Vamos con otra lesión muy típica, entre los corredores
y jugadores de baloncesto sobre todo, aunque otro tipo de deportistas también
la pueden padecer. Imposibilita la práctica de nuestro deporte, tanto que
incluso caminar se hace doloroso; esta vez le toca el turno a la fascitis plantar.
La fascitis plantar: es
fácil de entender que afecta a la planta del pie y consiste en la inflamación
de la fascia plantar, una banda de tejido elástico (banda gruesa de tejido
conectivo) que se extiende desde el calcáneo (el hueso del talón) hasta la zona
metatarsal. Es responsable de mantener el arco plantar, absorber y devolver la
energía que se produce cuando el pie impacta contra el suelo, con otra función
importante, protege los metatarsianos evitando un exceso de flexión de los
dedos.
La fascia plantar es una estructura de
soporte, para absorber el impacto y mantener la forma del pie, que al
llegar a los dedos del pie se divide en cinco bandas.
Algunos expertos hacen la puntualización de
que pocas veces hay inflamación real, por lo que tal vez debería
cambiarse el término a fasciosis (indica que hay una alteración)
La fascitis plantar se
debe a la incidencia que tiene el correr con habitualidad en las plantas de los
pies y que si además le unimos una mala pisada en una superficie dura y
uniforme, tenemos el riesgo de que en algún momento de nuestra vida deportiva
padezcamos esta lesión.
Aunque tampoco está exenta la gente no deportista si
tiene un pie cavo, un pie vago o un exceso de curvación en los mismos, así como
tener debilidad muscular, un mal calzado que no sujete el pie, un peso corporal
excesivo e incluso aumentar la actividad física de una manera rápida y sin
control.
También hay otros factores que favorecen llegar a
tener esta lesión como es el acortamiento del tendón de Aquiles, tener la
flexión dorsal del tobillo limitada, mal acondicionamiento físico,
estiramientos inadecuados…
En cualquier caso, visitar a un podólogo que nos diga qué
tipo de pisada tenemos y si es necesario nos prescriba una plantilla para
proteger el pie y mantener el equilibrio del resto del cuerpo sería lo
correcto. En general somos reacios de acudir a un profesional pero hay que tener
en cuenta que casi hasta un 90% de los casos en los que hay una enfermedad
plantar, una plantilla es la solución.
A parte de la visita al especialista, hay algunas
medidas que nosotros podemos tomar para evitar sufrir esta lesión tan dolorosa
como es controlar el sobrepeso, evitar el sedentarismo y evitar estar demasiado
tiempo de pie.
Mejorar la movilidad del tobillo, sobre todo de la
flexión dorsal (movimiento del tobillo por el que los dedos del pie se
acercan a la tibia), es muy importante, además de no acumular muchos km a la
semana o hacerlos a un ritmo excesivamente elevado para nuestra condición
física. No nos olvidemos de cuidar el calzado que usamos (cuidado con que esté
desgastado o no sea adecuado).
Una vez que empezamos a notar los primeros síntomas
podemos aliviar el dolor con varias acciones como son masajear la planta de los
pies con algún tipo de pomada antiinflamatoria, rodar con el pie descalzo una
botella con agua congelada contra el suelo, hacer con frecuencia estiramientos
del gemelo, el tendón de Aquiles y la fascia plantar (sistema
aquileo-calcáneo-plantar).
Aquí os dejamos un vídeo con cinco ejercicios
sencillos
Acudir a un fisioterapeuta para que nos acelere la
recuperación a base de movilizaciones, masaje, estiramientos, etc. o nos
aplique un vendaje funcional con tiras rígidas para reducir la tensión de la
fascia plantar (incluso puede permitirnos competir, dependiendo del caso
individual)
Hacemos hincapié que visitar a los especialistas
oportunos como es un fisioterapeuta y un podólogo, es lo mejor que podemos
hacer si vemos que el dolor no remite con alguno de los medios que hemos
mencionado para aliviar el dolor que produce la fascitis plantar.Ya
sabéis, más vale acudir a tiempo que esperar y seguir entrenando, ya que lo más
que hacemos es empeorar la lesión.