música o para los números, eso sí, toda habilidad que se tiene y no se utiliza, es como si no se tuviera.

Pero, ¿sabemos dónde está ubicada y los procesos fisicoquímicos que se activan? Sin extenderme en datos muy técnicos, voy por partes:
El cerebro del homo sapiens sapiens pesa alrededor de 1km (el de los primates es un tercio menor) y se divide en tres zonas unidas por conexiones nerviosas ; bulbo raquídeo, sistema límbico y la corteza cerebral. Leer como las tres zonas interactúan para la toma de decisiones... a mí me ha encantado!
Tenemos el bulbo raquídeo cumpliendo su misión con su incombustible tálamo haciendo de todo a todas horas para que la información que le pase al neocórtex sea lo más efectiva posible y este haga su análisis de listillo y determine que hay que hacer ¡Pero esta película de acción tiene también sus sorpresas gracias a la amígdala!

El bulbo raquídeo es el de las funciones vitales involuntarias por ser el que conecta la médula espinal y el cerebro. Dentro de estas funciones vitales están : coordinación de movimientos involuntarios (estornudos, reflejos, náuseas,...), control y coordinación de movimientos voluntarios, control respiratorio, control cardiovascular (ritmo cardiaco, presión sanguínea,...), control y regulación de funciones de vísceras (hígado, riñones, ...) y gastrointestinales, además de transferir información sensorial a través del tálamo (activo las 24h. en varios procesos a la vez y de manera coordinada) que parece como un mini cerebro, encargándose este de enviar la información que recibe a otras partes como el neocórtex (ubicado en la corteza cerebral está por encima del sistema límbico) . El neocórtex la analizará y dará respuesta ayudado por los lóbulos prefrontales para entender bien los estímulos  y enviar señales al sistema límbico para que active el sistema hormonal por medio de la vía  hipotálamo-hopofisaria.

El sistema límbico está integrado por la corteza límbica, el hipocampo y la amígdala y
es donde referencian nuestras emociones y gracias a ellas el ser humano pudo ir adaptándose a un entorno en continuo cambio sorteando peligros y evitándolos (apareció con los primeros mamíferos como consecuencia del desarrollo de los sistemas olfativos y visuales, vitales para la supervivencia) ; por eso está relacionado con la memoria y el aprendizaje y gracias a la amígdala con sus recuerdos emocionales se da sentido a lo vivido para darle un valor y poder reconocerlo posteriormente si se vuelve a dar.

En la corteza cerebral es una sustancia gris que recubre los dos hemisferios cerebrales y donde se da la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión. Está compuesta por el arquicórtex, el paleocórtex y el neocórtex.
El neocórtex no es uniforme ; se encuentra dividido en los hemisferios cerebrales, consolidando e integrando casi toda la información que le llega, surgiendo en él el razonamiento y el pensamiento abstracto. Permite todas las funciones mentales superiores y ejecutivas.

Y fijaros el atajo que suele darse en el cerebro ; una vía neuronal más corta y directa... tálamo- amígdala. Es decir, que la amígdala recibe señales directas de los sentidos para crear una respuesta hormonal que determinará un comportamiento que no ha pasado por en neocórtex (recordar que es que analiza). Vamos, que le puentean al neocórtex con lo que ello conlleva para bien y para mal porque es precisamente en la conexión amígdala/neocortex donde incorporamos la inteligencia emocional con sus habilidades para gestionar las emociones que provocan los estímulos.

Emoción viene del latín "e movere" (ir hasta) y cómo las emociones surgieron para la supervivencia de la especie, esto significa : ataca, escapa o lucha, ...si no pasan por el filtro del neocórtex.
Es de esta manera que al actuar de manera instintiva, hacemos lo que luego nos da problemas y decimos lo que después nos da para querernos arrepentir ; vamos que nos dejamos llevar por los impulsos y después en ocasiones nos llevamos las manos a la cabeza y nos preguntamos cómo hemos sido capaces de.

