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martes, 15 de septiembre de 2015

El Ser resiliente



Es imprescindible saber ser resiliente y no morir en el intento, aunque yo quiero hablar de la resiliencia del ser más que de como ser resiliente, me seduce más.



He de confesar que no hace tantos años que descubrí la palabra resiliencia y cuando supe su significado me dije "ale, ¡si yo soy una resiliente nata!", pero no me voy a creer nada, porque todos somos resilientes, no es una cualidad extraordinaria.

El diccionario nos dice: Capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas.

Otros dicen que es el proceso de adaptarse bien a la adversidad, a un trauma, tragedia, amenaza o a fuentes de tensión como problemas familiares o de relaciones personales, problemas serios de salud o situaciones estresantes laborales o económicas y que se aprende.

A mí me ha gustado la información que he leído en el enlace: resiliencia

Yo voy a dar mi opinión sobre lo que considero tener el ser resiliente, es una opinión intimista y quizás espiritual y no tiene porque ser entendida por muchos, ni siquiera es necesario que se comparta como tal.

Nuestro profundo, lo que somos, de donde nos mana la energía y la fuerza, la bondad y el amor, la comprensión y la compasión, ahí dónde reside nuestra verdadera naturaleza, eso es lo que yo considero el ser.

Ese es el que permanece constantemente con nosotros, que nos avisa y no le hacemos caso, que nos ayuda por medio de la intuición y nos hace empáticos con los demás, pues ese Ser necesita ser paciente y resiliente porque las circunstancias a las que nos sometemos le obligan.

Tenemos estímulos constantes para olvidarnos de nuestro verdadero Ser y perdernos en los fuegos artificiales y el barullo de la vida que nos venden los que nos manejan para que no pensemos, para que no tengamos tiempo de escucharnos, para que hagamos obediencia silenciosa y no despertemos de los efectos de las drogas visuales y conductuales que nos han marcado desde pequeños.

Sin embargo nuestro Ser permanece, siempre está, no abandona, nos da avisos, por muchos cambios que hagamos, está; por muchos desprecios y desplantes que le inflijamos está. Sobrevive y está al margen de las circunstancias, de hecho, es el que permanecerá cuando nuestro cuerpo ya no tenga vida y será entonces, cuando solo seamos Ser, que no nos hará falta ser resilientes, solo nos hará falta ser lo que es nuestro Ser.

No nos olvidemos de nuestro Ser, de ahí viene la fuerza para ser resilientes, dediquemos un rato de nuestro día a él, a través de la meditación, de la lectura amable, de la contemplación, de la reflexión, del deporte, de ..., cada uno sabe mejor que nadie como se encuentra a si mismo.