Dentro
de la jornada formativa que ha tenido lugar en junio 2016 nos pusieron en antecedentes de cómo se
encuentran los conocimientos sobre recuperación en el deporte.
La recuperación se encuentra en un estado de subdesarrollo
científico con respecto al entrenamiento; se sabe mucho más de cómo
entrenar que dé cómo hacer una buena recuperación, se sabe mucho más de cómo
aplicar las cargas de entrenamiento que de cómo facilitar al deportista que se
recupere de esas cargas.
Uno de los aspectos determinantes en el rendimiento deportivo es la recuperación de la fatiga tras un
entrenamiento intenso o una competición, especialmente cuando es el mismo día o
días sucesivos, con poco tiempo de recuperación. Es lógico entonces pensar que
aquellos deportistas que se recuperen más rápido de su fatiga, tendrán ventaja
para su posterior entrenamiento o partido o competición.
No existen evidencias en la literatura científica para aseverar
qué estrategia es más eficaz de cara a la recuperación de los deportistas
(Barnett, 2006)
Es una realidad que el deportista está más tiempo recuperando que
entrenando, por lo que se antoja importantísimo optimizar ese tiempo de recuperación.
De forma general
descansando y con el tiempo se consigue, pero hay ocasiones en las que esto no
es así y habrá que utilizar diferentes estrategias de recuperación; según
algunos estudios indican que si a las 72h. el deportista no se ha
recuperado del esfuerzo para poder volver a hacer la misma solicitación
metabólica, habrá que reconducir los métodos de recuperación, dependiendo de la
modalidad deportiva.
El deportista debe recuperar lo que ha gastado y dicha
recuperación debe ser específica al trabajo que se ha realizado; por
ejemplo, aplicar una estrategia nutricional de aporte de carbohidratos si el
deportista no ha consumido dicha carga de carbohidratos, no sería una buena
estrategia de recuperación.
En base al origen de la fatiga, los objetivos generales en la
aplicación de metodología de recuperación tanto para competición como para
entrenamientos son:
Normalización de las funciones
orgánicas y del equilibrio homeostático general.
Restablecimiento de los substratos
energéticos y sobrecompensación de los mismos.
Reconstrucción de elementos
celulares y sistemas enzimáticos
Uno de los grandes problemas es que de la fatiga sabemos algo,
pero no todo y esto genera el problema del círculo vicioso: desconocimiento de
la fatiga, que a su vez nos hace tener un escaso conocimiento de que tipo de
recuperación debemos hacer.
No se saben todos los procesos que afectan a la fatiga para todas
las modalidades deportivas; sabemos aspectos generales, pero falta avance en el
conocimiento específico. Hay ciertas evidencias para algunas de ellas, pero los
resultados no son concluyentes.
Está
claro que aún queda mucho trecho en cuanto a conocimientos en la
recuperación en el deporte, sabemos mucho de cómo entrenar y nos quedamos escasos en
cómo recuperar de una manera eficiente, por lo que habrá que esperar a futuros
estudios que nos aclaren algo más sobre este tema y mientras tanto, escuchar a
tu propio cuerpo y probar los diferentes métodos que existen actualmente; todo
aquello que ayude a recuperar y no sea nocivo utilizado con sentido común.
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