Para desterrar el mal, no hay que combatirlo.
Para desterrar el mal, no hay que combatirlo, si no trabajar enérgicamente.
Para desterrar el mal, no hay que combatirlo, si no trabajar enérgicamente en dirección al bien.
No se que tiene el mal que ejerce una fuerza impresionante que en ocasiones nos lleva hacia él, mira que trabajamos intensamente en el control de los pensamientos para que no nos lleven a un determinado tipo de emociones que sabemos que no son sanas para nosotros, pero ahí caemos en ocasiones.
Y ciertamente, la manera no es desgastarte combatiendo en contra del mal, porque le das más poder, porque te absorbe la energía, de tal manera que acabarás agotado y sin conseguir el objetivo, ganar al mal en la batalla, porque ya la lucha en si misma es la que provoca mal.
Cuando nos cruzamos con el mal en nuestras vidas, lo mejor es darse cuenta, cambiar el rumbo y empezar a ir en la dirección del bien haciendo el bien, no importándonos el mal que nos rodee.
Esto es como la técnica del disco rallado en las negociaciones empresariales, a lo tuyo que es hacer el bien, respuesta negativa, no importa, sigue haciendo el bien, porque si entras a pelear con el mal, date por enganchado por el mal y recuerda el pensamiento de Nisargadatta cuando las ganas de responder al mal te vengan, "Para desterrar al mal, no hay que combatirlo, sino trabajar enérgicamente en dirección al bien".
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