Cada uno de nosotros viene con una mochila que le predispone a una serie de conductas de reacciones  biológicas y automáticas, pero eso es sólo una parte y no es determinante en un individuo. Volvemos a nombrar la plasticidad del cerebro que está todo el tiempo haciendo conexiones neuronales nuevas a través de lo que vamos viviendo y aprendiendo, ello es lo que va condicionando las respuestas ante los estímulos emocionales.

Es decir, que si el cerebro es capaz de estar en continuas conexiones, lo mismo que hemos introducido en él una serie de ellas para reaccionar y pensar de una manera, podemos crear nuevas conexiones para poder pensar de otra. El famoso "yo soy así" ya no sirve de excusa referente, porque si uno es así,...…. puede hacer por no serlo y para ello no tiene más que empezar a trabajar en si mismo, en sus emociones que implican reacciones, en sus pensamientos que implican emociones ; en definitiva, en aumentar su inteligencia emocional que le traerá mejoras personales y entre ellas las laborales también (a quien no le gusta tener un compañero o un jefe que trabaja en equipo, motiva, reconoce el trabajo y en continuo aprendizaje para ser más efectivo).




domingo, 19 de febrero de 2017

La Rueda de la Fortuna - Arcano Mayor


Este Arcano Mayor, La Rueda de la Fortuna, me da la sensación de movimiento y de actividad y además hay mucho personaje. Recuerdo que significa que las cosas cambian o que se mueven ... la he elegido al azar en un momento en el que he tenido que tomar una decisión importante y que me está ocasionado un movimiento interior y exterior. ¿Casualidad? Leeré ahora sobre La Rueda de la Fortuna, a ver que me enseña.


Pues efectivamente, es una carta que indica rapidez, movimiento y nuevas situaciones que acontecen o que hacemos que acontezcan con nuestras decisiones y serán un punto de inflexión en la vida. Aunque es cierto que indica que son circunstancias en las que poco podemos hacer, que está más en otras manos que en las nuestras.

En principio la Rueda de la Fortuna sigue girando y en este girar mueve a personas y situaciones que será beneficioso porque ahora hay estancamiento. Eso sí, a aquellos que les obliga a dar ese cambio necesario, quizás no quieran y se les haga duro.

Este Arcano Mayor nos recuerda que nada es permanente, ni lo "malo" ni lo "bueno"; hoy estás arriba de la rueda y mañana estás abajo no siendo mejor ni peor, tan solo lo que es. Nos indica que el ciclo de la vida está presente y con él los cambios y vueltas que sean necesarios para la evolución que nos lleva al equilibrio vital.

Cuando todo esté suave y tranquilo agradece la vivencia y aprovéchala disfrutando totalmente del momento, sabiendo que vendrán otros quizás más duros de llevar, pero igual de motivadores para el crecimiento de vida. Las crisis son oportunidades y como tal hay que verlas.
Y aunque, cómo he dicho antes, no está en nuestras manos este giro de tuerca en las circunstancias, si que podemos con nuestra actitud ante ellas, dar nuestro impulso más positivo o más negativo.
Puede ser también que ya tengamos ese estupendo punto de equilibrio vital y que las circunstancias que van aconteciéndonos no lo alteren como para volver al descenso en La Rueda de la Fortuna.

Hay otro matiz importante en la carta, el de que tengamos en cuenta que las situaciones cambian y en las nuevas hay un componente de recolección de lo que hemos sembrado antes: lo definen como karma.
Yo esta apreciación prefiero verla más cómo una consecuencia natural que cómo el mal entendido sentido karmático. Si siembras lechugas lo suyo es recoger lechugas y no patatas, no hay castigo porque te salgan lechugas.
Es sencillo y fácil de ver y nada mágico o ilógico. Quitemos pues ese componente de castigo o culpa y mejor pongamos el térmimo consecuencia, resultado, fruto, secuela... con estos nos hacemos responsables de nuestra vida.

