Si
decimos que la inflamación es una respuesta
corporal ante un daño recibido, es algo que todos hemos comprobado en nuestro
cuerpo y desde pequeños cuando nos caemos y nos damos un golpe y nuestra madre
nos daba un beso en el chichón para consolarnos; ahora bien, intentaremos
ahondar un poco más para poder entender que es la
inflación y cómo actuar ante ella.
La inflamación es el conjunto de fenómenos
bioquímicos y celulares que ponen en marcha los mecanismos para la restauración
del tejido lesionado.
La inflamación como tal no es mala ni peligrosa,
a pesar del miedo que se le tiene porque imposibilita entrenar de una manera
normal; el problema está en que es lo que la causa, ya que la inflamación es
el chivato del cuerpo de que algo ha habido una contusión, una fractura o
que algo no funciona bien en el organismo.
Desde
la antigüedad se pensaba que la inflamación era un proceso
patológico que debía ser bloqueado con los medios terapéuticos disponibles,
este pensamiento ha hecho que el uso de técnicas y fármacos antiinflamatorios
proliferen y sean de práctica habitual, extendida e indiscriminada en la
población en general y en los deportistas en particular. Los conocimientos de
la biología y fisiología de la reparación de los tejidos demuestran cada vez
con más frecuencia que el proceso inflamatorio pone en marcha los mecanismos
intrínsecos de reparación y regeneración de los tejidos dañados de forma
traumática, circunstancia frecuente en el mundo del deporte.
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Durante
la actividad física y el ejercicio se produce un daño no homogéneo en los
tejidos del aparato locomotor, especialmente en músculo, tendón y hueso, por el
desigual reparto de las cargas a lo largo de los mismos. El daño producido
puede ser de mayor extensión o de menor entidad, se puede localizar a nivel de
las fibras, de las células o dañar todo el tejido.
Unos
ejemplos de procesos inflamatorios en un plano deportivo:
La
tendinitis (inflamación del tendón), si no se cura y se prosigue el gesto que
la causa, puede provocar una rotura muscular.
La
capsulitis (inflamación de la cápsula articular), el dolor en ese hueso puede
dificultar el movimiento normal de la zona implicada.
La
sinovitis (inflamación de la membrana sinovial que reviste las
articulaciones), incremento de la temperatura a nivel articular, la
hipersensibilidad o la hinchazón en la articulación debido al aumento de
líquido en la misma.
.
No
tocaremos la inflación en los órganos
internos como la hepatitis, peritonitis, otitis,… en los que hay que tratarla
causa, el virus que ha originado la inflamación.
Cuando
hay inflamación, el deportista siente
dolor y se ve obligado a bajar su rendimiento o guardar reposo y decimos bien
lo de obligado porque su organismo emite la señal de dolor junto con la inflamación para que se deje de hacer la práctica
deportiva hasta que no se recupere la zona dañada.
.
Podemos
distinguir 5 signos en un proceso inflamatorio:
–
tumor por aumento del volumen debido a la acumulación de líquidos en el espacio
tisular;
–
rubor y calor fundamentalmente producidos por la vasodilatación y el aumento de
la actividad metabólica en el foco de la lesión;
– el
dolor por estimulación de las fibras nociceptivas
– la
impotencia funcional relativa
No se
nos olvide que la lesión antecede a la
inflamación, no obstante esta afirmación, el deporte en sí causa una inflamación en músculos y tendones (tejidos conjuntivos y
conectivos) que es totalmente lógica y benigna ya que es la respuesta orgánica
para recuperarse del esfuerzo.
En
ocasiones muchos deportistas toman algún antinflamatorio después de alguna
carrera o entrenamiento que le haya supuesto un gran esfuerzo y de esta manera
recuperar antes la situación basal del organismo.
El
dolor y la inflamación se pueden
aliviar con analgésicos y con antiinflamatorios, la aplicación de hielo o frío
y los cuidados del fisioterapeuta.
En la
actualidad, hay tres tipos de antiinflamatorios:
Esteroideos
o corticoides, que sólo se utilizan en casos muy concretos, en los servicios de
urgencias o en el hospital, para hacer una infiltración ante una ciática o
cuadros muy dolorosos y especiales.
Los
antiinflamatorios no esteroideos (AINES), como el diclofenaco o el ibuprofeno,
que se utilizan para tratar una inflamación aguda (debida a una
fractura, entre otras) y cuya desventaja es que pueden tener efectos
hepatotóxicos, nefrotóxicos y ser perjudiciales para el estómago (a menudo se
administran junto con un protector gástrico, como el omeprazol).
Las
proteasas naturales, como la bromelina, con las que se tratan inflamaciones no muy agudas, pero sí mantenidas durante un
tiempo prolongado.
Te
dejamos un enlace para conocer que se recomienda comer para regenerar una
inflamación:
Como
conclusión (afirman los diferentes estudios realizados hasta el momento) la inflamación es imprescindible en los procesos de
reparación y regeneración de los tejidos dañados tanto en la vida normal
como en la deportiva, pero además también es necesario para la adaptación
de los tejidos implicados en el deporte.
Espero
que nos sirva esta entrada para conocer mejor nuestro cuerpo y como
funciona nuestro organismo y así entender que es la inflamación y como responder ante ella.