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viernes, 10 de mayo de 2019

El Loco

¡Qué personaje tan peculiar El Loco! Lo mismo le llaman también el caminante, que se le puede considerar el último de los Arcanos Mayores o el primero, incluso puede no llevar número, aunque en muchas ilustraciones aparece con el 0.

            El Loco es alguien distinto que ha decidido salir de los convencionalismos sociales, que no le importa el qué dirán de él y que camina hacia lo desconocido, un rumbo nuevo que no sabe dónde le lleva y la verdad, tampoco le importa. Solo quiere vivir otra historia, otra vida, otras experiencias… en definitiva, quiere experimentar una transformación y con sus cosas metidas en un pequeño hatillo (poco le importa lo conseguido hasta ahora, va a por algo nuevo y no puede llevar mucho lastre).

            Es un personaje inquieto el protagonista de la carta El Loco, impulsivo y agitado, donde no hay lugar a mucha reflexión, tan solo deja sitio a vivir lo que venga e incluso a hacerse el marginal o el solitario con tan de que le dejen en paz con los protocolos que rigen nuestra sociedad. Esta actitud le lleva en ocasiones a ponerse al borde del precipicio en un mundo que no está hecho para él tal y como lo ha vivido y lo ve.

            Su juventud le impulsa y la inocencia de la misma hace que los demás le vean como un incongruente cabeza de chorlito que no sabe para dónde va, viviendo en las nubes y habiendo renunciado al hogar que le daba calor, pero para él también ataduras. Estas críticas de los que le rodean para muchos viene representada por el perro que está a sus piernas mordisqueándole, aunque no puede impedir que él siga adelante con su mundo, su energía de vivir y sus ganas de probar y ensayar nuevas formas de vida, nuevas gentes, nuevos lugares (para otros este perro simboliza a su guardián que le cuida e impide que se ponga en un excesivo peligro sujetándole por las piernas).

            Quizás el ir vestido de bufón nos trae a la imagen el mundo del circo, de esos trotamundos que van por la vida con lo que tienen a cuestas y que no se arraigan a ningún sitio en concreto, simplemente llegan, lo viven y se van. Un mundo el del circo en el que a cada sitio que llega da su ilusión, su movimiento, su alegría y entusiasmo, lleno de magia, sueños, proezas físicas inalcanzables para muchos, sorprendentes y envidiables para otros.

            El Loco no es un loco sin más, es un personaje creativo e ilusionado, que se mueve más en otros mundos que no sean los físicos y materiales, que se atreve porque sabe que la vida le está cuidando y que no deja que las posesiones le impidan partir a vivir otros mundos. Es ese ímpetu de la juventud inocente y a la vez es la sabiduría de haber vivido y con ello, aprendido que lo material se tiene y se pierde, los amigos están y se van, que el hogar es el punto de partida pero no el final y que definitivamente, esta vida hay que vivirla con ilusión, energía, amor y aprender de los errores sin dramatizarlos y sin miedo a ellos.

Si os apetece leer más sobre El Loco, podéis leer una entrada que hice hace un par de años y que al leerla me complementa la visión que tengo ahora de El Loco.

            No dejemos perder El Loco que todos llevamos dentro y dejémosle salir, porque también es necesario para afrontar la vida con ilusión, es más, yo creo que las depresiones están presentes en esas épocas en las que hemos escondido a nuestro El Loco, puesto que es el que nos quita el lastre del pasado y nos da la alegría y la energía en el presente sin mirar qué nos deparará el futuro.