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lunes, 13 de mayo de 2019

Mariposas en el estómago


Seguro que muchos os vais a desilusionar al conocer por qué sentimos esas mariposas en el estómago cuando se está enamorado, porque la verdad es que no son en la única ocasión en las que las podemos sentir.


Adelanto que es una respuesta orgánica ante una situación... sí, has leído bien, es una reacción (que eso ya sabes) que no tiene que ver sólo con el amor  (concepto mucho más grande, o al menos debería serlo). Sentir un hormigueo en el estómago, que normalmente nos referimos a él como "sentir mariposas en el estómago" es muy ancestral.

            Son unas sensaciones físicas como los son cualquier otro síntoma digestivo (cólicos, ardores, malestar, presión…) que nos pueden generar situaciones estresantes o inquietantes y aquí viene lo que muchos desconocen : no son generadas en el cerebro si no en el estómago como parte del aparato digestivo, considerado como “el segundo cerebro”.

            Vamos, que tenemos un cerebro en la cabeza y otro en el aparato digestivo e investigaciones demuestran que forman los dos juntitos una pareja bien avenida en momentos y en otros momentos cada uno manda y hace lo que cree que es mejor para la supervivencia del individuo que los porta. Por eso las mariposas en el estómago son mucho más que un subidón emocional producido al estar enamorados (¡esto es como enterarse de que los Reyes Magos no existen!).

            Dichas investigaciones aseguran que en realidad este segundo cerebro es el sistema nervioso original que se desarrolló hace muchísimos años (la friolera de más de 500 millones) en los primeros vertebrados y era el responsable de esas reacciones instintivas que aparecían frente a las amenazas medioambientales y que predisponían al cuerpo a ponerse en modo huida o en modo lucha para defenderse.

            Este sistema nervioso autónomo del aparato digestivo, denominado sistema nervioso entérico (SNE), controla y dirige actividades de nuestro cuerpo importantes ; desde la frecuencia cardiaca y con ello el flujo sanguíneo a la regulación de la temperatura corporal a otras reacciones fisiológicas que nos van a permitir luchar o echar a correr.

Y ahora quedaros con el concepto :
ante una situación complicada que nos genere miedo a perder la vida nuestro cuerpo retira la sangre del aparato digestivo para llevarlo a las piernas y a los brazos, imprescindible para pelear o para huir. Esta falta de sangre en el sistema digestivo frena el proceso digestivo y al reconocer el estómago esta falta de oxígeno por no fluir la sangre en la misma cantidad, los nervios sensoriales se activan produciendo un hormigueo (nuestras estupendas mariposas en el estómago).

            Si queréis conocer más por menores de por qué las investigaciones han llevado a arruinarnos el cuento de las mariposas en el estómago, podéis indagar en esta entrada, que nos cuenta como en el aparato digestivo se genera más dopamina, serotonina, noradrenalina, glutamato y óxido nítrico (neurotransmisores) que en el cerebro y que cumplen también funciones digestivas. Añaden que los investigadores especializados se quedaron alucinados al descubrir que el intestino produce benzodiacepinas, compuestos que están en medicamentos como el Valium y el Xanax.

            Yo por mi parte, me he quedado sorprendida al leer que desde el esófago hasta el recto tenemos como una moqueta con cerca de 100 millones de neuronas y otras células especializadas que producen neurotransmisores y que en el intestino hay cerca de 500 especies de bacterias que pueden suponer hasta dos kilos del peso corporal y que son actoras en la producción de la serotonina y la dopamina intestinal, modulando la comunicación entre neuronas.

             Vamos, que tenemos dos cerebros que se comunican entre sí con todo este lío de neurotransmisores neuronales y por si fuera poco, se sabe que “el segundo cerebro” va por libre y es la única parte del cuerpo que puede rechazar alguna orden que le dé el que siempre hemos calificado como cerebro si lo cree oportuno.

            Para muchos es imprescindible sentir esas mariposas en el estómago como identificación de que están en la relación de pareja acertada para ellos y es perfecto si se sienten, pero si no se sienten, no es significativo de que no exista una estupenda relación personal.
Es más, esta sensación también se ha demostrado que tiene una duración y por cierto no muy larga: un año aproximadamente. Durante ese año somos capaces de sentirnos los dueños del mundo, de nuestra vida, que la vida es la pera limonera, nuestra pareja fuente de nuestras mariposas en el estómago ni te cuento y nosotros el recopón de la baraja… vamos, que todo es felicidad, alegría, optimismo, capacidad, determinación, etc. etc. etc.
              En muchos casos esas mariposas en el estómago desaparecen para potenciar el compañerismo, la amabilidad y el respeto, otras se transforman en dependencia y mortificación y otras veces en tal desilusión de que la persona amada sea un ser humano como lo somos los demás que uno se desenamora y deja la relación.
Porque lo que es cierto que todo esa sobrecarga de -inas y otras sustancias (dopamina, serotonina, noradrenalina, glutamato,...) le ponen al cuerpo en un estado donde la realidad y lo que queremos se mezclan y cuando pasa ese añito primero y ves que la rana es una rana verde (como siempre había sido) y que la princesa tiene celulitis (como cuando la conociste), el cuento de fueron felices y comieron perdices se desmorona.

             Sentir mariposas en el estómago es perfecto para el que quiera poner en alguien externo su capacidad de actuación y sus facultades; está bien siempre y cuando sepa que se acabará y saldrá la realidad. Sí, es verdad que es bonito creer en los Reyes Magos, en el ratoncito Pérez y en las mariposas en el estómago como sinónimo de amor... bonito, pero no real.

            Si por el contrario te sientes ya capaz y te valoras a ti mismo brindando  y compartiendo esas capacidades personales, si sientes mariposas en el estómago será sensacional y si no las sientes también (párrafo de opinión personal, que lo mismo no tengo razón, pero no me importa). 

            Cómo lo ves, ¿pondrías tu mano sobre el fuego afirmando que las mariposas en el estómago son imprescindibles en una relación? Yo queda claro que no y si me pongo a divagar con eso de que se producen por una reacción ante algo que nos provocaba  huir o luchar (¿cuantas parejas conoces que hace luchar/ huir? )… creo que las mariposas en el estómago salen perdiendo en esto de las relaciones personales de largo y buen recorrido. Opciones de vida ; a mí dame el amor tal cual de grande que no el enamoramiento con esas megaestimulantes (¡chiquillas/os, que vais dopados!) y maravillosas (¡ qué daño han hecho las canciones de amor/desamor !) mariposas en el estómago.