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martes, 21 de junio de 2016

Sistemas de compresión como método de recuperación

Dentro de la jornada formativa de sistemas de entrenamiento y recuperación de este mes de junio 2016 , el experto Diego Marqués nos habló sobre los sistemas de compresión como método de recuperación.
Existe una gran variedad de prendas de compresión desde bañadores como los que utilizaba Michael Phelps hasta el año 2010 en el que se prohibieron, hasta medias, calcetines, mangas para brazos, musleras, para los gemelos, camisetas…, todas ellas con diferente presión. Toda esta variedad nos hace difícil saber que es lo más eficaz.
Las prendas de compresión se empezaron a utilizar en el ámbito clínico, pero ahora nos centraremos en el deportivo y diremos que hay tres tipos de prendas:
-Vendajes elásticos, ligeros y de retención, para mantener los vendajes fijos en su lugar en cualquier parte del cuerpo.
-Prendas de soporte (inelásticos o de baja elasticidad), para un soporte mecánico y evitar la inflamación (presión baja en reposo y alta en movimiento). Ejemplo típico es un vendaje tras un esguince de tobillo.
– Prendas de compresión (elásticos o alta elasticidad), estructura flexible y presión mantenida más tiempo (variaciones mínimas de presión en movimiento), este tipo de prendas son las que se utilizan para la recuperación. Dentro de ellas hay dos tipos diferentes; las de compresión uniforme y las de compresión graduada.
La compresión se mide en milímetros de mercurio y en las prendas de compresión graduada la parte distal lleva mayor compresión que la zona proximal, es decir cuando leamos que una media de compresión tiene entre 10 y 15 milímetros de mercurio de compresión, la zona distal tendrá esa compresión, pero no sabemos lo que hay en el resto de la extremidad (Compresión distal mayor que compresión proximal).
Generalmente los fabricantes, son las prendas de compresión graduada las que más comercializan, siendo aconsejable no llevarlas más de 24h de manera continua ya que puede generar incomodidad, algo que anula los posibles beneficios de la compresión.
Existe un problema con las prendas de compresión; cada país tiene un tipo de clasificación distinta en cuanto a los rangos de presión por lo que hay que saber que las prendas deportivas son las de menor compresión y para aspectos médicos, de mayor.
No existe una normativa internacional, aunque si hubo un intento  de una norma europea (ENV 12718), pero no se alcanzó un acuerdo y en 2005 fue invalidada, por lo que sigue existiendo una necesidad de un acuerdo europeo.
Los beneficios de este tipo de prendas está determinado por el nivel de presión que ejerce la prenda, su estructura y el tipo de actividad física, es decir, si estamos en reposo o estamos en movimiento. La presión que ejerce una prenda de compresión es mayor cuanto más fuerza tiene ese tejido, ahora bien, cuanto mayor sea el diámetro de la extremidad, menor presión habrá en el centro.
Dichos beneficios están sobre todo a nivel venoso, conseguimos que haya una menor filtración de fluidos al espacio intersticial muscular que genera la inflamación y una reducción del diámetro de los capilares y  venas mayores, lo que implica una mayor velocidad del flujo venoso que permite la limpieza de diferentes metabolitos (lactato, creatinkinasa, … ). Es decir, aumenta la bomba muscular, mecanismo mediante el cual las contracciones dinámicas aumentan la velocidad del flujo sanguíneo cada vez que la prenda presiona las venas. Se produce la desviación de la sangre de los vasos superficiales y profundos de regreso al corazón durante las contracciones dinámicas.
Así que podemos decir que si hay una óptima presión hay tres grandes beneficios; menos diámetro de venas, aceleración del flujo sanguíneo y aumento de la presión intramuscular.
A nivel muscular tenemos un soporte físico y mecánico con los sistemas de compresión; ayuda al músculo a tener mayor estabilidad gracias a la mayor presión que tiene en sí mismo, es decir, mantiene la estructura y la función muscular.
También limita la formación de edemas por la restricción del espacio de acumulación de fluidos, además de permitir la alineación de las fibras musculares.
Teniendo en cuenta que la recuperación debe ser específica al trabajo realizado, una prenda de compresión podrá utilizarse cuando se cree que haya daño muscular inducido por el ejercicio, como pueden ser, inflamación muscular, microrroturas musculares, pérdida de fuerza y rigidez muscular (sensación de agujetas), en otros casos puede ser útil pero no tendrá el mismo efecto.
Los diferentes estudios que se han realizado con sistemas de compresión respondían a tres preguntas:
¿Cuándo la recuperación es completa?; el deportista es capaz de alcanzar o superar la actividad de referencia.
¿Cómo cuantificarla?, en función al tiempo requerido para la desaparición de la fatiga.
¿Cómo se puede medir?, marcadores subjetivos, neuromusculares, de rendimiento y bioquímicos (dentro de los marcadores bioquímicos están los estudios realizados observando el lactato y la creatinkinasa).
Como ejemplo, con la compresión el lactato se retiene en el músculo antes de ser enviada a la sangre, por lo que se ve contrarrestado el beneficio de la rapidez con la que el flujo venosa actúa con este mismo sistema de recuperación que es la compresión.
Los efectos del uso de las prendas de compresión en diferentes parámetros fisiológicos y de rendimiento físico durante la recuperación todavía muestran resultados contradictorios y necesitados de ser corroborados. Así como una serie de estudios determinan unos beneficios, otros determinan que no lo son tanto, por lo que hay aún una gran controversia con el tema, además de no saber muy bien el comportamiento físico específico en cada deporte que genera la fatiga.

No obstante, pese al desconocimiento de lo que es la fatiga en cada persona y en cada disciplina deportiva y esa falta de especificidad en el tema, quedó claro que los sistemas de compresión como método de recuperación no tienen contraindicaciones, por lo que si pueden beneficiar aunque no sea más que en un pequeño grado, son de recomendable uso para los deportistas.