Si pones un peral, te dará peras.
Si tu ves con gafas sucias el mundo, el mundo estará sucio.
Si piensas con rencor, vivirás rencor.
Si tú sientes la soledad como un castigo, intentarás huir de la soledad con su bienestar y reconocimiento de uno mismo que aporta.
Si das amor, recibirás amor.
Si das mentira y dolor, lo mismo recibirás.
Si comprendes, te comprendes.
Si das, te dan.
Hay que aceptar la parte de responsabilidad en las situaciones que vivimos y pensar que no ocurren todas por "casualidad" y las que ocurren, son para que aprendamos y veamos otras maneras u otras posibilidades de existir. Cuándo somos capaces de aceptar esto, la colocación de las piezas en el puzle de la vida va resultándonos más fácil y beneficiosa.


A La Rueda de la Fortuna se la puede conocer también cómo rueda del Destino, Rueda del Tiempo o Rueda de la Vida y en la carta aparecen varias figuras; dependiendo del tipo de Tarot son diferentes.
En el Tarot de Marsella hay tres animales algo humanizados difíciles de distinguir (para alguno son monos, otros conejo el que sube, mono el que baja); uno está subiendo por la rueda otro arriba de ella y un último que está descendiendo por ella.
En la versión Rider-Waite hay que añadir un león, un toro, un hombre y un águila con cuerpo alado y un libro abierto que dicen que representan a los cuatro evangelistas. Subiendo se encuentra el Dios Anubis y bajando en figura de serpiente el Dios Tifón, mientras que encima de la rueda está la Esfinge.

Es la rueda de la eternidad, de lo que nunca acaba, la vida constante, contínua y eterna con sus momentos álgidos e incluso apoteósicos y sus momentos de descender al inframundo. Sus momentos en los que llevamos nuestra vida por el camino de nuestra mejora y beneficio y con sus otras épocas por caminos en los que nos dejamos llevar sin pensar dónde van.
Aunque existe un tercer personaje con protagonismo en la rueda de este Arcano Mayor.
La figura que vemos sobre la rueda simboliza a aquellos que han sabido colocarse en el punto medio dominando el equilibrio de la misma, el equilibrio de la vida.
También existe en algunas versiones de Tarot una manivela en la rueda que viene a simbolizar que la mueve el destino

La Rueda de la Fortuna nos comunica que se aproxima un momento de cambio del cuál siempre saldremos beneficiados, eso sí, puede ser de una manera fácil (subiendo por la rueda) o de manera más complicada (descendiendo). Sea como sea, el cambio va a existir queramos o no, así que lo mejor es plantearse la aceptación a la nueva situación con alegría y confianza en lo bueno que trae todo cambio y su crisis existencial que conlleva.
Es un momento de oportunidades si las sabemos apreciar dentro del caos que ocasionan los cambios, es ese punto de inflexión que nos va a poner delante lo que haga falta para dar el cambio necesario y oportuno para modificar lo que no funciona.

Este Arcano Mayor está asociado a los encuentros y las oportunidades, la "suerte" o las "coincidencias", las sorpresas y los nuevos ciclos que nos van a permitir ese cambio imprescindible en nuestras vidas (puede ser una persona con la que relacionarse, un trabajo diferente, la lotería...).
Nos dice que va a venir lo que necesitamos y no lo que queremos para nuestro bien, para seguir adelante de una manera mejor que quizás desconozcamos. Ante esto sólo nos queda estar preparados y con apertura de mente por lo novedoso que la situación nos traiga.
Así que valora lo que tienes, ten confianza y cree en el amor incondicional que mueve para tu fortuna la rueda de tu vida. Aunque te traiga situaciones inestables, ten fe porque estarán llenas de oportunidades y sorpresas de una forma rápida y beneficiosa.

Algunas de las palabras que definen a este Arcano Mayor son: fortuna, resolución, avance, cambio, destino, camino, rumbo, ineludible, necesario, forzoso, inexcusable, impostergable, conclusión, resultado... piensa en ellas y practica la aceptación sintiéndote tranquilo.

