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viernes, 2 de octubre de 2015

Las creencias II

Las cosas que tiene Eloisa

Las creencias son como las ideas o pensamientos que uno tiene sobre cómo es el mundo, la vida, o uno mismo. Son conceptos, situaciones, ideales, etc. que damos por hecho sin cuestionarlo mucho. En esta otra entrada "las creencias" hablo sobre ellas, pero se me queda corta y por ello sigo con esta segunda entrada hablando del tema, sabiendo que también me quedaré corta. 

Esas creencias las vamos haciendo nuestras desde peques a través de la educación, las experiencias o lo que hemos escuchado a lo largo de la vida, y a menudo influyen en cómo actuamos, cómo tomamos decisiones, o cómo nos sentimos en diferentes situaciones. Es como el filtro a través del cual vemos todo, o unas gafas que llevamos encima y que si cambiamos las dioptrías, veríamos de otra manera.

Buscamos (nuestra mente busca) aquellas situaciones que nos confirmen que estamos en lo cierto con nuestras creencias, aunque haya mucho más, elegiremos lo que nos confirma en nuestras creencias, reforzándolas nuevamente y haciendo cada vez más difícil romperla. 

Este fenómeno recibe el nombre de sesgo de confirmación. Básicamente, cuando tienes una creencia, tu mente presta más atención a las situaciones que la apoyan y puede ignorar o minimizar aquellas que la contradicen. Es como si el cerebro "seleccionara" lo que ve para encajar en lo que ya cree. A medida que la persona sigue notando más las señales de su creencia, la creencia se refuerza aún más.

Si llegamos a entender esto, seguramente la próxima vez que algo nos toque y nos haga pensar "ves tenía razón", nos haga repensar si realmente es una creencia realista o es una creencia adquirida y reforzada que queremos seguir manteniendo, que nuestro cerebro por salvaguardarnos del cambio quiere seguir manteniendo.

Cuando pensemos, "algo en mi cabeza ya me decía que esto era así", poner la alarma, a ver si es el cerebro y sus condicionamientos por las creencias o es realmente sin los condicionamientos. Estar muy atentos, porque nuestra mente puede ser nuestro mayor enemigo y me viene una frase  "la mente es un excelente sirviente pero un pésimo amo" (se atribuye a David Foster Wallace, escritor estadounidense).

Este concepto que nos viene a decir la frase, también se ha asociado a diferentes tradiciones filosóficas, espirituales y de autoayuda, que comparten la idea de que la mente puede ser una herramienta poderosa si la controlamos, pero peligrosa si dejamos que nos domine (meditación, el estoicismo, budismo, …) 

Es el momento de preguntarnos si nosotros dominamos nuestro cerebro o es él el que nos domina a nosotros, encima haciéndonos creer en muchas ocasiones que elegimos libremente, ¿no es para pensar un poco si tenemos que cuestionarnos alguna creencia?

Cuando estás en un entorno determinado, con determinadas costumbres y creencias ¿Qué ocurre si quieres cambiar alguna de ellas? Yo te lo digo: te encuentras de entrada con la oposición de las personas de ese entorno (familia, grupo de amigos, trabajo, barrio,...). Esto sucede por varias razones:


Resistencia al cambio: Las personas suelen estar cómodas con lo conocido, incluso si las costumbres no son las mejores. El cambio genera incertidumbre y miedo a lo nuevo, lo que puede hacer que reaccionen de manera defensiva.


Conformidad social: En los grupos, la gente tiende a adaptarse a las normas y comportamientos establecidos para sentirse aceptada. Cambiar una costumbre desafía esa conformidad y puede hacer que los demás sientan que están siendo criticados o que deben cambiar también.


Costumbre y tradición: Las costumbres a menudo se ven como parte de la identidad del grupo. Si alguien intenta cambiarlas, puede parecer que están atacando algo fundamental para esa comunidad.


Amenaza al status quo: Si las costumbres están ligadas a jerarquías o formas de poder dentro del grupo, aquellos que se benefician de esas estructuras pueden sentirse amenazados y resistir el cambio.


¿Te has observado si tú de entrada pones pegas a propuestas diferentes? ¿Qué te ocurre si te dan a elegir entre varias alternativas? ¿Te aturullas? ¿No sabes elegir? ¿Te sientes incómodo? ¿Juzgas incluso a la persona que es capaz de proponer tantas cosas diferentes? ¿te sale la resistencia?

