Pensamientos, palabras, obras y omisiones

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Pensamientos, palabras, obras y omisiones, … tal cual es la vida.

lunes, 18 de enero de 2016

El conocimiento y la percepción

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Conocimiento y percepción

Hay una clara diferencia entre lo real y lo irreal, entre el conocimiento (procede del Ser) y la percepción (procede de la mente).

El conocimiento es la verdad y procede del Ser. La verdad está fuera de toda duda y es inequívoca. Se puede esconder o tapar, incluso no reconocerla, hasta es posible ignorarla con nuestros condicionamientos mentales, pero es imposible cambiarla, existe y es.
La verdad está más allá del aprendizaje que cada uno hayamos recibido, porque está más allá del tiempo y de todo proceso mental aprendido. Simplemente es.

El mundo de la percepción tiene sus condicionantes en el tiempo, los cambios personales y sociales y en la creencia que todo empieza y se acaba. Se basa en interpretaciones mentales y físicas, no en hechos.
Es un mundo de fabricar y desechar, basado en nuestra creencia de la escasez, de la pérdida, de la separación, del dolor, del sufrimiento, de la culpa y de lo bueno y lo malo.

Es un mundo que aprendemos, en vez de algo que somos y tenemos; es subjetivo, inseguro y variable, ya depende de la percepción mental individual y colectiva, por lo tanto inestable en su modo de intervenir y erróneo e impreciso en sus interpretaciones.

La percepción es una función de la mente, y, por lo tanto, supone una limitación al reconocimiento de la persona o del Ser. La percepción ve y oye a través del cuerpo, se los sentidos corporales, pasando la información a la mente condicionada y de esta manera la personalidad cambiante tiene sus respuestas limitadas, que son las que condicionan nuestras emociones.

La visión interior (la del Ser), es la que es, sin limitaciones. Energía y vitalidad, unión y amor, por lo que el miedo, la rivalidad, agresividad y la debilidad están fuera de su actuación. La visión del Ser refleja la verdad, la cual existe en cada uno de nosotros.
El Ser nos parece inexistente o difícil de percibir porque la personalidad que defiende al ego y el ego que defiende a la personalidad parecen ejercer una fuerza mayor porque nos los han potenciado social y culturalmente. Sin embargo, si empiezas a hacer caso a tu voz interior, tu Ser hablará con precisión y lucidez, algo que da tal seguridad que difícilmente podrás dejar de seguir.
A no ser que optes por continuar identificándote con tu personalidad y tus creencias, una pobre representación de quien eres.

Si algo tienes que modificar son tus creencias y tus pensamientos a través de la mente, para aunarlos con tu Ser, que es quien tiene la verdad y esta sólo se da a nivel del Ser y no de la mente que se sirve del cuerpo como herramienta. Sólo la mente tiene la capacidad de crear, en ella reside la creatividad, el cuerpo sólo es el vehículo y el Ser ya es verdad.
Y precisamente porque la mente es la que crea, la corrección de la percepción solo se puede hacer a través de los pensamientos.

El ego procura engrandecerse con lo que viene de afuera, procurando tener aceptación social, poder, dinero  y lo que supuestamente llamamos "amor".
El Ser no necesita reconocimientos, ni posesiones ni conquistas, es todo en sí mismo.
Busca compartir en vez de tener; extender en vez de proyectar y está exento de pelear para tener razón porque ya lo tiene todo. Sólo se une a otros que, como él, son conscientes de su propia abundancia y verdad.

Del conocimiento (el Ser)  y de la percepción (la mente) surgen dos formas de vivir o afrontar la vida muy distintas.
El conocimiento está libre de pensamientos. Es saber, estar seguro, sentir, es verdad, es amor. La percepción se basa en creencias, condicionantes sociales y culturales y en el conflicto continuo que existe entre todas ellas.

Lo que la percepción capta parece real porque a través de la mente sólo admite lo que le cuadra con los deseos creados mentalmente por cada uno de nosotros. Esto da lugar a un mundo irreal, al que defender constantemente ya que nuestro ego no quiere admitir que no es real y cuanto más fuerte sea la personalidad, más necesario es defender y proteger la irrealidad.
Si funcionamos con el ego y la personalidad (diferente a la persona, al Ser), más nos metemos en conflictos para defender nuestras creencias y procesos mentales.
Nuestras referencias mentales, las creencias, los deseos y las emociones que alberga nuestra mente, tan solo nos dejan ver en el exterior lo que le interesa ver para constatar que son verdad. La proyección que hacemos de nuestras ideas mentales nos hacen afianzar  nuestras creencias y elegir qué queremos ver.
Hacemos real en el afuera lo que nos conviene mediante las interpretaciones mentales que elegimos tener a la hora de valorar lo que nos rodea y a quien nos rodea.
Lo que vemos es un simple reflejo de lo que somos.