Abraza con optimismo el cambio, déjate sorprender por la vida, sigue sin miedos los nuevos caminos que se te abren y vive agradecido con lo que tienes, porque esto es La Rueda de la Fortuna: una nueva dimensión de tu vida, un nuevo paradigma por el que moverte para tu bienestar y tu crecimiento personal y espiritual ¡Da la bienvenida a lo nuevo!
Poesías sobre La Rueda de la Fortuna:


Si te ha gustado, indaga en otros Arcanos Mayores

lunes, 30 de enero de 2017

Apreciación

A mí me resulta una palabra preciosa:  apreciación. Buscaré su significado exacto pero me resulta muy gratificante sentir aprecio y seguramente su etimología me diga lo que me hace sentir, nada que ver con precio, porque para mí hay cosas que no lo tienen cómo es sentir apreciación por lo que una es, lo que se disfruta y lo que se tiene (material e inmaterial).

Según el diccionario apreciación es:

1. f. Acción y efecto de apreciar (‖ poner precio a las cosas).
2. f. Acción y efecto de apreciar (‖ aumentar el valor de una moneda).
3. f. Acción y efecto de apreciar (‖ percibir a través de los sentidos).
4. f. Econ. Aumento del precio relativo de un bien.

Pues vaya, de los cuatro significados me quedo con el tercero, me voy al verbo apreciar, a ver si me gusta más lo que nos dice, porque poner precio no me gusta, aumentar el valor de la moneda tampoco y aumento del precio relativo a un bien no y la que mejor me suena es percibir a través de los sentidos. Vamos con lo que nos dice el diccionario que es apreciar porque me quedo con lo principal que coincide en tres de los conceptos:

1. tr. Reconocer y estimar el mérito de alguien o de algo.
2. tr. Sentir afecto o estima hacia alguien.
3. tr. Percibir algo a través de los sentidos o de la mente.
4. tr. Aumentar el valor o cotización de una moneda en el mercado de divisa
5. tr. Poner precio o tasa a las cosas vendibles.
6. prnl. desus. preciarse.
Esto ya tiene más sentido a lo que yo entiendo como apreciación, menos mal, empezaba a pensar que mal el significado.

 Mirando de dónde procede, es del latín "appretiàre" y cuyo significado es valorar, colocar un precio comercial o emocional a determinados hechos o circunstancias, cosas o personas; implica un acto de valoración, de dar valor a algo o a alguien.

Dentro del cuaderno de trabajo del libro Pide y se te dará , uno de los trabajo es el de "Un torrente de apreciación", que es de muy parecida realización al del agradecimiento; si aprecio a alguien o a algo, estoy agradecida por disfrutarlo.

El trabajo consiste en buscar algo de nuestro entorno y apreciar lo que nos proporciona de beneficio, placer, tranquilidad, bienestar o lo que nos genere de positivo en nuestra vida.
Como bien dice el libro, es un juego más que un trabajo, que tan solo consiste en elegir algo que te agrade, reconociendo y valorando que te aporta de grato a tu vida.

La apreciación es como el agradecimiento; cuanto más aprecias mejor te sientes y mayor es el bienestar personal y la alegría por la vida, por lo que volvemos a la generación de ese neurotransmisor de la felicidad que es la dopamina, activando áreas del cerebro asociadas a la recompensa y el placer, por lo que nos apetecerá hacerlo más a menudo. 
Cuando vivimos en la apreciación, nos sentimos más felices, satisfechos y conectados en nuestras relaciones, y la gratitud que sentimos nos permite disfrutar más de las experiencias y encontramos significado en las pequeñas cosas. 

