viernes, 10 de marzo de 2017

Cambiar cuesta

Sí, lo sabemos bien; cambiar cuesta y cuesta tanto que incluso está la creencia de que nadie cambia, que se puede modificar eventualmente una conducta, pero que cada uno es lo que es y no cambia.

De ahí la famosa fábula o cuento del escorpión al que le pasan el río para que no se ahogue y le pica a quien le lleva y cuando este le pregunta por qué lo ha hecho, el escorpión responde que porque es su naturaleza.

Pero nosotros no somos escorpiones, somos humanos con otras cualidades diferentes. Entonces ¿por qué nos cuesta dejar de hacer unas cosas y pasar a hacer otras? ¿Por qué cambiar cuesta tanto?

Alguno lo de cambiar les suena a perder la personalidad, pero para mí, tan solo implica una evolución de persona y si con ello nos tenemos que cargar parte de la personalidad, bienvenido sea. Además si hacemos caso a la idea de que la personalidad es lo que damos a conocer a los demás para poder ser aceptados, mejor ser la mejor versión de uno mismo aunque la aceptación exterior sea diferente.

Os dejo un vídeo de Joseph Dispenza (por qué no cambiamos), en él nos cuenta de una manera jocosa por qué cambiar cuesta, quizás riéndonos nos de por cambiar algo que teníamos pendiente.

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