En el reconocimiento.
En el reconocimiento y aceptación de nuestra vulnerabilidad.
En el reconocimiento y aceptación de nuestra vulnerabilidad, es donde reside nuestra fortaleza.
El miedo a que conozcan nuestros puntos vulnerables nos impide mostrarnos como somos y es en esta actitud donde nos perdemos vivir unas relaciones auténticas, sinceras y verdaderas.
Ocultamos a los demás nuestra vulnerabilidad porque incluso nos la ocultamos a nosotros mismos ya que creemos que nos hace débiles, errados, no completos e incluso inferiores. Es aquí donde el miedo se hace con su parcela de poder y nos tiene amedrentados de tal forma que hasta somos capaces de enfrascarnos en guerras y batallas sin sentido con tal de tener nuestra vulnerabilidad fuera del alcance de los de fuera y del reconocimiento propio.
No hay otro antídoto para este miedo que verse uno mismo sus puntos vulnerables, aceptarlos y cuidarse con ellos o superarlos. Es ahí donde uno se hace fuerte y ya no hay miedos porque el conocer otorga poder. Ya nadie de fuera, aunque te los pueda descubrir te puede hacer daño, porque ya los tienes tú mismo identificados y colocados. Quitas el poder de los demás sobre tu persona.
Hay que ir a por ello, hay que por fin proponerse hacer algo porque en el reconocimiento y aceptación de nuestra vulnerabilidad, es donde reside nuestra fortaleza.
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