Que te impulsa a sentirte así, ¿quizás el miedo a elegir algo diferente? ¿El miedo al cambio? ¿Quizás que te pongan delante que hay otra manera de hacer las cosas diferente a como tú las haces? ¿Sientes que no eres nadie porque te cambian la manera de hacer que tú tienes? ¿Incluso puede que te sientas dañado en tu autoestima? ¿Te han puesto un listón alto y te ves por debajo? ¿Te incomoda que te abran ventanas para que entre aire nuevo? ¿Te incomoda la luz que desprende el cambio y el tener más alternativas que las propias de tus creencias

Si te sientes así, cambia de creencias y experimenta, porque es probable que las creencias limitantes estén detrás de esa resistencia. Cambiar las creencias personales es un proceso gradual, pero se puede lograr si se quiere:


Identifica las creencias limitantes: reconocer cuáles son esas creencias que están generando malestar o resistencia. Pregúntate:

¿Qué pensamientos me vienen a la cabeza cuando pienso en cambiar?

¿Tengo miedo a algo concreto? (fracaso, rechazo, incertidumbre)

¿Qué suposiciones estoy haciendo que pueden no ser ciertas?


Cuestionar las creencias: empieza a cuestionarte si son verdad para debilitarlas. Pregúntate:

¿Es realmente cierta esta creencia?

¿Qué pruebas tengo?

¿Qué otras formas de ver la situación podrían ser más útiles o reales?

Cuestionar la veracidad de esas creencias es clave para debilitarlas.

Sustitución de creencias:

Después de identificar y cuestionar una creencia, busca una alternativa diferente. En lugar de pensar "no puedo adaptarme", podrías reemplazar esa creencia por algo más útil como "adaptarse es un desafío, pero puedo aprender".

Pequeños pasos hacia el cambio:

Cambiar creencias no ocurre de la noche a la mañana o por arte de magia, empieza por pequeños pasos para probar la nueva creencia. Es como entrenar al cuerpo, se empieza en un poco a poco hasta que tu cuerpo te deja cada vez hacer más cosas.

Repetición y constancia:

Las creencias se afianzan a través de la repetición. Para cambiar una creencia, necesitas practicar esta nueva forma de pensar y reforzarla con experiencias que la validen. Cuanto más vivas y pienses de acuerdo con tu nueva creencia, más fuerte se hará. No te voy a repetir el símil con el entrenar, pero ahí lo dejo.

Entorno de apoyo:

Rodearte de personas que apoyen los cambios que quieres hacer es muy útil. Ellas pueden reforzar tus nuevas creencias y darte un ejemplo positivo de cómo el cambio puede ser beneficioso.

Conócete y busca cómo hacerlo:

Adquirir inteligencia intrapersonal es parte del proceso para ser más consciente de tus pensamientos y emociones sin dejar que te dominen. Esto te da más control sobre cómo responder ante el cambio.

Está claro que cambiar creencias es un proceso que requiere reflexión, cuestionamiento, y práctica constante para reemplazar patrones mentales antiguos por otros más beneficiosos. La resistencia al cambio suele estar basada en miedos o suposiciones que pueden no ser tan reales como parecen.

Nos cuesta mucho el cambio, cuando el poder aceptar el cambio es lo que nos hace crecer, cuanto más sintamos el rechazo es cuando más podemos llegar a conocernos, a detectar que creencias son las que debemos mantener y cuales debemos sustituir. 
Este proceso requiere una evolución continua, eso o hay un acontecimiento de tal magnitud emocional que nos hace dar un cambio, normalmente es un acontecimiento que nos produce el suficiente dolor como para hacer algo diferente. Este dolor puede llevarnos a cuestionar nuestras creencias previas y buscar nuevas perspectivas que nos ayuden a procesar la experiencia.

Nuestro cerebro, que está siempre activo, hace asociaciones; son relaciones que establece nuestra mente y se deben a vivencias positivas o negativas. Las asociaciones se quedan grabadas y hacen que nuestra mente nos envíe determinada información ante determinados estímulos … Casi todas las asociaciones están en nuestro subconsciente y no sabemos por qué actuamos como lo hacemos. Por tanto si queremos dejar de actuar de una determinada manera o queremos mejorar nuestra personalidad, (dejar de tener sentimientos de culpa, dejar de ser tímidos…) debemos crear asociaciones positivas que se queden grabadas en nuestra mente y nos hagan tener reacciones positivas en lugar de reacciones negativas ante determinados estímulos. El cerebro y la mente

Ahí es donde se anidan nuestras creencias, hechas por cientos de asociaciones diferentes, en el subconsciente, llegar a él no es tarea de un solo día, es un trabajo diario y constante, sustituir conexiones negativas por conexiones positivas es la manera de lograr ser más feliz en la vida, puesto que te permite ver con otro prisma lo que te rodea y a quien te rodea, ver con otras creencias distintas lo que te ocurre y allí donde otros ven un problema, tú puedes ver una oportunidad.