Justificamos nuestros errores con nuestras interpretaciones mentales y la única manera de salir de esta interpretación subjetiva de la realidad es reconociéndolo y aprendiendo a perdonar.
Reconocer los errores de la mente no permite ejercer el perdón hacia nosotros y hacia los demás, no por una falsa bondad, sino porque sabemos que no es real lo que interpretamos.
Modificamos lo que vemos, lo que oímos y lo que sentimos por nuestra tozudez mental y por defender nuestras ideas, cuando en realidad son invenciones propias que no existen realmente.
Al identificar nuestros errores de percepción los podemos perdonar y dejamos de darles importancia porque sabemos que se basan en nuestros propios engaños y por lo tanto, no existen sino queremos.
Mirar más allá de los errores y perdonarnos, no ofrece la ventaja de modificar el concepto también equivocado que tenemos de nosotros mismos y de esta manera ver el Ser que somos.

Sin embargo, hasta que esto no lo quieras creer con tu mente y dejes así la posibilidad de ver tu Ser, seguirás creando situaciones difíciles y relaciones conflictivas con familia, amigos, compañeros y parejas. ¿Por qué? Porque vamos buscando fuera lo que creemos que nos falta (no nos falta nada) por esta visión distorsionada de quienes somos.

Las relaciones que se establecen entre las personalidades son destructivas, egoístas y egocéntricas y suelen partir de la necesidad de cubrir falsos vacíos y para reafirmar las creencias, entre ellas las de escasez, soledad, vacío, desamor, rivalidad . . . algo que no ocurre si se crean relaciones desde el Ser, al contrario, son relaciones plenas y satisfactorias sin esperar nada más porque en el Ser está todo.

Si vivimos las relaciones desde el Ser,  las transformamos en perfectas. Nos aportan la verdad del Ser y nos dan la oportunidad  de ver y corregir nuestros errores, haciendo más sanas y veraces nuestras apreciaciones y la percepción de lo que vivimos.
Estas relaciones que se comunican desde el Ser, nos brindan la oportunidad de conocernos más quienes somos realmente (el Ser) y a descubrir nuestros errores. Descubrimos a través de ellas como perdonarnos a nosotros mismos, perdonándoles a los demás.
Descubrirnos como perdonarnos nuestra falta de amor a nosotros mismos.

La falta de amor no es otra cosa que un error que necesita corrección y no una culpa. En vez de culparnos y no perdonarnos las consecuencias de ese error, solo tenemos que corregirlo.
Nuestra sensación de ser inadecuados, débiles y de estar incompletos procede del desproporcionado valor que le hemos otorgado a la personalidad, el ego, la mente y las creencias, entre ellas a la del "principio de la escasez" el cual rige el mundo de las ilusiones creadas por la mente y el cuerpo.

Buscamos en otros lo que consideramos que nos falta a nosotros. "Amamos" a otro con el objetivo de conseguir lo que nuestra mente piensa que no tenemos. De hecho, a esto es a lo que nos han enseñado, esto es lo que nos han dicho que es amor.
Gran error social, educacional y mental, puesto que el amor no es exigencia.

El Ser  nos brinda la posibilidad de obviar lo que la mente nos hace creer real, enseñándonos cómo cambiar la percepción y a corregir errores arraigados. La herramienta que utiliza para ello es el perdón. Con él podemos llevar a que la mente utilice su capacidad creativa para modificar sus propias falsas creaciones, que es una de las grandes cualidades de la mente mal aprovechada, la creatividad.

Es la mente la que crea porque el Ser ya está creado, ya es. Poner la mente al servicio del Ser para corregir errores con su creatividad, es otorgarle su función principal.

La mente tiene un recurso para funcionar, el cuerpo y lo utiliza para el aprendizaje, la percepción es una de sus funciones. El riesgo está en perderse en este recurso mental que es el cuerpo y otorgarle una importancia excesiva a su valor y sus capacidades.
Es una herramienta  mental que se tiende a sobrevalorar porque es algo tangible. Por otro lado, negar que el cuerpo existe y querer vivir negándolo es absurdo ya que es innecesario hacerlo para proteger al Ser de la mente.

De nada hay que defender al Ser, porque su conocimiento libera, mientras que la percepción del cuerpo es limitadora. El Ser es real y no puede ser amenazado por algo que no existe porque es una percepción no una realidad.
Sin embargo el cuerpo es el medio que tenemos para comunicarnos con otros, para beneficio de todos, ya que sin comunicarnos, perderíamos el rumbo porque en este plano físico, todos necesitamos de todos.

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