Bajo la premisa de considerar la apreciación como el hecho de valorar a alguien o a algo, lo considero fundamental para el desarrollo personal y para las relaciones con las demás personas, porque implica reconocer y valorar las cualidades de las personas de tu entorno y de ti misma y lo que te te aportan y te aportas. Por otro lado, si hablamos de cosas materiales, es estar satisfecho y feliz con lo que tienes, sin necesitar siempre algo más porque no es suficiente; para mi significa no vivir en la carencia tengas lo que tengas.
Lo que quiero decir es que, no sólo haces el reconocimiento de la existencia de las personas y las cosas, sino que le añades el plus de que haces un juicio positivo sobre el valor que tienen en tu vida. Ni qué decir tiene que con la apreciación, fomentamos unas relaciones más positivas y saludables, ya que las personas se sienten valoradas y reconocidas, y ¿a quién no le gusta sentirse valorado y reconocido?

Vivir en la apreciación implica cultivar una actitud de gratitud y reconocimiento hacia lo que nos rodea, tanto personas como cosas, porque el enfoque de vida lo ponemos en lo positivo de lo que tenemos y en lo positivo de lo que nos aportan; así de sencillo, nos centramos en lo bueno, al margen de que también tengamos que vivir con experiencias menos gratas.

Las personas que no aprecian lo que son, lo que tienen y a quien tienen a su lado suelen experimentar insatisfacción porque nada es suficiente, baja valoración de una misma y falta de confianza porque no reconocen sus logros y cualidades. Además las relaciones se dañan por el sentimiento de no sentirse apreciadas o poco valoradas e incluso en algunos casos, puede generar envidia, que no es lo mejor para ser feliz por estar en continua comparativa de quien es más que quien. Todo esto mezclado, sin duda otorga más papeletas para caer en depresión o ansiedad.

Pero hay antídoto para la falta de apreciación en la vida; se puede trabajar para adquirir esta "habilidad"; practicar la gratitud diaria, reconocer los logros propios y ajenos, y expresar el aprecio hacia las personas y hacia lo que se tiene. Digo bien, expresar, por escrito o hablado.

Escribir lo que se tiene y lo que aporta de bueno, es un buen ejercicio para fomentar la apreciación. Escribir, releer para asimilar y si ya lo verbalizas, trabajo redondo. Aquí volvemos a hacer una lista de personas y cosas a las que valoraremos en lo positivo y que se va a ir modificando con el tiempo, porque no estamos siempre en el mismo contexto vital.

Voy a hacer hincapié sobre lo importante que es reconocer, valorar y apreciar nuestros propios logros de vida, nuestras cualidades y nuestras potencialidades, por lo esencial que es estar satisfecha con una misma para ser feliz y para hacer feliz a quien nos rodea. Al enfocarnos en lo positivo de lo que somos y de lo que podemos, cambiamos nuestra perspectiva frente a la vida; "todo depende del color del cristal con que se mire".

No quiero acabar sin deciros que la apreciación es contagiosa, en este caso un contagio muy beneficioso porque cuando apreciamos a las personas, es más probable que ellas también nos valoren y nos aprecien de igual manera; según va pasando el tiempo tendemos a normalizar y a no valorar lo bueno que vivimos, vamos poniendo el foco en lo que no gusta, en vez de en lo que gusta y eso provoca una retroalimentación nociva. Ya sabes, vuelve a darle una vuelta al por qué una persona que te era grata por lo que te aportaba, pasa a no ser tan grata y pierde su valor.
Con esto no quiero decir que no veas actuaciones o situaciones que no te gustan; ser conscientes de que no te gustan, hay que ser conscientes para que no se hagan después bola y la relación esté ya deteriorada que no tenga solución. Lo que digo es que si algo no te ha gustado, hay que resolver, hablar de ello y darle su justa importancia, no más, sabiendo que una actuación o dos o tres a lo largo del tiempo y que no invalida lo bueno que las personas nos aportan. Volver a recordar por qué esa persona era tan apreciada por nosotros, es recomendable por lo bueno que nos trae.

En mi opinión, el agradecimiento y la apreciación van de la mano, así que si lees sobre los beneficios de una palabra, estás también contribuyendo a reconocer la otra ¡dos por una!